El hombre solitario se tiene a sí mismo como compañero
de mesa, como interlocutor y convidado no tiene miedo de quedarse solo si es
consigo mismo con quién está.
Su corazón no envidia
ni odia a nadie. Contento con su suerte y su fortuna e inaccesible a las
injusticias, no teme ni desea nada, pues sabe que son bien pocas las cosas que
bastan en la vida de los hombres, y que la riqueza más elevada y más auténtica
es no codiciar nada y no temer al poder supremo.
Lleva una vida sosegada y dichosa, de
noches plácidas, días basados en el ocio y comidas tranquilas. Camina libre, se
sienta confiado, no urde ni se previene contra ninguna intriga. Sabe que a él
le quieren por lo que es y no por lo que tiene.
Ciertamente hay quien piensa que la vida
solitaria es peor que la muerte y que precisamente este tipo de vida conduce a
ella.
Esta idea se da principalmente entre los
iletrados, a los cuales si les falta un interlocutor ya no tienen nada de qué
hablar con ellos mismos o con los libros, y por tanto permanecen callados.
Sin duda la soledad sin las letras es
totalmente un exilio, una prisión, un potro de tortura. Pon la cultura y
tendrás la patria, la libertad, una fuente de placer.
Son bien conocidas aquellas
palabras de Cicerón referidas al ocio: ¿Hay algo más dulce que el ocio
dedicado a la cultura?
Por otra parte, también es bien conocida la sentencia de Séneca: El
ocio sin la cultura es como la muerte, o sea, una sepultura para el hombre
vivo".
Petrarca, el autor de esta oda,
perteneció a los "Fieles de Amor", organización iniciatica de
la cual Dante fuera su miembro más destacado. Estos filósofos a menudo
aparecen retratados con apariencia de clérigos o místicos,
pero en verdad todos ellos fueron
hombres apasionados y auténticos iniciados en el Conocimiento,
los cuales se manifestaron contra la estulticia, enfermedad que amenaza a los
hombres de todos los tiempos, y frente a la cual contrapusieron
el cultivo de las ciencias y las artes, entre ellas la poesía, como
manifestación del Verbo creador.
Y aunque todos ellos hablaban de la necesidad de la soledad y el silencio, siendo los primeros en la historia en aconsejar tener un gabinete privado para el estudio (cambiando así el concepto de vivienda) tanto para la mujer como para el hombre. Sin embargo, estuvieron muy comprometidos con la vida social y con la política de su época, señalando, cuando fue necesario, todos los abusos y malas artes (artimañas) que desde los poderes políticos y religiosos se cometieron, ya fuera por maldad o por ignorancia.
Y aunque todos ellos hablaban de la necesidad de la soledad y el silencio, siendo los primeros en la historia en aconsejar tener un gabinete privado para el estudio (cambiando así el concepto de vivienda) tanto para la mujer como para el hombre. Sin embargo, estuvieron muy comprometidos con la vida social y con la política de su época, señalando, cuando fue necesario, todos los abusos y malas artes (artimañas) que desde los poderes políticos y religiosos se cometieron, ya fuera por maldad o por ignorancia.
Petrarca escribió numerosas odas y canciones de amor dirigidas a exaltar el triunfo del Amor. Muchas las dirigió a Laura, la musa de su inspiración, o sea la mujer donde vio reflejada su propia alma superior. fb: Mª Ángeles Díaz