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sábado, 8 de octubre de 2022

ARTE Y SÍMBOLO EN EL DAMASQUINADO (TOLEDO) Mª Ángeles Díaz

 



Los que hemos visitado alguna vez la ciudad de Toledo conocemos bien el damasquinado, una bella y sofisticada artesanía tradicional que aún en la actualidad se sigue realizando.Originario de Oriente, el arte de damasquinar el metal mediante oro, plata y piedras preciosas, tuvo su mayor centro de difusión en la ciudad de Mosul (actual Irak) de donde se expandió en el siglo XIII a Egipto y Siria, de cuya capital, Damasco, procede la denominación, extendiéndose desde allí, un siglo más tarde, a Europa.

Parece ser que al principio fue en Francia e Italia (exactamente Venecia) donde este arte consiguió más notoriedad. En nuestro territorio peninsular fueron importantes los trabajos llevados a cabo por los árabes granadinos, pero solo los artesanos de Toledo, la antigua capital de España, logró mantener vivo el oficio hasta nuestros días aplicando las mismas técnicas manuales que sus antepasados orientales. Aunque también es cierto que en los últimos tiempos estos artesanos se reducen en número, siendo los talleres donde se ha introducido la semi-industrialización los que realizan las piezas a mayor escala. De todos modos, sigue siendo corriente ver, a las puertas de sus comercios de artesanías, a los damasquinadores toledanos realizando su oficio a la vista de todo el que pasa y se detiene a observarlos.

El material con el que se elabora esta artesanía no puede ser más extremo: acero ferruginoso, un material corruptible, y oro y plata, ambos materiales nobles. Esto da a las obras un carácter extraordinario haciendo evidente lo que se puede llegar a conseguir con arte, en este caso uniendo adecuadamente dos opuestos y haciéndolos complementarios. Un símbolo expresado tanto en la vara de Hermes con las dos serpientes enroscadas, así como en el YinYang de la filosofía china.

Para la obtención de la pieza damasquinada (platos, vasijas, broches, brazaletes, empuñaduras de espada, etc.) -nos dice uno de estos artesanos toledanos- se parte de una lámina de acero. Esta se raya en toda su superficie impresionando el diseño que vaya a ornamentar la pieza.  Seguidamente se perfila el dibujo con un profundo rayado efectuado con un punzón y se introduce en la muesca que ha dejado el buril hilo o láminas muy finas de oro y plata, y si la pieza lo requiere, diamantes, zafiros o rubíes. Todo ello se fija a la lámina base de acero mediante un golpeteo especial conocido como “hacer perla”. La operación se completa introduciendo la pieza incrustada en un ácido corrosivo que ennegrece el acero ferruginoso sin alterar el brillo de los materiales nobles, lo cual le da un impresionante acabado a la pieza.

Con esta operación, denominada “pavoneo” los artesanos consiguen un fondo oscuro en donde contrastan y sobresalen los elementos decorativos: arabescos, líneas entrelazadas, figuras geométricas y pequeñísimas filigranas que componen verdaderos mandalas luminosos que alcanzan su mayor vistosidad en las piezas circulares.

Se hace evidente la relación simbólica que este oficio posee con la Alquimia filosófica dado que la pieza damasquinada, convertida en una joya después de haber transmutado su estado ferruginoso, encuentra paralelismo con el proceso alquímico y el simbolismo constructivo ejemplificados en la Masonería en la piedra bruta expresión del estado profano en el que se encuentra el recipiendario antes de recibir la iniciación y de realizar un trabajo operativo y artístico de transmutación consigo mismo que le permita, finalmente, convertirse en una piedra pulida y cúbica, apta para la edificación del templo de su alma y así ocupar conscientemente el lugar y sitio que le corresponde en el gran concierto cósmico.

 


Cualquiera de estas piezas circulares nos recuerda, por su semejanza, a las cúpulas, bóvedas y artesonados que podemos admirar en la Alhambra de Granada, los Alcázares de Sevilla, la Sinagoga del Tránsito de Toledo o los de la Sala Capitular de la Catedral de la misma ciudad que, aunque realizadas con otros materiales (madera, mármol o yeso), siguen la misma técnica de incrustación de elementos y sobre todas estas obras tienen en común el de estar representando una cúpula mayor, cuyo fondo es el cielo incrustados de todas sus luminarias. Oro para el sol, plata para la Luna y piedras preciosas para las estrellas.

Como todas las artesanías tradicionales, pensamos por ejemplo en las incrustaciones de mármol en los decorados del pavimento de la catedral de Siena, el damasquinado tiene su propia simbólica, en este caso asociada a la alquimia, ya que para obtener el resultado final de la obra es necesaria la transmutación efectiva del acero en beneficio de los materiales nobles, concluyéndose de ese modo una pieza única, y esto gracias a la idea de su artífice y el conocimiento que posee de los metales. Una joya en la cual el acero, ennoblecido gracias a su transmutación alquímica, es parte fundamental, esto es, su soporte o su base. Es por ello que el damasquinado, como todo oficio o arte tradicional, representa para el artesano que lo realiza, y así lo sepa ver, un símbolo de lo que puede llegar a hacer consigo mismo, es decir un símbolo de su propia realización espiritual, constituyendo su oficio, por analogía, su particular fuente o vía de conocimiento.

La herramienta, que es en primera instancia, una prolongación de la mano, lo es en definitiva de la idea, la que en realidad está simbolizando. Por ello, el artesano que cumple su oficio de modo tradicional, repitiendo la técnica y modelos, conecta con su antepasado aquel a quien le fue revelado la creación de ese oficio, por lo cual a la vez conecta misteriosamente con esa energía creadora que adaptándose a los tiempos permanece inalterable perpetuándose en cada acto o gesto del artesano. Mª Ángeles Díaz



jueves, 26 de julio de 2018

"EL Mito y el Símbolo de Santiago Apóstol". Francisco Ariza



Quisiéramos añadir las siguientes reflexiones acerca del Apóstol Santiago en tanto que mito fundador de la España medieval, forjada durante la Reconquista. Como otros grandes episodios de la Historia (Grecia contra Persia, Roma contra Cartago, etc.), la Reconquista se inscribe dentro de la lucha por la hegemonía de dos civilizaciones, en este caso la cristiana y la musulmana, pero que tuvo además otras connotaciones debido al largo período de permanencia en la península de la civilización islámica.

