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Cuarta Etapa
ndros no es una isla cualquiera sino una tierra bendecida por la Diosa Naturaleza. En las anteriores etapas de este viaje he mencionado ya su frondosidad, sus fuentes medicinales y los ríos de vino que antaño la recorrían. Dato que aunque nos sorprenda lo proporcionan distintos autores.
Walter F. Otto quien recoge en su libro “Dioniso. Mito y Culto” varios milagros producidos en algunas de estas islas y pueblos griegos como Teos, Eubea, Naxos…cita distintas fuentes clásicas que relatan que aquí en Andros, “el cinco de enero manaba vino del templo de Dioniso y seguía haciéndolo siete días seguidos. Si se recogía, se convertía en agua en cuanto su portador se alejaba del santuario”.
F. Otto continúa:
“Pausanías, que narra este mismo acontecimiento, añade que la fiesta sólo se celebra cada dos años, es decir, que pertenecía a la categoría de las fiestas “trietéricas”. Sin duda hemos de reconocer aquí una de las fiestas epifánicas invernales más relevantes de Dioniso, que nos permite apreciar la clase de milagros que acompañaban la irrupción del dios”.
Otros de estos relatos mencionan que se probaba al dios poniendo cuencos vacíos y sellados que misteriosamente luego aparecían llenos de vino y que esto “debió de producirse por primera vez con ocasión de la boda de Dioniso con Ariadna".
Tiziano. “Fiesta de Dioniso en Andros” (Museo del Prado. Madrid)
La maduración de una cepa en un solo día es otro de los milagros que cuentan que ocurría durante los misterios dionisíacos los que hay que poner en relación con los misterios de Deméter en Eleusis, donde una espiga maduraba en una sola noche. O con otros relacionados con los indios navajos de los que se cuenta el verdear de una planta entre la media noche y la salida del sol.
Nada sorprende entonces que todas estas características naturales que tiene Andros de exaltación y belleza hicieran de la isla una imagen del Jardín del Paraíso. Precisamente el nombre de “Isla Verde” con que se designa popularmente a Andros es un término que la Tradición esotérica o sapiencial de distintos pueblos ha dado a ese espacio mítico e interior, tal como lo expone Sahaquiel, un buen amigo de este blog, en un comentario a este viaje a Andros “en los relatos visionarios islámicos se suele hablar de la "Isla Verde en el Mar Blanco", ubicada en un lugar que escapa a la cartografía terrestre porque pertenece al ‘Octavo Clima’, al ‘Mundus Imaginalis’ ”
También en Irlanda hay una tradición que alude igualmente a la “Isla Verde” como forma de referirse a ese lugar sin ubicación geográfica, un territorio del alma humana no sólo imaginado en un sentido ilusorio y romántico, sino como una utopía o un espacio posible de alcanzar. Como lo dice precisa y sintéticamente Federico González en su libro “Las Utopías Renacentistas”, obra de cuyas páginas surge este “Viaje Mágico Hermético a Andros”, en el transcurso del cual se ha podido reconocer la importancia de los hallazgos reunidos de lo disperso.
Dice Federico que la intención de estas ideas utópicas en la literatura tradicional es siempre la de “manifestar posibilidades ocultas para el género humano en estado profano y transmitir conocimientos y sugerir mundos y realidades no conocidas por los seres corrientes. Estos mundos o planos ignorados para las personas ordinarias, pero absolutamente reales para aquellos que los han experimentado…” Muchas tradiciones, como la hindú, la china, etc., aluden a ciertas islas como un estado del alma al que se accede a través de esos mundos, o planos de realidad. Y que aún siendo ilocalizable en el espacio hace que aquel que busque ese estado no descanse en su viaje en pos de su “Isla Verde”, la patria de Venus a la que se accede por el Amor al Conocimiento.
Andros es una isla consagrada a Dioniso, un dios de la Fuerza de la Naturaleza, del vino y del éxtasis que éste procura al hombre, pues a decir de Hesiodo es el vino un fermento que la gracia del cielo dona a los hombres. Sin embargo este vino y la embriaguez que procura Dioniso tiene asimismo otras connotaciones mucho más allá de la simple borrachera, aliada momentánea al concedernos sus vapores un respiro para que olvidemos nuestros pesares.
La ebriedad que viene de Dioniso, en cambio, es la ese Amor al Conocimiento, una energía cuyos efectos han sido desde siempre comparados con la sensación de alegría y felicidad que siente el corazón enamorado cuando está junto a su amor. Todo ello hace que veamos como algo natural que cuando entre los años 1505 y 1525, Tiziano pintara para el gabinete de estudio de los duques de Ferrara la historia de Amor entre Ariadna y Dioniso, escogiera como escenario de su obra esta isla de Andros, porque es evidente que no podría encontrar mejor lugar que ella para ilustrar esa historia mitológica y hermética, donde la Naturaleza había puesto un templo al dios.
Seguramente cuando Tiziano pinta el cuadro “Fiesta de Dioniso en Andros” seguido de “Dioniso y Ariadna” y el “Ofrenda a Venus”, tenía claro que estaba pintando una imagen congelada de un hecho eterno, donde lo que interesa resaltar es la idea del amor entre la pareja como símbolo de la fuerza de la vida. El pintor, llamado por sus dotes artísticas “el sol entre las estrellas”, introduce un enigma en la pintura que las muchachas recostadas en el suelo tratan de descifrar: “Quien bebe y no vuelve a beber, no sabe lo que es beber”, en clara alusión a la tradición de los Hyeroglyphica y los enigmas que habían sido introducidos en Europa desde Egipto a través del manuscrito de Horapolo, hallado en esta isla por Cristóforo Buondelmonte, el ya conocido cartógrafo del Egeo.
Pero para situar correctamente la escena del cuadro de Tiziano, “Fiesta de Dioniso en Andros” (ilustrando este post), y comprender su simbolismo se hace necesario recordar ciertos rasgos de este mito, incluyendo sus distintas versiones ya que todas ellas son verdaderas aun siendo contradictorias, pues corresponden a diferentes niveles de lectura por ello lo interesante del mito, del rito y del símbolo es verlos en simultaneidad. Continuará. Núria.
DESDE MI VENTANA hacia los mares de un mundo simultáneo
DESDE MI VENTANA hacia los mares de un mundo simultáneo
Primera Etapa: Andros, la "Isla Verde"
Segunda Etapa: Cristóforo Buondelmonte. Cartógrafo del Egeo
Tercera Etapa: Miguel Pselos, fundador de la Escuela Platónica en Andros
Cuarta Etapa: La Fiesta de Dioniso en Andros
Quinta Etapa: Dioniso y Ariadna