Mostrando las entradas con la etiqueta Revista Symbolos. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Revista Symbolos. Mostrar todas las entradas

lunes, 8 de octubre de 2018

Dioniso. Un Niño Dios Criado por las Ninfas y los Silenos


Dioniso es otro de los grandes dioses venerados en todo el mundo grecolatino quien pasó a ser conocido también con el nombre de Baco. Su culto se extiende por todas las regiones del Mediterráneo aunque es Nisa el lugar que se da como cuna de su nacimiento. Sin embargo esta ciudad de Nisa no deja de ser sino un lugar mítico ubicada tanto en el Parnaso, como en el Helicón, en Delfos, Eleusis, Tebas, Eubea y otras varias regiones.

En realidad se dice que el nombre de Nisa proviene de Dio-Niso o Nisa Divina, como la llama Homero en una de sus rapsodias, es decir que estas diferencias en cuanto a los lugares de su nacimiento, designan sitios donde este dios era venerado por ser uno de sus dioses fundadores, como lo era Deméter, ambas deidades completamente impregnadas de un simbolismo vinculado con los distintos aspectos de la agricultura, a la que nos hemos referido como agricultura celeste, pues no sólo es la semilla al salir a la luz haciendo florecer los campos lo que anuncia el regreso de Perséfone sino que una estrella, la más brillante de la constelación de Virgo llamada Spica (Espiga) aparece en el cielo anunciando el acontecimiento de la Primavera.

Y otra estrella de la misma constelación, Vindemiatrix, asciende en el cielo justo en el momento en que las uvas ya están a punto para ser cosechadas. Es por eso que el nombre popular dado a esta estrella es "la vendimiadora." (Facebook de la autora: https://www.facebook.com/maangeles.diaz


En Pos de Deméter. Mª Ángeles Díaz (Fragmento). Contribución al número 27-28 de la Revista Symbolos.

lunes, 13 de agosto de 2018

EL JUICIO DE PARIS . PINACOTECA SIMBÓLICA


Cuando Federico González Frías, nuestro maestro y amigo, me regaló la edición de este libro me dijo que sería mi salvoconducto para abrirme paso como una representante de la Tradición Hermética, de nuestro Programa Agartha y de la estructura creada como plataforma y cauce a nuestras investigaciones.

Hoy, cuando de improviso he sido requerida por un grupo de interesaros en la historia del arte, para dar una charla, me he dado cuenta de lo que me quiso decir. 

Mª Ángeles Díaz. Museo de Bellas Artes de Málaga, ante "El Juicio de París" obra de Enrique Simonet (Valencia, 1866- Madrid, 1917).

De inmediato he pensado en Filóstrato, y en su pinacoteca simbólica de la que me hago eco en mi libro, y tal como hizo él así he abordado el asunto que nos ha llevado a tratar de la Sagrada Filosofía y de nuestros mitos fundadores. De ello todos hemos aprendido algo nuevo. 

No he tenido que buscar mucho, pues el museo malagueño lo tiene todo. Una formidable sección arqueológica y una rica pinacoteca. Nos hemos detenido ante una bella pintura representando el famoso 'Juicio de Paris', un enorme y luminoso lienzo. Su autor, Enrique Simonet, nos muestra en el cuadro la luz de los pintores levantinos y una escena donde las adelfas dan ese toque tan mediterráneo al entorno. 

En la escena recogida por este artista plástico se ve a Paris cuando aún vivía como pastor en los bosques de Frigia y había sido instruido en el arte de amar por Enone, una ninfa de las fuentes, hija del dios río Cebren. Fue entonces cuando requerido por Hermes para resolver una disputa entre diosas, Paris emitió su veredicto ante aquel dilema:

¿Cuál de las tres es la más bella; Hera, la diosa protectora del hogar, y del orden matrimonial; Atenea, la diosa de la paz, la sabiduría y la civilización o Afrodita, la diosa del amor? (Juno, Palas o Venus).


Paris eligió a Venus, a ella entregó la manzana de oro como trofeo. a su belleza. La diosa, agradecida por ese gesto, quiso recompensar al hermoso joven ofreciéndole a la mujer más bella de la tierra. En realidad, nos dice Ovidio en las Heroidas, que la diosa "en recompensa le otorgó a Paris poderes de seducción y potestad sobre Helena".

Pronto, en sus sueños, el joven visualizó a Helena y convencido de que conseguirla era parte de su destino dejó los bosques, y en ellos a Enone, e investido como el príncipe troyano que en realidad era, zarpó en busca de la reina espartana, o sea la esposa del rey Menelao, Helena, de la que Paris de oídas ya se había enamorado tan irrefrenablemente, que no pensó en otra cosa que no fuera secuestrarla.