Existió evidentemente la España musulmana, con sus características propias, y que durante varios siglos fue hegemónica cultural y militarmente con respecto a la España cristiana, al menos hasta comienzos del siglo XIII con la famosa batalla de las Navas de Tolosa (Jaén), ganada por los ejércitos venidos de los distintos reinos cristianos de la península al mando de Alfonso VIII, y que supuso un punto de inflexión en el desarrollo de la Reconquista. A pesar de todo, hubo periodos de relativa estabilidad, e incluso de fructífera y mutua influencia cultural (los mozárabes cristianos son un ejemplo entre muchos otros), y relaciones de todo tipo entre las distintas poblaciones (incluida la judía), y por supuesto entre los reyes cristianos y musulmanes. En los casi ocho siglos que duró la presencia de la civilización árabe en España ocurrió de todo, pero siempre existió una cuestión pendiente en la España cristiana: la recuperación del solar arrebatado.

La Reconquista llevada a cabo por la España cristiana surgió de un impulso nacido de necesidades anímicas y espirituales que tenían en el Apóstol Santiago (y en San Millán) el origen de su fe y de su esperanza en la victoria final sobre el Islam. Frente al poder militar y la fortaleza mostrada por este último, los habitantes de la España cristiana reaccionaron acudiendo a la leyenda de uno de los apóstoles de Cristo, Santiago el Mayor, “hijo del trueno” como lo es también Juan Evangelista, y ambos “hermanos” del Señor, pero no de la carne sino del Espíritu.


Américo Castro en La Realidad Histórica de España señala que la figura de Santiago montado en su caballo blanco es la síntesis de los dos Santiago que aparecen en los Evangelios, el Mayor y el Menor; ambos evocan también las figuras de los Dioscuros (Cástor y Pólux), que igualmente aparecen montados a caballo, y “descienden” del cielo al igual que Santiago en su caballo blanco en el momento de la legendaria batalla de Clavijo (año 884), lo que supuso una victoria significativa sobre el ejército musulmán, dando lugar al mito de Santiago Matamoros, un mito vertebrador de la España cristiana, que a partir de entonces ve posible la reconquista. Precisamente los Dioscuros son las divinidades tutelares de la caballería, y en cierto modo también lo es Santiago Apóstol con respecto a la caballería cristiana de España, como lo certifica que surgiera una Orden militar con su nombre: la Orden de Santiago.

Los Dioscuros son hijos de Júpiter, y en esto también habría una semejanza con Santiago el Mayor, que con Juan Evangelista es el “hijo del trueno” (ligado al rayo o relámpago, “armas” de Júpiter), como hemos señalado anteriormente. También hicimos mención a San Millán, otro santo guerrero, considerado durante mucho tiempo el patrón de Castilla, y que contribuyó junto a Santiago en el proceso de afirmación de la identidad cristiana de España (inseparable de su constitución como nación) frente al poder musulmán. Pues bien, existió un paralelismo entre ambos patrones y los Dioscuros, como evoca este poema de Gonzalo de Berceo en su Vida de San Millán, escrito en el siglo XIII:
“vieron dues personas fermosas y lucientes / mucho eran más blancas que las nieves recientes / Viníen en dos cavallos plus blancos que cristal …/ avíen caras angélicas, celestial figura, descendíen por el aer [aire] a una grant pressura, catando a los moros con torva catadura, espada sobre mano, un signo de pavura [pavor]”.

En este poema, y en muchas leyendas en torno a Santiago, hay que hacer una transposición simbólica a otro orden de realidad no sólo circunscrito a la guerra externa, sino a la que se libra contra los “enemigos internos”, que es la más importante desde nuestro punto de vista. En este sentido es imprescindible la “ayuda” de las entidades espirituales, es decir el despertar de la conciencia a los estados superiores del ser, que en este contexto están representados o simbolizados por los Dioscuros, San Millán y Santiago Apóstol. También por San Jorge y San Miguel. Todos ellos patrones terrestres y celestes de la caballería hermético-cristiana.

Recordemos, en fin, que el “trueno”, anunciado por el rayo, es la propia Palabra que ilumina el intelecto humano, lo fecunda y lo vivifica. Acerca de San Millán quisiéramos añadir que la relación que mantiene con Santiago Apóstol se extiende también a esa función taumatúrgica característica del patrón de España, y que igualmente está presente en San Juan Evangelista. Además, la espada flamígera que blande San Millán tanto en la batalla de Simancas como en la de Hacinas, alude también al “fuego del Espíritu” y por supuesto al “rayo”, es decir al símbolo que expresa la emanación de una influencia espiritual, que es al mismo tiempo una “protección” del espacio sagrado (espacio sacralizado que era también la tierra de España para aquellos guerreros cristianos), lo cual evoca desde luego al querubín guardián que con su espada flamígera protege la entrada al Paraíso.

Santiago predicó en España, y tras su muerte sacrificial en Palestina fue trasladado en barca (o arca) nuevamente al país del Occidente, o del extremo Occidente para aquella época, siendo enterrado finalmente en Galicia, en el finis terrae, en el “fin del mundo conocido”, como una semilla plantada en tierra sagrada destinada un día a dar sus frutos, que serían perceptibles en el desarrollo posterior de la Historia de España, incluida la “conquista” de América, considerada como la apertura a “un nuevo mundo”, que por analogía se correspondería con otros planos más sutiles e intangibles de la realidad. Pero el mito de Santiago, y las posibilidades que éste contenía, permaneció latente durante siglos y no se habría despertado con la fuerza con que lo hizo si los árabes no hubieran invadido la península. A una acción sigue irremediablemente una reacción según la ley universal de las “acciones y reacciones concordantes”, que repercuten tanto en la Historia como en el ser humano.

