martes, 28 de noviembre de 2017

DEL SENTIDO ESTOICO DE LA VIDA




Afirman los estoicos que hay en el Cosmos una simpatía entre todas las cosas. Federico González Frías señala que también creen "que el cosmos fue dispuesto de tal suerte que ciertos signos anunciaban siempre a determinados sucesos. Tal afirmación -añade- legitíma la validez de los oráculos los que están vinculados tanto con los hados como con la Providencia".1

A los miembros de la escuela estoica, se les identifica porque pregonan la Unidad, donde "no hay acepción de personas".

Se llamaban a sí mismos cosmopolitas, ciudadanos del mundo y tenían un sentido cíclico de la Historia.

Sus postulados principales eran: "ni la desgracia ni las tribulaciones afligen al sabio que erigido en arquetipo es inmune a las críticas y a las alabanzas".

Otra de las características por la cual se les reconocía, y se les reconoce, es por ser bondadosos con sus amigos y compasivos con sus enemigos y respetar las leyes del Estado donde residen.  Su pretensión es abandonar este mundo con la conciencia de haber soportado con serenidad tanto sus alegrías como sus tristezas. 

Séneca refiere que "si el sabio es vencido se somete serenamente, sin implorar clemencia, como un gladiador que cae ante la espada del vencedor".

Tal y como afirma Platón en el Fedón por boca de Sócrates, la Filosofía es una preparación para la muerte, y el estoico entiende asimismo que la vida no es otra cosa que una preparación para "ese último acto" con el que cesan todos los sufrimientos y el sabio alcanza su libertad, lo no condicionado. M.A.D. 

Nota:
Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos (Adivinación).
La obra que se expone es de Rafael Sanzio


jueves, 16 de noviembre de 2017

La Luna, multiforme y ambigua "caprichosa reina de la noche".


Ahora bien, les gana en admiración a todos el  último de los astros, el más familiar para nuestras tierras y el que fue descubierto por la naturaleza para remediar las tinieblas: la luna. 


Multiforme y ambigua, fue una tortura para la inteligencia de sus observadores, que se indignaban de que el astro más próximo fuese el más desconocido, siempre creciendo o menguando, unas veces con su faz curvada en forma de cuernos, otras veces partida justamente por la mitad, otras redondeada en círculo; llena de manchas y de pronto resplandeciente; inmensa en su plenitud total y de repente reducida a nada; unas veces pernocta, otras veces, sale tarde y durante parte del día ayuda a la luz del sol, y otras está eclipsada, pero es visible a pesar del eclipse (ya que a final de mes se oculta y no parece que entonces esté en ese trance). 


Además, está alta o baja, pero tampoco esto conforme a una misma ley, sino que unas veces está cercana al cielo, otras próxima a los montes, o bien elevada al aquilón o descendida hacia los austros. 


Estas singularidades suyas fue Endimión el primer hombre que las advirtió; por eso cuenta la tradición su amor por ella. (…) (Plinio el Viejo, Historia Natural. Libro II, 9, 41). 


Fuente:  Federico González Frías.  Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos)