Varias estatuillas de época helenística que representan a la diosa Isis-Afrodita desnuda y con cintas y joyas pintadas en el cuerpo.
La primera lleva en la cabeza un turbante trenzado; la otra una guirnalda de
pétalos donde apoyan una concha en forma de canasta y corona. La tercera gracilmente se levanta la falda.
(The Metropolitan Museum of Art).
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Era una tradición
entre las jóvenes de toda la cuenca del Mediterráneo, incluir en el ajuar una de
estas figuras de la diosa del amor, para que fuera su compañera y aliada en las
artes conyugales. Pues para quienes fundaron esta clase de uniones la fusión tenía un elevado sentido sagrado y de compenetración
de dos existencias unidas por un lazo misterioso.
Yo soy la madre del rey Horus
Yo soy la que se manifiesta en la estrella en Canis Maior.Yo soy a la que llaman 'diosa' entre las mujeres.
Yo separé la tierra del cielo.
Yo establecí los caminos de las estrellas.
Yo dispuse los caminos del sol y de la luna.
Yo inventé la navegación.
Yo engrandecí lo que era justo.
Yo uní al hombre y a la mujer.
Yo inventé los contratos matrimoniales…"
(Himno de Salónica I-II d.C.
Fragmento)
A este propósito podríamos
recordar a Plutarco, heredero para nuestro ciclo cultural de la Tradición
Hermética, quien recomienda a los esposos que sean
versados en Filosofía, y complementariamente que estudien matemáticas,
astronomía, literatura y lenguas, con el fin de estar preparados para afrontar
las situaciones de crisis que plantea la vida y especialmente la más grave, la
muerte. (Preceptos Conyugales).
También nos recuerda Plutarco en ese mismo libro, que los antiguos solían poner una estatua de Hermes junto a una de Afrodita para mostrar que la conversación es uno de los encantos del matrimonio.
Asimismo ponían estatuas de la Persuasión y de las Gracias, para mostrar que aquello que los casados desean el uno del otro debe conseguirse sin disputas ni enfrentamientos, sino mediante la persuasión.
Apuleyo, iniciado en los Misterios de Isis,
en su libro El Asno de Oro, escribe:
"…Sepas que soy madre y naturaleza universal, señora de todos los elementos, principio primordial de los tiempos, soberana de todas los cosas espirituales, reina de la muerte, de los océanos, y también reina de los inmortales, la única manifestación de todos los dioses y diosas, mi gesto manda sobre las alturas resplandecientes del cielo, la saludable agua del mar y los secretos lloros del infierno. Aunque soy adorada en muchos aspectos, y conocida por nombres innumerables... los troyanos, que fueron los primeros que nacieron en el mundo, me llaman Pesinuntica, madre de los dioses, los atenienses, naturales y allí nacidos, me llaman Minerva cecrópea, y también los de Chipre, que moran cerca de la mar, me nombran Venus Pafia, los arqueros y sagitarios de Creta, Diana, los sicilianos de tres lenguas me llaman Proserpina, los eleusinos, la diosa Ceres antigua y otros me conocen como Juno, otros Bellona, otros Hecates, otros Ranusia... pero los egipcios que se destacan en el aprendizaje y culto antiguo, me llaman por mi nombre verdadero ... Reina Isis."
Inscrito sobre una columna,
según información de Diodoro de Sicilia recogida por Federico González Frías en su
Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos (Entrada Isis), se leía el siguiente
epígrafe:
"Isis soy, reina de la Tierra entera, a Mercurio le debo la Sabiduría, y nadie puede acabar con las leyes que yo he dictado".
Isis.Afrodita. |