Al acercarnos a estas biografías de personas o entidades lo
hacemos porque ellos nos conducen a descubrir mucho mejor la Historia de las
ideas, en especial aquellas que han conformado desde antiguo el Occidente. A
nosotros nos interesan estas vidas porque forman parte de una cadena hermética de pensamiento, o sea que son representantes de estados espirituales y de ideas arquetípicas que han ido vertiendo en el medio que les ha tocado vivir según
era su destino y su función. Por consiguiente, y como venimos diciendo:
"no nos interesan de estas historias arquetípicas los rasgos humanos y anecdóticos ni las valoraciones a que esos enfoques se prestan. Creemos que son importantes al ser simbólicas, es decir como reveladoras de determinadas pautas esotéricas, perfectamente asimilables –en cuanto son ejemplares– al hombre en general, por ser universales y no sujetas por eso al espacio y al tiempo sino de modo secundario. Tienen también otra función: la de ir preparando el camino para el conocimiento y la comprensión de otra historia, secreta para los que no son capaces de profundizar y establecer relaciones entre símbolos y se sienten satisfechos con las cómodas e inverosímiles historias oficiales. La verdadera historia es otra cosa. Y los occidentales podemos leer en la nuestra como en una simbólica de ritmos y ciclos, una danza de cadencias y entrelazamientos, no casuales por cierto, y donde todos y cada uno de los hechos adquieren un significado en la armonía del conjunto, que se contempla bajo una lectura diferente, bañada por una nueva luz. Además, y es lo importante, esto es especialmente válido para ser aplicado a nuestra propia vida, a las anécdotas, aconteceres e historias relativas de nuestra existencia. Las cuales han de ser consideradas bajo un enfoque simbólico y nunca como un conjunto de posesiones personalizadas y exclusivas con las que nos identificamos". (Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha. Federico González y Colaboradores. Revista Symbolos 25-26 issn 1662-9910).
Vittoria, tras su temprana viudez, dedicó su vida a realizar una importante producción literaria tanto en rima como en prosa, tratando temas filosóficos y espirituales que lograron una gran influencia entre las gentes, pues se dice que a su calidad poética debe añadirse una preciosa voz para el canto.
Su fama de poetisa y de mujer intelectualmente influyente, pues el propio Miguel Ángel Buonarroti la consideró su maestra, llamó poderosamente la atención de los tribunales italianos de la inquisición llegando incluso a ser investigada, como otros de sus amigos, algunos de los cuales fueron finalmente acusados de herejía.
Seguidora de la lectura de Dante, Boccaccio y Petrarca, es decir de la Filosofía iniciatica de los Fieles de Amor, contó entre sus relaciones de amistad con personajes como el escritor Pietro Bembo, hijo de Bernardo Bembo, también se relacionó con Baltasar Castiglione, Leonardo da Vinci, Isabel d'Este, Giulia Gonzága y por supuesto con Miguel Ángel que la admiró como ninguno,considerándola su Dama pues decía estar "enamorado de su espíritu divino".
Y es que
Vittoria le abrió a Miguel Ángel un mundo de sensaciones, inundándose la mente
de imágenes bellas y conmovedoras. Y sobre todo le hizo sentir confianza en esa
gracia sobrenatural que para el arte poseía, ya que esta mujer supo hacerle
comprender que su mano era al fin guiada por un dios que le trascendía. Así, le dice
Vittoria a Miguel Ángel después de que éste hubiera finalizado el Cristo que le
había pedido para colocarlo en su alcoba.
A través de Vasari, que como se sabe es autor de una famosa
biografía de personajes relacionados con la Historia del Arte. Hemos conocido que Vittoria
indicó a Miguel Ángel la composición de algunos de sus dibujos, recogiendo
escenas de la mitología cristiana, tales como "la Piedad de Colonna" y "la Crucifixión de
Cristo".
La segundo es un Cristo clavado en la cruz, “que levanta la cabeza y encomienda su espíritu al Padre, que es cosa divina”, en palabras de Vasari, quien añade que cuando Vittoria murió Miguel Ángel añadió la figura de María Magdalena abrazada a la cruz de Cristo, a la que dió la fisonomía de Vittoria Colonna que de ese modo quedó entre la figura de la Virgen María y San Juan, a ambos lados a los pies de la cruz, recogiendo ese momento la agonía de Cristo en el momento de emitir sus últimas palabras, "Está Cumplido" (Juan 19. 30.)
Mª Ángeles Díaz.
La Piedad de Colonna. Miguel Ángel
"La Piedad de Colonna" es una obra dibujada por Miguel Ángel según las indicaciones de Vittoria. Con ello la poetisa demostró su filiación espiritual con la "Iglesia interior", la de Juan, que es la que sostiene los
pilares de la "Iglesia exterior", la de Pedro que en esa época estaba ya muy desviada del auténtico mensaje de Cristo.
"Non vi si pensa quanto sangue costa" (No se
piensa cuanta sangre cuesta), dice la frase escrita en el palo de la cruz en el centro de la imagen, la cual se corresponde con la que expresa Beatriz en el Canto XXIX del
Paraíso, dirigiéndose a los que
desde los púlpitos desvirtúan la Sagrada Escritura o hacen de ella una torcida
interpretación, llenando a los fieles la cabeza de viento y no del Eterno Amor
que es el que irradia toda la doctrina cristiana. A estos les dice Beatriz:
"No pensáis en la sangre que cuesta sembrarla por el mundo..." censurando de ese modo a los teólogos que abandonaban el Evangelio complaciéndose en inventar fábulas. Cristo no dijo andad y predicar patrañas al mundo, sino que les dio por base la verdad, y esta sonó en sus bocas de tal modo, que al combatir para encender la Fe solamente se valieron del evangelio como escudo y lanza"
Se trata de una Virgen Madre sentada a los pies de la cruz,
con la mirada y la actitud dirigida al Padre y el hijo muerto entre las
piernas, como dándolo en sacrificio a la luz del mundo.
La segundo es un Cristo clavado en la cruz, “que levanta la cabeza y encomienda su espíritu al Padre, que es cosa divina”, en palabras de Vasari, quien añade que cuando Vittoria murió Miguel Ángel añadió la figura de María Magdalena abrazada a la cruz de Cristo, a la que dió la fisonomía de Vittoria Colonna que de ese modo quedó entre la figura de la Virgen María y San Juan, a ambos lados a los pies de la cruz, recogiendo ese momento la agonía de Cristo en el momento de emitir sus últimas palabras, "Está Cumplido" (Juan 19. 30.)
Boceto inacabado del Cristo de Vittoria Colonna. El original terminado parece que está perdido, aunque existen copias de él realizadas por sus alumnos
Mª Ángeles Díaz.
"Los Corresponsales de Marsilio Ficino y el Entorno Femenino de la Academia Platónica de Florencia".
Ver nuestro post acerca de la Piedad Colonna, en este blog