He querido publicar esta crónica de Ismael que me llegó en forma de misiva, tal cual, porque su contenido me parece interesante, fresco y muy actual. Al editarla he incluido no sólo las fotos del autor sino otras de amigos que me llegaron el mismo día. Gracias a todos por esta expontánea colaboración.
Nuevo puente al oeste de Zaragoza como se aprecia en la puesta del Sol.
Querida Núria:
Lo primerísimo gracias por tus apreciaciones al texto que te mandé. Realmente me han renovado los ánimos.
Quiero, por otro lado, reiterarte mi felicitación por los premios merecidos y claro porque cada vez hay más voces que se unen al anillo de Symbolos, pues me parece una estructura que permite (o tal vez debería decir auspicia) a todos aquellos que se integren en ella realizar sus proyectos culturales que son siempre los de difundir el pensamiento tradicional, por eso me parece un nuevo logro lo de la página del teatro.
Como te conté, este fin de semana he visitado la feria del libro de Zaragoza. Ahí estuve viendo la caseta de la editorial “Libros del Innombrable”, como me recomendaste, y echando un vistazo a las novedades, entre ellas la
Antología de Federico González y el libro sobre la Masonería de Francisco Ariza, aunque te diré que la gente estaba más vuelta hacia la “Expo”, que ayer mismo sábado se abría al público. Te mando unas fotos de todo ello para que te hagas una idea aunque son ya del atardecer en Zaragoza o “Caesaraugusta” , esto es la colonia romana de César Augusto, el ilustre fundador de ciudades en Galia e Hispania, aunque fue en la cuenca del Ebro, precisamente, donde su intervención fue más intensa.
Pensaba yo, mientras caminaba entre la multitud alborotada por la fiesta, la importancia que esta tierra, en tiempos de las colonias romanas, dio a la fiesta y a la celebración como una forma de medir el tiempo, de hacerlo sagrado y significante. Leo en un librito que me he comprado, las propias palabras de César Augusto, ese personaje que donó a nuestra cultura una huella en el calendario dándole al mes de Agosto su propio nombre (Augusto).
“Cuando retorné a Roma de Hispania y Galia, resueltos ya venturosamente mis asuntos, durante el consulado de Tiberio Nerón y Publio Quintelio (año 13 a.C.), el Senado acordó que en el Campo de Marte se consagrara en honor de mi retorno el altar de la Paz Augusta, y mandó que, en cada aniversario, hicieran en él un sacrificio los magistrados, los sacerdotes y las Vírgenes Vestales”.
Qué tiempos aquellos en los que se daba esa gran importancia a los aconteceres cósmicos. Increíble que el propio Augusto hiciera publicar de forma oficial su horóscopo. Leo también que Suetonio, biógrafo de los doce primeros Césares de Roma, reseñó la fecha con toda exactitud:
“Augusto nació en el consulado de Cicerón y Cayo Antonio (63 a.C.), el día noveno antes de las calendas de octubre (23 septiembre), poco antes de la salida del Sol”.
En fin que de Augusto no sólo nos queda el mes de Agosto, sino que la fecha de su nacimiento fue en muchas ciudades romanas tomada como símbolo del inicio de una nueva era.
Y en cuanto al teatro no sé si sabrán estos viandantes que también sus antepasados acudían en masa a ciertos espectáculos teatrales, pues las dimensiones del conjunto (106 m de diámetro desde el anillo exterior) hace pensar en unos 6000 espectadores.
Ruinas y maqueta del teatro romano de Zaragoza.
“Los cesaragustanos tuvieron oportunidad de acudir, desde los últimos años de Tiberio, a representaciones de la tragedia y comedia latinas, de mimos, pantomimas o atelanas cercanas a la comedia de costumbres, al drama mitológico o la farsa”.
Que el teatro ocupaba un lugar destacado para los antiguos zaragozanos, lo dice el propio teatro en ruinas y aún en fase de excavación, ¡cuatro manzanas!
Su construcción es a base de anillos y muros radiales entre ellos para componer la infraestructura de la
cavea, o sea el graderío que era de mármol. Estamos ante un teatro de máxima relevancia en Hispania comparable al de Emérita Augusta (Mérida) y Tárraco (Tarragona), capitales estas dos últimas de la Lusitania y la Tarraconensis, respectivamente.
Un acceso axial e independiente desde el exterior hace pensar a los investigadores que en él recinto no sólo se realizaban espectáculos teatrales sino también de gladiadores.
Estampa grabada en la retina de todo aquél que ha visitado alguna vez la ciudad de Zaragoza, en ella el caudaloso río Ebro hace de espejo para reflejar el puente de arcadas romanas y el edificio del Pilar dónde se cobija la "Pilarica", la amada virgen no sólo de los zaragozanos y aragoneses, sino de toda la Hispanidad.
Por último, y no por ello menos importante, quiero decirte que el post de la meditación lo he tenido metido en la cabeza a todas horas, realmente como un mantra… pensando que Serenidad, Valor, Sabiduría son grados de una misma escala.
Núria, lo siento, finalmente se me hizo demasiado largo el comentario así que te lo mando por
mail junto con unas fotos, dispón de ello como te parezca.
Un fuerte abrazo.
Ismael
La Torre del Agua, moderno edificio de 76 metros de altura cuya arquitectura reproduce una gota de agua.