"Cuando la cuerda está estirada hasta donde le permite el arco, éste encierra el Universo." |
El tiro con arco o arquería es otra disciplina en la
instrucción del Zen. Por medio de esta práctica los alumnos consiguen ser unos
expertos en disparar al blanco, pero lo que realmente pretenden los maestros no
es hacer de sus alumnos expertos tiradores, sino que lo que en realidad
persigue la concentración que exige esta actividad es despertar la intuición
natural del aprendiz arquero, de modo que una vez éste ha logrado un buen
conocimiento de la herramienta (el arco) y arte en el tiro, el disparo se
produzca de modo intuitivo, sin apuntar o concentrarse en el blanco, que nada
importa a la naturaleza de las enseñanzas Zen. "Comprometed toda vuestra
vida en el tiro de una sola flecha" dicen los maestros arqueros, y es que
en esa acción, arquetipo de la acción original, se descubre todo el Zen.
El arco, construido en madera de bambú llega a medir unos
dos metros de longitud, por lo cual es fácil imaginar la enorme dificultad que
entraña su manejo, y por consiguiente se ve que no ha sido diseñado para
competir deportivamente, por ejemplo, sino que su diseño está adecuado para
servir de apoyo a las enseñanzas del Zen.
La primera fase del aprendizaje consiste únicamente en
hacerse con el manejo del arco y la cuerda. Es ésta una tarea tan dificultosa y
que exige tanto tiempo de entrenamiento que el practicante acaba por olvidarse
de la flecha y el disparo. Su interés se halla centrado exclusivamente en
conseguir la tensión correcta de la cuerda, para lo cual necesita acoplarse
íntegramente al arco, con firmeza pero con ductilidad, evitando que todo su
cuerpo se tense al mismo tiempo, pues el tiro sólo será correcto cuando consiga
liberar su cuerpo (y su mente) de tal tensión, y concentre toda su fuerza en la
mano.
Esto podría inducir a la idea de que el arte de la arquería está
reservado a personas de físico fuerte, pero esto no es así ya que tanto hombres
como mujeres se ejercitan en él. Ahora bien, sí que son necesarias la
paciencia, el tesón y la fuerza de voluntad para no abandonar antes de obtener
resultados. En esta primera fase de
instrucción el maestro del Zen no ejerce ninguna presión o influencia en el
discípulo, y su papel consiste en indicarle las reglas básicas de posición y
respiración, que deben adoptarse en el ejercicio.
Como todo guía espiritual o
intelectual verdadero, el maestro pertenece al linaje de los hombres auténticos
y éstos no están interesados más que en lo original y genuino de los seres,
donde radica la verdad y libertad de todos ellos. Indicando a quienes muestran
interés, el camino que sirvió a su propia liberación. El maestro es un ejemplo
a seguir (no a imitar) y su método tiene la fuerza de su propia experiencia,
requisito imprescindible en toda transmisión real de iniciación al
conocimiento.
El propio aprendiz arquero tendrá que desarrollar una
autodisciplina para llegar a conocer sus fuerzas y debilidades, a medida que se
descubren las propias energías, se advierte el modo de integrar el cuerpo y la
mente en el espíritu del tiro. Sólo de este modo se puede llegar a entender el
espíritu que vehícula el arte del tiro con arco. El ardid, por parte del
discípulo, queda excluido completamente y los maestros, cuando comprueban
cualquier tipo de engaño para llegar a dominar el tiro de forma artificial,
sencillamente le quitan el arco al aprendiz y le dan la espalda negándose a
seguir instruyéndole.
La finalidad del ejercicio es el conocimiento que uno mismo
ha logrado adquirir de sí mismo, llave con la que se abren otros espacios de la
realidad; y sólo cuando se posee ese conocimiento se está en condiciones de
lanzar la flecha. Esta debe sujetarse hasta el momento idóneo para el tiro una
vez que el arco obtiene la curvatura precisa, la cuerda la tensión necesaria y
la mano se halle en el justo medio. En ese momento de preciso equilibrio entre
el arco y el tirador se produce la liberación de la flecha, quedando en ese
mismo acto de comprensión simultánea liberado el espíritu del arquero.
La
propia figura del tirador, envuelto completamente en el círculo que forma el
arco extendido, sitúa al corazón del arquero en el centro mismo del círculo,
siendo de ese modo como puede verse que este centro desde el que se proyecta la
flecha es, a la vez que punto de partida, verdadero blanco de la flecha, al que
ésta retorna una vez trascendidos o superados los límites individuales.
"Cuando la cuerda está estirada hasta donde le permite el arco, éste
encierra el Universo."
El arquero inspira intensamente a la vez que estira la
cuerda, hasta quedar lleno de aire, conteniendo la respiración al tiempo que
retiene la flecha en un estado máxima tensión o equilibrio. Cuando su intuición
inteligente, concretizada en su habilidad en reconocer la sincronía perfecta
del momento, le indica soltar la flecha, ésta parte con su hálito que se mezcla
con el mundo, en una acción única, y que por cierto, no tiene intención ni
interés alguno por los resultados.
Sólo entonces los maestros presentan el blanco a sus
alumnos, situado ahora a unos 60 metros de distancia. Los aciertos son certeros
en la mayoría de los disparos, pero ningún iniciado o maestro del arte de la
arquería les presta ninguna atención. Cuando aciertan en el blanco (cosa que
hacen incluso con los ojos tapados) no se conceden ningún mérito, y tampoco
cuando fallan se inmutan, puesto que no hay intención en los disparos. Así el
espíritu del Zen siempre decide; lo que importa es estar en sintonía con él de
modo que pueda manifestarse en todos y cada uno de los hombres que aman el
"Arte sin artificio" por encima de todo.
¿Dónde o cuándo se inició verdaderamente el disparo?:
"La infinita profundidad es la fuente donde se origina todo lo que hay en
el Universo", dice Lao-Tse. Caer en la cuenta de esta verdad trascendente
supone desinteresarse por cualquier resultado, pero también supone prescindir
del arco, o de cualquier ejercicio externo programado. La experiencia
cognoscitiva queda impresa en el corazón del artista, que todo hombre es, y
toda obra que realiza, a partir de entonces, es una obra con arte. M.A.D. (Ver todos los capítulos)