martes, 31 de julio de 2018

"Los Misterios de Mitra. Símbolos y Ritos de su Cosmogonía". Canal de Video-Arte Documental: "La Memoria de Calíope"




Este es el panel que hemos completado con la serie de vídeos sobre Mitra y sus misterios que podéis ver en nuestro Canal al que os invito a suscribiros, los cuales son un desarrollo del Acapite sobre Mitra en el Programa Agartha.

Decir, además, que este trabajo de Video-Arte documental parte de una idea de Federico González, Francisco Ariza y yo misma, el cual ha contado con el apoyo de muchos amigos que colaboran en el proyecto, tanto desde España como desde América, y que pese a los palos en las ruedas que nos han puesto determinados personajes de corte inquisitorial, sigue aumentando en número de apoyos. 


jueves, 26 de julio de 2018

"EL Mito y el Símbolo de Santiago Apóstol". Francisco Ariza



Quisiéramos añadir las siguientes reflexiones acerca del Apóstol Santiago en tanto que mito fundador de la España medieval, forjada durante la Reconquista. Como otros grandes episodios de la Historia (Grecia contra Persia, Roma contra Cartago, etc.), la Reconquista se inscribe dentro de la lucha por la hegemonía de dos civilizaciones, en este caso la cristiana y la musulmana, pero que tuvo además otras connotaciones debido al largo período de permanencia en la península de la civilización islámica.

Existió evidentemente la España musulmana, con sus características propias, y que durante varios siglos fue hegemónica cultural y militarmente con respecto a la España cristiana, al menos hasta comienzos del siglo XIII con la famosa batalla de las Navas de Tolosa (Jaén), ganada por los ejércitos venidos de los distintos reinos cristianos de la península al mando de Alfonso VIII, y que supuso un punto de inflexión en el desarrollo de la Reconquista. A pesar de todo, hubo periodos de relativa estabilidad, e incluso de fructífera y mutua influencia cultural (los mozárabes cristianos son un ejemplo entre muchos otros), y relaciones de todo tipo entre las distintas poblaciones (incluida la judía), y por supuesto entre los reyes cristianos y musulmanes. En los casi ocho siglos que duró la presencia de la civilización árabe en España ocurrió de todo, pero siempre existió una cuestión pendiente en la España cristiana: la recuperación del solar arrebatado.

La Reconquista llevada a cabo por la España cristiana surgió de un impulso nacido de necesidades anímicas y espirituales que tenían en el Apóstol Santiago (y en San Millán) el origen de su fe y de su esperanza en la victoria final sobre el Islam. Frente al poder militar y la fortaleza mostrada por este último, los habitantes de la España cristiana reaccionaron acudiendo a la leyenda de uno de los apóstoles de Cristo, Santiago el Mayor, “hijo del trueno” como lo es también Juan Evangelista, y ambos “hermanos” del Señor, pero no de la carne sino del Espíritu.


Américo Castro en La Realidad Histórica de España señala que la figura de Santiago montado en su caballo blanco es la síntesis de los dos Santiago que aparecen en los Evangelios, el Mayor y el Menor; ambos evocan también las figuras de los Dioscuros (Cástor y Pólux), que igualmente aparecen montados a caballo, y “descienden” del cielo al igual que Santiago en su caballo blanco en el momento de la legendaria batalla de Clavijo (año 884), lo que supuso una victoria significativa sobre el ejército musulmán, dando lugar al mito de Santiago Matamoros, un mito vertebrador de la España cristiana, que a partir de entonces ve posible la reconquista. Precisamente los Dioscuros son las divinidades tutelares de la caballería, y en cierto modo también lo es Santiago Apóstol con respecto a la caballería cristiana de España, como lo certifica que surgiera una Orden militar con su nombre: la Orden de Santiago.

