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viernes, 4 de febrero de 2022

ATENEA EN TIERRAS DEL ÁTICA

Cuentan que fue durante el reinado del rey Cécrope cuando se sostuvo una lucha que enfrentaba a Atenea con Poseidón, pues ambos pretendían ser la deidad que imperase en Atenas. Es por ello que en algunas versiones sobre su vida, Cécrope aparece como árbitro, o juez, en la contienda por las tierras del Ática, siendo este rey quien resolvió finalmente la situación con su laudo: que cada uno de los dioses propusiera lo mejor y más beneficioso para los ciudadanos. Tras lo cual él decidiría.

Poseidón entonces abrió con su tridente un manantial de agua cristalina en la Acrópolis, mientras que Atenea, por su parte, plantó un olivo. Cécrope consideró dicho cultivo más útil a los ciudadanos, por lo cual adjudicó la protección de la ciudad a Atenea dándole su nombre y realizando en ella la primera estatua de esta diosa.

Y como la historia mítica no se corresponde con una ensoñación, sino con una realidad tanto histórica como suprahistórica, sucedió que esa lucha entre los dioses del mar y de la tierra se vio reflejada en la retirada del Mediterráneo de las costas atenienses. Efectivamente, las aguas del mar que hasta entonces llegaban prácticamente hasta la altura del monte donde se halla el santuario de Delfos, como sabemos, se encuentra actualmente bastante retirado de la costa, separado de ella por las montañas.

Atenea está asociada a la Sabiduría y la Inteligencia activa, esa energía que nos capacita para romper los límites de nuestra pequeñez humana y trascender al amplio mundo de las ideas arquetípicas. Atenea es la contraparte del dios Marte, una diosa guerrera y siempre armada de las Ciencias y las Artes en las que apoya su acción bélica contra todo aquello que impide al alma humana desprenderse de sus adherencias e ilusiones y alcanzar la realidad metafísica y la revelación de que todo está en todo, es decir, de descubrir la posibilidad de la autogeneración de la deidad en nosotros, lo cual es un descubrimiento que para algunos supone la renovación del mundo y de su circunstancia en él.

Mª Ángeles Díaz, de mi libro: Viaje Mágico Hermético a Andros. Una Aventura Intelectual. Ed. Symbolos


Imagen: Atenea. Serie "Teatro Hermético de la Memoria" Nº 59, inspirada en el teatro de Federico González Frías del que formamos parte.


https://dmiventana.blogspot.com/ Publicación  Mª Ángeles Díaz

viernes, 8 de octubre de 2021

LA DIVINA PROPORCIÓN. Luca Pacioli


La Divina Proporción, obra de  Luca Pacioli con ilustraciones de Leonardo da Vinci, cuando se presentó en público, concretamente en Milán, su autor explicó que el motivo que le había llevado a dar dicho título a su tratado se debía a las numerosas correspondencias de semejanza entre dicha proporción y Dios mismo. Y como ejemplo de ello resumió para su audiencia cuatro de esas correspondencias comenzando por la unidad:

La primera es que ella es una sola y no más, y no es posible asignarle otras especies ni diferencias. Y dicha unidad es el supremo epíteto de Dios mismo, según toda escuela teológica y también filosófica.

La segunda correspondencia es la de la Santa Trinidad, es decir, que, así como in divinis hay una misma sustancia entre tres personas –Padre, Hijo y Espíritu Santo–, de igual modo una misma proporción se encontrará siempre entre tres términos, y nunca de más o de menos, como se dirá.
La tercera correspondencia es que, así como Dios no se puede propiamente definir ni puede darse a entender a nosotros mediante palabras, nuestra proporción no puede nunca determinarse con un número inteligible ni expresarse mediante cantidad racional alguna, sino que siempre es oculta y secreta y es llamada irracional por los matemáticos. 
La cuarta correspondencia consiste en que, así como Dios nunca puede cambiar y está en todo, Él en todo y todo en todas partes, de igual modo nuestra proporción es siempre, en toda cantidad continua y discreta, grande o pequeña, la misma y siempre invariable, y de ninguna manera puede cambiar ni de otro modo puede aprehenderla el intelecto, como nuestra explicación demostrará.

