lunes, 31 de octubre de 2011

BELLA FIESTA DEL VALLE

Fragmento de una pintura funeraria. Museo Egipcio de Barcelona.

“Bella Fiesta del Valle” era un rito anual que el antiguo Egipto celebraba en honor a los muertos, es decir, a aquellos que habían emprendido el viaje al País Celeste acompañados de sus ushebtis, sus oraciones escritas en papiros y sus talismanes.
Hoy en día en que nos invaden frívolas fiestas de difuntos, acordes con la puerilidad de nuestro tiempo, vale la pena recordar la importancia que esta fecha tenía para la cosmovisión de las antiguas civilizaciones, y que plasmaban en representaciones simbólicas. No debemos olvidar, en este sentido, que Osiris, que es el centro de esa cosmovisión, es el dios de los muertos y rey de ultratumba. Núria
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jueves, 20 de octubre de 2011

Elogio de la Vida Solitaria

Francesco Petrarca en su estudio*


"El hombre solitario se tiene a sí mismo como compañero de mesa, como interlocutor y convidado no tiene miedo de quedarse solo si es consigo mismo con quién está.

Su corazón no envidia ni odia a nadie. Contento con su suerte y su fortuna e inaccesible a las injusticias, no teme ni desea nada, pues sabe que son bien pocas las cosas que bastan en la vida de los hombres, y que la riqueza más elevada y más auténtica es no codiciar nada y no temer al poder supremo.

Lleva una vida sosegada y dichosa, de noches plácidas, días basados en el ocio y comidas tranquilas. Camina libre, se sienta confiado, no urde ni se previene contra ninguna intriga. Sabe que a él le quieren por lo que es y no por lo que tiene.

Ciertamente hay quien piensa que la vida solitaria es peor que la muerte y que precisamente este tipo de vida conduce a ella.

Esta idea se da principalmente entre los iletrados, a los cuales si les falta un interlocutor ya no tienen nada de que hablar con ellos mismos o con los libros, y por tanto permanecen callados.

Sin duda la soledad sin las letras es totalmente un exilio, una prisión, un potro de tortura. Pon la cultura y tendrás la patria, la libertad, una fuente de placer.

Son bien conocidas  aquellas palabras de Cicerón referidas al ocio: ¿Hay algo más dulce que el ocio dedicado a la cultura?

Por otra parte también es bien conocida la sentencia de Séneca: El ocio sin la cultura es como la muerte, o sea, una sepultura para el hombre vivo".

Petrarca, el autor de esta oda,  perteneció al grupo de los "Fieles de Amor", la organización secreta de la cual Dante fuera su miembro más destacado. Estos filósofos a menudo aparecen retratados con apariencia de clérigos o místicos, pero en verdad todos ellos fueron hombres apasionados  y  auténticos guerreros e iniciados en el Conocimiento,  que se manifestaron contra la estulticia, enfermedad que amenaza a los hombres de todos los tiempos y frente a la cual opusieron el cultivo de las ciencias y las artes, entre ellas la poesía, como manifestación del Verbo creador. 

Y aunque todos ellos hablaban de la necesidad de la soledad y el silencio, siendo los primeros en la historia en aconsejar tener un gabinete privado para el estudio (cambiando el concepto de vivienda), tanto para la mujer como para el hombre, sin embargo estuvieron muy comprometidos con la vida social y con la política de su época, señalando, cuando fue necesario, todos los abusos y malas artes (artimañas) que desde los poderes políticos y religiosos se cometían, ya fuera por maldad o por incapacidad.

Petrarca escribió numerosas odas y canciones de amor dirigidas a Laura, la musa de su inspiración, o sea, la mujer donde vio reflejada su propia alma superior. Mª Ángeles Díaz



*Copyright  de la imágen de Petrarca: "My Own Photo"


miércoles, 31 de agosto de 2011

Rafael y Tobías. Una Historia Ejemplar


Andrea Verrocchio. Nacional Gallery de Londres

Un amigo que conoce bien los caminos y los montes se ofrece a guiar a un joven  judío llamado Tobías, noble y lleno de fe, que se dirige a la ciudad de Ragués de Media donde su padre, ciego desde hace años, le ha mandado ir a cobrar un capital que tiene allí depositado.