Y lo llevó a cabo, siendo ese robo el que desencadenó la tan famosa guerra entre los griegos y los troyanos, durante la cual Atenas vengó la ofensa infringida a su rey destruyendo la ciudad de Troya, que quedó arrasada tras la contienda, muriendo héroes como Héctor, hermano de Paris, a pesar de creer éste que esa batalla era cosa entre Menelao, el marido ofendido y su hermano Paris, y que por lo tanto el pueblo no debía participar en esos riesgos. 

Por parte de los griegos combatientes también fueron muchos los que perecieron, tantyo en la batalla como en el camino de regreso a casa, al hundirse sus naves en las procelosas aguas, o bien al extraviar el rumbo de su naves permaneciendo por varios lustros perdidos en desconocidas islas. Este es el caso de Ulises, perdido cuando volvía a Ítaca, su casa, donde le esperaba Penélope de cuya lealtad matrimonial nos da cuenta Homero.


Enrique Simonet, El Juicio de Paris, 1904. Museo de Bellas Artes de Málaga

Viaje Mágico Hermético a Andros. Una Aventura Intelectual. Editado por SYMBOLOS, una publicación de Agartha, que en esta ocasión nos ha llevado a hablar del Juicio de Paris.


Heroidas de Ovidio. Episodios Míticos del Ciclo Heroico: http://angeladiazk.blogspot.com/2017/12/heroidas-de-ovidio-episodios-miticos.html
http://www.malaga.es/es/turismo/patrimonio/lis_cd-4101/museo-malaga



lunes, 6 de agosto de 2018

Revista SYMBOLOS, Historia y Geografía Sagradas.

Presentación del Número 31-32 de la Revista SYMBOLOS Arte-Cultura-Gnosis. 
Monográfico dedicado a la Historia y la Geografía Sagradas.
8 de Octubre de 2007. Librería Alibri de Barcelona.
En las fotos: Francisco Ariza y Mª Ángeles Díaz durante el acto. 



"Queremos dar las gracias a todos los que se han acercado a este nuevo acto cultural y literario de la Revista Symbolos, y por supuesto también a la librería Alibri y a las personas que directamente nos facilitan las cosas siempre que hemos acudido aquí.

Estos espacios son muy importantes en estos tiempos en los que la cultura no está nada de moda. Tal vez cierta literatura que algunos califican  de “literatura infantil para adultos”, tiene algún éxito, pero aquellos libros, temas, enfoques sobre ideas que inducen a la reflexión seria tienen, en verdad, muy pocos seguidores hoy en día.

En esta ocasión el número de la revista que les presentamos es el 31-32, un nuevo monográfico dedicado, en esta ocasión, a la Historia y la Geografía Sagradas. Un volumen del que les hablará más extensamente Francisco Ariza, que es quien ha coordinado este número y a quien se debe el trabajo más extenso. Eso es lo que Federico nos ha pedido que les transmitiéramos.

Decirles, además, que Symbolos, así como el Programa Agartha o el Centro de Estudios de Simbología, a lo largo de los años han conformado un espacio y creado una corriente de pensamiento que nace a principios de los ochenta aquí en Barcelona, la cual ha revitalizado la Tradición Hermética, o sea el Esoterismo Occidental. Una corriente que tiene como máximo inspirador a Federico González, creador y fundador de todas esas estructuras, y que nos ha traído, asimismo, el pensamiento de René Guénon al que la revista toma como guía intelectual.

Symbolos, a lo largo de los años, ha realizado una labor filosófica encarada como una poiesis procedente del furor, el mismo que inflamó durante el Renacimiento a todos aquellos artistas y adeptos del Hermetismo, que promovieron el resurgir de las artes, las letras, las ciencias, la arquitectura y que tuvo como punto de inicio la Escuela Platónica de Florencia, y a Marsilio Ficino, su director, aunque sus ideas sobre la Filosofía Sagrada y la forma de acceder a ser Uno con el Todo se conviertieron en una utopía, una idea con la que consiguieron traspasar las fronteras italianas y penetrar en el alma de toda Europa.

En su entorno encontramos a Gemisto Pletón, Pico de la Mirándola, al cardenal Bessarión, Nicolás de Cusa, pintores y grabadores como Durero, Boticelli, hombres de ciencia, etc. Una corriente hermética que en España inflama a Jacinto Verdaguer, más conocido como Mossen Cinto, quien escribió esa obra insigne titulada la Atlántida. Poema lleno de furor en el que el poeta se refiere a la Patria común del hombre, es decir la Patria Celeste. Ese lugar al que todas las tradiciones de la tierra se han referido asociándolo siempre a un lugar que no está en el espacio pero que equiparan con el Centro del Mundo el Corazón del Mundo, es decir con el hombre mismo como Corazón de la Creación.

Santo Palacio, Palacio Interior, Morada Celeste, Santa Santorum… son diferentes definiciones de esa misma concepción y de la idea de situar ese hogar fuera de los límites terrenales, en el Cielo.