Barbari es el pintor a quien se atribuye el conocido cuadro (que tenemos arriba) donde se ve a Pacioli vestido con los hábitos de monje y dibujando los cuerpos geométricos en una pequeña pizarra, mientras parece traducir las indicaciones que se hallan en un libro de Euclides. Junto a él, un paso atrás, se ve al Duque de Urbino, Guidobaldo de Montefeltro. 

Mª Ángeles Díaz. 

"Viaje Mágico a Andros. Una Aventura Intelectual". Editorial Symbolos. 

sábado, 29 de mayo de 2021

ATENEA EXPULSANDO LOS VICIOS DEL JARDÍN DEL EDEN


“Atenea expulsando los vicios del jardín del Edén” o “El triunfo de la virtud”, es el nombre con el que se conoce este cuadro que Andrea Mantegna pintó a pedido de Isabel d’Este para que formara parte de la decoración de su studiolo, en el castillo de San Jorge, en Mantua.

Isabel quería que la obra le recordara los aspectos negativos que los planetas ejercen sobre el ser humano los cuales constituyen los males que de modo natural nos afectan. Consideraba Isabel que tener presente la fealdad de estas afecciones es fundamental para no dejarlas penetrar en el edén que quería construir en el interior de su alma.

Efectivamente, Isabel, practicante de las ciencias herméticas a través de la corriente emanada de Marsilio Ficino y el entorno de su academia platónica, era sabedora de que la virtud es la base de la construcción humana, por lo que siempre estuvo decidida a que dichas enfermedades o vicios no afectaran su ánimo.

Dichos vicios son siete, asociados a las energías planetarias que los representan: la soberbia, aspecto negativo del sol; la avaricia, aspecto negativo de Saturno; la envidia, aspecto negativo de Mercurio; la lujuria, aspecto negativo de Venus; la ira, aspecto negativo de Marte; la gula, aspecto negativo de Júpiter; la pereza, aspecto negativo de la Luna.

Y solo Atenea (la Minerva romana) asociada con la sensibilidad del ser humano y particularmente a su Inteligencia, posee las defensas con las que actuar diligentemente en nuestra vida, estas son su yelmo protector y su lanza guerrera, armas con las que defiende nuestro espacio interior expulsando de él todos los males que amenazan con hacernos perder de vista que nuestra verdadera naturaleza no es solo humana, sino divina. Por ello la escena es un recordatorio de las propias intenciones de perfeccionamiento que deben anidar en el espíritu de aquél que busca el crecimiento interior, pues tender a la perfección (que no al perfeccionismo) tomando como modelo el mundo de las Ideas, es algo que forma parte de cualquier iniciación espiritual o intelectual.

Mantegna crea la siguiente situación: desde la izquierda del cuadro, entrando enérgicamente en escena, aparece Atenea ataviada con coraza de guerrera, casco y lanza. Su actitud impetuosa denota que está bien resuelta a expulsar del jardín del Edén a cuanto insensato perturbe la paz del lugar. Ese recinto sagrado y templo de la pureza, es el alma humana, llamada por eso mismo el «Palacio del Altísimo» o el «Castillo Interior». Un símbolo de ese ámbito secreto y puro ubicado en nuestra conciencia, en nuestra mente y en nuestro corazón, un lugar que necesita ser protegido, en primer lugar de nuestras propias y reiteradas flaquezas. Pues ya sabemos que a un nivel el carácter es nuestra piedra y la educación el cincel que perfecciona la obra.

Atenea tiene cortada la punta de su lanza, un detalle con el que se indica que la energía que esta diosa expresa no es violenta, sino que se trata de la fuerza de la Inteligencia, a la que ella también simboliza (pues no olvidemos que esta diosa nace de la cabeza de Zeus), y ante estas armas, la ignorancia, capitana de los bajos instintos y fertilizadora de las malas hierbas, sucumbe. Mª Angeles Díaz


Texto ampliado en: Viaje Mágico-Hermético a Andros. Una Aventura intelectual. Editado por Symbolos.

viernes, 14 de mayo de 2021

SIMBOLISMO DEL ROSARIO




Son muchas las tradiciones culturales que utilizan el rosario de forma ritual, como fórmula para mantener vivo el recuerdo y fresca la memoria, sin la cual nada somos.

