martes, 4 de octubre de 2022

SOBRE LA GENEALOGÍA DE ERIS, LA DISCORDIA, MADRE DE PONOS , LA PENA Por Mª Ángeles Díaz



Los dioses no son buenos ni malos, son energías  que se manifiestan siempre, aunque dependiendo del momento cíclico sean los aspectos negativos de unos o los posotivos de otros los que se revelan con más fuerza, pues dependerá de la calidad que posea la naturaleza humana y del momento cíclico determinado se expresará la energía de uno u otro de esos dos aspectos.

En este momento del ciclo que estamos atravesando son precisamente los aspectos negativos los que se manifiestan con mayor intensidad. A ello ha contribuido la conjunción de dos errores, o desviaciones sufridos por la naturaleza humana: el racionalismo y el sentimentalismo, aspectos aparentemente opuestos, pero que a decir de Guénon se complementan para facilitar que las fuerzas del caos prosperen. 

Lo primero que se ve afectado por esa “alianza malsana” es nuestra percepción de la verdad de las cosas, pues como también manifiesta Guénon, ¿qué importa la verdad en un mundo cuyas aspiraciones son únicamente positivistas, materialistas y sentimentales?

No debemos perdernos en los detalles, mirar los árboles (la parte) que tenemos delante sin ver el bosque (el todo), porque en esa mirada corta es donde perdemos la perspectiva, siendo en ese espacio mental donde se solaza el “príncipe de la mentira”, que siempre se las ingeniará para adoptar los disfraces, o las máscaras, más adecuados para lograr seducir a la mayoría de personas. No olvidemos que este gran tergiversador de los principios es un imitador de Dios, pero de manera “invertida”, o mejor “contrahecha”, “adulterada”, un hacedor de principios falsos o “consignas” con los que pretende, y muchas veces consigue, destronar a la Concordia, “la unión de los corazones”, una manifestación del Amor, y poner en su pedestal a Eris, la Discordia.

De ella y de su abyecta genealogía todo lo sabemos, pues nos lo dejó dicho bien claro Hesíodo en su Teogonía:
"Eris (Discordia) parió al doloroso Ponos (Pena), a Lete (Olvido) y a Limos (Hambre) y al lloroso Algos (Dolor), también a las Hisminas (Disputas), las Macas (Batallas), las Fonos (Matanzas), las Androctasias (Masacres), los Neikea (Odios), las Pseudologos (Mentiras), las Anfilogías (Ambigüedades), a Disnomia (el Desorden) y a Ate (la Ruina y la Insensatez).” Mª Ángeles Díaz


1. Dioses niños, de Mazzola-Bedoli-Girolamo-c1533-40.
2. El Juicio de Paris y la discordia de la manzana (Sin identificar al autor)

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