Los betilos y todas las piedras negras caídas en la tierra, asociadas a la diosa Cibeles y a las vírgenes negras, son símbolos de esas moradas divinas todas ellas con condiciones magnéticas como para atraer ciertos influjos espirituales del cielo a la tierra, como han sabido todos nuestros ancestros. Esta idea también está representada en el Santo Grial y la aventura de su búsqueda está en la base de nuestra cultura, es decir de nuestro imaginario tradicional, es la aventura del viaje en pos del Conocimiento.

Symbolos, o lo que es lo mismo su director Federico González, ha conseguido fortalecer una cadena de pensamiento, crear un método de enseñanza, restituir el valor del símbolo, una labor que ha sido reconocida como unida al “hilo de oro”, nombre con el que se reconoce una ligazón total con la Tradición Hermética.

Se ha dicho de Federico, y del núcleo de colaboradores de Symbolos, que somos un grupo elitista, pero la verdad es que, como muy bien lo repite nuestro director en la carta editorial de este número de Symbolos, es que aquí no hay nada gratis sino que hay que hacer un gran esfuerzo, que no todos están dispuestos a realizar, para no dejarse arrastrar por la masa, tipo marabunta, que nos succiona hacia lo más denso y lo más grosero del ser humano.

Ese esfuerzo de Federico, y de sus colaboradores, es el secreto de que una revista del tipo de Symbolos (literaria, esotérica, revista-libro) haya supervivido en un mundo donde la confusión es total (ya nadie distingue entre esoterismo y exoterismo, entre metafísica y religión, entre belleza y estética, entre sagrado y moral) Para empezar el mundo universitario está plagado de estos equívocos y ya no digamos en otros ámbitos sociales, culturales, museísticos, etc.

Symbolos siempre ha combatido las imposturas del mundo moderno y eso le ha ocasionado cierta polémica, pero Federico ha tenido la habilidad de saber adaptarse a los nuevos tiempos y crear nuevos espacios, como es el Teatro de la Memoria o Internet donde en el dominio Symbolos.com se encuentran textos bien importantes que están sirviendo de material de trabajo para muchos internautas. Seguidores anónimos que desde sus páginas personales o desde sus blogs comparten y comentan los textos de Symbolos.

Acabamos con estas palabras que nuestro director nos decía hace un momento por teléfono desde Guatemala, donde reside:

“Nosotros no nos retiramos, pues no nos asustan las contiendas, sino que nos adaptamos a nuevas formas con el fin de difundir la voz de la Tradición Hermética entre oyentes inéditos y tal vez interesar con todo ello a otra generación. Algunos de nosotros tenemos vocación de internautas.

De hecho el dios Hermes, mensajero dúctil y maleable, siempre ha estado relacionado con el servicio de correos –como puede verse en la inclusión de su efigie en numerosos edificios de servicios postales– y no cuesta entender su transformación de patronazgo en nuevos medios de comunicación como es Internet”. Mª Angeles Díaz  

Fuente de la reseña: http://dmiventana.blogspot.com/2007/10/symbolos-historia-y-geografia-sagrada.html
Fotos: Adara Ariza



Francisco y Ariza y Mª Ángeles Díaz durante la presentación del monógrafíco de la Revista SYMBOLOS, dirigida por Federico González desde su fundación  en 1991, 
Número 31-32 dedicado a la  Historia y la Geografía sagradas.


   
Completa, con todos los vínculos activados tal y como fue publicada por Federico. 
También en Guía Bibliogáfica del Esoterismo se hallan todos los artículos tal y como se encontraban en el momento en que Federico pasó al Oriente Eterno. En la versión actual, de forma incomprensible, muchos artículos, reseñas de libros, notas y videos han sido borrados, siendo ese el motivo de que nuestros vínculos remitan al archivo hemeroteca Wayback Machine.

viernes, 3 de agosto de 2018

MITRA, HERMES Y LA PIRATERIA CELESTE


Francisco Ariza y Mª Ángeles Díaz en el estudio de Córdoba grabando la serie Mitra

Ciertamente no resulta fácil adentrarse en la cosmogonía mitraica, primero porque se entiende como una tradición arcaica, desaparecida e incluso ajena, luego, también, por el tono dramático que contiene su ritual, 'la muerte del toro', algo que en nuestro imaginario actual no se acepta  con la misma actitud con la que lo hacemos cuando el animal a combatir es un dragón. Sin embargo el simbolismo esotérico es el mismo, la lucha entre el yo y lo otro, que niega o se opone al Sí Mismo, a la Unidad.

También se nos puede hacer difícil, a las mujeres en este caso,  acercarnos sin reparos a unos símbolos y a un ritual propiamente masculino, y más concretamente constituido sobre todo por las legiones de soldados romanos, quienes tenían su iniciación espiritual y guerrera a través de la simbólica de la muerte del toro, la tauroctonía, tema central del ritual mitraico.

