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viernes, 6 de enero de 2023

SOBRE ELÍAS ASHMOLE Iniciado Masón y Alquimista


Esta preciosa pintura de gorriones pertenece al género Nihonga, nombre japonés dado a una pintura realizada sobre un tipo de papel vegetal llamado: washi, o sobre seda: eginu. Sin embargo no es de este arte de lo que quiero hablar, sino del museo que contiene esta bellísima obra: el Ashmolean Museum, situado en Beaumont Street, Oxford, Inglaterra. Un museo muy singular por la cantidad de obras y objetos variadísimos que contiene, incluidos manuscritos y objetos raros y curiosos. 

Y toda esa maravilla se debe a las colecciones que llegó a reunir Elías Ashmole (1617-1692), un iniciado masón que jugó un papel determinante durante la época de transición (siglo XVII), momento en que se buscó reunificar y reconstruir una tradición prácticamente desaparecida y dispersa. Como René Guénon dice, al referirse al papel de Ashmole, “en ese momento se buscó reconstruir una tradición que en gran parte ya se había perdido”, a lo que Federico González, en Hermetismo y Masonería cap. II, añade:

En esta extraordinaria labor brilla el nombre de E. Ashmole en dos aspectos: como uno de los reconstructores de la Masonería en cuanto a la relación de ésta con las órdenes de caballería y las corporaciones de constructores, e igualmente como punto de confluencia con la tradición Hermética. El mismo Ashmole se llamaba hijo de Mercurio (Mercurophilus Anglicus).

Fuente de la imagen: https://www.facebook.com/ashmoleanmuseum

Ver sobre este arte: https://es.wikipedia.org/wiki/Nihonga

Este texto es un  fragmento de la entrada: Elías Ashmole del Diccionario de la Masonería, de Francisco Ariza

sábado, 30 de enero de 2021

LA RAYUELA, UN JUEGO DEL ARTE DE LA MEMORIA


René Guenon nos recordaba que en los "misterios" del medioevo, la escena teatral estaba dividida en varios pisos que correspondían a los diferentes mundos repartidos según la división ternaria: cielo, tierra, infierno; por lo que la actuación de los actores, que tenía lugar simultáneamente en esos tres niveles, representaba la simultaneidad esencial de los estados del ser.

El dibujo hecho con tiza, sobre el que un niño salta mientras el resto lo observa con total atención, es un juego tradicional mnemotécnico del arte de la memoria que todos conocemos como ‘rayuela’, cuyas casillas reproducen esa misma estructura, la tierra, el mundo intermediario y el cielo. Es, por consiguiente, un escenario idéntico al que describe René Guénon.

Lo que este niño hace al ascender y descender por las casillas de la rayuela es un “viaje” por esos distintos mundos, o sea realiza un rito, aun sin saberlo, sin embargo esa estructura quedará, con la práctica del juego, fijada en su mente por lo que tendrá siempre la posibilidad, a lo largo de su vida, de encontrar un momento en que por las circunstancias que fueren se le revelen las claves secretas de ese orden sobre el que él ya “jugó” en su infancia o adolescencia, encontrando, tal vez, un sentido “otro” a esa estructura. Esta es la diferencia entre jugar con esquemas que estimulan la materia blanca del cerebro, cuya función es servir de vehículo a la inteligencia y la imaginación creadora, o hacerlo con esos juegos electrónicos que no aportan ninguna didáctica más allá de una momentánea diversión que en muchos casos acaba en adicción. 

Precisamente un estudio reciente indica que los ‘nativos digitales’, término usado para referirse a nuestra generación más joven, son menos inteligentes que sus propios padres, debido a ese menor desarrollo de la sustancia blanca, lo cual hace que pierdan habilidades físicas y mentales y se les dificulte mantener la atención cuando algo no les atrae al instante, ya que lo descartan simplemente pasando de pantalla. No saben qué es la frustración, ni el aburrimiento, ni el esfuerzo, pues de todo ello son deficitarios o sea deficientes…

Ante esta realidad aún hay quien sigue acreditando en la solidificada idea de un progreso que nos salvará de todos los males, es decir, en palabras de Federico González, se sigue creyendo

“en la alienante historia de un progreso indefinido, y en el racionalismo, que toman no a la Ciencia como un medio de Conocimiento, sino como realidad a la que hay que ceñirse estrictamente cual una nueva forma dogmática religiosa. Y que imaginan la salvación del género humano por medio de este ‘progreso’, hoy confiado a la técnica y a la electrónica, idea completamente vigente en nuestra sociedad, aunque rechazada también cada vez más parcialmente –o en su integridad– por seres humanos desengañados o exhaustos, muchos de ellos lúcidos, aunque superados ampliamente por la ignorancia y el engaño de las masas”.  Mª Ángeles Díaz

Cita: Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos (Ciencia subterránea).