Los Dioscuros son hijos de Júpiter, y en esto también habría una semejanza con Santiago el Mayor, que con Juan Evangelista es el “hijo del trueno” (ligado al rayo o relámpago, “armas” de Júpiter), como hemos señalado anteriormente. También hicimos mención a San Millán, otro santo guerrero, considerado durante mucho tiempo el patrón de Castilla, y que contribuyó junto a Santiago en el proceso de afirmación de la identidad cristiana de España (inseparable de su constitución como nación) frente al poder musulmán. Pues bien, existió un paralelismo entre ambos patrones y los Dioscuros, como evoca este poema de Gonzalo de Berceo en su Vida de San Millán, escrito en el siglo XIII:
“vieron dues personas fermosas y lucientes / mucho eran más blancas que las nieves recientes / Viníen en dos cavallos plus blancos que cristal …/ avíen caras angélicas, celestial figura, descendíen por el aer [aire] a una grant pressura, catando a los moros con torva catadura, espada sobre mano, un signo de pavura [pavor]”.

En este poema, y en muchas leyendas en torno a Santiago, hay que hacer una transposición simbólica a otro orden de realidad no sólo circunscrito a la guerra externa, sino a la que se libra contra los “enemigos internos”, que es la más importante desde nuestro punto de vista. En este sentido es imprescindible la “ayuda” de las entidades espirituales, es decir el despertar de la conciencia a los estados superiores del ser, que en este contexto están representados o simbolizados por los Dioscuros, San Millán y Santiago Apóstol. También por San Jorge y San Miguel. Todos ellos patrones terrestres y celestes de la caballería hermético-cristiana.

Recordemos, en fin, que el “trueno”, anunciado por el rayo, es la propia Palabra que ilumina el intelecto humano, lo fecunda y lo vivifica. Acerca de San Millán quisiéramos añadir que la relación que mantiene con Santiago Apóstol se extiende también a esa función taumatúrgica característica del patrón de España, y que igualmente está presente en San Juan Evangelista. Además, la espada flamígera que blande San Millán tanto en la batalla de Simancas como en la de Hacinas, alude también al “fuego del Espíritu” y por supuesto al “rayo”, es decir al símbolo que expresa la emanación de una influencia espiritual, que es al mismo tiempo una “protección” del espacio sagrado (espacio sacralizado que era también la tierra de España para aquellos guerreros cristianos), lo cual evoca desde luego al querubín guardián que con su espada flamígera protege la entrada al Paraíso.

Santiago predicó en España, y tras su muerte sacrificial en Palestina fue trasladado en barca (o arca) nuevamente al país del Occidente, o del extremo Occidente para aquella época, siendo enterrado finalmente en Galicia, en el finis terrae, en el “fin del mundo conocido”, como una semilla plantada en tierra sagrada destinada un día a dar sus frutos, que serían perceptibles en el desarrollo posterior de la Historia de España, incluida la “conquista” de América, considerada como la apertura a “un nuevo mundo”, que por analogía se correspondería con otros planos más sutiles e intangibles de la realidad. Pero el mito de Santiago, y las posibilidades que éste contenía, permaneció latente durante siglos y no se habría despertado con la fuerza con que lo hizo si los árabes no hubieran invadido la península. A una acción sigue irremediablemente una reacción según la ley universal de las “acciones y reacciones concordantes”, que repercuten tanto en la Historia como en el ser humano.

Esto nos hace recordar lo que dice Arnold Toynbee en su Estudio de la Historia acerca de los “golpes subitáneos”, o repentinos, que reciben los pueblos por parte de sus invasores, y que pueden ser un verdadero acicate para reaccionar frente a esa invasión, despertando en ellos energías que permanecían dormidas, y que generalmente son aquellas que, al despertar, rompen con esquemas mentales solidificados para dar cauce a otras potencialidades de su ser colectivo, e individual, pues en estos casos lo colectivo y lo individual actúan al unísono, como un solo organismo. Hubo, en consecuencia, una verdadera “revolución de las conciencias” que durante varios siglos giró en torno al apóstol Santiago, cuyas historias ejemplares sirvieron para ir galvanizando espiritual y culturalmente una sociedad, la España cristiana, que había sido vencida y fragmentada por la invasión árabe del 711.
Por otro lado, el hecho de ser Santiago el “hermano” de Cristo lo dotaba de una autoridad espiritual superior a otros apóstoles, como Pedro, el fundador de la Iglesia de Roma. El Camino de Santiago fue, en este sentido, un eje que iría ordenando poco a poco la vida de aquellos reinos del norte peninsular que habían sido liberados de la presencia islámica. Era el camino que unía España con Europa, y viceversa, y más concretamente con Santiago de Compostela, el “campo de estrellas”, que devino, junto con Jerusalén y Roma, el centro sagrado de la Cristiandad.