Sin embargo, es posible atravesar la puerta y apoderarnos de los valores y códigos simbólicos que representa esta deidad de origen persa asociada a la luz, es decir apropiarnos de la Enseñanza tradicional que emana de Mitra, una tradición viril lo cual, desde la perspectiva iniciática, está referido al acto yang, propio de la vía guerrera, pues se trata de mantener nuestro propia guerra interna contra nuestras propias limitaciones, tendencias y condicionamientos, aquellos que nos han sido impuestos por el medio, y una vez libres de esos prejuicios podremos comprender la transcendencia de la Cosmogonía mitraica en tanto que una forma de la gnosis tan verdadera como cualquier otra que a fin de cuentas exprese la misma realidad.

Como Prometeo robemos las ideas a los dioses, a todos ellos, pues todos tienen tesoros que como hombres nos pertenecen. Por esa razón, no lo olvidemos, Hermes es el patrón de los ladrones, es decir de la piratería celeste, no el de los simples rateros. 

Mª Ángeles Díaz  
Fuente del texto:https://memoriadecaliope.blogspot.com/ 

jueves, 15 de septiembre de 2016

Zen en el Arte del Tiro con Arco



"Cuando la cuerda está estirada hasta donde le permite el arco, éste encierra el Universo." 




El tiro con arco o arquería es otra disciplina en la instrucción del Zen. Por medio de esta práctica los alumnos consiguen ser unos expertos en disparar al blanco, pero lo que realmente pretenden los maestros no es hacer de sus alumnos expertos tiradores, sino que lo que en realidad persigue la concentración que exige esta actividad es despertar la intuición natural del aprendiz arquero, de modo que una vez éste ha logrado un buen conocimiento de la herramienta (el arco) y arte en el tiro, el disparo se produzca de modo intuitivo, sin apuntar o concentrarse en el blanco, que nada importa a la naturaleza de las enseñanzas Zen. "Comprometed toda vuestra vida en el tiro de una sola flecha" dicen los maestros arqueros, y es que en esa acción, arquetipo de la acción original, se descubre todo el Zen.

El arco, construido en madera de bambú llega a medir unos dos metros de longitud, por lo cual es fácil imaginar la enorme dificultad que entraña su manejo, y por consiguiente se ve que no ha sido diseñado para competir deportivamente, por ejemplo, sino que su diseño está adecuado para servir de apoyo a las enseñanzas del Zen. 


La primera fase del aprendizaje consiste únicamente en hacerse con el manejo del arco y la cuerda. Es ésta una tarea tan dificultosa y que exige tanto tiempo de entrenamiento que el practicante acaba por olvidarse de la flecha y el disparo. Su interés se halla centrado exclusivamente en conseguir la tensión correcta de la cuerda, para lo cual necesita acoplarse íntegramente al arco, con firmeza pero con ductilidad, evitando que todo su cuerpo se tense al mismo tiempo, pues el tiro sólo será correcto cuando consiga liberar su cuerpo (y su mente) de tal tensión, y concentre toda su fuerza en la mano. 

Esto podría inducir a la idea de que el arte de la arquería está reservado a personas de físico fuerte, pero esto no es así ya que tanto hombres como mujeres se ejercitan en él. Ahora bien, sí que son necesarias la paciencia, el tesón y la fuerza de voluntad para no abandonar antes de obtener resultados.  En esta primera fase de instrucción el maestro del Zen no ejerce ninguna presión o influencia en el discípulo, y su papel consiste en indicarle las reglas básicas de posición y respiración, que deben adoptarse en el ejercicio. 

Como todo guía espiritual o intelectual verdadero, el maestro pertenece al linaje de los hombres auténticos y éstos no están interesados más que en lo original y genuino de los seres, donde radica la verdad y libertad de todos ellos. Indicando a quienes muestran interés, el camino que sirvió a su propia liberación. El maestro es un ejemplo a seguir (no a imitar) y su método tiene la fuerza de su propia experiencia, requisito imprescindible en toda transmisión real de iniciación al conocimiento.


El propio aprendiz arquero tendrá que desarrollar una autodisciplina para llegar a conocer sus fuerzas y debilidades, a medida que se descubren las propias energías, se advierte el modo de integrar el cuerpo y la mente en el espíritu del tiro. Sólo de este modo se puede llegar a entender el espíritu que vehícula el arte del tiro con arco. El ardid, por parte del discípulo, queda excluido completamente y los maestros, cuando comprueban cualquier tipo de engaño para llegar a dominar el tiro de forma artificial, sencillamente le quitan el arco al aprendiz y le dan la espalda negándose a seguir instruyéndole. 

Una vez superada la fase con el arco y la cuerda es el momento adecuado para tomar la flecha y prepararse para el disparo



La finalidad del ejercicio es el conocimiento que uno mismo ha logrado adquirir de sí mismo, llave con la que se abren otros espacios de la realidad; y sólo cuando se posee ese conocimiento se está en condiciones de lanzar la flecha. Esta debe sujetarse hasta el momento idóneo para el tiro una vez que el arco obtiene la curvatura precisa, la cuerda la tensión necesaria y la mano se halle en el justo medio. En ese momento de preciso equilibrio entre el arco y el tirador se produce la liberación de la flecha, quedando en ese mismo acto de comprensión simultánea liberado el espíritu del arquero. 



