El teatro, en efecto, no está forzosamente limitado a representar el mundo humano, es decir un único estado de manifestación; puede también representar al mismo tiempo los mundos superiores e inferiores. En los "misterios" del medioevo, la escena estaba, por esta razón, dividida en varios pisos que correspondían a los diferentes mundos, generalmente repartidos según la división ternaria: cielo, tierra, infierno; y la acción, que tenía lugar simultáneamente en estas diferentes divisiones, representaba la simultaneidad esencial de los estados del ser. Los modernos, no comprendiendo nada de este simbolismo, han llegado a contemplar como una "ingenuidad", por no decir como una torpeza, lo que tenía precisamente aquí el sentido más profundo; y lo que es asombroso, es la rapidez con la que ha llegado esta incomprensión, tan sorprendente entre los escritores del s. XVII; este corte radical entre la mentalidad del medioevo y la de los tiempos modernos no es ciertamente uno de los menores enigmas de la historia.
Imagen: Teatro Hermético de la Memoria, 41
Antonio Basoli, Telón teatral siglo XIX
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