viernes, 29 de julio de 2016

Acerca del Firmamento

Cielo azul. Oleo de Wassily Kandinski


FIRMAMENTO
"Domo que corona el plano de la tierra
por donde circulan los astros con el fondo
aparentemente inmóvil de las estrellas. Lo
que se ve desde el campo, el terrado, o el
patio.

Se suele creer que el cielo, azul y luminoso
del día y por donde transitan los
astros de noche, es el verdadero cielo (el
metafísico) pues aquello a donde más lejos
puede llegar el sentido de la vista (físico)
es considerado lo más alto; de allí en
más las grandes confusiones. 

Tradicionalmente
la tierra y el agua son llamadas las
aguas inferiores y el espacio del firmamento
se denomina aguas superiores, y se las
vincula con el elemento aire. Al respecto
Thierry de Chartres nos aclara que:

Pues esto que dicen algunos ignorantes
de que ‘ven’ el cielo cuando el aire es
puro, cuando se figuran que perciben
algo azul, aquello es completamente falso.
Pues cuando la vista se equivoca, entonces
el error de los sentidos produce
la imaginación de ver lo que no se ve,
como a algunos les parece ver tinieblas
al cerrar los ojos. Pues aunque la vista se
origina por la luz de los ojos, sin embargo
de nada sirve si no se refleja debido a
un obstáculo de cierto espesor. 

(Thierry de Chartres, Tratado de la Obra de los Seis
Días, 11, 2, trad. Mª Pilar García Ruiz)".

Texto de: Federico González Frías, Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos.




lunes, 25 de julio de 2016

Conclusiones de Pico de la Mirandola respecto a la primitiva doctrina del egipcio Hermes Trismesgisto


Pico de la Mirandola escribió una serie de conclusiones filosóficas sobre la Cábala y el Hermetismo, buscando la concordia entre la totalidad de las ciencias y artes y queriendo zanjar la disputa abierta entre quienes querían oponer a Aristóteles y Platón, cuando es evidente que el primero sigue en todo a su maestro, Platón, de quien fue su alumno.

Dichas conclusiones han estado en la base del pensamiento occidental durante el primer Renacimiento y han continuado siendo defendidas por los hermetistas de todas las épocas.

No sólo éstas que publicamos aquí y que resumen la doctrina del Trismegisto, sino la totalidad de su alegato que sin embargo no contó con la aprobación ni de la Sorbona ni del Vaticano, al considerarlas herejes, razón que le llevó a volver a resumirlas en su Discurso sobre la dignidad del hombre.


1. Dondequiera que hay vida hay alma y dondequiera que hay alma hay mente.

2. Todo movimiento es corporal, todo móvil es incorpóreo.

3. El alma está en el cuerpo, la mente en el alma, en la mente el verbo y de todo es padre Dios.

4. Dios está en todas las cosas y actúa por todas ellas, la mente está en el alma, el alma en el aire y el aire en la materia.

5. Nada hay en el mundo que carezca de vida.

6. Nada hay en el universo posible de muerte o de corrupción. Consecuencia: en todas partes hay vida, en todas partes hay providencia, en todas partes hay inmortalidad.

7. Dios anuncia al hombre las cosas futuras por seis vías: por los sueños, los portentos, las aves, los intestinos, los espíritus y la Sibila.

8. Es verdadero lo que no está perturbado, determinado, coloreado, figurado ni roto y es desnudo, perspicuo, comprensible por sí mismo, intrasmutable, bueno y completamente incorpóreo.

9. Dentro de cada uno de nosotros hay diez enemigos: la ignorancia, la tristeza, la inconstancia, el deseo, la injusticia, la lujuria, la decepción, la envidia, el fraude, la ira, la temeridad y la malicia.

10. Los diez enemigos que he nombrado según la conclusión precedente de Hermes se corresponden mal con la coordinación denaria de la Cábala y sus prefectos, como llegará a ver el profundo contemplador, acerca de los cuales nada puse en las conclusiones cabalísticas, porque es secreto.
*

viernes, 22 de julio de 2016

La mujer dentro de la Filosofía Hermética. Curso en Málaga





Abstract del curso que dimos hace unos días en Málaga

La Tradición Hermética, es decir el esoterismo Occidental, tiene un largo pasado situándose sus orígenes en Egipto y la antigua Grecia. Se trata de un pensamiento transmitido por la deidad intermediaria Thot, idéntica en su labor civilizadora a Hermes-Mercurio, el dios amigo de los hombres, el mensajero heraldo de los dioses y vehiculador de una Enseñanza que tiene a las artes y las ciencias cosmogónicas como coadyuvantes.

Esto tiene que ver con la Alquimia y con la Teúrgia, o sea con la idea de la transmutación y universalización del alma humana, a la que se toma como un athanor donde cada quien puede gestar al “niño de oro” que lleva dentro, lo que se produce a través del fuego y sus distintas graduaciones, es decir de la intensidad del amor que cada cual tenga por alcanzar ese Conocimiento, y aplicarlo en la realidad de su vida.

La transmisión de estas ideas-fuerza, de esta Enseñanza Cosmogónica, ha pasado por periodos distintos, adoptando formas diferentes de expresarse, y esto ha sido así gracias a una larga cadena de iniciados que han contribuido a través de sus obras y sus vidas, a difundirla y recrearla, adaptándola a los tiempos, siempre que fuese necesario devolverle todo su sentido.    

Para el Hermetismo, Platón es uno de los sabios que recoge toda esa Filosofía arcana, la sintetiza y la transmite para nuestro actual ciclo humano. Enseñanza que él heredera de los presocráticos, de Pitágoras y de los Misterios Órficos.

Todo lo cual fue perfectamente comprendido durante el Renacimiento por Marsilio Ficino y asimilado por los miembros de la Academia de Florencia, en cuyo entorno femenino se pondrá el énfasis en este Seminario dedicado a “Lo Femenino”, siguiéndole los pasos a algunas mujeres filósofas, literatas, científicas, artistas, etc., que han formado parte de esta cadena áurea de pensamiento, las que habiendo sido receptivas a ese Saber inmemorial lo han buscado justamente a través de unos arquetipos y unos modelos concretos tomados del aspecto femenino del Cosmos.