La propia figura del tirador, envuelto completamente en el círculo que forma el arco extendido, sitúa al corazón del arquero en el centro mismo del círculo, siendo de ese modo como puede verse que este centro desde el que se proyecta la flecha es, a la vez que punto de partida, verdadero blanco de la flecha, al que ésta retorna una vez trascendidos o superados los límites individuales. "Cuando la cuerda está estirada hasta donde le permite el arco, éste encierra el Universo." 



El arquero inspira intensamente a la vez que estira la cuerda, hasta quedar lleno de aire, conteniendo la respiración al tiempo que retiene la flecha en un estado máxima tensión o equilibrio. Cuando su intuición inteligente, concretizada en su habilidad en reconocer la sincronía perfecta del momento, le indica soltar la flecha, ésta parte con su hálito que se mezcla con el mundo, en una acción única, y que por cierto, no tiene intención ni interés alguno por los resultados.


Sólo entonces los maestros presentan el blanco a sus alumnos, situado ahora a unos 60 metros de distancia. Los aciertos son certeros en la mayoría de los disparos, pero ningún iniciado o maestro del arte de la arquería les presta ninguna atención. Cuando aciertan en el blanco (cosa que hacen incluso con los ojos tapados) no se conceden ningún mérito, y tampoco cuando fallan se inmutan, puesto que no hay intención en los disparos. Así el espíritu del Zen siempre decide; lo que importa es estar en sintonía con él de modo que pueda manifestarse en todos y cada uno de los hombres que aman el "Arte sin artificio" por encima de todo.


¿Dónde o cuándo se inició verdaderamente el disparo?: "La infinita profundidad es la fuente donde se origina todo lo que hay en el Universo", dice Lao-Tse. Caer en la cuenta de esta verdad trascendente supone desinteresarse por cualquier resultado, pero también supone prescindir del arco, o de cualquier ejercicio externo programado. La experiencia cognoscitiva queda impresa en el corazón del artista, que todo hombre es, y toda obra que realiza, a partir de entonces, es una obra con arte. M.A.D. (Ver todos los capítulos)



Publicado en Revista SYMBOLOS 
Arte - Cultura - Gnosis
 

martes, 6 de septiembre de 2016

La Única Enseñanza es Aprender




Es en la pura contemplación, vacío de formas y de conceptos adquiridos, como el hombre consigue penetrar el núcleo de las cosas.
Es vaciando su espacio mental, su estructura psicológica o su adulterada personalidad, plagada de egos o poses, como el hombre obtiene su experiencia de satori o iluminación, restaurándose en él su ingenuidad primigenia, la del no saber, o de la "docta ignorancia".
 Ahí se produce la iniciación y empieza el aprendizaje, es decir, el arte de vivir la iniciación, pues la "única enseñanza es aprender" como dice Federico González Frías.
 -"¿Qué es el Zen? -preguntó un discípulo a su maestro Seug Sahn.
-¿Qué eres tú? -respondió éste
 (Silencio)
-¿Comprendes?
 -No sé
-Esa mente que no sabe eres tú. El Zen es comprenderte a ti mismo".
Significa que las cosas deben ser observadas como verdaderamente ellas son: tremendamente simples o naturales y sorprendentemente misteriosas o sagradas. Sin que entre ellas y nosotros interfieran los juicios que sobre ellas tengamos pre-fijados, (prejuicios) pues son puntos de vista siempre relativos. Implica, por consiguiente añadirse a ellas, o más bien contemplar que uno ya está añadido.
Si algo nos separa de esa perspectiva de unidad, es decir de la Realidad, es nuestra mente, esa que nos hace creer que somos su producto, que quiere comprender por ella misma, que se siente capaz de razonarlo todo partiendo de unos condicionamientos impuestos por las múltiples anécdotas personales, privando al hombre verdadero de reconocer su auténtica naturaleza esencial. Esa mente prepotente (individualista) que hace al hombre esclavo de su ignorancia es la que hay que regenerar, es decir, vaciar, para estar en condiciones de comprender el Zen o el Ser.  Mª Ángeles Díaz. Notas Sobre el (Fragmento).


Entrada con todos los artículos

viernes, 22 de julio de 2016

La mujer dentro de la Filosofía Hermética. Curso en Málaga





Abstract del curso que dimos hace unos días en Málaga

La Tradición Hermética, es decir el esoterismo Occidental, tiene un largo pasado situándose sus orígenes en Egipto y la antigua Grecia. Se trata de un pensamiento transmitido por la deidad intermediaria Thot, idéntica en su labor civilizadora a Hermes-Mercurio, el dios amigo de los hombres, el mensajero heraldo de los dioses y vehiculador de una Enseñanza que tiene a las artes y las ciencias cosmogónicas como coadyuvantes.