Este compañero conoce el alma del joven Tobías y sabe que éste sueña con encontrar a una bella mujer con la que formar una familia, por eso durante el viaje le habla de Sara, una joven que vive en la ciudad a la que van, la cual además de bonita es inteligente y valerosa, e hija de una honrada familia. Tobías tras escuchar atento al amigo queda ansioso por conocer a Sara y siente que ya se ha enamorado de ella.

Pero existía un grave problema, la joven, aunque aún virgen, estuvo siete veces casada y siete veces el demonio Asmodeo ocasionó la muerte de sus maridos nada más entrar en la cámara nupcial, antes de consumarse el matrimonio.

Durante el trayecto los amigos se detienen a descansar a la orilla del Tigris cuando un pez intenta arrastrar al joven Tobías hacia el caudal de aguas, y a punto está de conseguirlo si no es porque el joven, obedeciendo a su compañero de viaje, agarra al pez hasta sacarlo fuera del agua.

Entonces el amigo guía le dice:

"Tobías abre ese pez y sácale el corazón, el hígado y la hiel. Luego cásate con Sara y una vez estés en la alcoba nupcial echa sobre el quemador de perfumes el corazón y el hígado. Eso ahuyentará al demonio para siempre, y en cuanto a la hiel guárdala pues es un buen medicamento".

Subyugado al conocer a Sara pronto ambos jóvenes se desposan siguiendo el ritual judío. Luego, y antes de llegar ambos al tálamo nupcial, Tobías hace todo cuanto le dijo su compañero de viaje. Y así es como juntos y abrazados despiertan los dos jóvenes en su primer amanecer como esposos. Asmodeo ya no existe.

Ya de regreso a su pueblo en compañía de Sara y portando la plata que había recobrado, más una rica dote de la esposa, el amigo guía vuelve a hablarle a Tobías:


"Adelántate y ve hasta tu padre. Toma la hiel que guardaste y frótasela en los ojos"


Raudo, Tobías hace cuanto le dice el amigo y así logra devolver la vista al padre, quien puede ver a su hijo llegar junto a su linda esposa y una caravana de animales y objetos para su nueva vida.

Tobías cuenta a su padre tolo lo sucedido durante su viaje y éste, después de oír el relato, decide que deben entregar la mitad de todos los bienes que poseen a aquel desconocido que tanta alegría les había dado, y cuyo aspecto es el de un joven corriente, o sea, un hombre sencillo acompañado de un perro fiel.

Y cuando le preguntan:


"¿Quien eres?"

Este responde:


"Yo soy Rafael, que significa medicina de Dios, uno de los siete ángeles que están en la Gloria de Dios encargado de llevar sus mensajes a los hombres"


Y antes de que lo advirtiesen, Rafael ya había desaparecido.

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La historia de Tobías es de las más bellas que pueden leerse en la Biblia y constituye un compendio de la cosmogonía hebrea y de los nombres y números asociados al lenguaje simbólico de la jerarquía angélica, donde los demonios son aspectos contrarios y complementarios de esas mismas entidades.


La escena que recoge este pequeño cuadro es obra de la escuela de Andrea Verrocchio y se corresponde con la instantánea en la que Rafael, bajo el aspecto de un ángel ataviado de elegantes ropajes, se adelanta en el camino junto a Tobías para entregarle, en una cajita que sitúa junto a su corazón, el ungüento que habrá de sanar la vista del padre, de nombre también Tobías, de la tribu de Neftalí.


Mientras el joven Tobías viste a la moda florentina, es decir, tal como lo hacían los jóvenes de la época en que se realizó el cuadro, o sea, Leonardo da Vinci (que aún muchacho, fue quien pintó el lanudo perrito que acompaña a Rafael),  Sandro Boticelli, Lorenzo y Giuliano de Médici, Angelo Poliziano o cualquiera de aquellos que se acercaban a la escuela de Verrocchio para estudiar la técnica pictórica y comentar entre ellos los nuevos libros de Filosofía Hermética, Neoplatonismo y Cábala Cristiana, que Marsilio Ficino acababa de traducir y que circulaban de unos a otros, y cuyas ideas, sin duda, inspiraban sus obras. Núria.