Imagen: Serie Teatro Hermético de la Memoria, 43

Foto: 1902 en Bs.As.


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viernes, 2 de octubre de 2020

HOY, DÍA DE LOS ÁNGELES CUSTODIOS

"Casi todo lo que se dice teológicamente de los ángeles, puede decirse metafísicamente de los estados múltiples del ser" 

René Guénon Los Estados Múltiples del Ser.

https://www.oocities.org/dodecaedro1/01g1awysobrelosangeles.htm

martes, 17 de septiembre de 2019

RENÉ GUÉNON ACERCA DE LA LEYENDA DEL SANTO GRIAL

La doncella del Grial. Anthony Frederick

Texto Mª Ángeles Díaz

Estos días estoy leyendo los capítulos que René Guénon le dedica al Simbolismo del Grial, "El Santo Graal" (Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada). De esta lectura son los siguientes extractos que, a mi entender, sintetizan muy bien lo fundamental de dichos capítulos en los que, con su maestría habitual, Guénon nos introduce en los elementos esenciales que conforman la tradición del Grial.

Uno de los tapices que componen la serie realizada 
por William Morris en el siglo XIX con la leyenda del Santo Grial 


"No nos parece dudoso que los orígenes de la leyenda del Graal deban remitirse a la transmisión de elementos tradicionales, de orden iniciático, del druidismo al cristianismo; habiendo sido esta transmisión operada con regularidad, y cualesquiera hayan sido por lo demás sus modalidades, esos elementos formaron desde entonces parte integrante del esoterismo cristiano".


Frescos alusivos a la leyenda artúrica en la Biblioteca Pública de Boston.
Edwin Austin Abbey

"La existencia del esoterismo cristiano en el Medioevo es cosa absolutamente segura; abundan las pruebas de toda clase, y las negaciones debidas a la incomprensión moderna, ya provengan, por otra parte, de partidarios, ya de adversarios del cristianismo, no pueden nada contra ese hecho".



Ilustración en un manuscrito medieval en la que el Rey Arturo y sus caballeros se encuentran ante el Santo Grial

"Nótese bien que decimos “esoterismo cristiano” y no “cristianismo esotérico”; no se trata de modo alguno, en efecto, de una forma especial de cristianismo, sino del lado “interior” de la tradición cristiana; y es fácil comprender que hay en ello más que un simple matiz. Además, cuando cabe distinguir así en una forma tradicional dos fases, una exotérica y otra esotérica, debe tenerse bien presente que no se refieren ambas al mismo dominio, de manera que no puede existir entre ellas conflicto ni oposición de ninguna clase; en particular, cuando el exoterismo reviste el carácter específicamente religioso, como es el caso aquí, el esoterismo correspondiente, aunque tomando en aquél su base y soporte, no tiene en sí mismo nada que ver con el dominio religioso". 


Biblioteca pública de Boston. 
Sala donde se encuentran los frescos con la leyenda artúrica. 


"Queremos aludir aquí al simbolismo de la desaparición definitiva del Graal: que éste haya sido arrebatado al Cielo, según ciertas versiones, o que haya sido transportado al “Reino del Preste Juan”, según otras, significa exactamente la misma cosa".

"Se trata siempre de esa misma retirada de lo exterior hacia lo interior, en razón del estado del mundo en determinada época." 

Las doce doncellas bailarinas. Ruth Sardenson


"Tal retirada no se aplica aquí, por lo demás, sino al lado esotérico de la tradición, ya que en el caso del cristianismo el lado exotérico ha permanecido sin cambio aparente; pero precisamente por el lado esotérico se establecen y mantienen los vínculos efectivos y conscientes con el Centro supremo". 

"Que algo de él subsista empero, aun en cierto modo invisiblemente, es forzosamente necesario en tanto que la forma tradicional de que se trata permanezca viva; de no ser así, equivaldría a decir que el “espíritu” se ha retirado enteramente de ella y que no queda sino un cuerpo muerto". 