En todas ellas el rosario es tenido como un símbolo de la cadena, o lazo, que ensarta a todos los seres en la unidad universal que ella misma representa. Por eso es considerado en las distintas culturas como un paradigma de "la cadena de los mundos", y  de ese modo, justamente lo expresa el Bhagavad Gita, el libro sagrado de la tradición hindú cuando dice: 

"En mí todas las cosas están ensartadas como una hilera de perlas en un hilo".

Podríamos decir, pues, que lo que hace significativo y universal el símbolo del rosario es en realidad lo que no se ve en él, el hilo que enhebra y une las cuentas, pues sin él no hay rosario. Son varias las ideas que representadas en este símbolo, especialmente las que señalan que aquello que verdaderamente tiene un valor trascendente en verdad es inaparente, o sea, está oculto. Hablamos en realidad del misterio. Así lo expresa la Cábala cuando dice que,

"el mundo subsiste por el Misterio". 

Mientras que el hilo es lo más interno de la realidad del rosario y aquello que le otorga su sentido de unión, las cuentas representan lo más externo y secundario. No tener clara la jerarquización que hay entre estos dos aspectos de la realidad ha sido causa de muchos conflictos y guerras de religión, provocados por todos aquellos que a lo largo de la historia han dado prioridad a la forma antes que al fondo, que es donde las creencias encuentran unanimidad, y por lo tanto han sido incapaces de diferenciar entre exoterismo y esoterismo o entre religión y metafísica, entre la substancia y la esencia, la corteza y el núcleo, la primera siempre variable.

El caso es que, al parecer, la tendencia humana es fijarse siempre en lo aparente, y por ello aunque somos capaces de admirar la fulgurante belleza de las estrellas, no siempre nos preguntamos seriamente acerca de su misterio, ni sobre ¿Quién las creó?

Nos fijamos en las cuentas, pero olvidamos su sentido esotérico, aquello para lo que en verdad fue creado, como objeto ritual, y con ello perdemos su sentido vertical y trascendente. Todos los símbolos, en definitiva, son exotéricos pues esotérica es sólo su interpretación.

René Guénon, por su parte, nos da a conocer que rosario, en India, significa «guirnalda de aksha», y que aksha, como sucede con toda lengua sagrada –el caso del hebreo–, significa distintas cosas al mismo tiempo y a distintos niveles, siendo que esos diversos significados se iluminan los unos a los otros de modo que no se puede conocer el sentido verdadero de la palabra si no se tienen en cuenta sus diversas acepciones. Así pues las palabras para designar el rosario son: alcanzar, penetrar, atravesar…, aksha es además el vocablo con el que nombran unas semillas con forma de ojo perforado que utilizan para confeccionar este collar. Ciertamente, nos resume Guénon:

"Desde el punto de vista externo se ven más bien las cuentas que el hilo; y esto mismo es muy significativo, puesto que las cuentas representan la manifestación, mientras que el sûtrâtmâ, representado por el hilo, es en sí mismo no manifestado".

Advierto que el rosario es un símbolo análogo al de la rueda, ya que en ella lo esencial es también lo invisible, su centro, o el vacío de ésta, sin el cual la rueda carece de sentido.

"Treinta rayos convergen hacia el centro de una rueda, pero es el vacío del centro el que le da toda su utilidad. Se lee en el Tao-Te-King".

Precisamente El Simbolismo de la Rueda, es una obra fundamental en la bibliografía de Federico González, y donde trata extensa y profundamente de este símbolo al que toma como un pantáculo capaz de ofrecernos en su simpleza geométrica, la perspectiva del Todo, esto es, del macrocosmos y del microcosmos. Un mundo de ideas, que el autor nos muestra a través de este símbolo universal del que enseguida nos da a conocer su importancia en todas las tradiciones, añadiendo que si bien toda expresión o manifestación es simbólica, existen determinados códigos (símbolos, ritos y mitos) que han sido creados por los sabios e inspirados de las distintas épocas para que la humanidad tuviera siempre la posibilidad de aprender a leer en el Libro de la Vida, donde obtener las claves necesarias que liberen al hombre de sus ataduras psicológicas y le muestren otros espacios simultáneos de la existencia. Claves que son estructuras simbólicas que actúan como guías en un camino en pos de ese conocimiento transformador.