Y aquí debemos referirnos a Isis, a Deméter, diosa de los antiguos misterios de Eleusis, a Afrodita, diosa de los misterios de Amor, a las Sibilas y Pitonisas y por supuesto a las Musas, diosas de la Memoria, engendradas por Zeus y Mnemosine sólo y con el único propósito de seducir al hombre, alegrarle los días de su vida y llevarlo, a través de sus artes, al conocimiento de sí mismo, al estado paradisíaco. Pero esto no es una simple ensoñación poética, pues para la Tradición Hermética las Musas son diosas operativas que ejecutan su labor a través de la voluntad de aquél que desea aplicarse a las artes que ellas simbolizan.


Por eso es preciso referirse a Safo en primer término, a la que tomamos como piedra angular de nuestro discurso, ya que fue ella quien en el siglo VII a. C. mantuvo en Mitilene una escuela que en cierto modo será el modelo donde se inspirará la Academia Platónica de Atenas y todas las que se crearían con el paso del tiempo. La escuela de Safo estaba relacionada exclusivamente con la iniciación femenina, la cual tenía en Afrodita y en las Musas sus métodos de enseñanza, que siguen siendo efectivos para los hombres y mujeres de hoy en día, ya que en definitiva de lo que se trata es de operar la transformación del alma humana. 

sábado, 9 de julio de 2016

La Beatriz de Dante

Henry Holiday, Dante y Beatriz, 1883.

"De hecho, Pitágoras y Platón son los padres de la Filosofía, a la que dotaron de las ideas esenciales que están en el origen de nuestra cultura, y sin las cuales ésta no existiría. Esa Filosofía es la misma que en palabras de Boccaccio "nutre a Dante", y que éste concibe como una de las Damas de su universo poético, la "donna gentile", aquella que le abre junto con Beatriz las puertas del Paraíso y de los estados superiores:

digo y afirmo que la mujer de la que me enamoré después de mi primer amor fue la muy bella y honesta hija del Rey del Universo, a la cual Pitágoras puso por nombre Filosofía (Convivio, II, XV-12).
No es necesario recordar que Filosofía quiere decir precisamente "amor a la Sabiduría", Sabiduría que para el gran gibelino está encarnada en Beatriz.
En el Convivio (III, 14-2) Dante habla de este "amor a la Sabiduría" en los siguientes términos:

la Filosofía en este mundo tiene por sujeto material la sabiduría y por forma el amor, resultando de la unión de ambas el ejercicio especulativo. Así que en la estrofa que viene ahora, que empieza con "La divina virtud se infunde en ella", mi pretensión es ensalzar el amor en tanto que es parte de la Filosofía.
Puesto que forma parte de su identidad, Dante apela directamente al amor por lo más alto, es decir a su sentido metafísico, como una energía que encauza la voluntad del hombre de conocerse a sí mismo. Precisamente ese cordón umbilical sutil que une a Dante con la Tradición pitagórico-platónica, y por tanto con los Antiguos Misterios, lo podemos comprobar varias veces a lo largo de su obra. Un ejemplo muy claro lo encontramos en La Divina Comedia, cuando en el canto I del Paraíso el poeta comienza su ascensión por las esferas celestes. Antes de emprender esa ascensión exclama Dante:

En mi último trabajo yo te pido / de tu valor, oh Apolo, ser tal vaso / que me halles digno del laurel querido. / Bastó hasta aquí una cumbre del Parnaso, / mas ambas necesito cuando intento / a la última palestra abrirme paso. / Penetra en mi corazón, espira en él tu acento / como cuando arrancaste la piel de Marsias / de su vaina y aposento". 

Francisco Ariza. LA TRADICION HERMETICA Y PLATONICA EN DANTE Y LOS FIELES DE AMOR. Publicado en la Revista SYMBOLOS Arte - Cultura - Gnosis.



jueves, 7 de julio de 2016

LA DESFIGURACION DE LA MUJER COMO SINTOMA DE LA DECADENCIA EN LA SOCIEDAD OCCIDENTAL

Tiziano "La Venus de Urbino", obra que debe ponerse en relación con la novela de Baltasar Castiglione, El Cortesano.

