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lunes, 5 de diciembre de 2022

EL BOSQUE SAGRADO (Texto y Vídeo) Mª Ángeles Díaz

Arnold Böcklin. El Bosque Sagrado, 1882. Museo de Arte de Basilea 


El bosque, o la selva, siempre ha representado para el ser humano un lugar plagado de grandes peligros. Desde el punto de vista del simbolismo tradicional es el lugar análogo al laberinto en el que fácilmente podemos extraviarnos o incluso perdernos, tal cual Dante tenía perdida su alma antes de comenzar su recorrido iniciático y hallar la salida a su oscuridad. 

Pero al mismo tiempo el bosque ha sido también un lugar de protección para aquellos que huyen de cierta clase de amenazas y buscan la libertad de sus actos en los pequeños claros que este ofrece, para realizar en ellos sus ritos ancestrales a cielo abierto, en estado puro de comunión con la naturaleza y a salvo de las miradas profanas.

En un claro del bosque, y ante una estatua de Afrodita, nos describe Filóstrato los rituales de Safo y sus alumnas, todas ellas seguidoras de las Musas. También en un abra del bosque tenían lugar los cultos a Diana, la diosa cazadora. Y por supuesto, en ese mismo lugar, y bajo la bóveda celeste, se reunían las brujas, nombre con el que los inquisidores de la Edad Media denominaban a las mujeres que con sus aquelarres mágico-teúrgicos invocaban a las potencias cósmicas para fecundar el mundo, esto es, invocar a las fuerzas constructivas y destructivas, para mantener la tensión en la que se sostiene el mundo. 

"tanto en los bosques como en las selvas existen abras y claros donde poder reposar momentáneamente y ver la inmensa majestad del cielo. En muchas sociedades estos espacios son tomados como lugares de culto tal cual lo hacían las mujeres que en la Edad Media y en la época de la Inquisición la religión denominaba brujas. Incluso en ellos se han erigido templos. Salir de estos accidentes es análogo a partir del laberinto y encontrar el camino de vuelta a nuestra mansión de la que no hemos salido nada más que de modo aparente". 


Texto: Mª Ángeles Díaz

Imagen: Arnold Böcklin. El Bosque Sagrado, 1882. Museo de Arte de Basilea 

Cita: Federico González. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos.

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lunes, 28 de noviembre de 2022

ESCENARIOS EN EL JARDÍN HERMÉTICO. Mª Ángeles Díaz

Fig. 1

Siguiendo el hilo del post anterior sobre los jardines herméticos cuyos diseños reproducen escenas teatrales, me gustaría mostraros en esta ocasión el jardín de la villa palladiana de Chiswick, en el oeste de Londres (fig. 1).

En él una hilera de cedros del Líbano enmarcan un diseño con tres senderos, cada uno de los cuales termina en un pequeño edificio de arquitectura palladiana. Un tridente de caminos que parten de un mismo punto, pero solo uno es un sendero recto, los otros dos son oblicuos.

Se trata de un escenario que ofrece al visitante la oportunidad de entrar en él y actuar conforme al papel que en la vida desee representar. Pues no todo está escrito, se dice que "Dios escribe recto con renglones torcidos", la experiencia de hacer de nosotros una cosa u otra, alcanzar la rectitud de pensamiento o perdernos en el laberinto de la existencia, es opcional. Ahí radica el libre albedrío, capacidad que el ser humano no comparte con ninguna otra criatura.

El diseño escenográfico de este jardín de la villa Chiswick, con su tridente de caminos, imita el modelo del escenario del Teatro Olímpico de Vincenza (Fig. 2), donde tres calles se alejan de la escena hasta el horizonte. Ese es, también, el escenario del Teatro de Agua de Versalles, cuya imagen ilustra nuestro anterior post (Fig. 3).

Como vemos en todos estos jardines teatrales se juega con la perspectiva y no solo desde el punto de vista arquitectónico, sino que también podemos entrar en el juego propuesto por el jardín: penetrar en distintos planos de la realidad y ser conscientes de las diversas perspectivas del mundo y de nuestro papel en él. 


Fig. 2


Fig. 3


Imágenes:

1- Pieter Andreas Rysbrack (1729.1730). Tridente de Chiswick.
2- Andrea Palladio (1580). Teatro olímpico de Vicenza. 
3.-Jean Cotelle (1693). Bosque del Teatro del Agua. Jardín de Versalles.