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sábado, 23 de julio de 2011

Emblemática Hermetico-Cristiana



Libro de emblemas y símbolos sobre el Amor Divino, representado por la atracción que siente el alma por unirse al espíritu.
Los grados del amor son como una escala y van desde el más denso y bajo de los escalones al más alto y sutil. Las imágenes de este libro pertenecen al simbolismo hermético y alquímico cristiano y aluden al más alto de todos, el Amor que busca la unión con el Ser Universal y la salida del Cosmos. Núria

miércoles, 15 de junio de 2011

Mensaje Solsticial. ECLIPSE

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Bahía de Cádiz
"Si los antiguos viviesen estarían atónitos ante la levedad con que se tratan los eclipses actualmente. Justamente, hoy miércoles 15 de Junio a las 21.45, se producirá uno de ellos y podrá verse claramente donde estamos hoy en Cádiz, mientras tanto la población lo convierte en jolgorio, mirándola y haciendo bromas sobre ella, y dice que la Luna aparecerá teñida de sangre, en lugar de estar escondidos en sus casas, como hacían todos los pueblos europeos y precolombinos y otros descendientes de los atlantes, y que llegado este momento preciso (de dos horas de duración) se cubrían con sus capas o ponchos y allí emitiendo todo tipo de sonidos espantosos trataban de ahuyentar aquello que había dejado el eclipse.
Muy peligroso el eclipse.
Se necesita ir con cuidado y posponer toda cita o encuentro en esas horas".
Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos.

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martes, 7 de junio de 2011

Pinturas Cretenses. El Legado de una Cultura Mediterránea

Estas pinturas nos evocan la frescura y la alegría de vivir de los pueblos arcaicos del Mediterráneo. En este caso del antiguo pueblo cretense, quien fue capaz de crear una civilización tan esplendorosa como la Minoica y la Micénica, contemporáneas de Egipto y Fenicia, y cuyos vestigios están todavía presentes en la memoria colectiva de quienes hoy en día vivimos en torno a ese mismo mar.

He querido acompasar las imágenes al ritmo musical de esa misma época, de tal manera que semeje una explosión de colores y sonidos y pueda verse así representada la vitalidad de una cultura signada por una Cosmovisión reflejada en los códigos simbólicos de su arte sagrado. Ese legado está vivo y esperando ser descifrado.

Quien haya tenido la oportunidad de visitar Cnossos y contemplar su arquitectura y arqueología, sus pinturas murales, o bien leído un buen libro al respecto, se dará cuenta de lo que estoy diciendo. Todo ello conforma un conjunto de ideas bellamente hilvanadas que nos invitan a participar de esa misma Cosmovisión. Espero que os guste. Núria.



Imágenes reunidas por George Angelinis en The Revival of the Creto-mycenean Paintings.
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martes, 31 de mayo de 2011

La Liebre, Símbolo de Generación y Vigilancia


Niño con liebre. Museo Arqueológico de Cabra. Córdoba. España


A menudo en los museos arqueológicos nos encontramos con estatuas de la época romana donde aparecen niños portando una liebre o un conejito en sus brazos. Yo las recuerdo de mis últimos viajes a Florencia, Atenas o a la Córdoba andaluza, aunque las he visto también en otros lugares que ahora no puedo precisar. La descripción que se da de todas ellas suele decir:
“Niño/a con liebre” o “Niña/o con animalito”
Luego anotan el material en que está hecho, la época y su procedencia, pero en definitiva se dejan siempre lo más interesante, su simbolismo y con ello el espíritu que creó estas piezas. Eso es un signo de estos tiempos en los que suele haber más información que nunca sobre las cosas, pero a la vez mayor desconocimiento de lo esencial de ellas. En especial esto sucede con el arte tradicional dado que la mayoría ha perdido la llave para obtener sobre él una perspectiva acorde a la naturaleza de su esencia.

Obtener esa perspectiva requiere una educación especial que el mundo moderno, en general, ya no puede ofrecer. Los hay que alcanzan a vislumbrar la alegoría, que confunden con el simbolismo, de ahí que para algunos poseer la mirada que da la Ciencia Sagrada (Simbología), sea el más valioso de los tesoros, puesto que se está en condiciones de reconocer que la obra de arte tradicional no alude sólo a un pasado histórico y a un modo literal o estético de entender la vida, sino que ésta emite una enseñanza atemporal que está referida a nosotros mismos, a nuestra realidad más profunda, y ese es su valor más alto, del que derivan jerárquicamente los demás.