Esto nos hace recordar lo que dice Arnold Toynbee en su Estudio de la Historia acerca de los “golpes subitáneos”, o repentinos, que reciben los pueblos por parte de sus invasores, y que pueden ser un verdadero acicate para reaccionar frente a esa invasión, despertando en ellos energías que permanecían dormidas, y que generalmente son aquellas que, al despertar, rompen con esquemas mentales solidificados para dar cauce a otras potencialidades de su ser colectivo, e individual, pues en estos casos lo colectivo y lo individual actúan al unísono, como un solo organismo. Hubo, en consecuencia, una verdadera “revolución de las conciencias” que durante varios siglos giró en torno al apóstol Santiago, cuyas historias ejemplares sirvieron para ir galvanizando espiritual y culturalmente una sociedad, la España cristiana, que había sido vencida y fragmentada por la invasión árabe del 711.
Por otro lado, el hecho de ser Santiago el “hermano” de Cristo lo dotaba de una autoridad espiritual superior a otros apóstoles, como Pedro, el fundador de la Iglesia de Roma. El Camino de Santiago fue, en este sentido, un eje que iría ordenando poco a poco la vida de aquellos reinos del norte peninsular que habían sido liberados de la presencia islámica. Era el camino que unía España con Europa, y viceversa, y más concretamente con Santiago de Compostela, el “campo de estrellas”, que devino, junto con Jerusalén y Roma, el centro sagrado de la Cristiandad.

En este sentido, no hay que olvidar que el mito de Santiago (y el camino al que da nombre) está íntimamente relacionado con la luz que viene de Oriente y se dirige a Occidente, siguiendo así el ejemplo de otros muchos héroes de la antigüedad, como el griego Heracles-Hércules sin ir más lejos, uno de los fundadores míticos de Hispania. Nos interesa destacar este aspecto civilizador del discípulo de Cristo, es decir el carácter fundacional de su misión para una época determinada de la Historia de España, y también de la Europa cristiana, construida espiritualmente de Oriente a Occidente siguiendo el eje Jerusalén-Roma-Santiago de Compostela.

Este último es un lugar de peregrinaje no sólo religioso, sino también iniciático y alquímico, hasta tal punto que el propio apóstol Santiago llegaría a ser el patrón de los alquimistas, además de todos aquellos oficios ligados con la iniciación a los misterios de la Cosmogonía. Santiago es entonces, y al igual que Juan Evangelista, el representante de la “Iglesia Secreta”, o “Iglesia Interior”, denominación dada al esoterismo cristiano, donde reside el aspecto más profundo y metafísico de esta tradición. Pedro, en cambio, representa la “Iglesia exterior”, la puramente religiosa y dogmática.

Así pues, en su sentido más profundo y elevado, supra-histórico podríamos decir, el Camino de Santiago (reflejo de la Vía Láctea) es un símbolo de las etapas de la realización interior. Es por ello que Compostela es también el “compost” alquímico, es decir el “abono” de la putrefacción de donde surgirán las energías y potencias que regenerarán al ser en su proceso de Conocimiento. El simbolismo alquímico es aquí transparente: el finis terrae, el lugar donde se oculta y “muere” el sol, es el comienzo de otro viaje, esta vez no ya horizontal sino vertical, pues se ha llegado a un “lugar” (a un centro donde mora el Espíritu del Dios Vivo) en el proceso del viaje interior donde todo lo realmente nuevo está por encima de las expectativas que puedan generar lo humano, que no queda abolido ni disuelto en una especie de “ensoñación cósmica” como cree y postula la falsa espiritualidad de hoy en día, sino “transmutado” o “sublimado” en sus posibilidades más universales.

De la patria terrestre a la patria celeste. Siguiendo las pautas de una Historia y Geografía sagradas, y por tanto simbólicas, míticas y significativas. Francisco Ariza


Tumba de Santiago Apóstol. Catedral de Santiago de Compostela


lunes, 15 de enero de 2018

PINACOTECA SIMBÓLICA. Neptuno cabalgando las olas


Neptuno cabalgando las olas sobre briosos corceles blancos

Los Caballos de Neptuno. Lienzo de Walter Crane, 1892 

Según Platón, Neptuno gobernó la isla de la Atlántida, siendo sus dominios todas las aguas, no sólo las del mar, sino también las de los lagos y los ríos. Por eso sus seguidoras eran las náyades y todas las ninfas de las fuentes. Con alguna de ellas tuvo hijos célebres, tanto entre los dioses como entre los héroes. Leuconoe, la del espíritu sincero, es una de sus vástagos, también lo es Jasón, famoso por conseguir, junto a los Argonautas, el Vellocino de Oro.

Como soberano de los Océanos cabalga las olas a lomos de briosos corceles blancos, y todos los seres marinos, tanto sirenas como poderosos tritones, forman su corte. También le obedecen las tempestades y los terremotos siendo temido cuando se enoja. Como soberano de los mares cabalga las olas sobre briosos corceles blancos, provocando la nívea espuma de la que nació Venus-Afrodita. A él se le atribuye el arte ecuestre y en su honor se edificaron santuarios y se instituyeron los juegos hípicos. M.A.D.

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jueves, 10 de marzo de 2016

Simbolismo de la Granada


La Granada
Hades da unos granos de granada a Perséfone para asegurarse el regreso de ésta al hogar del esposo, el rey del mundo subterráneo y Señor de los tesoros y las riquezas ocultos. En este mito la granada aparece asociada tanto al amor como a la muerte. De ahí que la granada sea un fruto tradicionalmente ligado, por un lado a los ritos matrimoniales y por otro a los ritos funerarios de algunos pueblos del Mediterráneo antiguo21.

