Francisco Ariza
El busto de esta bella dama, que recuerda a Beatrice, se encuentra en las inmediaciones de Villa Careggi, Florencia, la finca de la familia Médici donde Marsilio Ficino fundó la Academia Platónica, junto a sus compañeros Pico de la Mirandola, Antonio Pelotti o Francesco Bandini, entre otros. Foto: Núria |
Bajo este título queremos exponer algunas ideas nacidas al calor de una reflexión sobre la presencia de la Tradición Hermética y Platónica en la obra de Dante. Habiendo viajado recientemente a Florencia y la región de la Toscana, todavía están muy frescas en nuestra memoria las imágenes de estos lugares que fueron en su momento el centro cultural más importante de Europa. Allí nació Dante y allí prendió con fuerza esa organización iniciática de carácter hermético llamada los Fieles de Amor, a la que el mismo Dante perteneció junto a otros destacados personajes de la cultura italiana de su tiempo, como Guido Guinizzelli, Brunetto Latini, Guido Cavalcanti, Cino da Pistoia, Lappo Gianni, Francesco da Barberino, Cecco de Ascoli, Nicolo de Rossi, Dino Compagni, Francesco Petrarca y Giovanni Boccaccio, sin olvidarnos del francés Jacques de Baisieux y de otros repartidos por la geografía europea, especialmente el Languedoc y la Provenza.
.
.
Hemos de decir que pese a los setecientos años transcurridos desde Dante y los Fieles de Amor, la presencia de todos ellos está todavía viva en Florencia y otras ciudades de la Toscana (Pistoia, Arezzo, Prato y desde luego Siena), y se intercala con la presencia no menos viva de los representantes de esa otra corriente intelectual análoga, y también heredera de aquella, que desde la Academia Platónica de Florencia dirigida por Marsilio Ficino y bajo el mecenazgo de los Médicis generó la espléndida época del Renacimiento, vital para la perpetuación de los valores más elevados de nuestra cultura, nutridos principalmente de las distintas corrientes de la Tradición Clásica, el Hermetismo y el Judeo-Cristianismo.
.
Estamos hablando de la Tradición de Occidente, rama de la Tradición Unánime o Sabiduría Perenne, la que todos los pueblos y civilizaciones han conocido constituyendo su núcleo más íntimo y secreto. Si exceptuamos la era moderna, el hombre de cualquier tiempo y lugar siempre ha encontrado en las enseñanzas sapienciales de su propia tradición cultural todo cuanto ha necesitado para hacerse consciente de sí mismo y de su ser en el mundo, o sea de su verdadera identidad. Esas enseñanzas van dirigidas directamente a despertar la inteligencia que reside en el corazón, al que no hay que confundir con el órgano del mismo nombre, que en cualquier caso, y no es poco, constituye su imagen simbólica. Para una sociedad tradicional, o arcaica, el corazón siempre ha sido la sede del Intelecto suprarracional, gracias al cual podemos conocer nuestros estados superiores, de ahí su vinculación con la idea de centro y de eje. Como más adelante tendremos ocasión de ampliar, es a ese Intelecto al que Dante y los Fieles de Amor llamaron "Madonna Inteligencia", a la que constantemente invocaron en su búsqueda de la Sabiduría y el Conocimiento.
https://www.2enero.com/textos/f_ariza_fieles_de_amor.htm
.
. .
[Este artículo fue publicado en dos partes en la Revista SYMBOLOS Telemática, 2012. No hallándose ya en la web de la revista se publica en la web de la librería Dos de Enero con el permiso expreso de su autor].