EL BOSQUE SAGRADO

martes, 22 de noviembre de 2022

EL JARDÍN HERMÉTICO, UN ESCENARIO TEATRAL PARA EL ALMA


Teatro de Agua, adornado con estatuas de los dioses niños. 

El jardín renacentista que crearon los hermetistas, y que continuó hasta el siglo XVIII, es un auténtico escenario teatral. Esa fue la idea para su esquema, la creación de un espacio donde se produjeran encuentros y se entablaran conversaciones inspiradas en su recorrido por grutas, laberintos y alimentadas por la simbólica de su estatuaria. Todos esos jardines fueron, efectivamente, diseñados para producir un efecto en aquellos que los recorren dejándose atrapar por la belleza de un lugar culturizado, hecho a imagen del modelo de la propia cosmogonía.

Muchas veces se ha comparado la labor del alquimista con la de un jardinero pues como este, el alquimista tiene entre sus prioridades nutrir las raíces celestes de sus propias capacidades intelectuales, a fin de que, como cada planta del jardín, adquiera la belleza que está implícita en su propio desarrollo. El jardinero sabe que para conseguir una buena floración de su jardín precisa de ciertos cuidados y de una tierra bien abonada. También el alquimista necesita abonar su mente para que florezca adecuadamente el vergel de su alma que es siempre un espacio secreto que ocupa el lugar más íntimo de su corazón. 


Publicación: MªAngeles.Díaz

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miércoles, 16 de noviembre de 2022

ALBAHACA ¿Cuántas hojitas tiene la mata? Cuento andaluz

 

Planta de albahaca. Ibn Butlan, Tacuinum sanitatis, siglo XV. B.N.F.

Había una vez una muchacha que tenía en su terraza una hermosa y verde planta de albahaca. Cada día que la joven salía a regarla recibía de parte de un joven que la observaba desde un ventanal de enfrente, la misma irónica pregunta:

Niña que riegas la albahaca ¿cuántas hojitas tiene la mata?

La joven, un tanto avergonzada, se retiraba dentro de la casa no sabiendo qué responder al dicharachero joven.

Más un día en el que nuevamente salió a regar su plantita de albahaca y que como de costumbre tuvo que enfrentar la reiterada chanza, fue ella quien dejó sin respuesta a su creído mirón diciéndole:

¡Anda, so repinturero, cuántas estrellitas tiene el cielo!  


Publicación: Mª Ángeles Díaz

Cuento andaluz narrado por mi padre, Fernando Díaz Montoro

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EL BOSQUE SAGRADO

sábado, 4 de junio de 2022

EL MITO DE LA DAMA SABIDURÍA (Texto, Vídeo y Podcast)


De entre los mitos femeninos presentes en la iniciación destaca en primer lugar la imagen imperecedera de la Sabiduría divina concebida como una Diosa. Este es sin duda el arquetipo femenino por excelencia, al que aspira unirse todo iniciado, e iniciada, en los Misterios, pues al fin y al cabo estamos hablando del grado más alto de Conocimiento, palabra que en sí misma ya sugiere la idea de un co-nacimiento, lo cual requiere de una “gestación” en el “útero” de la Diosa Sabiduría que solo abre sus entrañas a quien de verdad la ama y la desea sin reservas. Amor de cuya fuerza el aspirante a ese Conocimiento obtiene el valor que requiere enfrentarse, cuantas veces haga falta, a la propia muerte, o a la “disolución” de los lazos que lo mantienen atado a los estados inferiores. Algo que se presenta a través del rigor de las pruebas iniciáticas que tendrá que superar antes de que le sean abiertas en su conciencia las puertas de la percepción a una realidad cada vez más universal por el reiterado contacto con las entidades intermediarias, muchas de las cuales simbolizan a esta diosa. Este es el caso de la “Dama”, que entre las iniciaciones caballerescas de la Edad Media constituía el ideal espiritual del caballero, justamente porque ella representaba las virtudes de la propia Sabiduría. De ahí nació el mito de la “Dama Sabiduría” deseada por todo aquel que persigue hacer de su alma la residencia donde esta habite.