Hera, quien se convirtió en Juno para los romanos, representa el aspecto de la diosa que inspira a los héroes (recordemos que Heracles debe su nombre a la diosa), pero siendo la esposa legítima de Zeus es también la que defiende el orden que se estructura a partir de la indisolubilidad de la pareja divina. La Tierra no tiene más esposo que el Cielo, esta es la primera idea fundamental que expresa Hera. El resto de relaciones no pueden ser más que incestos contra natura y romances nacidos de pasiones pasajeras. Ellos, Cielo y Tierra, conforman la unidad matrimonial por excelencia y constituyen el marco donde todo se produce, pues más allá de ese marco, en verdad, ¿qué podría decirse? Por eso la diosa Hera siempre se presenta en la mitología como la tremenda y celosa esposa de Zeus, la defensora del lecho conyugal y de las bodas legítimas como célula principal y familiar de organización social. Aunque también es Hera, (bajo el nombre de Elitita, diosa que aparece como hija suya), la protectora de los partos.22

Es en calidad de defensora de la idea de matrimonio entre Cielo y Tierra que vemos a Hera en representaciones artísticas con el fruto del granado en la mano, o con una manzana, regalo de Gea por su matrimonio con Zeus. Frutos ambos asociados a Hera que está en diferentes lugares de Europa relacionada con las fiestas de casamiento, en las cuales la granada y la manzana forman parte de las ofrendas que se hacen a los esposos. En este mismo sentido debe entenderse la tradición que tenían las novias romanas de adornarse el pelo con un tocado hecho de ramas de granado. Justamente así es como se presenta este fruto nupcial en el mito de Perséfone y Hades. Al comer la diosa los granos que le da el dios subterráneo, ella, la diosa, sella el lazo de unión matrimonial y con ello el compromiso de amor de regresar con el esposo periódicamente a fin de realizar la unión con él. Asimismo es conocida la asociación que siempre ha existido entre la mujer, la fertilidad de la tierra y el amor representado por la diosa, la que

"simboliza la recepción, en cuanto es la contraparte femenina del cielo, y genera el dulce y delicioso vino de la vida, la comunión en la sangre del Cosmos, en los efluvios secretos y nutritivos de la savia de la tierra, y nos trasmite el vértigo y el éxtasis de la belleza."23

Está claro que en el simbolismo del mito de las diosas Deméter-Perséfone, la granada es una expresión de fertilidad y de renovación de la naturaleza, pues sus múltiples granos son, como los gérmenes o las células embrionarias, una expresión magnífica que muestra la exuberancia y admirable perfección de la naturaleza. Un símbolo que pone a la semilla, y a quien que se identifica con el mito que ella ejemplifica, como testigo de una trasmutación verdaderamente mágica, pues su muerte a un estado, el de germen, produce junto a los nutrientes de la tierra, el agua y demás elementos, su multiplicación generosa y más jugosa, lo que hace de la granada digna representante de la ambrosía que los dioses entregan como alimento a los hombres.24

El granado desempeña un papel muy importante también en el simbolismo masónico, recordemos que el templo de Salomón, cuya imagen imitan todas las logias, estaba decorado con ellas, y así las vemos sobre las columnas del pórtico de entrada al templo, las columnas J y B, así como insertas en diferentes cuadros de logia de primer grado, o bordadas en antiguas bandas y mandiles. En este fruto también se ha visto simbolizada a la fraternidad masónica. Oswald Wirth así se refiere al fruto:

"las granadas representan a la familia masónica en donde todos los miembros están armoniosamente religados por el espíritu de orden y de fraternidad".

Sin embargo a ese simbolismo de fraternidad habría que añadirle el hecho de que la granada aparezca como uno de los símbolos más importantes de domesticación de la naturaleza vegetal por parte de los humanos, pues el granado es un árbol que de no contar con la colaboración del hombre-agricultor, deja de ser un árbol y se convierte en un matorral dejando incluso de dar frutos. Al granado le aparece un ramaje que surge de su propia raíz que es necesario irle eliminando para que éste culmine su ciclo de crecimiento, floración y finalmente fructifique, lo que sin duda tiene que ver con el trabajo de pulimento de la piedra bruta, símbolo del aprendiz masón, a la que es necesario irle despojando continuamente las aristas hasta lograr hacer de ella una piedra cúbica, apta para la construcción del edificio.




Todos los árboles son un símbolo del eje y un modelo del cosmos. Sus raíces, tronco y copa lo hacen ser una expresión de esa estructura. Asimismo, y apoyándonos en lo expuesto por René Guénon, señalamos que el granado es uno de esos árboles especialmente asociados a la luz y a las armas vegetales, como serían los cuernos en el simbolismo animal, debido a las espinas de sus ramas, como es la acacia, la rosa, el acanto y otras plantas cuyo simbolismo desempeña un papel importante, espinas que evocan la idea de elevación y símbolos de los rayos luminosos25.

En el mito de las dos diosas, Deméter y Perséfone, se une amor y muerte, lo dulce con lo amargo tal el sabor de la granada. Se trata de un símbolo donde se expresan de modo vegetal los misterios del amor y de la muerte, de los que se dice en los textos del Programa Agartha26:

"Los humanistas y maestros herméticos del Renacimiento, que recogieron las enseñazas de Platón y la mitología órfica y greco-romana, hablaban de los misterios del Amor identificándolos con los misterios de la muerte, que son al fin y al cabo, los misterios de la iniciación, y explicaban que morir es ser amado por un dios, y viceversa, que amar era morir y ser muerto por un dios. En realidad se trata de un sacrificio (de un acto sagrado), pues no hay nacimiento a la realidad del Espíritu, es decir al Conocimiento, sin que esto suponga una muerte o superación de las limitaciones propias de lo humano".