La escritura del dios en la liebre
La liebre (como el conejo), representa en su propia naturaleza la idea de la fecundidad permanente, asociada tanto a la generación animal como a la generación intelectual, ya que son análogas; pues este animal no sólo queda fecundado en la primera cópula, sino que además no deja de ovular, retiene los espermatozoides y puede desarrollar dos gestaciones diferentes a la vez, en tiempos distintos. Su exaltación de la vida hace que sea el único animal donde no se da el aborto, ya que su organismo absorbe físicamente los embriones que por alguna causa no son viables.

Para los escultores y artistas tradicionales, conocedores de las leyes y el lenguaje sagrado de la Naturaleza, este hecho no podía pasar inadvertido, por eso cuando esculpían la figura de un niño, muchas veces lo acompañaban conscientemente de este animalito donde se expresa una energía benefactora y protectora de la infancia.



Niña con liebre. Expuesta en el aeropuerto de Atenas. El original pertenece al templo de Artemisa, diosa de los animales


Entre los símbolos grecorromanos la liebre es uno de los atributos de Artemisa, la diosa de los animales, es decir su protectora, la que los entiende y conoce su lenguaje así como el lugar que este animalito ocupa en el mandala de la existencia.

Horapolo del Nilo, que fue el último sacerdote egipcio, dice en su Hyeroglyphica (aquel famoso manuscrito que Cristóforo Buondelmonte encontró en la isla de Andros), que la liebre es para los antiguos egipcios el jeroglífico con el que expresan la idea de apertura, de estar alerta o despiertos y no dormidos.

Dice Horapolo:


"Cuando quieren significar 'apertura' pintan una liebre, porque este animal tiene siempre los ojos abiertos"
Esta es precisamente la idea representada por Andrea Mantegna en su obra “La Oración en el Huerto”. En este cuadro el pintor nos presenta a Cristo enseñando junto a sus discípulos Pedro, Santiago y Juan, que aparecen adormecidos. En esta pintura aparece un pequeño bestiario: el buitre en un árbol, las cigüeñas en la tierra y junto a Cristo la liebre, en una clara significación de alertar acerca de la necesidad de estar atentos y vigilantes.

Justamente el evangelio de Mateo, fuente en la que se inspira Mantegna para dicha pintura, pone en boca de Cristo la siguiente afirmación:


"Velad o orad para no caer en tentación" (Mat. 26,41).
Andrea Mantegna. La Oración en el Huerto. Obra depositada en la National Gallery de Londres.

La tentación del error constante. Así pues, la liebre que aparece junto a Cristo alude a la idea de vigilancia y de alerta frente al peligro de quedar atrapado por el sueño y la ignorancia, que en la pintura de Mantegna embarga a los discípulos del maestro Jesús. Aquellos que habiendo sido fecundados por sus palabras olvidan sus enseñanzas, porque no las reiteran, o sea, no las hacen vivas permanentemente. Tal cual lo expresa la liebre constantemente engendrada. Núria




Andrea Mantegna. La Oración en el Huerto.  Detalle donde se ve a los discípulos dormidos junto a las liebres indicándose la necesidad, en cuanto a las enseñanzas de Cristo, de permanecer alerta para no distorsionarlas ni olvidarlas.

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sábado, 16 de abril de 2011

Sobre el nombre de los ríos

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El río Tigris, que nace en Armenia, debe su nombre a una leyenda relacionada con Dionisos, ya que, según refiere Plutarco, éste, enloquecido por la persecución que sufría por parte de la celosa Hera, quien le odiaba por ser hijo de su esposo Zeus y de la ninfa Sémele, en su huida llegó hasta Armenia donde se encontró con este enorme río, y puesto que le era imposible cruzarlo invocó la ayuda de su padre. Zeus, al escucharlo, le envió un tigre sobre el cual Dionisos avanzó sin peligro. Desde entonces el río, llamado hasta ese momento Sólax, que significa “el que baja” pues desciende desde Araxes hasta el lago de Arsacida, cambió su nombre por el de Tigris en recuerdo de este hecho. Y en cuanto a la iconografía y bestiario simbólicos de Dionisos, esta es la razón de que este animal lo identífique o que a menudo se le represente junto a él, o bien revestido de su piel. Núria

viernes, 11 de marzo de 2011

Hércules-Melkart de Sancti Petri (Cádiz)

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Sancti Petri es una pequeña isla que está situada en el sur de San Fernando (Cádiz). Antiguamente había en ella un templo a Hércules cuyas cenizas se encontraban en él depositadas.

