Esta dama es Lady Godiva, nombre que quiere decir “regalo de Dios”, es una heroína medieval de la mitología anglosajona, y un personaje histórico del siglo XI.
Al parecer su bondad era tanta como su belleza y su inteligencia, pues para corregir la avaricia de su esposo, Leofric, Conde de Chester y de Mercia y señor de Coventry, que abusaba con los impuestos a sus conciudadanos, estuvo dispuesta a recorrer desnuda la ciudad a lomos de su caballo y solo cubierta por su larga melena, aunque de antemano convino con todos sus vecinos que se quedarían en sus casas y mantendrían todas las puertas y ventanas cerradas para respetar su pudor.
Viendo lo que su esposa fue capaz de hacer por aquella gente y el respeto que de todos ellos se había ganado, el Conde vió ablandado su corazón recobrando su natural nobleza y haciendo prosperar, con su buen hacer, aquella región A esta pareja de nobles, Leofric y Godiva, se debe la construcción y dotación de un par de monasterios que en su época fueron los mejores de Inglaterra.
Al parecer su bondad era tanta como su belleza y su inteligencia, pues para corregir la avaricia de su esposo, Leofric, Conde de Chester y de Mercia y señor de Coventry, que abusaba con los impuestos a sus conciudadanos, estuvo dispuesta a recorrer desnuda la ciudad a lomos de su caballo y solo cubierta por su larga melena, aunque de antemano convino con todos sus vecinos que se quedarían en sus casas y mantendrían todas las puertas y ventanas cerradas para respetar su pudor.
Viendo lo que su esposa fue capaz de hacer por aquella gente y el respeto que de todos ellos se había ganado, el Conde vió ablandado su corazón recobrando su natural nobleza y haciendo prosperar, con su buen hacer, aquella región A esta pareja de nobles, Leofric y Godiva, se debe la construcción y dotación de un par de monasterios que en su época fueron los mejores de Inglaterra.
Esta historia está en relación con las acciones que llevaban a cabo las damas de las Cortes medievales y sus tribunales regidos por las reglas del Amor cuya fuerza consideraban la más adecuada para restablecer cualquier injusticia, de ahí que a esas cortes se las llamara de Amor. Era deber de estas damas que formaban estos tribunales actuar como árbitros cuando alguien las requería porque tenía dudas sobre alguna de las reglas del amor, el matrimonio, etc.
"...les incumbe [a las mujeres] no obstante, la clara obligación de comportarse ante los que practican el bien de manera que los que contemplen su integridad moral, ante la visión de la virtud, incrementen su propia virtud" María de Champaña, trobairitz y miembro del tribunal de Amor de Poitiers, en una carta.
Mª Ángeles Díaz
Trovadoras, Juglaresas, Mujeres en la Tradición de las Artes Escénicas
Pintura: John Collier, 1897