Esto tiene que ver con la Alquimia y con la Teúrgia, o sea con la idea de la transmutación y universalización del alma humana, a la que se toma como un athanor donde cada quien puede gestar al “niño de oro” que lleva dentro, lo que se produce a través del fuego y sus distintas graduaciones, es decir de la intensidad del amor que cada cual tenga por alcanzar ese Conocimiento, y aplicarlo en la realidad de su vida.

La transmisión de estas ideas-fuerza, de esta Enseñanza Cosmogónica, ha pasado por periodos distintos, adoptando formas diferentes de expresarse, y esto ha sido así gracias a una larga cadena de iniciados que han contribuido a través de sus obras y sus vidas, a difundirla y recrearla, adaptándola a los tiempos, siempre que fuese necesario devolverle todo su sentido.    

Para el Hermetismo, Platón es uno de los sabios que recoge toda esa Filosofía arcana, la sintetiza y la transmite para nuestro actual ciclo humano. Enseñanza que él heredera de los presocráticos, de Pitágoras y de los Misterios Órficos.

Todo lo cual fue perfectamente comprendido durante el Renacimiento por Marsilio Ficino y asimilado por los miembros de la Academia de Florencia, en cuyo entorno femenino se pondrá el énfasis en este Seminario dedicado a “Lo Femenino”, siguiéndole los pasos a algunas mujeres filósofas, literatas, científicas, artistas, etc., que han formado parte de esta cadena áurea de pensamiento, las que habiendo sido receptivas a ese Saber inmemorial lo han buscado justamente a través de unos arquetipos y unos modelos concretos tomados del aspecto femenino del Cosmos.

Y aquí debemos referirnos a Isis, a Deméter, diosa de los antiguos misterios de Eleusis, a Afrodita, diosa de los misterios de Amor, a las Sibilas y Pitonisas y por supuesto a las Musas, diosas de la Memoria, engendradas por Zeus y Mnemosine sólo y con el único propósito de seducir al hombre, alegrarle los días de su vida y llevarlo, a través de sus artes, al conocimiento de sí mismo, al estado paradisíaco. Pero esto no es una simple ensoñación poética, pues para la Tradición Hermética las Musas son diosas operativas que ejecutan su labor a través de la voluntad de aquél que desea aplicarse a las artes que ellas simbolizan.


Por eso es preciso referirse a Safo en primer término, a la que tomamos como piedra angular de nuestro discurso, ya que fue ella quien en el siglo VII a. C. mantuvo en Mitilene una escuela que en cierto modo será el modelo donde se inspirará la Academia Platónica de Atenas y todas las que se crearían con el paso del tiempo. La escuela de Safo estaba relacionada exclusivamente con la iniciación femenina, la cual tenía en Afrodita y en las Musas sus métodos de enseñanza, que siguen siendo efectivos para los hombres y mujeres de hoy en día, ya que en definitiva de lo que se trata es de operar la transformación del alma humana. 

viernes, 15 de abril de 2016

Moisés. Fresco de Rafael en el Vaticano

Moisés. Fresco de Rafael en el Vaticano
Nuestra Pinacoteca Símbólica de hoy nos ha traído a la memoria la historia de Moisés y el papel civilizador que le tocó ejercer en este ciclo humano.  Y sobre todo nos hemos parado a pensar en lo que este personaje de la Historia Sagrada nos dice a los hombres actuales acerca de nuestra propia identidad cultural, de nuestro bagaje mítico e intelectual, de nuestros arquetipos espirituales.
“El nombre de Moisés evoca inmediatamente la idea del pueblo judío, al que él encarna y al mismo tiempo genera. En efecto, habiendo nacido en Egipto, es considerado como de la familia del Faraón, pues aparece como hijo de su hermana, y como tal se dice es iniciado por los sumos sacerdotes en los misterios más profundos de Isis y Osiris, donde sobresale por sus conocimientos. 

Desde joven siente un llamado cada vez más claro hacia algo que aún no se define, pero que no está relacionado ni con Egipto, ni con la posición envidiable que ostenta, la que por otra parte cada vez se le hace más difícil, por los celos, envidia y desconfianza de su tío Ramsés II, y de su primo, que le sucederá en el trono.

La "casualidad" hace que Moisés, al defender a un esclavo judío injustamente tratado, mate al agresor y tenga que huir, pues para casos como el suyo (Moisés era ministro del culto de Osiris) la justicia del Faraón aplica las penas máximas. Se refugia donde otro personaje clave, Jetro, rey de Salem, gran sacerdote e iniciado y padre espiritual de numerosos pueblos nómadas que poblaban los desiertos y tierras entre las civilizaciones de Egipto, Caldea, Babilonia, etc., compuestos por semitas, árabes, etíopes, etc. Estos fueron los judíos, aquéllos que saliendo de su cautiverio en tierras extranjeras de Egipto, se levantan un día y emprenden una gigantesca emigración por el desierto, bajo la guía de un jefe que los sintetiza y encarna, y bajo cuya conducción, como intérprete directo de su dios Yahvé, han de constituirse definitivamente como pueblo elegido, y acceder a un destino que se da en el mismo Moisés, nombre cuya traducción es "El Salvado", y que él imprime a su entorno, al pueblo al que se le ha dado la misión de constituir y dirigir.