"Parece que la búsqueda de legitimidad de un modo de dominación condenará a toda sociedad a devenir esencialmente masculina. Aplicada en occidente, esta búsqueda en forma intelectual se enunciará en Platón donde el alma en búsqueda de su realización es considerada como femenina. En el Fedro, el tono es esencialmente femenino, y no es una casualidad si Sócrates es el detentador de la mayéutica, el arte de partear. Sin embargo, recuerda que esto es, de hecho, muy diferente a lo que una mujer hace cuando trae sus hijos al mundo (...)
La inmigración masiva, no reflexionada sino únicamente tratada en términos de flujo de material humano por motivos puramente económicos, nos hace tomar conciencia del estatus deteriorado de la mujer en las sociedades que siguen el fundamentalismo islámico. Podemos hablar a propósito de esto de tradición degradada, existe un abismo entre la cultura árabe auténtica del Califato de Bagdad o de Córdoba y las formas esterilizadas del “Islam de las cavernas” que hace estragos en occidente, traído por ignorantes que obedecen a las modalidades más pobres y más esclerotizadas.(...)
La mujer adiestrándose en la dominación masculina no solamente coopera en la pérdida de su autenticidad sino que provoca como consecuencia la destrucción de la identidad masculina que no puede desarrollarse correctamente. Constataremos en este proceso, alentado ideológicamente, un movimiento de disolución extremamente ofensivo. La pérdida de las identidades sexuales lleva a la constitución de artificios que sirven de bases a falsos principios. (...)
La feminidad es una de las claves de la interpretación de la historia occidental (...) Lo que es la mujer en resumidas cuentas, el autor de estas líneas no pretenderá dar de ello una explicación, le bastará con pensar simplemente en la maravilla que una mujer es capaz de producir en el corazón de un hombre y lamentar el desencanto causado por la intimación de un sistema que signa el oscurecimiento del mundo. Pero quizás entonces la feminidad llegue a ser esa estrella que brilla en el firmamento e invita a salir del exilio interior"
Jean-Luc Spinosi: LA DESFIGURACION DE LA MUJER COMO SINTOMA DE LA DECADENCIA EN LA SOCIEDAD OCCIDENTAL
Publicado en el Nº 27-28
de la Revista SYMBOLOS: Arte – Cultura – Gnosis.
La modernidad nos ha hecho perder el apoyo en el suelo donde descansábamos. Ilusoriamente por otra parte, puesto que atravesando las diversas capas que el sistema ha elaborado como un travestismo progresivo volvemos a encontrar siempre la realidad originaria, el "lebenswelt", ese mundo de la vida del que procedemos y dependemos fundamentalmente.
Pero el artificio es usurpador y ambicioso, su fuerza es el poder de sustitución cuyo último efecto es componer un orden numérico en lugar del terreno de donación auténtico.
La extensión tecnológica, como discurso o logos de la técnica, es decisiva; una red recubre lo real y limita los mundos posibles a aquellos que obedecen las leyes de la acumulación, del tratamiento o de la gestión. Este proyecto de dominación resulta de una degradación de la racionalidad en la que después de fases de crispación dogmática se afirma el momento de la disolución, "coagula et solve"; la alquimia de la epopeya técnica exacerbada disuelve los elementos fundamentales de la condición humana: el orden simbólico y la dimensión antropológica.
En estos parajes crepusculares, donde se borran las ideas sidéreas del cielo y se dislocan los vínculos comunitarios, alto y bajo hundiéndose en un último sobresalto del occidente enfermo de sus propias decisiones, tomaremos como testigo a la arquetipología femenina. En efecto, la figura de la mujer en occidente nos parece que ilustra la genealogía de una civilización que brilló con un sol casi universal y se deslizó después poco a poco en el tobogán de la decadencia.
Con el fin de descubrir el substrato de toda manifestación conviene proceder a aplicar las investigaciones del origen. Este se vela a través de una dimensión en la que el mito se ajusta como primera relación de inteligibilidad de lo real. Así, los invariantes nos entregan una arquitectura simbólica de estructuras arquetípicas en el orden del pensamiento, y de inscripciones "carnales" en el plano ontológico.
Ser y pensamiento, se despliegan a partir de lo "Mismo", y la Naturaleza, "nuestra madre aulladora" como la definió Thoreau, da sus formas como sus hijos al mundo en un acto en el cual el engendramiento es el movimiento fundamental. Esto muestra en qué medida el orden simbólico y el orden antropológico son, a partir de un discurso desde el punto de vista no dual, los dos grados de un mismo principio.
Conviene reconocer que la feminidad se descubre a través de una potencia que la arquetipología imaginal (del término de Corbin retomado por Gilbert Durand) asociará al régimen nocturno. Quizás deberíamos meditar en esta tiniebla fundadora, este sin fondo y Abismo del que nacerá un movimiento, un deseo con el fin de poder hacer brotar del acto puro la dialéctica de los mundos.
A pesar de las dificultades de interpretación, donde los defensores de un matriarcado original se enfrentan a aquellos que niegan su tesis como fantasma, podemos observar una constante del culto a la Madre, en tanto que Diosa, en el seno de los contextos paleolíticos y de las culturas muy anteriores a la llegada de las grandes civilizaciones. Quizás sería adelantarse pretender del arquetipo femenino que sea soberano en lo que concierne al Alba de la humanidad, parece que la relación sea más compleja y que los debates no sean más que reflejos de argumentos interesados y no de razonamientos imparciales. Mientras los objetivos de las preguntas indiquen preocupaciones de otro orden que las enunciadas, tendrá lugar una confusión paralizadora, y creeremos obtener bases científicas allí donde no aparecerán más que pretextos ideológicos. La investigación sobre el origen permanece contaminada por la preocupación de una superioridad de uno u otro de los protagonistas. Este mal incluye que el esquema de la comparación de nuevo, no es razón. Allí donde se establece una convergencia de dimensiones irreductibles, tales que magnitudes de órdenes diferentes, el pensamiento lineal busca llevar a cabo un procedimiento de reducción a fin de poder efectuar un cálculo de relaciones. El hecho de constatar que en ciertas auroras culturales la presencia de la Diosa Madre se impone como testimonio de una configuración de lo sagrado no conduce al predominio de un sexo sobre el otro, ello muestra que una cierta dimensión de la feminidad desempeñará un papel en la realización de una relación con el mundo. Esto no puede comprenderse únicamente bajo el aspecto del determinismo social y biológico que vamos sin embargo a abordar, al orden de las razones necesarias responde el de las razones suficientes.
Podemos observar que lo Sagrado obra como una ruptura de espacio de las determinaciones causales y vuelve a llevar a una modalidad vertical en donde lo masculino y lo femenino se aprehenden como activo o pasivo en función de las orientaciones elegidas. Por esta razón la inversión del tantrismo tibetano con respecto a la tradición india muestra un elemento femenino pasivo por un elemento masculino activo, el polo pasivo siendo soberano al indicar la divinidad pura, el Tantra hindú reposa sobre una semejanza totalmente inversa. Esto muestra en qué medida la simbólica no depende de un procedimiento de exclusión en el que bastaría con volver a sacar las nociones dispuestas de una tabla de categorías.
La apertura a lo Sagrado sitúa inmediatamente después del reconocimiento de la indeterminación fundamental del Ser (o del principio) la percepción de una polaridad femenina. Hesíodo indica que después del caos, vienen la Tierra y la Noche cuyas cohortes comprenden a las Moiras que tejen el destino de los hombres. Esta dualidad femenina es importante, el Mito traduce aparentemente la ambivalencia de la Diosa, que volveremos a encontrar en otros modelos míticos, de un aspecto protector y otro enfurecido. Quizás debamos ver aquí, en cuanto al último momento se refiere, la razón de una evolución hacia la dominación masculina, puesto que la Moira depende de leyes no humanas, fuera del control que la razón calculadora puede hacer sobre ello. Si tal es el caso, la genealogía de occidente hallará aquí una de las ilustraciones del ascenso del modelo del dominio sobre las fuerzas declaradas absurdamente como irracionales, en el que la Naturaleza estará en adelante forzada a seguir la Tutela del posesor cartesiano.