"Se dice que el Graal no fue ya visto como antes, pero no se dice que nadie le haya visto más; seguramente, en principio por lo menos, se halla siempre presente para aquellos que están 'cualificados'". 


Edwin Austin Abbey. Rey Lear, 1898.

ENTRADAS DEL BLOG SOBRE ESTE TEMA:

miércoles, 20 de febrero de 2019

RENÉ GUÉNON, MAESTRO MASÓN. Mª Ángeles Díaz



https://bibliotecahermeticaebook.blogspot.com/


Este texto fue anteriormente publicado en la Revista SYMBOLOS, siendo su director y fundador, Federico González quien nos propuso este título para que formara parte del segundo volumen doble que la publicación dedicaba a René Guénon, al que el propio Federico y los que con él conformamos el equipo habitual de colaboradores de la revista, considerábamos guía intelectual.

Pongo el link a la LIBRERÍA DOS DE ENERO donde están recogidos los distintos números de SYMBOLOS publicados en papel desde 1991 al 2007.



sábado, 24 de febrero de 2018

"El Simbolismo de la Historia. Una Perspectiva Hermética de la Tradición de Occidente". Libro de Francisco Ariza



Un trabajo formidable de investigación que Francisco dedica a Federico González y René Guénon, de quienes aprendió a mirar las cosas desde la perspectiva con la que enfoca la Historia.

Un gusto haber participado de una fiesta gracias a un trabajo bien hecho. Federico, que conoció el libro, se emocionó al leer algunos de sus capítulos. También hubo emoción y magia en esta presentación, desde la sorpresa de tener un escenario de libros donde poder hablar de la Cadena Áurea y de cómo las ideas de una Tradición Unánime han pasado por todas las peripecias para mantener vivo un fuego, el del Amor al Conocimiento y a la Transmisión del mismo, y eso se consiguió. Al menos así lo sentimos en aquel momento y las palabras que se pudieron oír también nos lo hicieron sentir así. Por mi parte ha sido uno de los momentos más bellos de mi vida. M.A.D.

Gracias Hermes, Gracias Fede, Gracias Franc






jueves, 6 de agosto de 2015

Los Gitanos de Saintes Maries de la Mer


Imagen de las dos Santas Marías arribadas a las costas francesas en una barca. 
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Antes de viajar a Saintes Maries de la Mer, en la zona conocida como La Camarga francesa, habíamos leído lo que René Guénon escribió acerca de esta sorprendente y bella localidad situada en la costa, en el delta del Ródano. Nos referimos a la relación de carácter misterioso que este lugar, y su santuario, posee con los Gitanos.
Por él supimos que aquí, donde la fuerte presencia de caballos blancos originarios ofrece estampas maravillosas, los Gitanos anualmente se reúnen en su cripta para celebrar sus ritos en honor a la “Reina de los Gitanos”, la cual
“porta el nombre, o mejor el título, de Sarah, nombre también de la santa que reconocen como patrona y cuyo cuerpo descansa en la cripta”[1].
Pero Guénon distingue dos clases de Gitanos, unos los creadores de este antiguo rito y otros los Gitanos caldereros, “domadores de osos”, etc., a los que los primeros consideran incluso sus enemigos.
“Cuando se habla de los Gitanos es indispensable hacer una distinción demasiado frecuentemente olvidada: hay en realidad dos tipos de Gitanos que parecen ser absolutamente extraños entre sí, y que inclusive llegan a tratarse como enemigos; no tienen las mismas características étnicas, ni hablan la misma lengua, ni ejercen los mismos oficios. Por un lado están los Gitanos orientales o Zíngaros que son principalmente domadores de osos y caldereros; por otro lado están los Gitanos meridionales o Gitanos propiamente dichos, llamados "Caraques" en la lengua de Oc y en Provenza, y que son casi exclusivamente tratantes de caballos: solamente estos últimos son los que se reúnen en Saintes-Maries”[2].
Guénon considera factible la hipótesis de que los Gitanos de Saintes Maries de la Mer, estén relacionados con los Judíos (e incluso con los Pieles Rojas de América, mediante un vínculo con la raza atlante). En cualquier caso lo que se intenta señalar es que se trata de pueblos diseminados, pueblos que han perdido sus tradiciones e incluso su lengua viéndose forzados a vivir en un medio extraño en el que se sienten extranjeros.
“Tanto unos como otros se sirven de la lengua de las regiones en donde viven, entremezclando algunas palabras que les pertenecen, hebreas en el caso de los Judíos, y, en el caso de los Gitanos, palabras que les vienen también de una lengua ancestral de la cual constituyen los últimos restos. Estas semejanzas pueden explicarse considerando la condición de existencia de estos pueblos forzados a vivir dispersos en medio de extranjeros”[3].
Guénon encuentra evidencias de que ambos pueblos, gitano y judío, pudieran, efectivamente, haberse unido en la tribulación y desarrollar en esta cripta sus ritos conjuntos, amparados por las organizaciones del Compañerazgo, “donde no cabe el problema étnico”, y por lo tanto habría sido la “cobertura” idónea para sus misteriosas relaciones, lo cual estaría señalado, entre otras cosas, por el propio título que dan a su reina: Sarah, forma femenina de Sar, que es hebreo y significa “princesa”.