En realidad, estas estructuras son la Tradición misma, la Cadena Aurea que ha mantenido vivos en la memoria ciertos juegos de símbolos, como el árbol de la vida cabalístico, el tarot, o libro de Thot, la rueda, que son los modelos señalados en la obra de Federico y los que constituyen una guía con la que dirigir nuestra voluntad según el eje del mundo, e ir hacia esa perspectiva que nos saque de la confusión y de la sensación de encontrarnos irremisiblemente perdidos en un mundo sin salida. Una formulación expresada en la mitología griega mediante el hilo de Ariadna con el que ésta pudo conducir a Teseo a escapar del laberinto después de matar a la bestia.

El símbolo de la rueda se nos muestra como una pura síntesis del Cosmos, ya que en él están reunidos dos conceptos opuestos y complementarios, como son el movimiento y la inmutabilidad. Es desde ese centro inmóvil que, a través del radio, se alcanza la periferia. Este símbolo expresa también la idea de una energía centrípeta, que retorna a su centro, eje o fuente, lo que es análogo a la propia respiración del Universo y del hombre, dado que este no es sino su expresión microcósmica. Federico escribe al respecto:

"Es este símbolo también la manifestación de lo que siendo apenas virtual (el punto) genera un espacio o plano (que delimita la circunferencia)".

Y asimismo que:

"El movimiento superficial de la rueda, o externo, estaría vinculado con la manifestación, mientras la virtualidad, la inmovilidad del punto central o eje, se hallaría conectada con lo inmanifestado".

"Las modalidades espaciales del símbolo de la rueda surgen por la irradiación, o por la «actualización», de las «potencialidades» del punto central, que se hace «presente» en el tiempo, creando un campo espacial. (…)"

En cuanto a otras modalidades de este pantáculo (pequeño todo), al que nos estamos refiriendo, señalaremos su identificación con la idea de ciclo o de espacio cerrado sobre sí mismo; ya se trate del ciclo del sol en un año, o su movimiento aparente en un día, o represente la vida entera de un ser humano (desde su nacimiento hasta su muerte), o un periodo histórico en su existencia del mundo en general (v. gr. un siglo). Es interesante en este sentido asociarlo al estudio del movimiento, los calendarios, los periodos vinculados con la agricultura, el conocimiento de la armonía de los cielos y la tierra, y todo lo concerniente a la ciencia de los ritmos.

Rosario deriva de rotarium y ha servido de circuito en los recordatorios religiosos tanto en el Cristianismo, en el Islam o en el Budismo donde se disponen ruedas que llaman «máquinas de orar». Federico señala:

"La oración misma puede verse como un circuito de comunicación tierra-cielo-tierra, y el rito rítmico de la plegaria un volver a sí mismo. Ciertos símbolos clásicos y renacentistas, como es el de las tres Gracias, están dispuestos en forma encadenada y relacionadas de tal modo las unas con las otras –como los símbolos iconográficos unánimes–, que nos transmiten por sus gestos y las expresiones de sus rostros, la idea de dar-aceptar-devolver".


Pintura: Beatrice Offor (1864-1920).

Texto: Mª Ángeles Díaz. Viaje Mágico-Hermético a Andros. Una Aventura intelectual. Editorial SYMBOLOS

 

viernes, 19 de febrero de 2021

LAS LETRAS CAPITALES DE LOS LIBROS. Viaje Mágico Hermético a Andros


 Letras capitales es el nombre que reciben las mayúsculas puestas a la cabecera de cada capítulo, las que toman ese nombre precisamente de cabeza y capitel. Estas iniciales se usan por los amanuenses, desde época romana y siguieron siendo el ornamento de los bellos códices medievales, dando belleza a los encabezamientos y fuerza a los comienzos de los capítulos. Ma. Ángeles Díaz. “Viaje Mágico Hermético a Andros. Una Aventura Intelectual”. Editorial SYMBOLOS

