Precisaremos también un punto que parece no haber sido explicado nunca de una manera satisfactoria, y que, no obstante, es muy importante: hemos hecho alusión precedentemente a los 'Reyes Magos' del Evangelio como uniendo en ellos los dos poderes; diremos pues ahora que estos personajes misteriosos no representan en realidad sino los tres jefes del Agartha [el Centro Supremo]. El Mahânga ofrece a Cristo el oro y le saluda como 'Rey'; el Mahâtma le ofrece el incienso y le saluda como 'Sacerdote'; y finalmente, el Brahmâtmâ le ofrece la mirra (el bálsamo de incorruptibilidad, imagen del Amritâ) y le saluda como 'Profeta' o Maestro espiritual por excelencia. El homenaje rendido así a Cristo naciente en los tres mundos que son sus dominios respectivos, por los representantes auténticos de la tradición primordial, es al mismo tiempo, obsérvese bien, la prenda de la perfecta ortodoxia del Cristianismo. René Guénon. El Rey del Mundo capítulo IV.
Retablo de autor anónimo.
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