Por eso los griegos contaban que en Chipre, el único árbol que Afrodita había dejado crecer era un granado.
"Nací con la corona" es la divisa de la ciudad de Granada en Andalucía, España, y es que la granada nace, efectivamente, coronada por Naturaleza, y esto no es un artificio del lenguaje sino que verdaderamente es así; la flor no se transforma en el fruto, sino que se conserva para coronarlo. Es por otro lado un caso único en el reino vegetal pues no se trata de un fruto compuesto aunque sí complejo, que tampoco indica su madurez por el tono de la piel que es dura como coraza, sino que señala su plenitud como fruto con un estallido de la corteza dejando los granos a la vista como una herida sangrante, símbolo del sacrificio de los dioses a los hombres. Existe otra leyenda mediterránea que explica que el primer granado brotó de la sangre vertida por Dionisos niño, cuando éste fue atacado por los Titanes.  
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(Fragmento del artículo: "En Pos de Deméter". Mª Angeles Díaz. Revista Symbolos. Arte Cultura Gnosis Número 27-28, ISSN 1562-9910 (2004). Dirigida por Federico González Frías, la cual contó desde su aparición con un equipo de colaboradores, todos ellos alumnos de Federico, cuyos nombres aparecen en cada uno de los números de la revista en papel. 

Decir que en la versión digital de la revista, tras el fallecimiento de Federico González y pasar la marca Symbolos a tener nuevos propietarios, casi todos los artículos de esos colaboradores fueron eliminados de forma incompresible. Por suerte la Librería Dos de Enero (distribuidora oficial de la revista en tiempos de Federico) recuperó muchos de ellos en su web. También en las páginas de los propios autores pueden encontrarse los mencionados artículos. https://www.2enero.com/temas/symbolos.htm



jueves, 29 de octubre de 2015

Los Gemelos Cosme y Damian



Estas preciosas imágenes de los gemelos Cosme y Damián pertenecen a la ciudad gallega de Baiona donde cada 26 de Septiembre se celebra una romería en honor a estos dos santos denominada "fiesta de la miel y las nueces", aunque otras ciudades españolas también les tienen dedicadas capillas,
como la de San Pedro en Teruel.

Cosme y Damian son dos santos católicos y hermanos gemelos nacidos en Arabia, los cuales cobraron fama gracias a su excelente forma de practicar la medicina y la cirugía. 
Se cuenta que ejercían su talento con amor y caridad hacia todo aquel que los necesitaba, sin importarles que tuvieran o no dinero para pagarles.  

Al comenzar la persecución de los cristianos los hermanos fueron por su fe sometidos a diversos tormentos, entre ellos ser arrojados al agua atados a pesadas piedras o permanecer crucificados antes de ser decapitados.


Sobre ellos circulan distintas leyendas que narran algunos de sus prodigios milagrosos los cuales no sólo se han conservado y trasmitido de forma oral y escrita sino también por medio de los artistas plásticos que han congelando en sus pinturas algunas de las proezas vividas por estos dos santos. 

Una de las historias que sobre ellos se cuenta tiene que ver con las flechas disparadas por los arqueros mientras permanecían crucificados las cuales, al parecer, inesperadamente torcieron su trayectoria hacia los propios tiradores que tuvieron que huir despavoridos. 


Otra leyenda transferida a la pintura que sobre estos hermanos médicos se cuenta está relacionada con sus proezas quirúrgicas al ser éstos los primeros cirujanos en practicar un trasplante. 


Efectivamente se trató del trasplante de una de las piernas de un criado negro acabado de morir a un enfermo de gangrena  que la necesitaba. Al parecer el paciente que obtuvo el miembro sano era el emperador Justiniano, al que de ese modo le salvaron la vida.


 

Fra Angelico. Museo de San Marco, Florencia.



lunes, 19 de octubre de 2015

Dios del Maiz. Cultura Maya

Dios del maíz tierno.

De la raíz a la corola y de la corola a la raíz a través de un eje central símbolo de su unidad. Esa es la síntesis de las tres grandes regiones cósmicas donde se escenifica la teofanía que constantemente recorre el alma del iniciado a los Misterios, un rito que se va sucediendo cotidianamente, 

"O sea, no es sólo en un día en que se renace, pues esta sería una forma infantil de ver la transmutación que necesita, a veces, de años para irse consolidando y para que el sujeto advierta su cambio de estado". (F.G.F. Diccionario de Símbolosy Temas Misteriosos. Muerte).

Figura del dios del maíz rodeado mazorcas de todos los colores en que se da este producto, alimento sagrado para los antiguos Mayas.


viernes, 9 de octubre de 2015

El Universo es un Libro


William Blake
"El mundo, para muchas tradiciones, está equiparado a un libro donde la pluma divina escribe, o pinta, constantemente la totalidad de lo manifestado. Este libro de la vida es el texto sagrado y sapiencial por excelencia, imagen paradigmática de cualquier escritura y de todo libro, revelado o no. El Creador ordena a los escribanos celestes el ejecutar cada parte de la obra que él dirige en relación a los ritmos, secuencias y conjuntos armónicos que en sí mismo organiza. Su lenguaje es necesariamente poético en cuanto rítmico, y profético por su desarrollo. En el Libro de la Vida están escritos todos los nombres y por lo tanto aquéllos que pueblan el universo, por más pequeños o insignificantes que nos parezcan. La Sacerdotisa, lámina II, lee constantemente el libro del presente, compuesto de pasados y futuros." (Federico González, Tarot, cap. VII: "Diccionario de símbolos del Tarot", entrada libro).

2. El poeta simbolista francés Mallarmé dejó dicho que el propósito del universo es un libro". Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. F.G.F. Libro.


William Blake


sábado, 19 de septiembre de 2015

La Tota Pulchra

"Tota Pulchra" es el título que se da a la Inmaculada y que significa "Toda hermosura".

Y así, con con el nombre de "Escalera de la Tota Pulchra" se conoce la pintura mural que podemos admirar en el Santuario de la Virgen de las Huertas de Lorca, en España, la cual cubre la cúpula y escalera del Santuario.

Dicha pintura está representando a la Jerusalén Celeste, la que vemos murada con doce puertas custodiadas por otros tantos ángeles figurados bajo el arco de las mismas. Son tres puertas en cada punto cardinal y una multitud de edificios que se observan tras las murallas. La pintura se adapta a la descripción que hace Juan en el libro del Apocalipsis: 

" Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, preparada como una novia ataviada para su esposo".

En el centro de la cúpula aparece un cordero rodeado por un círculo del que irradian haces de luz y en el que se lee: Et civitas non eget sole neque luna... Que significa: "Y la ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna para que resplandezcan sobre ella, porque la claridad de Dios la ilumina".