En este sentido, no hay que olvidar que el mito de Santiago (y el camino al que da nombre) está íntimamente relacionado con la luz que viene de Oriente y se dirige a Occidente, siguiendo así el ejemplo de otros muchos héroes de la antigüedad, como el griego Heracles-Hércules sin ir más lejos, uno de los fundadores míticos de Hispania. Nos interesa destacar este aspecto civilizador del discípulo de Cristo, es decir el carácter fundacional de su misión para una época determinada de la Historia de España, y también de la Europa cristiana, construida espiritualmente de Oriente a Occidente siguiendo el eje Jerusalén-Roma-Santiago de Compostela.

Este último es un lugar de peregrinaje no sólo religioso, sino también iniciático y alquímico, hasta tal punto que el propio apóstol Santiago llegaría a ser el patrón de los alquimistas, además de todos aquellos oficios ligados con la iniciación a los misterios de la Cosmogonía. Santiago es entonces, y al igual que Juan Evangelista, el representante de la “Iglesia Secreta”, o “Iglesia Interior”, denominación dada al esoterismo cristiano, donde reside el aspecto más profundo y metafísico de esta tradición. Pedro, en cambio, representa la “Iglesia exterior”, la puramente religiosa y dogmática.

Así pues, en su sentido más profundo y elevado, supra-histórico podríamos decir, el Camino de Santiago (reflejo de la Vía Láctea) es un símbolo de las etapas de la realización interior. Es por ello que Compostela es también el “compost” alquímico, es decir el “abono” de la putrefacción de donde surgirán las energías y potencias que regenerarán al ser en su proceso de Conocimiento. El simbolismo alquímico es aquí transparente: el finis terrae, el lugar donde se oculta y “muere” el sol, es el comienzo de otro viaje, esta vez no ya horizontal sino vertical, pues se ha llegado a un “lugar” (a un centro donde mora el Espíritu del Dios Vivo) en el proceso del viaje interior donde todo lo realmente nuevo está por encima de las expectativas que puedan generar lo humano, que no queda abolido ni disuelto en una especie de “ensoñación cósmica” como cree y postula la falsa espiritualidad de hoy en día, sino “transmutado” o “sublimado” en sus posibilidades más universales.

De la patria terrestre a la patria celeste. Siguiendo las pautas de una Historia y Geografía sagradas, y por tanto simbólicas, míticas y significativas. Francisco Ariza


Tumba de Santiago Apóstol. Catedral de Santiago de Compostela


miércoles, 25 de julio de 2018

LAS SIETE ARTES LIBERALES, UN PUENTE HACIA EL MUNDO INTELIGIBLE


Las Artes Liberales han sido consideradas desde la Antigüedad Clásica, concretamente desde la Edad Media, un puente para atravesar el mundo sensible hasta alcanzar el inteligible, ya que estas disciplinas le dan al hombre el hábito de pensar en los seres incorpóreos, en las ideas, y no únicamente en las cosas materiales.

Ciertamente muchos conocemos que los pitagóricos e integrantes de la Academia de Platón juraban sus iniciaciones por la «Divina Tetraktys», es decir por los diez primeros números, porque para ese punto de vista sagrado es en dichos números donde se expresa la matriz intelectual que configura todas las posibilidades numéricas, siendo un modelo de la Cosmogonía. Una perspectiva, la del número y su simbólica, desde la que los hombres pueden muy bien alcanzar el acuerdo, distanciándose así de la religión, o mejor del dogmatismo religioso que ha sido a lo largo de la historia fuente de conflictos. M.A.D.