Símbolo a la entrada del santuario de Saintes Maries de la Mer.


Respecto al arte con los caballos cabe referir lo que Friedrich Cammerschulze, el alquimista y cabalista que instruye al joven Balthasar Kober en la novela hermética de Fréderick Tristan, le explica a su alumno acerca de cierta organización iniciática que denomina como "clérigos errantes" la cual, allá por 1590, empleaba la palabra "caballo" asociada a cabalus latino y por lo tanto a su tradición, la cábala, en el fondo un juego de palabras para confundir al profano, y añade:
"Al ser el caballo psicopompo, barquero de las almas en la muerte, montar un caballo supone dominar la muerte. Es estar muerto en la vida profana y haber nacido de nuevo, re-nacido en la vida divina"[4].
Y a continuación el narrador cuenta:
"Así, todos los caballos que Balthasar vio durante aquellos cinco meses le parecían mensajeros de Dios, que estaban allí para transmitirle noticias del más allá. De ahí que, en vez de pasearse sobre sus lomos el muchacho prefiriera hacerles preguntas en la cuadra, donde pasaba horas enteras en su compañía"[5].
Seguidamente será el propio aprendiz quien da cuenta de su experiencia en el arte de los caballos:
"Lo que aprendí de los caballos no era de orden intelectual, como es de prever. Yo tenía la facultad de penetrar en lo invisible con la misma facilidad con que entramos en una casa acogedora. Llamamos a la puerta y la puerta se abre inmediatamente. Quien no haya sentido amor por los caballos no puede entender lo que significa realmente la travesía de los mundos tal como yo la viví gracias a esos animales dotados para el gran viento del Espíritu"[6].


Como podemos apreciar en esta imagen, Saintes Maries de la Mer posee un bello humedal donde se encuentra la mayor población de flamencos de Europa, una importante presencia de toros bravos y por supuesto sus famosos caballos blancos, conocidos como caballos blancos del mar. Mª Ángeles Díaz

Notas:
1,2,3: René Guénon. Estudios sobre la Masonería y el Compañerazgo. Cap. IV, "El Compañerazgo y los Gitanos".

4,5,6: Frédérick Tristan. Las Tribulaciones heroicas de Balthasar Kober. Edhasa 1986.



viernes, 31 de julio de 2015

René Guénon. A propósito de los Nobles Viajeros



René Guénon. 1925
René Guénon, en el capítulo titulado “A propósito de los peregrinajes” perteneciente a Estudios sobre la Franc-Masonería y el Compañerazgo, amplía la idea cualitativa del viaje al hablarnos precisamente de él como un símbolo del viaje interior, y señala que las pruebas simbólicas de la iniciación también son llamadas “viajes”, que la vida en la tierra es en efecto un “pasaje” y que nuestra verdadera patria es celeste. En ese capítulo menciona a los “nobles viajeros”, expresión que era utilizada en la Antigüedad para designar a los iniciados con motivo de sus peregrinaciones. Y cita al poeta L. Milosz, el cual expone lo siguiente:

Los “nobles viajeros” es el nombre secreto de los iniciados de la antigüedad, transmitido por tradición oral a aquellos de la Edad Media y de los tiempos modernos (...) Los peregrinajes de los iniciados no se distinguían de los comunes viajes de estudio, salvo por el hecho de que su itinerario coincidía rigurosamente, bajo las apariencias de un trayecto azaroso, con las aspiraciones y aptitudes más secretas del adepto. Los ejemplos más ilustres de tales peregrinajes nos los brindan: Demócrito, iniciado en los secretos de la alquimia por los sacerdotes egipcios y por el sabio persa Ostanes, así como en las doctrinas orientales durante su permanencia en Persia y, según algunos historiadores, en la India; Tales, formado en los templos de Egipto y de Caldea; Pitágoras, que visitó todos los países conocidos por los antiguos (y muy posiblemente la India y la China) y cuya estadía en Persia se distinguió por sus encuentros con el mago Zaratas, en las Galias por su colaboración con los Druidas y, finalmente, en Italia por sus discursos ante la Asamblea de los Ancianos de Crotona. A estos ejemplos, sería oportuno agregar las estancias de Paracelso en Francia, Austria, Alemania, España y Portugal, Inglaterra, Holanda, Dinamarca, Suecia, Hungría, Polonia, Lituania, Valaquia, Carniola, Dalmacia, Rusia y Turquía, así como los viajes de Nicolás Flamel por España, donde el Maestro Canches le enseñó a descifrar las famosas figuras jeroglíficas del libro de Abraham el Judío. El poeta Robert Browning definió la naturaleza secreta de estos peregrinajes científicos con una estrofa extraordinariamente rica en intuición: “Veo mi itinerario como el ave su ruta sin huellas; un día u otro, en su día predestinado llegaré. El me guía, El guía al ave”[1].
 Tomado de Francisco Ariza, El Simbolismo del Viaje.




[1] Aparte de los mencionados Nicolás Flamel y Paracelso, hubieron muchos maestros herméticos y alquimistas que fueron grandes viajeros, y por ubicarnos en una sola época, el Renacimiento, donde además se propició la comunicación a distintos niveles, debemos mencionar como ejemplos ilustrativos a John Dee, Michel Maier, Durero, Giordano Bruno, etc. Ellos, entre otros muchos, recorrieron los caminos de Europa creando un tejido de relaciones entre las personas e instituciones culturales que contribuyeron a que las ideas de la Tradición se mantuvieran vivas en una época que ya estaba inmersa en los profundos cambios que trajeron los tiempos modernos. Por otro lado, decir que los viajes legendarios de Christian Rosencreutz (fundador mítico de la Orden hermética de la Rosa-Cruz) fueron para muchos un paradigma del viaje iniciático. Recordemos, en fin, que en el Compañerazgo, y acorde con la naturaleza de esta tradición (muy próxima a la Masonería) se institucionalizó de alguna manera el viaje iniciático, pues el compañero tenía que realizar, en un determinado momento del aprendizaje de su oficio, un viaje -conocido como el “tour de France”- por distintos centros y localidades de la geografía.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Andros, la Isla Verde