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domingo, 8 de noviembre de 2020

INVOCACIÓN DE SAFO A LA INMORTAL AFRODITA


Esta es, posiblemente, la más bella oda a Afrodita, en ella Safo se dirige a la diosa para pedirle que no la aflija, sino que venga rauda a socorrerla una vez más, tantas como su angustia hizo necesaria la presencia de la diosa la cual nunca, ante esas llamadas, ha dudado en dejar su morada olímpica para acudir veloz a consolar el alma de Safo, como igualmente acude  a la llamada de aquellos que la invocan porque confían en la naturaleza inmortal de sus dones.  


Inmortal Afrodita, de polícromo trono,

hija de Zeus, sabia en astucias, te ruego,

soberana, no aflijas con penas ni angustias,

mi alma.

 

Ven a mí, de nuevo, 

como lo has hecho otras veces

dejando incluso tu morada junto al Padre,

para acudir en tu carro de oro,

a esta oscura tierra a asistirme,

al oír mi voz desde lejos.

 

Veloces te traían

los hermosos gorriones,

batiendo intensamente sus alas

al atravesar el éter.

 

 Al punto llegaron; y tú, con semblante

sonriente, oh diosa, preguntabas:


¿Cuál es hoy tu sufrimiento Safo,

por qué esta nueva invocación?

¿Qué anhelo pasional tiene tu alma?



Tomado de, Viaje Mágico Hermético a Andros. Una aventura intelectual. Mª Ángeles Díaz. Editorial Symbolos 2014


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sábado, 19 de septiembre de 2020

HERMES, PATRÓN DE LA PIRATERÍA CELESTE


Si continuamos la visita por esta galería de arte nos detendremos ahora ante un cuadro donde se ve un niño dios. Para saber de él y conocer la razón de esta imagen sólo tenemos que prestar oído al sabio Filostrato:

“Este niño pequeño, todavía en pañales, que conduce las vacas hacia una cavidad de la tierra y también aquel que le roba las flechas a Apolo, es Hermes. Los hurtos del dios son muy divertidos. Pues se dice que, a Hermes, cuando nació de Maya, le encantaba robar y tenía maña para ello y no es que lo hiciese el dios por necesidad, sino por darse a la diversión y por jugar. Pero si quieres también seguir su rastro, mira al cuadro (…). Hermes lleva hasta una cavidad de la tierra, haciéndolas girar como una peonza, las vacas que pastaban al pie del Olimpo ciertamente de cuernos de oro y más blancas que la nieve —pues están consagradas a Apolo—, no para que mueran, sino para hacerlas desaparecer durante un día, hasta que esto fastidie a Apolo. Y luego, como no teniendo nada que ver en lo sucedido, se desliza en el interior de los pañales.
¿Por qué un dios hace estas travesuras?, tal vez se pregunte alguno.
Porque Hermes es el más humano de los dioses y sabe que el juego mantiene al hombre despierto y vivo.
Si Apolo tiene un semblante risueño ante la travesura de Hermes es porque sabe muy bien a qué se dedica ese niño. Y cuáles son los asuntos de sus juegos: robar a los dioses la palabra para dársela a los hombres”.

Texto tomado de mi Libro: "Viaje Mágico Hermético a Andros. Una Aventura Intelectual" Editorial SYMBOLOS

Imagen: Serie TEATRO HERMÉTICO DE LA MEMORIA 16

(Todas las imágenes de esta serie son de la autora de este blog)


jueves, 11 de junio de 2020

¿Quién es más bella, Hera, Atenea o Afrodita? "El Juicio de Paris". Museo de Bellas Artes de Málaga




Paris emitiendo su veredicto sobre aquél dilema: ¿Cuál de las tres diosas griegas es la más bella? Hera, la protectora del hogar y del orden matrimonial; Atenea, la diosa de la paz, la Sabiduría y la civilización, o Afrodita, la diosa del Amor?