La polaridad femenina es dual, insistimos sobre este punto; retomando los trabajos de Gilbert Durand indicaremos brevemente que las estructuras de lo imaginario, como facultad noética fundadora, proceden de los modos diurno y nocturno. El primero corresponde a un aspecto solar, exclusivo, en el que juega el principio de no contradicción, es el territorio de lo masculino. El segundo que nos concierne aquí responde a esta dicotomía de lo nocturno, un modo sintético en el que prevalece el operador del vínculo, la síntesis; el otro, llamado místico, es una instancia del proceso de integración o absorción. Como declaraba Nietzsche: "El mundo es más profundo que lo que el día ha creído" (Zarathustra). Así, una configuración de lo exterior y de lo interior enlaza una constelación arquetípica que vamos a reencontrar en la serie real. Leroi-Gourhan describe, bajo el registro de la antropología social, la repartición inmediata de esta articulación de lo exterior y de lo interior, en la que el modo binario no es estricto. Se efectúa una división primera en la que el hombre asume las funciones cazadoras, guerreras y exploradoras, se cumple la opción de la exterioridad. En contrapartida, por parte de una diferencia fisiológica constitutiva, la mujer funda su identidad sobre lo interior, en el hogar, o sea en el centro de este universo antropológico. Dependiente de los ciclos fundamentales, que corresponden a las menstruaciones, a la gestación, y debiendo responder a la fragilidad consecuente de estos aspectos fisiológicos, la vocación que emerge de estas fluctuaciones confiere en cambio un papel preponderante, el de un reino estricto. La procreación, la primera protección de los hijos y su prolongación esencial a través de la función nutricia hacen que la mujer represente la gran fuerza inmediata de la vida.
Una tensión evidente está en la raíz de la constitución de las sociedades en las que las polaridades van a enfrentarse. Parece que la búsqueda de legitimidad de un modo de dominación condenará a toda sociedad a devenir esencialmente masculina. Aplicada en occidente, esta búsqueda en forma intelectual se enunciará en Platón donde el alma en búsqueda de su realización es considerada como femenina. En el Fedro, el tono es esencialmente femenino, y no es una casualidad si Sócrates es el detentador de la mayéutica, el arte de partear. Sin embargo, recuerda que esto es, de hecho, muy diferente a lo que una mujer hace cuando trae sus hijos al mundo. La ambigüedad persiste en la República ya que, si ninguno de los sexos predomina en la ciudad ideal, Sócrates enuncia no obstante que la mujer tiene sin embargo muchas menos disposiciones. Esto no atestigua menos en ello la presencia radical de la feminidad, la Diosa espera a Parménides en el cruce de caminos, se aparece a Boecio en la Consolación de la Filosofía, y atestiguaremos el soberano reconocimiento cuando el cristianismo realice su visión de lo Sagrado a través del culto mariano, María es la divina Sofía. La ortodoxia así como diversas corrientes monacales, entre las más viriles y ofensivas de las cuales, templarios y Teutónicos, son "convertidas" a su imagen radiante. Constatamos pues una tensión permanente, la filosofía bajo la égida de Atenea será esencialmente obra de pensadores masculinos, la clerecía no aceptará sacerdotes y teólogos más que masculinos. Habría seguramente que ver aquí lo que Maurras refería de la distinción entre país legal y país real. La legalidad depende de un conjunto de decretos, convenciones y decisiones con vocación social y política, la realidad, como diría Kant, resiste. Y cuanto mayor es la represión, mayor es el riesgo de que la resistencia organice reacciones que tendrán como efecto la búsqueda de compensación en detrimento de la armonía. Ciertos períodos han conocido tendencias a la celebración de la feminidad, tal como en la sociedad medieval y especialmente en el Languedoc, la obra era poética y la conocemos bajo el nombre de amor cortés. Esto no deja sin embargo contemplar la modificación real en cuanto al modo de consideración de la mujer, en efecto estas tendencias permanecen marginales, la glorificación de la feminidad es una figura retórica que va a servir al poder establecido. La bella ingenua, tomada a veces como testigo en la filosofía, pensamos en Fontenelle pero sobre todo en Schelling quien en su magnífica obra Clara ha dejado al personaje que lleva este nombre en un casi mutismo en el curso del diálogo, permanece siempre una heroína de segundo rango, Schelling, a quien, con Platón, consideramos como la figura más majestuosa de la filosofía, y cuya doctrina está muy próxima a una perspectiva metafísica no dual, no pedirá sin embargo al final de su vida sino que el manuscrito titulado Clara sea destruido.
De la bella ingenua, pues, a la escuela de mujeres, pasando por el confinamiento de las tareas domésticas, la mujer responde en la sociedad occidental al esquema de la dominación masculina. No nos extenderemos ni sobre el matrimonio burgués, ni sobre la ciudadanía negada en la revolución francesa, ella no hace más que prolongar el ostracismo de las sociedades greco-latinas. La mujer no aparece en el espacio público o político, permanece a la sombra, tal como la hija de la noche de los mitos originales.
De la ambigüedad a la coerción de las formas sociales, tenemos una ilustración indignante de ello en el contacto pseudo cultural entre los pueblos en el seno de la modernidad. La inmigración masiva, no reflexionada sino únicamente tratada en términos de flujo de material humano por motivos puramente económicos, nos hace tomar conciencia del estatus deteriorado de la mujer en las sociedades que siguen el fundamentalismo islámico. Podemos hablar a propósito de esto de tradición degradada, existe un abismo entre la cultura árabe auténtica del Califato de Bagdad o de Córdoba y las formas esterilizadas del "Islam de las cavernas" que hace estragos en occidente, traído por ignorantes que obedecen a las modalidades más pobres y más esclerotizadas. Un Islam sin sabor, limitado a un catálogo de prohibiciones y a una especie de seguro de la otra vida, condena a los más débiles y a los más tolerantes, con esta argolla la mujer sufre una violenta sumisión. Lo que observamos es que toda la comunidad musulmana en occidente es prácticamente la que se adhiere a estos reglamentos de encarcelamiento, y no únicamente los que optan abiertamente por el fundamentalismo. Basta observar la manera en que vive, se viste y se comporta la mujer musulmana, forzada a renunciar a toda valoración de sí misma, para darse cuenta de que no es únicamente el integrismo el que reconoce esto como suyo, sino también aquellos que denunciando el endurecimiento de los imanes ideólogos persuaden a su mujer de que no se maquille o lleve vestidos elegantes, en una palabra de no ser mujer. Todo esto es lamentable y refuerza el estatus de objeto de la mujer. La elegancia no es la provocación, la feminidad necesita la seducción para afirmarse, sugerir el esplendor de la belleza, pero los musulmanes de la coacción disuaden a la mujer de abrirse, y las suyas son como flores marchitadas antes incluso de abrirse.
Tenemos aquí el marco de una reacción en el seno de Occidente, o sea la expresión de un conflicto entre formas no auténticas. Todo endurecimiento es un síntoma, y parece que éste refleja como tantos otros la degradación de una civilización. La absorción del marco tradicional y del orden simbólico por el modelo tecnológico y la razón instrumental nos parece ser la causa esencial de este proceso. La desaparición progresiva de la dimensión antropológica, a través de las fisuras de la identidad de la persona, de la familia, de la nación y de la autoridad espiritual arrastra a cada individuo en un naufragio. La figura de la mujer procede en sus metamorfosis actuales de este proceso que es bastante complejo ya que hay que distinguir entre los datos ideológicos de propaganda y los intereses reales que están trabajando. Haremos constar aquí el efecto que el filósofo del lenguaje Austin llama una contradicción de gran rendimiento ["performativa"]. Se trata del enunciado contrario, en los hechos, de aquello que se dice. Cuando el sistema, entiéndase la configuración en marcha de un modelo de expansión, ha anunciado la liberación, especialmente de la mujer, ha provocado en los hechos la disposición de un nuevo tipo de alienación. "Todo es posible, ya no hay límites", tal es el eslogan del orden instrumental, no se admite ningún límite, pero había que tomar esto en el contexto de las reglas operantes del modelo. Se trata de activar el principio de la tecnología según el cual todo lo que es posible técnicamente debe ser realizado. El paradigma de la dominación más violenta se realiza por la ruptura de la dimensión racional reducida a su aspecto instrumental más estrecho. Herbert Marcuse utiliza el término "operacionalismo" para caracterizar esta perspectiva, así cada signo no remite sino a sí mismo, proceso al que se dice en bucle. El orden numérico que se instaura evacua toda singularidad, en este contexto la figura de la feminidad no puede sino hundirse en el simulacro, lo cual vamos a abordar.