En el cielo se contempla, entre la ciudad y el anillo donde se halla el cordero, la figura de la Inmaculada, en torno a la cual gira el ciclo pictórico.


Como se aprecia en las fotos el fresco dedicado a la Tota Pulchra es una hermosura, propia del Nombre que simboliza. Data del Siglo XVIII y sorprende por la intensidad y la plenitud de estas pinturas, pues no dejan ni un solo centímetro de su superficie sin decorar imitando su autor Antonio José Rebolloso, un pintor lorquiano, las pinturas de Andrea Mantegna en la "Camara de los Esposos", fresco del palacio ducal de Mantua. 

Pero la historia de este Santuario comienza mucho antes, justamente el 23 de Noviembre de 1244 cuando el Príncipe Alfonso, que llegaría a ser el rey Alfonso X el Sabio, conquista Lorca a los árabes. Allí, en un lugar elevado, mandó construir una fortaleza defensiva sobre lo que había construido ya, y con el tiempo se convirtió en un Santuario que albergaría la talla de la Inmaculada que él mismo portó como estandarte en la batalla.
Esto nos recuerda un episodio ocurrido durante la reconquista de Córdoba llevada a cabo por su padre, Fernando III el Santo. Él también levantó en la sierra un Santuario a la Virgen de Linares  sobre una atalaya árabe que aún se ve.

Y para seguir el tema os remito a la siguiente entrada publicada recientemente en uno de nuestros "blogs hermanos": La Invencible Generala.





sábado, 14 de junio de 2014

Freya. Diosa del Amor en la mitología germánica

Diosa del amor en la mitología germánica. "En Nóatún, Njörd tuvo después dos hijos: el hijo se llamó Frey y la hija Freyja. Eran poderosos y de bello rostro. Frey es el más excelente de los Ases: rige la lluvia y el brillo del sol, y también la fertilidad de la tierra, y es bueno invocarle para conseguir paz y buenas cosechas. 

Gobierna también la riqueza de los hombres. Y Freyja es la más excelente de las Asinias, tiene en el cielo una mansión llamada Fólkvangar. Y cuando cabalga hacia el combate elige ella la mitad de los muertos, y Odín la otra mitad.

Su palacio, Sessrúmnir, es grande y hermoso. Y cuando viaja lleva un carro tirado por dos gatos, y ella los guía sentada. Conviene a los hombres invocarla, y de su excelso nombre viene el que se da a las mujeres nobles, que es frú. Le gustan mucho las canciones de amor. Es bueno invocarla para el amor. (Snorri Sturluson, Textos Mitológicos de las Eddas, cap. XXIV: (Frey y Freyja)". Tomado de Federico González Frías". Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. 
 

jueves, 17 de junio de 2010

La Sabiduría nos convoca en la Academia de Atenas









a Academia de Atenas” es, seguramente, la pintura más representativa de lo que significó el espíritu del Renacimiento, que fue el de la conciliación y la concordia, las que preconizaba justamente Pico della Mirandola, Conde de la Concordia.

Si Pico escribió “Novecientas Tesis” en las que demostraba que las enseñanzas metafísicas de Sócrates, Platón, Pitágoras, Zoroastro o Cristo -por ejemplo- y las Ciencias Naturales, es decir, la Física, la Astronomía, la Medicina, la Matemática, la Lógica, etc., que exponían Aristóteles, Euclides o Averroes, no eran antagónicas, sino puntos de vista complementarios, Rafael realiza esa misma conjunción de unidad a través de esta pintura donde muestra, reunidos bajo el mismo techo, a los grandes maestros de la Antigüedad, tanto religiosos como laicos, estudiando y dialogando entre sí, mostrando sus teorías y ciencias a los que se acercan a escucharlos.

Eso es lo que expresa el pintor de Urbino cuando hace entrar en la Academia de Atenas, el templo de las artes y las ciencias, a Platón, quien señala la vertical, y a Aristóteles, cuyo gesto se refiere precisamente al plano horizontal. El primero portando bajo el brazo un ejemplar del Timeo, el diálogo más pitagórico de Platón, y el segundo llevando en la mano otro ejemplar, en este caso de su Etica.

Ambos sabios están flanqueados por Apolo y Atenea a uno y otro lado del pórtico de acceso, deidades que están simbolizando las dos columnas sobre las que se sostiene la Academia, que fue, y es, una forma de la Utopía. Por un lado Apolo con su lira evocadora, representando la luz y el impulso poetico de la Tradición Orfica y Ancestral, y del otro Atenea, la diosa guerrera, pero también de la Sabiduría, la que debe aplicarse en todas las artes. Es decir que representa a la Sabiduría actuando en el mundo.

Allí, absortos en sus trabajos y diálogos, il nostro Rafaello, como llamaban cariñosamente sus amigos filósofos y artistas al brillante pintor, retrata a los padres del saber, sin distinción de religión, procedencia, ni personalismo.

Cristo no era cristiano, es decir no estaba adscrito a una forma particular de la Ciencia Sagrada. El Cristo es una vivencia del Hombre Verdadero, y es algo que sólo en el corazón se experimenta. Cristo es una guía, pero si esa vía de unidad que Cristo representa no se ve igualmente reflejada en las palabras de Poimandrés, en los himnos de Orfeo, en las palabras de Zoroastro…, no se verá en ninguna parte. La intuición intelectual, como bien advierte René Guénon, no está en el cerebro, sino en el corazón, donde se encuentra la sede de la Inteligencia.

Además de los ya mencionados maestros, en el fresco de Rafael vemos también a Sócrates, Hipatia de Alejandría, Homero, Zenón, Parménides, Heráclito, Alejandro Magno, Diógenes, Ptolomeo, Zenón, entre otros. El propio pintor aparece autorretratado y mirando al espectador, siendo junto con Hipatia los únicos personajes que así miran.

