Dejo, a partir de ahora, en manos de Patricia Serdá (a la izquierda de las imágenes) y Ana Contreras (que han estado al cargo de esta nueva edición junto con Lucrecia Herrera, que por motivos de salud no pudo estar en el acto), para que sean ellas quienes comenten el reportaje fotográfico, con palabras pronunciadas en sus propias conferencias de presentación del libro.
Ana:
Estamos hablando de "Tarot de los Cabalistas, vehículo mágico", cuyos cuatro términos, número ya de por sí clave en la Tradición Hermética, contienen todo un simbolismo deseoso de ser penetrado y comprendido, asimilado y encarnado. No por nada se dice que la Inteligencia brilla con aquello que la revela. Naturalmente, estamos hablando de la Inteligencia arquetípica, absolutamente libre de la forma y acepciones que la sociedad actual quiere imponerle, ya que, y aprovechamos la ocasión para insistir una vez más, no se trata aquí de demostrar ningún tipo de erudición, lo que más bien va en contra de todo este trabajo mágico, sino de entregarse a este libro totalmente virgen para ser fecundado por su generosa y fértil Luz, y esa virginidad exige un vacío que sólo se logra por verdadero amor al Conocimiento. Estas cuatro palabras constituyen en sí una síntesis de todo este trabajo, como vamos a ver. Se está hablando del Tarot, de la Cábala, verdaderos mapas de ruta reconocibles por el iniciado, de cómo vehiculizar los influjos celestes y terrestres para poder encarnarlos y convertirnos así en ayudantes de la deidad en su perenne tarea creativa. Por tanto, cuando hablamos aquí de magia, nos estamos refiriendo principalmente a la Teúrgia, su forma más alta, que se encuentra más allá de la individualidad, e insistimos en este aspecto pues desgraciadamente, lo que se conoce hoy día por Magia, por Tarot o por Cábala desde el mundo profano deja mucho que desear, contemplándose en ellos su aspecto más bajo y carente de interés para el verdadero adepto, pues se basa en la mera individualidad que rebaja el nivel hasta límites insospechadamente grotescos propios de un fin de ciclo que llega irremediablemente a su fin. (…)
El trabajo del cabalista, del mago, del teúrgo, consiste en asistir a la deidad, en ponerse a su servicio, y no al servicio de nuestros estados más groseros, invocando a los dioses para conseguir pequeñas metas con fines individuales que confundimos con una felicidad o una paz malentendidas y que no dejan de ser pasajeras pues se quedan en este mundo de ilusión y de apariencia. No hay que olvidar que en la ignorancia también existen grados, como deja bien claro Dante en la Divina Comedia, y este tipo de sacrilegio se paga con la imposibilidad de salir de las pantanosas aguas en las que uno se acaba pudriendo.(…)
Patricia:
Pues bien, como ha dicho Ana, en esta nueva edición se incluye un luminoso desplegable, del que éste que tenemos detrás nuestro es una ampliación, donde figuran estos dos modelos universales de la Ciencia Sagrada que atesora la Tradición Hermética, la propia de Occidente, emanada directamente de la Tradición Primordial y Unánime, y cuyo interprete y guía es el sorprendente dios Hermes, figura universal presente en toda la historia de Occidente, que da nombre a esta Tradición.
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En esta ocasión, estos modelos, al mostrársenos ensamblados, además de enriquecer nuestra visión universalizando nuestra conciencia, podemos advertir que ambos obedecen a un arquetipo común, como todos los modelos sagrados, revistiendo solo en apariencia distinta forma, pues su verdadero sentido y cometido, su esencia una y única permanece idéntica siendo como es inmutable y eterna.
En este libro vemos además como estos vehículos de Conocimiento continúan vigentes para todos aquellos hombres y mujeres que desengañados de esta visión literal, ilusoria, chata y sin sentido que se impone en este fin de ciclo, donde impera el punto de vista profano, quieran emprender la Aventura interior, el viaje de autoconocimiento, llamado realización espiritual-intelectual, pues estos modelos nos brindan los soportes o herramientas simbólicas necesarias para poder Conocer nuestra verdadera Identidad, la que a través de ellos advertimos que va mucho más allá de nuestra mera individualidad, al reflejarse en ellos el Orden interno del hombre y del Cosmos -los que son idénticos, a escala, y hechos a imagen y semejanza de su Creador- siendo por tanto capaces de despertarnos a otra realidad olvidada a través de una Inteligencia viva y el fuego interno que la promueve, ofreciéndonos la posibilidad de que podamos establecer las indefinidas analogías y correspondencias, entre todos los Númenes, órdenes y jerarquías que la conforman; un andamiaje que explica no sólo lo que es el Cosmos sino cómo actúa mágicamente en el interior de nuestra conciencia, gracias a las distintas Artes y Ciencias herméticas que ellos incluyen, y que son tanto alquímicas como astrológicas, numéricas, aritméticas y geométricas, pues en ellos están incluidas todas las Artes Liberales, cada una de ellas presidida por una Musa, hijas de la Memoria.
Una de las más importantes para la Cábala es la ciencia de las letras, en perfecta identidad con los números, la que da lugar a la metafísica del lenguaje-, y esto es así porque esta simbólica sagrada obedece a leyes universales que el hombre no ha inventado, sino que están en la trama y urdimbre del universo y del hombre, y que por tanto la Naturaleza entera no hace sino reflejar, dada su Inmanencia divina, la que vela y revela al mismo tiempo.
Esta Sabiduría o Filosofía Perenne se expresa en el Arbol de la Vida a modo de Emanaciones que recorren los diez inefables Sefiroth, traducidos por numeraciones- en perfecto acuerdo con el sistema numeral pitagórico- que están representados por círculos o esferas que se vinculan entre sí a través de 22 senderos. Y a su vez el Libro sagrado y oracular del Tarot se expresa a través de 78 láminas o cartas dibujadas a color y divididas en tres grupos: el primero consta de 22 láminas llamadas Arcanos mayores y son una síntesis de toda la baraja, el segundo de 40 cartas llamadas los Arcanos menores, y el tercero de 16 cartas llamadas de la Corte; ambos modelos reflejan, sintetizan y vehiculan toda la realidad, que es una y única y que en definitiva es nuestra realidad interior, aunque lo hayamos olvidado, pero que puede ser despertada poco a poco a medida que vayamos estimulando al símbolo, activándolo con nuestra contemplación activa y receptiva y cuya aprehensión promueve el despertar de la memoria del Sí mismo, es decir, la posibilidad de identificarnos y de ser uno con todas estas ideas-fuerza de las que el símbolo es portador, las que reflejan auténticamente aquello que expresan, realidades invisibles y secretas las que de continuo crean, conservan y transforman el universo y los innumerables seres que lo pueblan, energías descendentes y ascendentes, celestes y terrestres, que conforman nuestro verdadero Ser e Identidad. (...)
-------------------Desplegable tal y como aparece en el interior del libro.