Estrabón refiere en su Geografía ese importante templo a Melkart, uno de los nombres de Hércules, y señala que fue fundado en tiempos de la guerra de Troya, a comienzos del siglo XII a.C.

En el frontispicio, así como en distintos lugares de su interior, aparecían, labrados en bronce, los doce trabajos de Hércules y en su altar ardía un fuego perpetuo cuya vigilancia era ejercida con toda dignidad por sacerdotes. También había a su entrada dos pozos de agua dulce que tenían un régimen de crecidas inverso al de las mareas.

La figura que presento es de Hércules-Melkat y fue hallada en el lugar donde se encontraba su templo. Es de bronce, mide 36 centímetros y está datada en época fenicia arcaica (siglos VIII-VII a.C.). Como se observará tiene una curiosa y evidente semblanza con el arte egipcio. Núria


martes, 15 de febrero de 2011

La Casa del Brazalete de Oro



Máscara teatral de la "Casa del Brazalete de Oro". Pompeya

El 24 de Agosto del año 79 d.C. el Vesubio entró violentamente en erupción sepultando, bajo una inmensa capa de ceniza volcánica, la ciudad de Pompeya y sus alrededores en la bahía de Nápoles. Ese día sus habitantes, que se vieron atrapados de improviso en el horror, desaparecieron de la faz de la tierra.

Plinio, que en ese entonces tenía 18 años y vivía en Miseno, una de las puntas del golfo napolitano a 30 km de la boca del volcán, vio, desde el promontorio en el que se eleva su población, lo que sucedía. Este explica que su tío, Plinio el Viejo, que ejercía labores de gobierno, se acercó con sus galeras a observar el portento que estaba ocurriendo en el monte y a prestar ayuda a los que, alejándose de las laderas, se acercaban a la playa. Sin embargo éste pronto pereció a causa de la inhalación de los gases incandescentes que el volcán emitía quedando su cuerpo como dormido.

El joven Plinio lo relata todo en un par de cartas que le escribe a Tácito, desde el momento en que su madre dio la voz de alarma a su tio Plinio:

El noveno día antes de las kalendas de septiembre (24 de agosto), casi a hora séptima, mi madre le indicó la aparición de una nube de inusitada grandeza y forma.
Luego añade que, en verdad nadie sabía qué era aquello ni de donde venía: 

Los que la miraban desde lejos no sabían desde que montaña salía, pero después se supo que se trataba del Vesubio. La nube tenía un aspecto y una forma que recordaba a un pino, más que a ningún otro árbol, porque se elevaba como si se tratara de un tronco muy largo y se diversificaba en ramas (…) y tan pronto era blanca como sucia y manchada, según llevara tierra o ceniza. (…) una negra y horrible nube, rasgada por torcidas y vibrantes sacudidas de fuego, se abría en largas grietas de fuego, que semejaban relámpagos, pero eran mayores.

Y así refiere cómo la nube llegó hasta Miseno:


No tardó mucho tiempo en descender aquella nube hasta la tierra y cubrir el mar; ya había rodeado y escondido a Capri, y corriéndose hacia el Miseno lo ocultaba. Entonces mi madre me pedía, me rogaba y me mandaba que huyese como pudiera, porque siendo yo joven bien lo podría hacer, y ella apesadumbrada por los años y el cuerpo, moriría tranquila al no ser la causa de mi muerte. Yo, por mi parte, no me quería poner a salvo si no era justamente con ella; y así la tomé de la mano y la obligué a ir de prisa, lo que hizo acusándose a sí misma de constituir un estorbo para mí. Ya caía ceniza, aunque poca, pero al volver el rostro vi que se aproximaba una espesa niebla por detrás de nosotros que, como un torrente, se extendía por tierra. Apartémonos -dije- mientras veamos, a fin de que la multitud no nos atropelle en la calle empedrada cuando vengan las tinieblas. Apenas había dicho esto cuando anocheció, no como en las noches sin luna o nubladas sino con una oscuridad igual a la que se produce en un sitio cerrado en el que no hay luces. Allí hubieras oído chillidos de mujeres, gritos de niños, vocerío de hombres: todos buscaban a voces a sus padres, a sus hijos, a sus esposos, los cuales también a gritos respondían.