Esta es la síntesis que sobre estas Siete Artes leemos en el Programa Agartha:

LAS SIETE ARTES LIBERALES I

De entre los numerosos legados de la Edad Media, recibidos a su vez de griegos y romanos, se hallan las denominadas "artes liberales", siete disciplinas que aglutinaron todo el saber de la época, y a las que se dividía de la siguiente manera: Gramática, Dialéctica (a veces sustituida por la Lógica), Retórica, Aritmética, Geometría, Música y Astronomía. Las siete artes liberales representaron la columna vertebral en torno a la cual giraba el conjunto de la vida cultural de la sociedad medioeval. Y cuando decimos cultural no nos estamos refiriendo sólo a la actividad intelectual y especulativa, tal y como se impartía en las universidades y centros escolásticos que existían en las más importantes ciudades de la Europa cristiana, sino también a la propia actividad manual y operativa ejercida en los colegios, talleres y corporaciones artesanales.

En la Edad Media aún no se había producido el divorcio entre la teoría y la práctica, el espíritu y la mano, la ciencia y el arte. Y esta imbricación entre el arte y la ciencia está claramente señalada en el famoso adagio: "La ciencia sin el arte no es nada".

Por ejemplo, en la construcción de una catedral o monasterio se conjugaban sintéticamente la actividad intelectual   y la manual: la idea concebida en el espíritu se plasmaba en la piedra gracias al esfuerzo y habilidad de la mano, siendo esto mismo válido para cualquier otro oficio y artesanía. El origen de las artes y ciencias liberales se remonta a las escuelas griegas y romanas, especialmente a las de Atenas y Roma, sin olvidar el importante aporte de la cultura islámica. Se llamaban "liberales" porque como decía el gran rey español Alfonso X el Sabio "quieren totalmente libre de todo otro cuidado y estorbo al que deseaba aprender", es decir, que se necesitaba una plena y total dedicación a su estudio e investigación.

Entre cada una de las artes liberales se establecían permanentes correspondencias analógicas, hasta el punto de que una contenía y comprendía a las demás. Sin embargo, esto no impedía que fueran también un todo perfectamente jerarquizado, una escala que permitía al estudiante avanzar ordenada y gradualmente por el camino de su evolución interior.

LAS SIETE ARTES LIBERALES II

En este sentido, las artes liberales estaban divididas en dos grupos bien delimitados: el trivium (la triple vía) y   el quadrivium (la cuádruple). Al trivium correspondía a Gramática, la Dialéctica y la Retórica, y al quadrivium la Aritmética, la Geometría, la Música y la Astronomía. Con las tres primeras se aprendía a pensar y razonar debidamente por medio del conocimiento y significado de la lengua  (Gramática), la coherencia lógica de la misma (Dialéctica), y finalmente, por su aplicación al discurso y la palabra (Retórica), verdaderos soportes y vehículos todos ellos del pensamiento. Sólo a través del trivium, de las palabras, voces y nombres de las cosas, podía accederse a las ciencias del quadrivium, que eran superiores a aquéllas por cuanto que expresaban, y expresan, un conocimiento más esencial y profundo. Las cuatro ciencias del quadrivium se referían directamente al estudio de los ritmos y de los ciclos, de la proporción y la medida, que como sabemos conforman la estructura prototípica de todas las cosas. Al trivium y al quadrivium se añadía a veces el bivium, que comprendía la Alquimia y la Astrología.

Imágenes de las Siete Artes Liberales:© British Museum  

jueves, 19 de julio de 2018

SENSACIONES EN EL CURSO DE Mª ANGELES DÍAZ. "LA MUJER DENTRO DE LA FILOSOFÍA HERMÉTICA."




En el curso del que se da cuenta, percibí en la Ponente una pasión arrebatada por desembocar, desde el amor, en el conocimiento, pero en un conocimiento resignificado. Un saber que busca en la naturaleza y en la tradición la escritura de Dios, del Espíritu. Es decir, no el saber por saber sino la vocación de dirigirse, de reconocer la verdad única que cada tradición expresa a su modo.

María Ángeles Díaz nos mostró su pasión por la tradición hermética, su vigencia hoy y, sobre todo, nos enseñó que recuperar los valores, como ya sucediera en el Renacimiento, es posible. Aprendimos de su verbo y de su entusiasmo que resignificar puede ser también recuperar el significado fundacional, reconocer en la experiencia -aunque sea como siempre a contracorriente- que cabe hacer aflorar tus talentos, tu niño de oro y la pureza del alma.