Y así fue para la organización iniciática, de carácter caballeresco, conocida como los Fieles de Amor, a la que perteneció Dante, Cavalcanti, Boccaccio y Petrarca, entre otros, para quienes la Sabiduría estuvo simbolizada por una Madonna que se manifestaba en el alma de aquel que había alcanzado un estado de virginidad igual a la materia prima de la obra alquímica, viendo en los misterios del Amor y en la fuerza de atracción que este provoca en los amantes, un símbolo de esa amada, por lo cual conquistarla y lograr hacerla compañera o esposa se convirtió en una meta hacia la que dirigirse con el fin de poder decir, como lo hizo Cecco d’Ascoli, otro de los miembros de esta organización: “Yo soy ella”. Esto es así porque, como hemos señalado, aquello que verdaderamente se invoca con la iniciación es el despertar de la propia conciencia y de aquellas potencias interiores que permanecen en estado latente, y que pueden ser activadas por la energía del Amor, acerca del cual dice Dante en el Convivio (III, 2, 9):

Este amor, es decir, la unión de mi alma con esta noble dama, a través de la cual mucho de la divina luz se me mostraba, es aquel razonar del que hablo; porque de él nacían continuos pensamientos, que admiraban y examinaban los valores de esta dama que, espiritualmente, se había hecho una misma cosa con mi alma.

Para Dante esta figura simbólica fue Beatriz, a la que ya cita en su primera obra, la Vita Nuova, y que posteriormente en la tercera parte de la Divina Comedia le guía en su viaje por las esferas celestes, que constituyen los estados superiores de su ser. Para Cavalcanti el nombre de esta fémina fue Giovanna, Laura para Petrarca, Fiammeta para Boccaccio. Pero a pesar de la diversidad de sus nombres, todas estas mujeres representaban a una única Dama, que los Fieles de Amor denominaban el “Santo Conocimiento”, o sea la Gnosis, o la “Doctrina Secreta”. Por eso Dante llama a Beatriz “la gloriosa mujer del espíritu”. Así es en el plano simbólico como expresión del Mundo Inteligible, pero esto no excluye que esa energía espiritual suscitada por la idealización del principio femenino se corresponda también en el plano concreto a través de la unión con una mujer real, que se transformaba en la mujer iniciática, tal y como expresa Guido Cavalcanti en sus Rimas:

Me parece salir de sus labios / una tan bella mujer, que el espíritu / no puede comprenderla, porque en seguida / nace de ella otro de una felicidad nueva / de la que parece que se desprende una estrella / y ella dice: tu salud ha aparecido.

La salud a la que se alude debe ponerse en correspondencia con las letras que aparecen escritas en cada una de las cinco puntas del Pentagrama Áureo de la tradición pitagórica, símbolo de hygeia (salud) y renacimiento espiritual. Estas mujeres, reales o idealizadas, podían, por su belleza y virtudes intrínsecas, aparecer ante los ojos de los miembros de esta organización como un estímulo capaz de hacerles avanzar en un camino de perfeccionamiento con el fin de hacerse dignos de esa “gloriosa mujer del espíritu”. Es así como los Fieles de Amor seguían una Tradición que arraigaba en la Sabiduría eterna, pero que de partida podemos muy bien situar en dos textos bíblicos: Cantar de los Cantares, por un lado, donde el rey Salomón dedica hermosos versos a la sulamita, la cual posiblemente no sea otra que la reina de Saba, la mujer que para el sabio rey encarnó el modelo de esta Dama simbólica. El otro, también de este rey, es el Libro de Sabiduría, al cual pertenece el siguiente fragmento:

Pues hay en ella un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, ágil, perspicaz, inmaculado, claro, impasible, amante del bien, agudo, incoercible, bienhechor, amigo del hombre, firme, seguro, que todo lo puede, todo lo observa, penetra todos los espíritus, los inteligentes, los puros, los más sutiles. Porque a todo movimiento supera en movilidad la Sabiduría, todo lo atraviesa y penetra en virtud de su pureza. Es un hálito del poder de Dios, una emanación pura de la gloria del Omnipotente, por lo que nada manchado llega a alcanzarla. Es un reflejo de la luz eterna, un espejo sin mancha de la actividad de Dios, una imagen de su bondad. Aun siendo sola, lo puede todo; sin salir de sí misma, renueva el universo; en todas las edades, entrando en las almas santas, forma en ellas amigos de Dios y profetas, porque Dios no ama sino a quien vive con la Sabiduría. Es ella, en efecto, más bella que el sol, supera todas las constelaciones; comparada con la luz, sale vencedora, porque a la luz sucede la noche, pero contra la Sabiduría no prevalece la maldad. (Sabiduría VII, 22-30).

