De ese modo las muchachas que son llamadas a la música reciben lecciones de una mujer sabia que las instruye en el sonido, cosa que realizan en las montañas. Allí la maestra enseña a la joven a oír el viento, el agua y el sonido ambiental que desde ese lugar emite su territorio.
Es en las altas cumbres donde la sabía mujer enseña a la muchacha a liberar su voz y poder así cantar las leyendas de su pueblo.
Una de esas canciones que aprenden relata que en una ocasión su pueblo iba a ser atacado por un gigante monstruoso. Este, antes de llegar, oyó el canto de las mujeres. Tanto placer sintió que se detuvo para oír la melodía quedando dormido. De este modo los hombres pudieron atraparle y evitar el ataque.
Se dice que cuando la muchacha está preparada para el canto ritual, las mujeres engalanadas con sus mejores vestidos y adornos, bordados simbólicos de múltiples colores e incrustaciones de nácar, se reúnen para oír a la joven.
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