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miércoles, 25 de marzo de 2020

MARSILIO FICINO A ÁNGELO POLIZIANO, EL POETA HOMÉRICO

"Marsilio Ficino a Angelo Poliziano, el poeta homérico, saludos:
He tomado la pluma Angelo, con la intención de ensalzar hasta los cielos a tu Musa homérica. Pero, repentinamente, Cupido se interpuso. (…)
Pero escucha Cupido, no es Venus la madre de este amor. Es la Musa Calíope quien cuidadosamente lo alimenta, de modo que crece constantemente. Dejémosle que crezca así alimentado, y permitámosle que sea engañoso. Pues eso no es una falta cuando del amor se trata. 
Así Angelo, es mi deber y mi deseo cuidar de nuestro mutuo amor y de tu Musa, al mismo tiempo. Tu mismo deberías adorar a esa Musa, como la madre del amor y la alabanza".


Este fragmento pertenece a una carta enviada por Marsilio Ficino a Ángelo Poliziano, uno de sus amigos y alumno en la Academia Platónica de Florencia. Primer traductor de la Ilíada, a petición de su protector Lorenzo de Medici, quien dedicó su vida a la Enseñanza a través de explicar la poesía de Homero, Hesíodo y Virgilio. 

Ángelo es también el primer creador del precedente de la Opera con su obra: La Fábula de Orfeo, basada en el mito de Orfeo y Eurídice, es decir en la historia del héroe que logró conmover con su música incluso a los dioses del Averno, quienes consintieron en devolverle desde el inframundo a su esposa Eurídice. Es debido a esta obra que Ficino considera a Calíope, en tanto que madre de Orfeo, la Musa que inspira a Ángelo siendo ella, y no Venus, la madre del amor que une a los dos amigos.

Esta obra de Ángelo fue con los años recreada por Monteverdi que la ampliaría y llevaría a los escenarios convirtiéndola en toda una gran Opera con el nombre de Orfeo. 

Ángelo también escribió historias para ser llevadas al lienzo, por ejemplo por Sandro Boticcelli, un joven que como él pertenecía al círculo de amistad que convivían en la "Ciudad Celeste" formado, entre otros, por Giuliano de Medici, Pico de la Mirandola o Girolamo Benivieni.  
Ma. Angeles Díaz. "Viaje Mágico-Hermético a Andros. Una Aventura Intelectual". Editado por SYMBOLOS

Ángelo Poliziano con sus alumnos, los niños y jóvenes de la familia Medici a los que educó. Fresco en la Capilla Sassetti, obra de Domenico Ghirlandaio.

Pintura del frontispicio: Cupido, de Joshua Reynolds



viernes, 13 de marzo de 2020

HERMES ENAMORADO DE HERSE


Cuenta la leyenda que Zeus, atento a la organización social y política que se estaba desarrollando en Atenas, y en vistas a configurar Europa, no dejaba de enviar a su hijo Hermes a inspeccionar estas tierras, dándole empresas que cumplir. 

Un día, mientras el hijo de Maya sobrevolaba la tierra por encima de los bosques y verdes prados del Ática, cerca del puerto del Pireo, se fijó en un grupo de muchachas que caminaban risueñas portando cestillos con flores en la cabeza. Iban engalanadas, pues se estaban celebrando las fiestas Panateneas en honor a Atenea, la diosa protectora de la ciudad. 

Desde las alturas vio el dios que tenían encendidos los altares donde ardían los perfumes, y que todas ellas estaban ocupadas en adornar el templo para las ofrendas y rituales. Entre aquel nutrido grupo de doncellas se encontraban las tres hijas de Cécrope, rey de Atenas.

De inmediato la mirada del dios del caduceo se fijó en una sola. Era Herse, la hija mediana del rey. Mirad si era bella Herse que cuando Hermes la vio, su vuelo paró en seco dando un giro completo a su rumbo. Luego, haciendo círculos en el aire, se mantuvo largo rato planeando en aquellas brisas pues no quería, ni podía, quitar la vista de tan hermosa muchacha.
Ya comenzaba a anochecer y a hacerse presente la luna. 