La modernidad democrática en la que se abre la era de las masas dentro de un esquema nivelador y cuantitativo hará que se confirme la basculación del eje vertical del ser. So pretexto de una liberación general, se presentará a la mujer la ocasión de dirigirse al exterior, sin por ello definir previamente las orientaciones precisas que resultarán de esto. Disimulándose como de costumbre tras enunciados proposicionales generales y de contenidos pues indeterminados, la ideología dominante travistiendo sus propias tendencias bajo la cédula del progreso y de la igualdad iba a asegurarse la disposición de una mano de obra a buen precio. La liberación de la mujer era el eslogan ideológico para una puesta en práctica de proletarización de ésta. De hecho, para ser más preciso, la mayoría salida de las clases más desprovistas tenía como horizonte de liberación las cadenas de producción de la industria, las mujeres que pertenecían a la burguesía pudieron ver que se les confiaban tareas menos ingratas, especialmente en el sector terciario y de salud. El atestado sociológico muy a menudo descriptivo es insuficiente. La voluntad de nivelación ha llevado toda forma de discernimiento hacia las mazmorras de la reducción numérica. Lo que tratamos de demostrar es que para el pensamiento lineal, todo es puesto en un registro de equivalencia estricta a fin de promover un modelo de dominio en el que desaparecen las singularidades con el fin de hacer de la humanidad un material a explotar. La mujer se ve asignada una igualdad que no significa otra cosa sino la negativa de su consideración en tanto que condición femenina a fin de que triunfe la instrumentalización técnico-económica. Así la dominación, que se esfuerza en su campo de extensión, moviliza a la mujer en un papel que contribuye a la desnaturalización general. Si retomamos los argumentos enunciados al comienzo de este estudio, constatamos que no hay sino dominación masculina.
El movimiento de liberación opera como un juego de acceso y de retirada. Las funciones atribuidas tradicionalmente a la mujer sufrieron una metamorfosis que no corresponde, de hecho, sino a la destrucción del marco tradicional que no podía más que jugar el papel de freno a la extensión dramática del registro instrumental. A esto siguió una serie de desastres, tal como la disolución progresiva de buen número de estructuras antropológicas de base, de las cuales la más importante permanece la familia. La caricatura que se sustituye aquí, llamada con eufemismo "familia monoparental" (como si un término con vocación plural pudiera aplicarse a una unidad) no es más que el síntoma retrasado de una degradación inscrita como orientación del paradigma tecnológico. Este paradigma mantiene la confusión de una ideología liberadora y de una práctica carcelaria. A este nivel podemos revelar aquí una incoherencia lógica fundamental: tanto como la carencia de sentido en la voluntad de expansión al infinito tal una regresión permanente sin fin último posible, lo cual constituye, Aristóteles lo demostró por otra parte, lo propio de lo absurdo. Asistimos a un sistema en expansión para el cual todo límite moral, antropológico e incluso ontológico debe ser vencido. En apoyo de esta voluntad de dominio, vienen en su ayuda las ideologías esterilizantes de la libertad de indeterminación. La mujer se libera, pero ¿de qué? De un contrato de sumisión familiar y burgués, nadie puede lamentarlo aparte de algunos imbéciles integristas, pero nos parece que la alternativa entre el trabajo penoso en las tareas domésticas y el empleo en funciones de producción industrial es una negación total de la libertad y una buena manipulación de un sistema de esclavitud. Libre, además, para hacer qué, es la segunda pregunta. Bien sea en la mayoría de los casos para sufrir el efecto de la proletarización, bien sea para ocupar los puestos de detentación de la violencia simbólica, lo cual es aun peor que todo. No contestaremos a la pregunta de saber dónde está el lugar de la mujer en este contexto de un occidente decadente, constatamos simplemente dónde la feminidad no puede celebrarse. El último aspecto que evocaremos es el de la mercantilización del mundo, todo individuo está rodeado por esta intimación económica, que a nuestro juicio es una resultante de la dominación tecnológica como principio activo de transformación del mundo. La mujer como tal ha devenido un objeto comercializable en el que el efecto de la perversión juega a partir de un simulacro de seducción, confundiendo esta vez la vulgar provocación con la elegancia del deseo. En la sociedad espectacular comercial, definida así por Guy Debord, la figura de la feminidad ha devenido insignificante, simple signo para vender un producto como las prostitutas hacen el suyo a los transeúntes como clientes potenciales. Nos parece, si añadimos a esto la tentativa de refuerzo de las apariencias por procedimientos artificiales, que un totalitarismo todavía desconocido hasta hoy esté en fase avanzada de instalación, en la medida en que la confusión entre lo virtual y lo real es una de las condiciones fundamental para la instauración de un plan de esclavitud general de la humanidad. Sustraer pues lo humano a la realidad (ya que es ella quien resiste, decía Kant) y proceder a aventuras odiosas de manipulación genética en la que las virtualidades de un catálogo estereotipado reemplazaran a las singularidades nunca idénticas, tal es el movimiento en el que se inscribe a la fuerza a la feminidad a fin de hacerla desaparecer. La feminidad retrocede en su esencia, la tecnificación busca recuperar en su provecho la función reproductora. El progreso de las experiencias de laboratorio vuelve a acusar al propio arquetipo de la maternidad en favor de la productividad. Pero la desnaturalización se efectúa según varios ángulos, uno de los que nos parece predominante es el desequilibrio de las identidades. La mujer adiestrándose en la dominación masculina no solamente coopera en la pérdida de su autenticidad sino que provoca como consecuencia la destrucción de la identidad masculina que no puede desarrollarse correctamente. Constataremos en este proceso, alentado ideológicamente, un movimiento de disolución extremamente ofensivo. La pérdida de las identidades sexuales lleva a la constitución de artificios que sirven de bases a falsos principios. Puede ser que la homosexualidad reconocida oficialmente y aclamada llegue a ser un factor determinante de la desaparición de las comunidades naturales. No creemos en las fábulas de Platón en cuanto a la separación de individuos esféricos, la invariación reproductora está inscrita en el corazón de la naturaleza nuestra madre, por ello nos anima a cultivar nuestras diferencias en el respeto mutuo e ir más allá de nuestras tensiones en esta coincidencia de los opuestos en la que el amor es quizás la cima, la homosexualidad es a propósito de esto la negación que confunde coexistencia y coincidencia.
La feminidad es una de las claves de la interpretación de la historia occidental, esta civilización fue iluminada e iluminadora pero en el momento actual arruina todo en su carrera desenfrenada de dominación. La mujer auténtica se ha retirado quizás, en un cierto momento, de la violencia que sufría pero ha sido para mejor trasladarla luego al prójimo, dominada o dominante ya no es la mujer, sino simple instrumento de un poder carcelario. Lo que es la mujer en resumidas cuentas, el autor de estas líneas no pretenderá dar de ello una explicación, le bastará con pensar simplemente en la maravilla que una mujer es capaz de producir en el corazón de un hombre y lamentar el desencanto causado por la intimación de un sistema que signa el oscurecimiento del mundo. Pero quizás entonces la feminidad llegue a ser esa estrella que brilla en el firmamento e invita a salir del exilio interior.
Traducción: Miguel A. Aguirre.


