La princesa Sabra, hija del rey de Silene en la actual Turquía, camina hacia el lugar donde habrá de ser sacrificada a un terrible dragón que tiene subyugado y amenazado de muerte a todo su pueblo, al haber ha hecho su nido en una gruta donde se encuentra el manantial del que dependen.
Ante la gravedad de la situación aquél reino había tomado una
decisión drástica y dolorosa: Distraerían al dragón entregándole periódicamente una joven doncella, seleccionada por sorteo, y mientras la fiera se deleitaba con
su presa, otros podrían recoger el agua suficiente para sobrevivir hasta un
nuevo sacrificio.
Sabra no era la primera víctima pero si era una víctima
especial, pues no solo era la hija del rey sino que era además una joven muy
instruida, valiente y justa que, según cuentan, habría sido ella misma quien
propuso ese sacrificio ritual como única forma de que su pueblo no se
extinguiera.
La noticia de que la princesa Sabra había sido la elegida en
aquella ocasión para ser conducida al palo sacrificial se extendió rápidamente
por otros reinos, y fueron muchos los que se reunieron con el rey para
buscar junto a él una solución que acabara de una vez con aquel sorteo macabro.
Y así fue como la noticia también llegó a oídos de un famoso caballero que ya era
conocido como Jorge de la Capadocia, un joven y valeroso oficial romano
de alto rango, un tribuno, que con su caballo blanco y blandiendo su espada
Ascalon, nombre de la ciudad de Israel donde fue forjada, consiguió matar
al dragón y acabar así con aquel intolerable ritual.
Jorge abatió al dragón y salvó a la princesa y es evidente
que el hecho los unió por lo que pronto celebraron su boda en aquel reino.
Dado que este mito está tan arraigado en tantos lugares
donde San Jorge es patrón, como: Inglaterra, Portugal, Etiopía, Bulgaria,
Georgia, Bielorrusia… También en España: Cataluña, Aragón, Castilla León,
Cáceres, Lucena, Santurce… O en distintos lugares de Argentina, Chile, Uruguay,
México, entre otros, por esa razón hay distintas leyendas las cuales varían
ciertos detalles, pero ninguna difiere en el fondo.
El hecho de que este caballero cristiano lograra acabar con la vida del dragón, devolviendo al país la paz y la vida, supone un rito de re-fundación. Es decir, supone restaurar un orden nuevo favorecedor para todos. Siendo así que, en una época de degradación de una cultura, muchos entendiendo esta hazaña mitológica como una liberación de viejas ataduras, por lo que quisieron abrazar la religión de aquél héroe cristiano, aunque es evidente que el relato tiene raíces mucho más antiguas que las cristianas. El mito de Teseo y Ariadna y su hazaña de matar al Minotauro es indudable que está en el origen de esta idea simbólica y sus ramificaciones culturales. Feliz día. Mª Ángeles Díaz.