Como vemos por estos versículos el culto al aspecto femenino de la Divinidad es una vía que cuenta con el recurso de la emotividad como motor para despertar en uno la Inteligencia activa, aquella energía que nos da fuerza para seguir nuestro destino. Guardar, meditar y reflexionar hasta desentrañar el verdadero significado de aquello que los símbolos y los mitos revelan, es el medio por el que estas enseñanzas pueden fructificar. Por el contrario, los que están apegados al sentido literal no están cualificados para transitar por la vía iniciática. Ellos solo alcanzan el primer peldaño de la “Escala Filosófica”, por utilizar una expresión propia del Hermetismo medieval y por consiguiente de los Fieles de Amor.  

Precisamente la Escala Filosófica formaba parte del aprendizaje de dicha milicia, y ella se refería al simbolismo de las Artes Liberales, representado por siete Damas que a su vez simbolizan las siete virtudes, siendo todo ello una emanación de la Diosa Sabiduría, algunos de cuyos aspectos el rey Salomón describe en esos versículos citados[1]. Asimismo, las siete Artes Liberales se corresponden con las siete esferas planetarias, que son evidentemente grados de iniciación, y que por tanto se encuentran vinculados con los estados superiores del Ser. A estos estados se refiere Dante en la tercera parte de la Divina Comedia (“Paraíso”), en donde menciona los siete primeros cielos a través de los cuales es guiado precisamente por su Dama Beatriz. Este aprendizaje gradual asociado al estudio de las Ciencias y las Artes, está igualmente relacionado con las Musas, dado que son estas diosas hijas de Mnemosine, la Memoria, las que pueden obrar mediante el arte que cada una de ellas promueve en el ánimo de quien las invoca, el prodigio que todo proceso iniciático persigue: la autogeneración de la Deidad en uno mismo. Mª Angeles Díaz

Fragmento de mi artículo: "Los Mitos Femeninos de la Iniciación", publicado en el nº 49 de la revista CULTURA MASÓNICA.

Imagen de arriba: Dante y Beatriz en un manuscrito del siglo XIV.

Imagen de abajo: Dante y Beatriz en el jardín secreto de Mª Ángeles Díaz



[1] Esa es la misma Escala Filosófica que figura en el grado 30, Caballero Kadosch, de la Masonería Escocesa. 

 

jueves, 14 de octubre de 2021

EN MEMORIA DEL SABIO TAOISTA GIA FU FENG

Gia Fu Feng, un maestro taoísta (por cierto amigo de Alan Watts) con el que tuvimos el gusto de hacer un retiro de unos días en un pueblo catalán, cuando nos llevaba a caminar por el bosque y la montaña siempre encontraba un lugar especial para quedarnos a descansar y a escuchar sus enseñanzas. Y lo primero que hacía era dar un nombre a ese sitio de tal modo que ,en el entorno de la masía donde residíamos durante aquellos días, surgió una geografía significativa que a todos nos orientaba en aquel espacio de valles y montañas, lo cual es un símbolo en toda regla de lo que para la filosofía hermética es el Arte o Ciencia de la Memoria, o sea que asociábamos los lugares a sus nombres  a las palabras del sabio taoísta.

Desde entonces nos ha quedado la costumbre de dar nombre a los lugares de nuestro entorno, o que encontramos en nuestros viajes y que nos parecen dotados de una armonía intrínseca donde está vivo el “genio del lugar”. Este espacio cercano a nuestra casa lo llamamos "jardín de Pan". MªA.D.


Aquí en el jardín de Pan


miércoles, 29 de septiembre de 2021

JARDINES Y LABERINTOS HERMÉTICOS. El Jardín de Campo

Otro tipo de jardín que merece una atención especial es el jardín de campo, es decir aquel que nace bajo una sencilla pérgola formada por una ligera estructura a la que se le añade y moldea alguna planta trepadora. Poco más es necesario para crear ese espacio diferenciado del resto de la casa o de las tierras de cultivo que nos de sombra, sosiego, paz y que sea un lugar para la relajación de la mente y del cuerpo. 

Desde la perspectiva de la Filosofía Hermética todo jardín  representa una forma de domar, refrenar y conducir la naturaleza vegetal en base a la inteligencia y habilidad humana, reflejo de la inteligencia divina. Eso significa que los jardines son más que la expresión de la belleza que posee el reino vegetal, las flores, sus colores y aromas, puesto que todo jardín simboliza la capacidad humana para disponer que las cosas estén puestas de acuerdo a un orden basado en una idea y en el modelo cósmico.  