Moisés es, pues, conjuntamente, un personaje histórico y un símbolo, como todos los protagonistas de la Historia Sagrada. Es también un ser humano, y al mismo tiempo el receptor de las energías y los mensajes de una entidad sobrehumana, Yahvé, al que adora y hace adorar, cuando no es el propio dios el que actúa directamente. Como ser humano padece por cuarenta años toda suerte de infortunios y necesidades, las más de ellas provocadas por la ignorancia y la bestialidad de los suyos.

Como agente divino aviva y fija el monoteísmo e implanta a fuego su ley, a la que sella con mandamientos. Termina su peregrinaje, y en vista de la tierra prometida deja como herencia La Biblia, de la que escribe los cinco primeros libros, síntesis magistral que fundamenta la vida de un pueblo y de una religión, lo que posteriormente engendrará al cristianismo e islamismo.

La energía asombrosa de Moisés, su diálogo constante con la deidad, la fuerza de sus poderes, transferidos y compartidos con setenta discípulos que conforman el núcleo interno de sacerdotes y sabios, iniciados e iniciadores, a los que entrega la Cábala, hacen posible su sucesión hasta el final de este ciclo. Se cumple pues el Destino que Moisés iniciara y que terminará con la gloriosa venida del Mesías, esperada también por los cristianos e islámicos, y anunciada en todos los textos y tradiciones orales de las culturas unánimes". Introducción a la Ciencia Sagrada. "Programa Agartha”. Federico González Frías y Colaboradores.

jueves, 10 de marzo de 2016

Simbolismo de la Granada


La Granada
Hades da unos granos de granada a Perséfone para asegurarse el regreso de ésta al hogar del esposo, el rey del mundo subterráneo y Señor de los tesoros y las riquezas ocultos. En este mito la granada aparece asociada tanto al amor como a la muerte. De ahí que la granada sea un fruto tradicionalmente ligado, por un lado a los ritos matrimoniales y por otro a los ritos funerarios de algunos pueblos del Mediterráneo antiguo21.

Hera, quien se convirtió en Juno para los romanos, representa el aspecto de la diosa que inspira a los héroes (recordemos que Heracles debe su nombre a la diosa), pero siendo la esposa legítima de Zeus es también la que defiende el orden que se estructura a partir de la indisolubilidad de la pareja divina. La Tierra no tiene más esposo que el Cielo, esta es la primera idea fundamental que expresa Hera. El resto de relaciones no pueden ser más que incestos contra natura y romances nacidos de pasiones pasajeras. Ellos, Cielo y Tierra, conforman la unidad matrimonial por excelencia y constituyen el marco donde todo se produce, pues más allá de ese marco, en verdad, ¿qué podría decirse? Por eso la diosa Hera siempre se presenta en la mitología como la tremenda y celosa esposa de Zeus, la defensora del lecho conyugal y de las bodas legítimas como célula principal y familiar de organización social. Aunque también es Hera, (bajo el nombre de Elitita, diosa que aparece como hija suya), la protectora de los partos.22

Es en calidad de defensora de la idea de matrimonio entre Cielo y Tierra que vemos a Hera en representaciones artísticas con el fruto del granado en la mano, o con una manzana, regalo de Gea por su matrimonio con Zeus. Frutos ambos asociados a Hera que está en diferentes lugares de Europa relacionada con las fiestas de casamiento, en las cuales la granada y la manzana forman parte de las ofrendas que se hacen a los esposos. En este mismo sentido debe entenderse la tradición que tenían las novias romanas de adornarse el pelo con un tocado hecho de ramas de granado. Justamente así es como se presenta este fruto nupcial en el mito de Perséfone y Hades. Al comer la diosa los granos que le da el dios subterráneo, ella, la diosa, sella el lazo de unión matrimonial y con ello el compromiso de amor de regresar con el esposo periódicamente a fin de realizar la unión con él. Asimismo es conocida la asociación que siempre ha existido entre la mujer, la fertilidad de la tierra y el amor representado por la diosa, la que

"simboliza la recepción, en cuanto es la contraparte femenina del cielo, y genera el dulce y delicioso vino de la vida, la comunión en la sangre del Cosmos, en los efluvios secretos y nutritivos de la savia de la tierra, y nos trasmite el vértigo y el éxtasis de la belleza."23