También se aprecia la faz de algunos contemporáneos amigos tanto de Rafael como de Pico, ese es el caso de Miguel Angel, de quien Rafael toma la esfinge para representar a Heráclito, o Leonardo da Vinci, a quien elige Rafael como modelo para representar a Platón.

Tanto el texto de Pico, extraído del “Discurso sobre la Dignidad del Hombre”, con el que se dirigió a sus conciudadanos para presentar su tratado de “Novecientas Tesis”, así como el fresco de Rafael o la música de Guglielmo Hebreo -el judío que inundó de bellas músicas y coreografías las Cortes italianas- pertenecen a la misma época y al mismo entorno de la Academia de Florencia; pues todos ellos estaban vinculados a ella intelectualmente y de corazón, considerándose amigos, compañeros y ciudadanos de la Patria Celeste, a la que secretamente pertenecían en unión con los ancestros de todas las tradiciones verdaderas, ramas de un mismo tronco universal.

Todos ellos apostaron por ir al encuentro de la antigüedad que consideraban como un territorio a conquistar y punto de apoyo para cualquier idea de progreso. Es decir que estos hermetistas obtuvieron la fuerza para reiniciar la cultura en un momento de abatimiento y oscurantismo, porque supieron ver que “todos los grandes movimientos progresistas parten siempre de una mirada al pasado”.

Presento con satisfacción este pequeño audiovisual, el segundo de esta “Pinacoteca Simbólica”, porque soy consciente que con él evoco un momento histórico al cual tanto le debemos, y porque con ello contribuyo, en alguna medida, a divulgar  un pensamiento y con él “un mensaje oculto, una ciencia sagrada que la humanidad ha estado a punto de perder en numerosas oportunidades y que los iniciados en ese conocimiento han tratado de preservar y al mismo tiempo testimoniar y difundir de las más diferentes y aún extraordinarias maneras, pues siempre han pensado que cuando ese Conocimiento se pierda definitivamente será el fin de esta humanidad sumida en la ignorancia y la peor brutalidad”. Así lo entendió Orfeo cubriendo y protegiendo los misterios de sus enseñanzas con fábulas, y disimulándolos con el ropaje de la poesía, al punto de que cualquiera no avezado en el Arte Real, cree ver en sus himnos “cuentecillos y simples naderías”.

Para Pico, profundamente fascinado como estaba por la majestad del ser humano, no hay nada más apasionante que conocer a ese “camaleón” al que tantos elogios dedicó, por ser la obra más hermosa del Creador. Y el único ser con capacidad para transformarse a sí mismo haciendo producir, a su libre albedrío, las semillas de su celemín. Núria.



Galería de los Uffici (Florencia). En la imagen se aprecia el original del famoso retrato -de autor anónimo- de Pico della Mirándola, así como un fragmento que revela la belleza del recinto donde se alojan las obras más emblemáticas del Renacimiento italiano, tanto escultóricas como plásticas, las que fueron realizadas por artistas de la talla de Rafael, Botticelli, Leonardo, Miguel Angel o Giotto entre otros muchos de igual envergadura. Foto de la autora del blog.



Discurso sobre la Dignidad del Hombre (Fragmento)

Giovanni Pico della Mirandola





uy honorables Padres. He leído en obras árabes que el sarraceno Abdalá, preguntado acerca de lo que en esta especie de escena del mundo se reputaba como más digno de admiración, respondió que nada podía considerarse más admirable que el hombre. Opinión con la que coincide la famosa expresión de Mercurio: “¡Ay Asclepio, qué gran maravilla es el hombre!”.

Puesto a meditar acerca de la razón de tales sentencias, no me satisfacían las numerosas explicaciones de la excelencia de la naturaleza humana que muchos pensadores dan, a saber: que el hombre es el intermediario entre todas las criaturas, servidor de las superiores y rey de las inferiores; intérprete de la naturaleza por la agudeza de sus sentidos, por la capacidad inquisitiva de su mente y por la claridad de su inteligencia; punto de transición entre el mundo eterno y el tiempo cambiante y (lo que dicen los persas) cópula, o mejor himeneo del mundo; y, como dice David, un poco inferior a los ángeles. Ciertamente que estas son poderosas razones, pero no son en absoluto las principales, es decir, aquellas capaces de reclamar en derecho para él el privilegio de la admiración general. Pues, de ser así, ¿por qué no sentimos mayor admiración por los propios ángeles y los hermosos coros celestiales?
Finalmente me pareció que había comprendido por qué el hombre es el animal más afortunado y, por tanto, digno de toda admiración, y cuál es precisamente aquella condición que le ha tocado en suerte en el orden universal, codiciada no sólo por los seres irracionales, sino también por los astros y los espíritus ultramundanos.
(…)
Así pues el Hacedor tomó al hombre e hizo una obra de naturaleza indefinida al que puso en el centro del mundo, hablándole de esta manera:

-Oh Adán, no te he dado ni un lugar determinado, ni un aspecto propio, ni una prerrogativa peculiar con el fin de que poseas el lugar, el aspecto y la prerrogativa que conscientemente elijas y que de acuerdo con tu naturaleza obtengas y conserves. La naturaleza definida de los otros seres está constreñida por las precisas leyes por mí prescritas. Tú, en cambio, no constreñido por estrechez alguna, definirás tus propios límites, según tu propio albedrío en cuyas manos te he puesto. Te he situado en el centro del mundo para que observes comodamente cuanto en él existe. No te he hecho ni celeste ni terreno, ni mortal ni inmortal, con el fin de que tú, como árbitro y soberano artífice de ti mismo, te informases y plasmases en la obra lo que prefirieras. Podrás degenerar en los seres inferiores que son las bestias, podrás regenerarte, según tu ánimo, en las realidades superiores que son divinas.

¡Oh suma libertad de Dios padre, oh suprema y admirable suerte del hombre al cual le ha sido concedido el obtener lo que desee, ser lo que quiera!

¿Quién habrá que no admire a este camaleón nuestro? O, más bien, ¿quién admirará más cualquier otra cosa?