Y a renglón seguido comenta:

Muchos eran los que elevaban las manos hacia los dioses, y otros se habían convencido de que los dioses no existen, creían que era la última noche del mundo.

En los detalles de su huída añade que él mismo asimiló que había llegado el fin del mundo:

De cuando en cuando nos levantábamos para sacudirnos las cenizas, de lo contrario nos hubiera cubierto y ahogado con su peso. Me podría envanecer de no haberme lamentado y no haber proferido ningún grito fuerte en medio de tantos peligros, pero me consolaba, en mi mortalidad, la idea de que todos y todo acababa conmigo.

Por suerte las últimas líneas de su misiva son para anunciar el panorama que observó tras la hecatombe:

Aquel vaho caliginoso, no obstante, se desvaneció en humo y niebla, y pronto amaneció de veras y hasta lució el sol, aunque algo sombrío, como cuando se produce un eclipse. Ante nuestros ojos parpadeantes todo parecía distinto y cubierto de espesa ceniza, como si fuera nieve.

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Nada más se supo nunca de Pompeya hasta que en el siglo XVIII, y de modo fortuito mientras se ejecutaban unas obras, comenzaron por primera vez a emerger las ruinas de esa ciudad sepultada 17 siglos antes. La sorpresa fue impactante, pues pronto se comprobó que había muchas cosas intactas e incluso los cuerpos aparecían esculpidos por las cenizas que los cubrieron. Cuerpos cuyo conmovedor vaciado es el molde de la forma que tuvieron. Todo preservado del tiempo por las mismas cenizas que causaron su destrucción. Gran paradoja. El caso es que eso nos ha permitido algo tan insólito como es ver la magnificencia de sus edificios y calzadas, el organigrama perfecto de una ciudad comercial y avanzada que marcó el momento más álgido en la belleza de las villas romanas, domus, y admirar los frescos que las decoraron, que aparte de hablarnos de un gusto refinado, son el resultado de una mentalidad arquetípica.

Las pinturas que se muestran en vídeo pertenecen a una de esas viviendas sepultadas, y se la conoce como "La Casa del Brazalete de Oro", porque en ella apareció, junto a un cuerpo de mujer, una preciosa pulsera de oro con dos serpientes cuyas cabezas muerden, cada una de un lado, un medallón donde se representa en relieve a Diana, la diosa de la Luna, coronada por siete estrellas, número asociado a Apolo, el Sol. Los Gemelos divinos.

Los frescos de esta casa reproducen un jardín delicioso donde, entre los madroños, las adelfas, el laurel y las palmeras, se dejan ver vistosos pájaros de colores, blancas palomas torcaces y también algún ser fantástico. Debe comprenderse que no se trata sólo de imágenes naturalistas, sino simbólicas. Allí están representados la diosa Fortuna portando su cuerno de la abundancia, Dionisio junto a Ariadna, y unas máscaras teatrales de Talía y Melpómene, la comedia y la tragedia, los dos aspectos más diferenciados en la vida de los hombres y siempre presentes en todo y por ello mismo sacralizados por las sociedades tradicionales como ejemplo de las energías opuestas que hay que ser capaz de conciliar. Precisamente, respecto al Teatro Sagrado, Federico González publicaba, en el Blog de la Colegiata Marsilio Ficino, lo siguiente:

El Teatro es una de las artes tradicionales de realizar un trabajo de transmutación interna; por eso es sagrado en muchas civilizaciones y culturas, entre ellas la griega que lo ponía bajo el patrocinio de Talía y Melpómene, la comedia y la tragedia, las dos carátulas de la escena griega.