Es decir, no es la naturaleza salvaje la que se expresa en un jardín sino que este representa y es el símbolo de las habilidades que posee el ser humano para interpretar y modelar las cosas comenzando por el jardín de la mente o sea de su propia alma. Mª Ángeles Díaz



Tarde de Septiembre 2021
 



Imagen tomada del libro de Lucía Impelluso: Jardines y Laberintos. Editorial Electa. 

#programaagartha #jardinesylaberintosherméticos #pinacotecasimbólica


lunes, 27 de septiembre de 2021

STOWE. EL JARDÍN POLÍTICO


Stowe es un precioso jardín de Inglaterra repleto de simbolismo hermético y masónico, un jardín creado para transmitir una serie de enseñanzas y valores que sirven a la formación del ser humano, y en especial a los gobernantes a los que invita a la reflexión al expresar su diseño el manifiesto político y filosófico de Lord Cobham (1669-1749), masón y militar, donde se resalta la relación que debe existir entre política y virtud.

William Kent, arquitecto y paisajista, unos años después de su creación hace una reforma y reinterpreta el jardín añadiendo, justamente, una "senda de la virtud". En ella coloca esculturas de distintos personajes ilustres cuya memoria reporta al visitante ejemplos que le guíen en esa senda. Entre ellos hay héroes, poetas, sabios, escritores, algunos de ellos masones.  Son imágenes de personajes de la "Cadena Áurea" o del "Colegio Invisible" pues se encuentran representados Homero, Sócrates, Shakespeare, Iñigo Jones, Francis Bacon, entre otros. 

Stowe es un jardín paisajístico con un lago, caminos que llevan a distintos templetes, uno de ellos dedicado a Venus, otro a Dionisio y en el centro una estatua de Hermes. También tiene en su trazado un templo a la Concordia o a la Amistad.

A continuación os invito a ver una galería de imágenes del jardín en distintas épocas. Mª Ángeles Díaz







Las imágenes pertenecen al libro, Jardines y Laberintos, de Lucia Impelluso. Otras son de internet a las que he llegado a través de ella. La pintura de arriba es de Jacques Rigaud. 



 #jardinesylabentitoshermeticos #hermetismo #masonería

sábado, 11 de septiembre de 2021

LA TULLERÍAS, EL JARDÍN HERMÉTICO QUE CATALINA DE MEDICI CONSTRUYÓ EN PARIS


Es fácil adivinar por qué el hombre arcaico tiene incorporado el reino vegetal y la naturaleza en general a su imagen de lo sagrado. Y es que simplemente viviendo sus procesos nadie es capaz de negar la presencia de lo trascendente en todo ese reino.  

Del asombro y admiración que han sentido las generaciones por la cosmogonía surge el respeto por aquello que aún sin comprenderse del todo se tiene por lo más bello y verdadero de la existencia. De ahí que, según el simbolismo constructivo, se sostenga que la mano de un arquitecto divino está detrás de tan sublime creación, hecha a base de una concatenación de medidas y proporciones que son, al fin y al cabo, los elementos que conforman la armonía de un conjunto fascinante donde nada muere, sino que todo renace y se transmuta. Y es ese descubrimiento, enraizado en la mente y el corazón de una tradición, lo que sostiene la fe que el ser humano necesita para trascender la muerte y liberarse del pensamiento profano. 

Para Platón, gigante en cuyos hombros cabalgamos por siglos los buscadores en Occidente, el hombre es un árbol invertido cuyas raíces están en el cielo, siendo esa la razón de nuestra doble naturaleza, humana y divina. Somos, pues, la planta más excelsa de la creación con poder tanto para auto regenerarnos, florecer y dar frutos, como para abandonarnos y extinguir nuestros talentos, pues solo a nos, nos ha sido donado en el reparto el libre albedrío.

El querido y admirado amigo Pico de la Mirandola, en su apasionada forma de evocar su fascinación por las facultades que Dios ha otorgado a su sublime criatura, decía “cómo no amar a ese camaleón”.

Por ello es que la labor del alquimista es comparable a la del jardinero que entre sus prioridades está la de nutrir las raíces celestes de sus propias posibilidades intelectuales para conseguir una buena floración de su pensamiento que abone la creación del jardín de su alma.