No se equivoca Asclepio el Ateniense, en razón del aspecto cambiante y en razón de una naturaleza que se transforma hasta a sí misma, cuando dice que en los misterios el hombre era simbolizado por Proteo. De aquí las metamorfosis celebradas por los hebreos y por los pitagóricos. También la más secreta teología hebraica, en efecto, transforma a Henoch ya en aquel ángel de la divinidad, llamado malakh ha-shekhinah, ya, según otros, en otros espíritus divinos. Y los pitagóricos transforman a los malvados en bestias y, de dar crédito a Empedocles, hasta en plantas. A imitación de lo cual solía repetir Mahoma y con razón: "Quien se aleja de la ley divina acaba por volverse una bestia". No es, en efecto, la corteza lo que hace la planta, sino su naturaleza muda e insensible; no es el cuero lo que hace la bestia de labor, sino el alma bruta y sensual; ni la forma circular del cielo, sino la recta razón, ni la separación del cuerpo hace el ángel, sino la inteligencia espiritual.
(…)
Recordemos, no obstante, oh padres, los tres preceptos délficos indispensables a aquéllos que tengan la intención de penetrar en el sacrosanto y augustísimo templo, no del falso sino del verdadero Apolo que ilumina toda alma que viene a este mundo. Veréis que no reclaman otra cosa que no sea abrazar con todas nuestras fuerzas aquella triple filosofía sobre la que ahora discutimos.

En efecto, aquel medén agan, esto es, "nada en exceso", prescribe rectamente la norma y la regla de toda virtud a través del justo medio, del cual trata la filosofía. Luego tenemos el famoso gnothi seautón, esto es, "conócete a ti mismo", que nos incita y exhorta al conocimiento de toda la naturaleza, de la cual el hombre es intersticio. Pues quien, en efecto, se conoce a sí mismo, conoce a través de él todas las cosas, como escribió primero Zoroastro y después Platón en Alcibíades. Finalmente, iluminados en tal conocimiento a través de la filosofía natural, y ya próximos a Dios, pronunciando el saludo teológico ei, esto es, eres, llamaremos familiarmente y con alegría al verdadero Apolo.

Consultaremos también al sapientísimo Pitágoras, sabio sobre todo por no haberse nunca considerado digno de tal nombre. Este nos prescribirá en primer lugar: "No sentarnos sobre el celemín", esto es, no dejar inactiva, o mejor, no abandonar a la desidia aquella parte racional con la cual el alma mide, juzga y examina todas las cosas, sino encauzarla y mantenerla pronta con el ejercicio y la regla de la dialéctica.
(…)
Examinemos también los documentos de los caldeos y, si les damos autoridad, encontraremos que en virtud de las mismas artes se abre a los mortales la vía de la felicidad. Escriben los intérpretes caldeos que fue sentencia de Zoroastro que el alma era alada y que, al caérseles las alas, en su caída se conduce a un cuerpo y vuelve a volar hacia los dioses cuando de nuevo le crecen. Habiéndole preguntado los discípulos de qué modo podrían obtener un alma apta para el vuelo con alas bien emplumadas, respondió: "Rociar las alas con las aguas de la vida". Insistiendo aquéllos con sus preguntas de cómo y dónde conseguirían estas aguas, les respondió, según era su costumbre, con una parábola: "El paraíso de Dios está bañado e irrigado por cuatro ríos: alcancen allí las aguas salutíferas". El río que fluye desde Septentrión se llama Pischon, que significa justicia; el del Ocaso tiene por nombre Sichon, que significa expiación; el que fluye desde el Este se llama Chiddekel, y quiere decir luz, y el que fluye, desde Mediodía, se llama Perath, y se puede interpretar por fe.
(…)
Estos son, acaso, los sabios conocimientos matutinos, meridianos y vespertinos cantados primero por David y después expuestos de nuevo por Agustín. Esta es la luz de mediodía que inflama a los Serafines cayendo a plomo sobre ellos y los Querubines, y la sabiduría a la que se refería el antiguo padre Abraham. Este es el lugar donde, según la enseñanza de los cabalistas y de los árabes, no hay sitio para los espíritus inmundos.



Notas:
* El celemín es una medida agraria de capacidad que sirve para recoger en número, peso y medida, las semillas equivalentes al campo donde éstas deben sembrarse. Simbolicamente uno mismo es un celemín cuando llega a este mundo. Un cuenco conteniendo todas las semillas de nuestras posibilidades de desarrollo. De cada quien depende, en buena medida, que ese celemín se convierta en un campo fértil. Esta idea está igualmente simbolizada en la parábola bíblica de los talentos, los que el ser humano recibe con el fin de hacerlos producir en el transcurso de su existencia.

**Asimismo remito al post de Sahaquiel: “El utilitarismo y la decadencia del conocimiento”, publicado en su blog "Astrum In Homine", donde se incide y se arroja luz sobre el papel de Pico y de los hermetistas en general, en la reverberación y transmisión de la Filosofía Secreta durante el Renacimiento.

*** La pieza musical del vídeo es, como se dice, de Guglielmo Hebreo (Guglielmo Ebreo de Pesaro) y lleva por título “El Renacimiento en la Corte de Nápoles”. Guglielmo es autor del primer tratado de coreografía, arte vinculado al hermetismo, que tiene que ver con medir los tiempos y coordinar los movimientos en el espacio. El arte de la danza o Balleto, degradaría siglos más tarde, especialmente en Francia, en el edulcorado y amanerado ballet -palabra derivada de la italiana- donde la contorsión artificiosa del bailarín, el disimulo para ocultar el dolor en los dedos de los pies, etc., forma parte sustancial del espectáculo. Para Gugliemo, en cambio, la danza es ante todo gracia y naturalidad y debe nacer espontáneamente por el ardor que la música produce al llegar al corazón, o sea, que “la armonía y el suave canto que por el oído llega al corazón provoca tal dulzura que de ello nace un vivo ardor del cual surge la danza que tanto gusta".  El título de la obra de Guglielmo es: Pratica se arte tripudii vulgare opusculum.

Pulsar AQUÍ para ver el Vídeo "La Academia de Atenas", en el canal dmiventana.