No falta en la decoración de esta preciosa residencia la fuente ni Venus, la diosa que la representa. Símbolos que expresan que tras la conciliación de esas dos energías opuestas se encuentra la estancia sagrada, aquel estado del alma, a imagen del Jardín del Edén o el Paraíso Terrenal; nuestro Shambalá, Agartha, Isla Verde, Blanca, Ciudad Celeste, Andros o Delos, por citar unos cuantos nombres del imaginario mítico de los pueblos del Egeo y su radio de influencia.  Aunque igualmente podría tener cualquiera de los nombres que según una u otra tradición reciba la Utopía humana. Núria.



 
  
Fuente, fresco en la  "Casa del Brazalete de Oro".
 


lunes, 10 de enero de 2011

Diosa Astarté con Sistros en las Manos




Astarté. "Bronce Carriazo". Sevilla. Museo Arqueológico.


La pieza de bronce que aquí se muestra (datada entre los años 625-525 a.C.) corresponde a la imagen de la diosa Astarté, una divinidad fenicia cuyo culto se extendió en la península Ibérica a través del Mediterráneo, principalmente mediante el flujo de personas que llegaban a la bahía de Cádiz, lugar donde se produce un intenso intercambio comercial e intelectual-espiritual a través de sus símbolos, ritos y mitos. Efectivamente el comercio ha propiciado a lo largo de la historia ese otro tipo de reciprocidad que ha sido verdaderamente la que cimentó y articuló la relación entre todos los pueblos del Mediterráneo. Con el tiempo el culto a Astarté se extendió, y sus templos acabaron ubicados por toda la Península Ibérica.

Astarté es una diosa de la fecundación. Se trata de la Ishtar babilónica, antecedente de la Afrodita griega y la Venus romana. Su equivalente egipcio es Hathor, diosa del amor. Hija de Ra y esposa de Set, vinculada con Isis y asimismo con Bes.

Los ritos que se ofrendaban a esta diosa están relacionados con los de la Prostitución Sagrada, que por supuesto nada tiene que ver con el "antiguo oficio", sino con un rito mágico-teúrgico de fecundación del Cosmos. Un acto secreto y de carácter oracular en el que participaban muy pocos iniciados.

Durante la ceremonia ritual, cuando se producía la hierogamia entre el rey, sacerdote o elegido, con la sacerdotisa principal de Astarté, las compañeras de ésta agitaban los sistros acompasadamente y con un carácter erótico y sensual, tratando de atraer la energía sexual del Cosmos, tanto la celeste como la terrestre, con la que fecundarse y fertilizar el mundo.

En los textos sagrados de los hebreos a menudo llaman a Astarté “reina de los cielos”, también “diosa del mar”, lo que evoca designaciones dadas a la Virgen cristiana, que sin duda hereda de ella ciertos elementos simbólicos. Aunque Astarté significa asimismo “útero”.



Particularidades del Bronce Carriazo


Esta pieza en la que aparece Astarté es conocida como “Bronce Carriazo”, en honor a su descubridor, quien la halló en un mercadillo de antigüedades de Sevilla. Se trata de un fundido en una única placa de unos 9 o 10 cm., la cual es parte de uno de los dos lados de un bocado de caballo. De los siete agujeritos colgaban campanillas, tal y como se ha visto en otros arreos similares. Este bronce además de poseer una gran belleza de composición estética y simétrica, es un portento de síntesis simbólica. La diosa lleva un peinado egipcio, orejas de vaca y túnica de manga corta, todo lo cual la identifica con Hathor. La forma dada a la pieza define, asimismo, la barca solar. Astarté se ve demarcada por dos aves cuyas alas se identifican con las de los querubines, entidades que, igual que la diosa, ejercen funciones de intermediarios entre los planos. Estas alas prefiguran tanto los cuernos como los rayos del disco solar que lleva entre ellos.

El atributo de Astarté es el sistro. La de este bronce en concreto porta dos, uno en cada una de las manos que eleva con determinación al cielo, con la intención de seducirlo con su ritmo acompasado, para que a través de ella se fecunde el Cosmos entero. Los sistros de esta Astarté son esquemáticos y semejan una copa o un loto, no llevan campanillas u otros elementos sonoros, pues éstos han sido colocados en otro lugar de la pieza, ya que el uso práctico de este arreo requiere de un espacio libre por el que hacer pasar las bridas.