Está claro que en el simbolismo del mito de las diosas Deméter-Perséfone, la granada es una expresión de fertilidad y de renovación de la naturaleza, pues sus múltiples granos son, como los gérmenes o las células embrionarias, una expresión magnífica que muestra la exuberancia y admirable perfección de la naturaleza. Un símbolo que pone a la semilla, y a quien que se identifica con el mito que ella ejemplifica, como testigo de una trasmutación verdaderamente mágica, pues su muerte a un estado, el de germen, produce junto a los nutrientes de la tierra, el agua y demás elementos, su multiplicación generosa y más jugosa, lo que hace de la granada digna representante de la ambrosía que los dioses entregan como alimento a los hombres.24

El granado desempeña un papel muy importante también en el simbolismo masónico, recordemos que el templo de Salomón, cuya imagen imitan todas las logias, estaba decorado con ellas, y así las vemos sobre las columnas del pórtico de entrada al templo, las columnas J y B, así como insertas en diferentes cuadros de logia de primer grado, o bordadas en antiguas bandas y mandiles. En este fruto también se ha visto simbolizada a la fraternidad masónica. Oswald Wirth así se refiere al fruto:

"las granadas representan a la familia masónica en donde todos los miembros están armoniosamente religados por el espíritu de orden y de fraternidad".

Sin embargo a ese simbolismo de fraternidad habría que añadirle el hecho de que la granada aparezca como uno de los símbolos más importantes de domesticación de la naturaleza vegetal por parte de los humanos, pues el granado es un árbol que de no contar con la colaboración del hombre-agricultor, deja de ser un árbol y se convierte en un matorral dejando incluso de dar frutos. Al granado le aparece un ramaje que surge de su propia raíz que es necesario irle eliminando para que éste culmine su ciclo de crecimiento, floración y finalmente fructifique, lo que sin duda tiene que ver con el trabajo de pulimento de la piedra bruta, símbolo del aprendiz masón, a la que es necesario irle despojando continuamente las aristas hasta lograr hacer de ella una piedra cúbica, apta para la construcción del edificio.




Todos los árboles son un símbolo del eje y un modelo del cosmos. Sus raíces, tronco y copa lo hacen ser una expresión de esa estructura. Asimismo, y apoyándonos en lo expuesto por René Guénon, señalamos que el granado es uno de esos árboles especialmente asociados a la luz y a las armas vegetales, como serían los cuernos en el simbolismo animal, debido a las espinas de sus ramas, como es la acacia, la rosa, el acanto y otras plantas cuyo simbolismo desempeña un papel importante, espinas que evocan la idea de elevación y símbolos de los rayos luminosos25.

En el mito de las dos diosas, Deméter y Perséfone, se une amor y muerte, lo dulce con lo amargo tal el sabor de la granada. Se trata de un símbolo donde se expresan de modo vegetal los misterios del amor y de la muerte, de los que se dice en los textos del Programa Agartha26:

"Los humanistas y maestros herméticos del Renacimiento, que recogieron las enseñazas de Platón y la mitología órfica y greco-romana, hablaban de los misterios del Amor identificándolos con los misterios de la muerte, que son al fin y al cabo, los misterios de la iniciación, y explicaban que morir es ser amado por un dios, y viceversa, que amar era morir y ser muerto por un dios. En realidad se trata de un sacrificio (de un acto sagrado), pues no hay nacimiento a la realidad del Espíritu, es decir al Conocimiento, sin que esto suponga una muerte o superación de las limitaciones propias de lo humano".

Por eso los griegos contaban que en Chipre, el único árbol que Afrodita había dejado crecer era un granado.
"Nací con la corona" es la divisa de la ciudad de Granada en Andalucía, España, y es que la granada nace, efectivamente, coronada por Naturaleza, y esto no es un artificio del lenguaje sino que verdaderamente es así; la flor no se transforma en el fruto, sino que se conserva para coronarlo. Es por otro lado un caso único en el reino vegetal pues no se trata de un fruto compuesto aunque sí complejo, que tampoco indica su madurez por el tono de la piel que es dura como coraza, sino que señala su plenitud como fruto con un estallido de la corteza dejando los granos a la vista como una herida sangrante, símbolo del sacrificio de los dioses a los hombres. Existe otra leyenda mediterránea que explica que el primer granado brotó de la sangre vertida por Dionisos niño, cuando éste fue atacado por los Titanes.  
*
*    *
(Fragmento del artículo: "En Pos de Deméter". Mª Angeles Díaz. Revista Symbolos. Arte Cultura Gnosis Número 27-28, ISSN 1562-9910 (2004). Dirigida por Federico González Frías, la cual contó desde su aparición con un equipo de colaboradores, todos ellos alumnos de Federico, cuyos nombres aparecen en cada uno de los números de la revista en papel. 

Decir que en la versión digital de la revista, tras el fallecimiento de Federico González y pasar la marca Symbolos a tener nuevos propietarios, casi todos los artículos de esos colaboradores fueron eliminados de forma incompresible. Por suerte la Librería Dos de Enero (distribuidora oficial de la revista en tiempos de Federico) recuperó muchos de ellos en su web. También en las páginas de los propios autores pueden encontrarse los mencionados artículos. https://www.2enero.com/temas/symbolos.htm