Primera Etapa
n viaje de trabajo inesperado me ha traído hasta Atenas. Sin embargo el contacto que tenía que establecer aquí no se ha presentado. Una escueta nota en la recepción del hotel me pone al corriente de la razón de fuerza mayor que le había obligado a cancelar la cita. En ese momento pienso que todavía no he conectado mi teléfono desde que tuve que cerrarlo en el avión, seguramente tendré un mensaje desde hace horas.
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Verdaderamente es una experiencia inmensurable examinarnos en esos momentos en los cuales nos quedamos “en blanco”, totalmente desprogramados, como un cuaderno sin estrenar, vacío, pero por eso mismo conteniendo todas las posibilidades.
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Mando subir mis cosas a la habitación y me quedo en el salón del hotel donde me busco un rincón estratégico desde el que poder observar atentamente mi situación en aquel decorado. Decido quedarme hasta el día previsto, no quiero andar peleando con Iberia por un cambio de reserva.
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Estoy extrañamente relajada, esperando una señal, algo que ponga en marcha, que me indique qué dirección tomar, en qué voy a emplear las 48 horas que tengo por delante en Atenas.
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Un anciano de aspecto enjuto y fuerte, con un rosario de cuentas negras en la mano, viene a sentarse cerca de mí. Seguramente será de Creta, pienso, pues recuerdo una conversación reciente mantenida con Daniel, un querido amigo y gran viajero al que algunos llamamos “el incansable Humboldt”, que acababa de estar por allí, quien me contó que en esa isla, especialmente los hombres, solían llevar todo el tiempo un rosario en la mano y que así se les veía esperando el ferry hacia cualquier isla, o en una barra de bar.
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No es como cuando lo llevan los taxistas de Buenos Aires o Madrid, o en cualquier otra ciudad iberoamericana, pendiendo sobre el salpicadero del auto, sino que lo mantienen todo el tiempo en la mano, en permanente contacto.
.Tal vez reconozcan todas las bolas y sea para ellos como un juego nemotécnico; seguramente saben asociar cada bola con el misterio que simboliza y que recuerdan y recrean en su memoria la fórmula ritual asociada a cada cuenta.
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En realidad el rosario es un símbolo más común de lo que pensamos. Yo misma tengo uno budista que me regaló en cierta ocasión un Rimpoché en Francia. Son muchas las tradiciones culturales que utilizan este objeto de forma ritual y como juego que ayuda a mantener vivo el recuerdo y fresca la memoria, sin la cual nada somos.
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En todas las tradiciones el rosario es tomado como una cadena o lazo que ensarta a todos los seres. Por eso en las distintas tradiciones es un símbolo de” la cadena de los mundos”. Y así lo expresa el Bhagavad Gita, el libro sagrado de la tradición Hindú:
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“En mi todas las cosas están ensartadas como una hilera de perlas en un hilo”
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Es decir, que en realidad lo que hace significativo y universal el símbolo del rosario es el hilo que ensarta las cuentas, pues sin él no hay rosario.
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“Por esta incomprensión se han provocado enormidad de malentendidos, riesgosos acontecimientos…” Son palabras que pronuncia uno de los personajes de “En el Utero del Cosmos”, la obra del Teatro de la Memoria, donde Federico González, su creador, insiste, como lo ha hecho de múltiples maneras y siempre con todo rigor, como exige la rectificación del error, sobre la importancia de diferenciar entre esoterismo y exoterismo, es decir entre metafísica y religión, entre la esencia y la forma.
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El caso es que acabamos viendo únicamente las cuentas, la forma exterior y nos olvidamos de lo que realmente nos está queriendo recordar este símbolo, aquello para lo que fue creado como objeto ritual y con ello perdemos su sentido vertical y trascendente.
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René Guénon nos da a conocer que rosario en lndia significa “guirnalda de aksha” y que aksha, como sucede con toda lengua sagrada, significa distintas cosas al mismo tiempo y a distintos niveles. Las palabras para designar el rosario son: alcanzar, penetrar, atravesar…, aksha es además la palabra con la que nombran una semilla con forma de ojo perforado que utilizan para confeccionar este collar.
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Ciertamente, “desde el punto de vista externo se ven más bien las cuentas que el hilo; y esto mismo es muy significativo, puesto que las cuentas representan la manifestación, mientras que el sûtrâtmâ, representado por el hilo, es en sí mismo no-manifestado”.
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Advierto que el rosario es un símbolo idéntico al de la rueda, ya que en ella lo fundamental es también lo invisible, su eje o el vacio de la rueda.
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“Treinta rayos convergen hacia el centro de una rueda, pero es el vacío del centro el que le da toda su utilidad”, se lee en el Tao-Te-King.
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Un chico de unos 12 años y una señora de mediana edad bajan la escalera hablando animadamente en español de Argentina. Mi sonrisa cómplice les ha hecho notar que he entendido la broma que ambos se venían gastando y por eso aunque se dirigen a los dos, al viejo griego del rosario y a mí, la señora lo hace en español.
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¿Me podrían indicar si es aquí donde se espera el transporte para ir a El Pireo?
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Sí, contesta, el hombre en inglés.
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¿Dónde van ustedes?, pregunto yo.
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La mujer responde: Mi nieto Nelson y yo vamos a Andros, la isla verde.
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¡Andros…! ¡Andros!, me repite la ninfa Eco en mi interior, y Mnemosine, en memoria fotográfica, me lleva a una cita a pie de página del libro “Las Utopías Renacentistas”, del ya citado Federico, que desde siempre me intrigó. Los que somos seguidores, lectores, admiradores o fans de este autor y sabemos de su intuición intelectual, de la coherencia de su obra rigurosa, seria, bien documentada a la par que evocadora por la brillantez de su exposición, tomamos sus indicaciones como un hilo en el aire del que pende siempre una aventura vertical, y más tratándose en este caso de un libro que como el de “Las Utopias Renacentistas” nos sumerge en el alma de la historia y la geografía.