Por razones obvias de incomprensión, en las que creo innecesario incidir, el culto a Astarté fue satanizado y su ceremonia ritual, la hierogamia sagrada, denunciada como una práctica del demonio.

No obstante a Astarté y a la energía del Eros que ésta representa, se la sigue invocando a través del amor y de uno de sus muchos nombres, por ejemplo como “diosa de la alegría, la danza y las artes musicales”, “diosa nutricia”, “dama que cruza el mar”, “diosa de las marismas” o “madre de todos los dioses”. Mª Ángeles Díaz (Nuria)

Sistro (Sonajero ritual) con la imagen de Hathor. París. Museo del Louvre.










lunes, 20 de diciembre de 2010

Feliz Navidad y Próspero Año 2011





Durante el Renacimiento se pintaron muchas imágenes como ésta, donde se ve a la Virgen María, Jesús y San Juanito, el primo del recién nacido.

Entre los más famosos pintores que repitieron la escena está Leonardo o Rafael. El cuadro que os presento aquí es un anónimo italiano de esa época.

En él no se muestra la María humilde que dio a luz en un establo, sino en su aspecto universal de Reina de los Cielos portando por manto la Bóveda Celeste. Juanito lo sabe todo y guarda silencio. Jesús, el infante, Es.
Feliz Navidad.
Núria

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sábado, 11 de diciembre de 2010

Arabia antes del Islam


Unas 300 piezas entre ellas esculturas monumentales, estelas funerarias, pedestales, frescos, vajillas de plata,  joyas preciosas, alguna muestra textil, etc., que fueron en su día depositadas en tumbas, forman una gran exposición que pretende viajar por distintas ciudades Europeas. Los objetos proceden de las últimas excavaciones en el desierto saudí y todos ellos conforman un recorrido que comienza  con piezas que se remontan a 15.000 años en el tiempo, con las primeras civilizaciones, la relación con el mundo grecorromano y el esplendor medieval hasta el Islam. Efectivamente todos estos objetos, inéditos, nos transportan a  través de distintos periodos y reinos desde la más remota antigüedad  hasta la llegada del Islam en el siglo VII d. C. Es una muestra que nos da a conocer un aspecto del  pasado árabe preislámico, brillante y próspero, un mundo desconocido para la mayoría del cual nos hablan, no obstante, estos restos arqueológicos.









Estela  antropomorfa de arenisca. Arte prehistórico  IV milenio a.C. >



^Fragmento de una vasija de clorita. Segunda mitad del III milenio a.C.

^Vasija cilíndrica de clorita, decorada con preciosas palmeras. III milenio a.C.


^Vasija troncocónica decorada con serpientes entrelazadas. III milenio a.C.




^Vasija de clorita III milenio a.C.




^Gran cuenco excepcional por sus dimensiones. Decoración geométrica pintada. I milenio a.C.


 
^Altar decorado con escenas rituales. Sobre el ara un toro, con un disco solar entre los cuernos. Siglos V-IV a. C.


^Placa de bronce con inscripción en míneo. Los que escriben se autodenominan servidores del dios Waddum. Siglos I a.C-I d. C.



 ^Pebetero de piedra caliza. Siglos IV-I a.C.(?)




^Pieza de aplique en bronce dorado. Siglo I d. C.





^Pendientes de Oro con forma de campana. Siglos I-III d. C.



^Figura Femenina. Hueso. I-II d.C.



^Colgante con camafeo. Oro, perla fina, rubí y turquesa. Siglo I d. C.




^Pata de una cama. Hierro, betún y plomo. Siglo I d.C.



^Puerta de la Kaaba periodo 1045 a.H. (1635-1636). Chapada en láminas de plata talladas y grabadas.




La muestra ha estado ya en París (Louvre) y Barcelona, ciudad esta última donde se mantendrá hasta el 20 de Febrero 2011. (Fundación "La Caixa").
Las fotos pertenecen al catálogo de la muestra: "Rutas de Arabia. Tesoros arqueológicos del Reino de Arabia Saudí". Núria.