Hermes descubre entonces que bajo esa clara luz de luna, a Herse aún se la ve más bella, siendo el realce de la procesión de vírgenes y sacerdotisas del templo de Atenea. Mª Ángeles Díaz. Viaje Mágico Hermético a Andros. Editado por SYMBOLOS

Herse y Hermes en una vasija griega del Louvre

martes, 1 de octubre de 2019

PINACOTECA SIMBÓLICA. FILÓSTRATO SOBRE LA PINTURA Mª Ángeles Díaz


"Quien no ama la pintura es injusto con la verdad, es injusto con toda sabiduría que les ha sido dada a los poetas –pues tanto éstos como los pintores contribuyen por igual al conocimiento de los hechos y apariencia de los héroes- y desprecia las proporciones por las que el arte se vincula a la razón. Para el que quiere ejercer su ingenio, la pintura fue inventada por los dioses a partir de las formas naturales, como los prados pintados por las Estaciones o los fenómenos celestes; pero para quien investiga el origen del arte, es la imitación el hallazgo más antiguo y más afín a la naturaleza, y fueron hombres sabios quienes la inventaron, llamándola unas veces pintura y otras arte plástica.

Hay muchas formas de artE plástica: el modelado, propiamente dicho, la imitación en bronce, la obra de quienes trabajan el mármol blanco o el de Paros, la talla en marfil y, por Zeus, hasta la glíptica. 

La pintura, en cambio, está basada en los colores, y, aunque sólo se sirve de éstos, con ellos se las ingenia mejor que el arte plástica con sus muchos medios. Porque reproduce el sombreado y permite reconocer la mirada del loco o de quien está triste o alegre. Un artista plástico no es capaz de reproducir el brillo de los ojos, mientras que la pintura sabe representar el ojo azul, verde o negro, y conoce también la cabellera rubia, pelirroja o dorada, el color de los vestidos y de las armas, las habitaciones, las casas, los bosques, las montañas, las fuentes y la atmósfera que todo lo envuelve". Filóstrato. Filósofo griego. 

Pintura: Danza de la música del tiempo. Nicolás Poussin (1636)

martes, 7 de mayo de 2019

LAS TRES GRACIAS. PROGRAMA AGARTHA. PINACOTECA SIMBÓLICA



Hesíodo dice en su Teogonía que a Zeus: "Eurínome, hija de Océano, de seductora belleza, le dio las tres gracias de bellas mejillas: Aglaia, Eufrósine y la encantadora Talía. Cuando miran brota de sus ojos el amor ¡Bellas son las miradas que lanzan bajo sus cejas!" 

Efectivamente, esas tres hembras han sido identificadas como Belleza, Amor y Placer. Esparcen alegría por doquier e inundan los corazones de los hombres. Viven en el Olimpo en compañía de las Musas con las que suelen cantar bellísimas melodías y también acompañan a Apolo cuando éste tañe su lira. 

Se las suele representar como tres jóvenes desnudas unidas por los hombros; generalmente dos de ellas miran en una dirección, y la del medio, en la dirección opuesta. Han tejido el velo de Harmonía y son compañeras de Atenea, Afrodita, Dioniso y Eros; podemos invocarlos a todos ellos con confianza.  Séneca se ha preguntado en el De beneficiis 

"Por qué son tres las gracias, por qué son hermanas, por qué se cogen de la mano" y se contesta: "Por el triple ritmo de la generosidad, que consiste en dar, aceptar y devolver", agregando: "como gratias agere, significa 'dar las gracias' (agradecer); las tres fases (de esta operación) deben estar encerradas en una danza, como lo están las Gracias; el orden de los beneficios requiere que sean dados en mano pero que regresen al donante". 

Para los cabalistas cristianos del Renacimiento este símbolo expresaba las emanaciones celestes que los dioses envían a la tierra, las que producen una inspirada vivificación en los seres, o conversión, a partir de la cual éstos las devuelven (o se elevan) hacia su lugar de origen. Se describe, pues, un recorrido triangular y se retorna al principio. Debe aquí tenerse en cuenta la identidad entre la figura del triángulo y el círculo y su uso indistinto, aunque hay una superioridad del primero respecto al segundo (32 = 9).

Federico González y Colaboradores. Revista SYMBOLOS, Arte-Cultura-Gnosis, número: 25-26. ISSN 1562 9910