Judit. Sandro Botticelli.

jueves, 23 de junio de 2016

El Poeta, creador del Ser del Mundo

Lámina Tarot de Durero

La inspiración poética, aquella que proviene de las Musas, es un don divino que recibe aquél ser humano que logra concentrar todas sus energías en atraer hacia sí las fuerzas universales, conciliarlas en su alma acompasándose a su ritmo tal y como lo haría una seguidora de Astarté, esto es elevando los sistros hacia el cielo para despertar con su música de enamorada el fuego y la pasión celeste.

Esa es la vía que emplea el poeta que, como dice Platón en el Ion y nos recuerda Federico en su Diccionario, no es igual que un rapsoda. 

"jamás será buen rapsodista el que no tenga conocimiento de las palabras del poeta" 
Cartel Feria de Praga, 1926. Archivo dmiventana.


Efectivamente, este poeta inspirado del que hablamos tiene más que ver con un soldado de caballería que con un juglar que conoce las palabras y las interpreta. 

"En nombre de los dioses, Ion, ¿cómo, siendo tú el mejor capitán y el mejor rapsodista de la Grecia, andas de ciudad en ciudad recitando versos y no estás al frente de los ejércitos? 
¿Piensas que los griegos tienen gran necesidad de un rapsodista con su corona de oro, y que para nada necesitan un general?"

El poeta cae y se levanta y su constancia y el trato continúo con los seres intermediarios le otorgan al fin el privilegio de entrar en el templo de la Sabiduría y elevarse hacia Dios Padre con el que mezcla sus pensamientos siendo entonces Uno con el Ser del Mundo. 

Para el poeta, igual que para el alquimista, 


"Zeus es el Cosmos y la Providencia única y las leyes del mundo son el pensamiento del dios".


Todas estas citas son palabras de Sócrates en el Ion.

Por su parte, Federico añade que Platón habla:


"a favor de los auténticos poetas con respecto a los rapsodas, tal cual el maestro que escribió la música y el que la ejecuta, pues los poetas se llamaban así y los rapsodas eran los ejecutantes..." (Entrada: Demon (Daimon)).


*

martes, 14 de junio de 2016

Himno a las Potencias del Uno y del Todo



Potencias que estáis en mí, cantad al
uno y al todo; concertaos con mi voluntad
potencias todas que estáis en mí:
santo conocimiento, iluminado por ti, a
tu través, canto a la luz inteligible y me
regocijo en la alegría del pensamiento.

Potencias todas, cantad conmigo. Y tú
también, templanza, canta conmigo. Mi
justicia canta a lo justo a través de mí.
Mi generosidad canta al todo por mí.
Verdad, canta a la verdad. Bien canta
al bien. Vida y luz, de vosotras procede
la alabanza y a vosotras regresa. Padre,
energía de las potencias, gracias te doy,
Dios, potencia de mis energías. Tu palabra
te canta a mi través, recibe a mi través
el todo en la palabra, como sacrificio verbal.

Estas cosas claman las potencias que hay
en mí, cantan al todo, cumplen con tu
voluntad, tu determinación que viene
de ti a ti vuelve, el todo. Recibe de todas
el sacrificio verbal. El todo que ya está en
nosotros ¡sálvalo vida!, ¡ilumínalo luz,
[aliento vital], Dios! Pues a tu palabra la
apacienta el pensamiento, creador que
aportas el aliento vital, sólo tú eres Dios.

Tu hombre proclama estas cosas a través
del fuego, a través del aire, de la tierra y
de tus criaturas. He obtenido de tu eternidad
la alabanza y, tal como buscaba,
estoy en reposo por tu voluntad. He visto
por tu voluntad. (Corpus Hermeticum,
Tratado XIII, 16 y sig.).

Tomado del Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos de Federico González Frías

domingo, 29 de mayo de 2016

Apoteosis de Homero (texto y video)

Apoteosis de Homero. Siglo II a.C. Londres. British Museum.