Isla de Andros. Cristóforo Buondelmonte, Liber Insularum Archipelagi (1420)
British Library. Arriba Milos. Islas griegas. Mar Egeo.


En ese libro nuestro autor señala a Andros como un lugar misterioso y muy relevante dentro de la historia mágico-hermética de las ideas, y a Cristóforo Buondelmonte como un personaje clave en el descubrimiento de un manuscrito trascendental, los Hyeroglyphica de Horapolo del Nilo, el único tratado completo y sistemático que explica el sentido que los egipcios daban a sus jeroglíficos-ideogramas. Un libro originalmente escrito en copto por un egipcio, Horapolo, y traducido luego al griego por un tal Felipe. Se trata de una obra pagana única en su género, que no sólo sirvió de inspiración a la Emblemata en general, sino que el manuscrito que Buondelmonte rescata en Andros es el que le abrió al mundo la puerta del lenguaje de los antiguos egipcios. La clave sobre la que trabajó el francés Champollión para traducir la famosa “Piedra de Rosseta”.
“¿Quién es Cristóforo Buondelmonte que la compra en la isla de Andros en 1416 y la lleva a Florencia? ¿por qué en esa isla? Muchas cosas llamativas se entretejen en el Renacimiento, de tipo mágico-hermético, en relación con Marsilio Ficino y sus compañeros de la ciudad celeste, como proyección hacia el futuro de la antigüedad clásica y de su antecedente cultural, la civilización egipcia Núria.

DESDE MI VENTANA, hacia los mares de un mundo simultáneo
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Segunda etapa: Cristóforo Buondelmonte. Cartógrafo del Egeo
 

miércoles, 22 de julio de 2009

Alan Watts “Conversaciones conmigo mismo”

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Hace unos días he tenido noticia de la edición, subtitulada en español, de este video de Alan Watts dividido en tres partes. Se trata de un documento histórico donde este filósofo dialoga consigo mismo acerca de las relaciones armónicas que existen entre la Naturaleza y el Hombre, el Macrocosmos y el Microcosmos, el Cielo y la Tierra, y lo hace desde el punto de vista de la filosofía oriental, taoísta y Zen-budista concretamente, dos tradiciones que Alan Watts conocía perfectamente y que unido al conocimiento que sobre la Tradición Occidental tenía, hace que estos diálogos sean sumamente ricos y didácticos pues al fin y al cabo los dirige a uno mismo, es decir al conocimiento de nuestra propia identidad integrando en su discurso al hombre en una perspectiva más amplia y universal. Y este, a mi entender, es el mensaje que nos transmite en estos videos.

Sin embargo, cualquiera que no conozca suficientemente bien su obra podría pensar que está ante un discurso tipo ecologista o new age, por sus constantes referencias a la Naturaleza y su defensa de ella, pero si uno consigue parar su agitación mental y pone atención, "escucha", empezará a darse cuenta de que está hablando de la Naturaleza como un "Todo" y no únicamente de la Tierra o el mundo natural y vegetal, sino que habla del Cielo y de la Tierra y del hijo predilecto de ambos, el Hombre, idea que Alan Watts ve que se reitera en el Taoísmo.

Así que esa primera visión superficial va dejando paso a la compresión de un discurso más profundo. A la idea de que el mundo se hace comprensible a través del hombre o dicho con otras palabras, que el hombre es la forma que el universo tiene de comprenderse a sí mismo.

Alan Watts es un sabio que ha contribuido enormemente a acercar Oriente a Occidente, y viceversa, desde el punto de vista espiritual e intelectual, no el simplemente económico que es el que ante todo busca acercar el mundo moderno, siguiendo las pautas de la mentalidad materialista que impera en este tiempo.

´"Aunque tenemos la seguridad de que nada es imposible para la revelación del Espíritu o Inteligencia Universal, reconocemos que es gracias a los puentes intelectuales que han establecido autores tradicionales como Ananda Coomaraswamy, René Guénon, Federico González, Mircea Eliade, Alan Watts o D.T.Suzuki, entre otros, que podemos tratar de explicar nuestra propia comprensión de estas doctrinas, con el único propósito de hacer notar que todas las formas que vehiculan el Conocimiento de la Realidad de Ser son soportes igualmente válidos para todo aquel que busca conocer esa Verdad TranscendenteSeguir .