Desde ahí, partiendo de la Escuela Iniciática de Safo, Afrodita y las Musas, y terminando en Catalina de Medici, pasando por decenas de mujeres que sostuvieron y resignificaron dando su valor original al camino hermético en el Renacimiento, hicimos un maravilloso ejercicio de mística urbana, poesía espermática, alquimia del alma y tradición evolutiva.

Como alguien dijera sobre Safo, “no lo hicimos por hacer, sino para morir llevándolo aprendido”. Preciosa experiencia sobre la mujer en la filosofía hermética. Vínculo a la Reseña



Doy las gracias a Anabel García que me ha hecho llegar esta reseña firmada por José, uno de los asistentes al curso, al que saludo afectuosamente. Mª Ángeles Díaz

lunes, 9 de julio de 2018

BERENGUELA LA GRANDE, EL ROSTRO MÁS BELLO DE MADRID




Había oído decir que la estatua de Berenguela es el más bello rostro de Madrid. Y ahí está, en el Parque del Retiro para quien quiera comprobarlo.

Y es más, ir a su encuentro nos da la oportunidad de añadir un comentario recordando la valía histórica de esta destacada fémina, abuela de Alfonso X el Sabio y nieta de Leonor de Aquitania, entre otros parentescos ilustres.

Nosotros nos acercamos a esta figura precisamente por su relación con el movimiento trovadoresco pudiendo comprobar no sólo lo merecido que tiene ese título de Grande que acompaña su nombre, sino que pudimos reconocerla como una auténtica representante de esa cadena de la tradición trovadoresca que atrajo a España la poesía provenzal y todo el movimiento de juglaría, marca indeleble para la Cultura de Occidente.

Las crónicas recogen que Berenguela cantaba y tocaba la cítara, el salterio, los tímpanos, las castañuelas, la pandereta y varios instrumentos más. Sobre esta reina también se cuenta una hazaña que sin duda la hace merecedora del título de heroína, lo que los amigos hermetistas del Renacimiento llamarían una mujer “virago”.

Corría el año 1139 y los reyes cristianos tenían un conflicto constante con los emires musulmanes que aún ocupaban una parte de la península Ibérica. Resulta que estando su esposo, el rey Alfonso IX, librando una batalla junto a su ejército fuera de Toledo (concretamente en la fortaleza de Aurelia cerca de Aranjuez, donde resistía un último bastión del ejército musulmán) los almorávides de Córdoba, Sevilla y Valencia decidieron unirse para asediar Toledo conformando para ello un gran ejército que pronto tuvo cercada la ciudad.

Viéndose en esa temible situación, Berenguela, acostumbrada a la guerra y sobre todo interesada en las estrategias para prevenirla, subió a las torres, que le ofrecieron un escenario de porte imperial, y rodeada de un ejército de más de trescientas damas, todas ellas engalanadas y provistas de cítaras, salterios y panderetas, se pusieron a cantar alegres canciones trovadorescas.

La reina Berenguela que en esa época tenía 23 años y poseía todo el esplendor de su belleza, desde las almenas se dirigió a los caudillos del ejército musulmán afeándoles la acción cobarde de aprovechar la ausencia de los hombres para atacar una ciudad cuando sólo unas mujeres tañendo sus instrumentos musicales la defendían, es decir que invocó a que se respetaran las reglas éticas de todo caballero armado.

Algunos historiadores recogen así la arenga de Berenguela:

«¿No conocéis que es mengua de caballeros y capitanes esforzados acometer a una mujer indefensa cuando tan cerca os espera el emperador? Si queréis pelear, id a Aurelia y allí podréis acreditar que sois valientes, como aquí dejar demostrado que sois hombres de honor si os retiráis».
Esta contundente reprobación quebró el ánimo de los atacantes, que tras  la representación de Berenguela se retiraron. Sin duda se dieron cuenta del indigno gesto o quizá temieron que las composiciones musicales de la reina y su ejército de trovadoras, divulgaran con sus letras y sus trovas aquella acción de cobardía. Mª Ángeles Díaz

Ver:  Mujeres en la Tradición de las Artes Escénicas. Capítulo: La Reina Berenguela y su Ejército de Trovadoras.