Hoy nuestra "Pinacoteca Simbólica" se centra en un antiguo relieve conocido como Apoteosis de Homero y que desde el mundo del arte se presenta como una pieza extraordinaria. Nosotros, igual que otras veces, no entraremos a valorar ni el interés artístico ni tampoco su antigüedad, sino que nos centraremos en destacar el valor de manifiesto intelectual y simbólico que posee la pieza en la que Homero aparece como el gran poeta y mentor de héroes y dioses que en realidad es.

Esculpida por Arquelao de Priene hijo de Apolonio la pieza fue la ofrenda de un poeta hecha en un templo de Apolo y las Musas, pues éste habiendo ganado un festival de poesía ofrecía con esta obra su victoria a los dioses que le habían inspirado y a los que en verdad consideraba artífices de su triunfo. 

El relato comienza en el templo, situado en la parte inferior, donde se encuentra el poeta realizando un rito, después, en el ascenso, la Musas, diosas intermediaria y "alma del reino olímpico".  Una de ellas es la que entrega a Zeus los talentos, es decir, el rollo de papiro conteniendo los escritos de Homero.

Describiremos la escultura con palabras de Walter F. Otto quien a su vez hace referencia a K. Schefold, Retratos de antiguos poetas, oradores y pensadores, que nos la daba a conocer en los siguientes términos:

El relieve está dividido en 3 o 4 partes. En la de abajo, el lugar principal lo ocupa Homero, parecido a Zeus; detrás de él están el dios del tiempo ilimitado y las diosas del concilio que lo coronan; delante de ellos, Mito e Historia se ofrecen en sacrificio junto a un altar circular y los genios del arte poético se aproximan con gestos de homenaje. Sobre ese grupo, empero, en la segunda y tercera secciones, se eleva el monte de las Musas; junto a su pie la gruta sagrada en la que se encuentra Apolo con su cítara, una Musa le entrega un rollo de escritos del poeta, cuya escultura puede verse al lado de la gruta con el trípode que ha recibido como trofeo. En el descenso del monte varias Musas se dividen en distintas posiciones y ocupaciones; pero en el ascenso ocurre un cambio. En total tranquilidad se encuentran las Musas en los montes inferiores. Cuanto más se asciende, más inquietas se encuentran las diosas, hasta que la última de las mismas, debajo de la cima, irrumpe en movimientos de danza porque arriba descansa el padre de los dioses; su cabeza majestuosa inclinada hacia atrás, hacia la madre de las Musas, Mnemosine, que está un poco más abajo, la cual, en su posición de reina, susurra con él. La escultura muestra de modo impresionante cómo el espíritu de Zeus mueve a las Musas, a las que se llama sus hijas [1].

Apoteosis de Homero. Jean Auguste Dominique Ingres. Museo del Louvre.
Ingres retomó este tema para crear esta escena en la que Homero divinizado aparece en el templo de Zeus, cuya figura vemos en el frontón flanqueada por dos figuras femeninas, siendo coronado por la Victoria alada. Mientras un coro de personajes, representantes de las artes y las ciencias tanto del pasado como modernos (siguiendo en este caso a Rafael y sus frescos de la Academia Platónica de Atenas) homenajean y ofrecen sus frutos al más antiguo e inspirador de los poetas. Dos jóvenes representando las dos obras cumbres de Homero: la Iliada y la Odisea, se hallan sentadas en las gradas, a los pies del gran rapsoda ciego, la primera identificada por la espada y la segunda por el remo.

En la iconografía de Ingrés aparecen un total de 46 personajes entre los que destacamos a Dante, Shakespeare, Mozart, Apeles, que con manto azul celeste toma a Rafael de la mano, a Safo, que saca la cabeza entre estos dos últimos, Miguel Ángel, Orfeo o Herodoto. Asimismo destacan Sócrates, Platón, Fidias el gran arquitecto y escultor del Partenón quien aunque ofrece al divinizado Homero las herramientas de su oficio al mismo tiempo se señala la mente, lugar de donde procede el fruto de sus creaciones y que es por tanto su verdadera ofrenda a  Homero. También aparece Leonardo, Alejandro Magno, Píndaro, el gran cantor de peanes ofreciendo su lira, Longino o Moliere. 

[1] La cita de Walter F. Otto es de su libro: Las Musas. Ediciones Siruela.

Ver video, amenizado con la pieza musical: "Verano en Venecia", interpretado por la Orquesta Montovani.



sábado, 30 de abril de 2016

EMBLEMÁTICA ALQUÍMICA

Alciato. Emblema XXXVI

Que hay que resistir en la adversidad

La palmera aguanta el peso y se levanta en arco

Y cuanto más se la tensa más levanta la carga.

Lleva perfumadas bayas, dulces golosinas, 

que son tenidas en los banquetes 

como primer regalo.

Ve niño, y subiéndote a las ramas, cógelas

Quien se mantiene constante en su propósito, 

obtendrá un merecido premio a su voluntad.


*
Ver:
https://dmiventana.blogspot.com/2022/03/sobre-la-emblematica-alquimica.html

martes, 19 de abril de 2016

Trótula y las Damas médicas de Salerno

Trótula de Salerno, siglo XI d.C

         Debemos  referirnos aquí a estas damas medievales que tuvieron conocimiento y practicaron ciertas artes herméticas y mágicas relacionadas con la Medicina natural y la cirugía. Una tradición que continuó viva durante el Renacimiento donde dichas prácticas fueron tildadas de brujería.

Sin embargo, en Salerno, ciudad al sureste de Nápoles, había un grupo de mujeres que desde el siglo IX d. C. practicaban la Medicina y escribían tratados donde daban a conocer sus descubrimientos, las cuales gozaron de gran estimación. La más célebre de todas ellas fue Trótula de Ruggiero que vivió en esta ciudad italiana durante el siglo IX y enseñó Medicina a muchas mujeres. 

A pesar de que a veces se presenta como una figura legendaria, lo cierto es que se le atribuyen obras médicas muy importantes como Passionibus Mulierum Curandorum , más conocida como Trotula major, un libro acerca de los tratamientos adecuados para distintas dolencias femeninas, y en el que trata temas tan avanzados como el control de la natalidad o la infertilidad, señalando, por primera vez, que ésta podía ser igualmente causa de un defecto del hombre como de la mujer. También es de destacar su forma de suministrar opiáceos a las mujeres durante el parto con el fin de mitigar los dolores.