En general, los artistas renacentistas (no sólo italianos, sino alemanes, franceses, flamencos e ingleses) expresaron esa perspectiva esotérica desde muchos ámbitos del arte como la pintura, la escultura, la arquitectura, la ciencia, el teatro…, y asimismo también lo hicieron a través de la construcción de jardines y laberintos herméticos cuyo diseño se hacía en aras a producir un efecto en aquellos que penetren en su simbólica dejándose atrapar por la belleza de un lugar culturizado, es decir hecho a imagen del modelo de la cosmogonía.  Y como ejemplo podemos recordar a Leonardo da Vinci, quien, como se sabe, participaba de este mismo tipo de concepción tal y como lo demostró no sólo por medio de su obra plástica, sino también a través de sus brillantes esquemas y sus escenarios para representaciones teatrales y banquetes no menos teatrales.

Y como ejemplo de jardín os invito a conocer algo más de las Tullerías, el jardín que Catalina de Medici (1519-1589), reina hermética de Francia, realizó en París. Esta dama florentina rodeada en su nueva tierra de astrólogos-astrónomos, alquimistas, arquitectos, médicos y sabios, como Nostradamus, Filiberto de l’Orme, Cosme Ruggieri, Luca Gaurico, Jean Farnel, etc., pudo crear el ambiente requerido para seguir cultivando el “Jardín Hermético del alma”, en una época del último tercio del siglo XVI en la que la persecución fatal contra estas ideas como resultado de las guerras de religión entre la Reforma y la Contrarreforma se habían reverdecido en su fanatismo y odio entre esos dos bandos de la Iglesia.


El ‘Jardín de la Reina’, como era conocido las Tullerías por entonces, según cuenta la propia Catalina, está dedicado a las Musas. Para llevar a cabo su gran proyecto, la florentina elige unos terrenos junto al Sena que permanecían abandonados (una antigua fábrica de tejas de ahí el nombre popular que se le viene dando al jardín). Y para ejecutar tan magnífica obra Catalina cuenta nada menos que con el gran arquitecto masón Filiberto de l’Orme (1510-1570), seguidor en Florencia de las enseñanzas de Vitruvio por lo que estaba imbuido del ambiente cultural renacentista y del espíritu que emanaba del Hermetismo, la Cábala Cristiana y el Neoplatonismo, trasmitido por la corriente sapiencial de la escuela de Marsilio Ficino. Y así lo reconoce dicho arquitecto en el siguiente fragmento de una de sus obras que consideramos importante destacar aquí, pues demuestra que estaba iniciado en los misterios de la Arquitectura del Cosmos, es decir que le había sido revelada la Matemática y la Geometría divina en tanto que ciencias que se corresponden con la proporción y medida en todas las cosas, ideas emanadas de la Justicia y la Belleza.

Durante el proyecto y planificación Catalina discutió con el arquitecto los planos tanto del edificio como del jardín, tal y como lo confiesa el propio Filiberto de l’Orme, que dice: “la reina madre fue el principal arquitecto y sólo me dejó la parte de la decoración


El modelo que se sigue es el del palacio Pitti de Florencia, propiedad de su familia. Las crónicas de la época cuentan que el jardín que Catalina construyó en París fue, efectivamente, de estilo florentino, con glorietas, bosquecillos, y parterres, estatuas mitológicas, fuentes, pájaros exóticos y majestuosos caminos bordeados por una gran cantidad de árboles ornamentales, cúpulas, macetas con flores y en algún lugar propicio un laberinto circular de más de una hectárea en medio del cual se puso una estatua de Venus. Tenemos pues una representación simbólica de la isla Citera, la isla del amor, donde hubo un importantísimo templo de Venus a cuyo recinto sagrado iban aquellos que buscaban el amor. El acceso a dicho santuario tenía cinco entradas, aunque solo dos llegaban al centro donde se encontraba la estatua de la Diosa de modo que únicamente los que  habían acertado el camino del laberinto obtenían su bendición como pareja. Mª Ángeles Díaz

PDF: Catalina de Medici. Reina Hermética de Francia


Imagen 1: Palacio y jardín de las Tullerías. Foto Wikipedia.
Imagen 2: Invernadero del  Castillo de Malmaison. París. Acuarela de Auguste Garneray (1785-1824).
Imagen 3: Laberinto de Villandry, Valle del Loira. Foto: Pirate C y Percy Kittens.