Su trabajo de investigación abrió el campo de la Ginecología y Obstetricia en Europa, aunque ella ejerció la Medicina general siendo sus conocimientos la fusión de los estudios adquiridos a través de los científicos y médicos griegos, romanos, cristianos, árabes y judíos, por lo que su escuela de Salerno se convirtió en la más prestigiosa del siglo XI en Europa. Entre las mujeres médicas también se cita a Abella, autora de De Atrabile (Acerca de la bilis) y De natura seminis humani (Sobre la naturaleza del semen humano)

Volviendo a Trótula debemos mencionar otro de sus libros, el que lleva por título Ornatu Mulierum o Trotula minor, donde se ocupa de la higiene y de la cosmética femenina. En dicho tratado aparecen recetas de pomadas para eliminar las arrugas, una fórmula para un lápiz de labios a base de miel, jugo de remolachas, calabaza y agua de rosas; recetas para mantener sana y blanca la dentadura o distintos procedimientos para elaborar tintes para el cabello.

Asimismo debemos citar aquí a otra mujer médica, exactamente cirujana, que utilizaba el seudónimo de Mercuriade. Otro nombre a destacar es el de Rebeca Guarna a quien se deben varios tratados médicos, tres de los cuales son: De febribus (Sobre fiebres), De urinis (Acerca de las orinas) y De embryone (Sobre el embrión). 

Con ellas honramos a las muchas mujeres que dedicaron su talento al avance de la Medicina, algunas de las cuales, como decimos, fueron consideradas brujas precisamente por su conocimiento para realizar operaciones quirúrgicas, elaborar medicamentos, pócimas y ungüentos, y por atreverse con estudios como los que hemos citado.

A pesar de ello estas “Damas de Salerno” lograron marcar un hito en la Historia de la Medicina, abordando temas desconocidos y llevándolos a la escritura mediante tratados que han sido los libros de texto en prácticamente todas las universidades europeas.

En ellos se recogen remedios contra la esterilidad, sobre cómo limpiar el útero y concebir. Cómo restablecer el útero. Cómo expulsar la placenta. Acerca de abortar, sobre el parto difícil... Asimismo exponen cómo han de ser los cuidados del lactante y otros temas relacionados con problemas tocoginecológicos. En todos estos tratados nunca se descuida un apartado donde se trata del cuidado cosmético del cuerpo, belleza y adorno femenino, así como de la magia amorosa y sexualidad.

Gran número de esos tratados farmacológicos y médicos fueron traducidos a distintos idiomas por otras mujeres que encontraban en ellos remedios para sus propias necesidades médicas. Es el caso de El Séfer Ahavat Nashim (Libro de amor de mujeres) una compilación anónima realizada en la segunda mitad del siglo XIII, donde se recogen distintos tratamientos. Mª Ángeles Díaz








viernes, 15 de abril de 2016

Moisés. Fresco de Rafael en el Vaticano

Moisés. Fresco de Rafael en el Vaticano
Nuestra Pinacoteca Símbólica de hoy nos ha traído a la memoria la historia de Moisés y el papel civilizador que le tocó ejercer en este ciclo humano.  Y sobre todo nos hemos parado a pensar en lo que este personaje de la Historia Sagrada nos dice a los hombres actuales acerca de nuestra propia identidad cultural, de nuestro bagaje mítico e intelectual, de nuestros arquetipos espirituales.
“El nombre de Moisés evoca inmediatamente la idea del pueblo judío, al que él encarna y al mismo tiempo genera. En efecto, habiendo nacido en Egipto, es considerado como de la familia del Faraón, pues aparece como hijo de su hermana, y como tal se dice es iniciado por los sumos sacerdotes en los misterios más profundos de Isis y Osiris, donde sobresale por sus conocimientos. 

Desde joven siente un llamado cada vez más claro hacia algo que aún no se define, pero que no está relacionado ni con Egipto, ni con la posición envidiable que ostenta, la que por otra parte cada vez se le hace más difícil, por los celos, envidia y desconfianza de su tío Ramsés II, y de su primo, que le sucederá en el trono.

La "casualidad" hace que Moisés, al defender a un esclavo judío injustamente tratado, mate al agresor y tenga que huir, pues para casos como el suyo (Moisés era ministro del culto de Osiris) la justicia del Faraón aplica las penas máximas. Se refugia donde otro personaje clave, Jetro, rey de Salem, gran sacerdote e iniciado y padre espiritual de numerosos pueblos nómadas que poblaban los desiertos y tierras entre las civilizaciones de Egipto, Caldea, Babilonia, etc., compuestos por semitas, árabes, etíopes, etc. Estos fueron los judíos, aquéllos que saliendo de su cautiverio en tierras extranjeras de Egipto, se levantan un día y emprenden una gigantesca emigración por el desierto, bajo la guía de un jefe que los sintetiza y encarna, y bajo cuya conducción, como intérprete directo de su dios Yahvé, han de constituirse definitivamente como pueblo elegido, y acceder a un destino que se da en el mismo Moisés, nombre cuya traducción es "El Salvado", y que él imprime a su entorno, al pueblo al que se le ha dado la misión de constituir y dirigir.

Moisés es, pues, conjuntamente, un personaje histórico y un símbolo, como todos los protagonistas de la Historia Sagrada. Es también un ser humano, y al mismo tiempo el receptor de las energías y los mensajes de una entidad sobrehumana, Yahvé, al que adora y hace adorar, cuando no es el propio dios el que actúa directamente. Como ser humano padece por cuarenta años toda suerte de infortunios y necesidades, las más de ellas provocadas por la ignorancia y la bestialidad de los suyos.

Como agente divino aviva y fija el monoteísmo e implanta a fuego su ley, a la que sella con mandamientos. Termina su peregrinaje, y en vista de la tierra prometida deja como herencia La Biblia, de la que escribe los cinco primeros libros, síntesis magistral que fundamenta la vida de un pueblo y de una religión, lo que posteriormente engendrará al cristianismo e islamismo.

La energía asombrosa de Moisés, su diálogo constante con la deidad, la fuerza de sus poderes, transferidos y compartidos con setenta discípulos que conforman el núcleo interno de sacerdotes y sabios, iniciados e iniciadores, a los que entrega la Cábala, hacen posible su sucesión hasta el final de este ciclo. Se cumple pues el Destino que Moisés iniciara y que terminará con la gloriosa venida del Mesías, esperada también por los cristianos e islámicos, y anunciada en todos los textos y tradiciones orales de las culturas unánimes". Introducción a la Ciencia Sagrada. "Programa Agartha”. Federico González Frías y Colaboradores.