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lunes, 16 de junio de 2008

CRONICA DESDE ZARAGOZA (ESPAÑA)

He querido publicar esta crónica de Ismael que me llegó en forma de misiva, tal cual, porque su contenido me parece interesante, fresco y muy actual. Al editarla he incluido no sólo las fotos del autor sino otras de amigos que me llegaron el mismo día. Gracias a todos por esta expontánea colaboración.



Nuevo puente al oeste de Zaragoza como se aprecia en la puesta del Sol.

Querida Núria:
Lo primerísimo gracias por tus apreciaciones al texto que te mandé. Realmente me han renovado los ánimos. Quiero, por otro lado, reiterarte mi felicitación por los premios merecidos y claro porque cada vez hay más voces que se unen al anillo de Symbolos, pues me parece una estructura que permite (o tal vez debería decir auspicia) a todos aquellos que se integren en ella realizar sus proyectos culturales que son siempre los de difundir el pensamiento tradicional, por eso me parece un nuevo logro lo de la página del teatro.
Como te conté, este fin de semana he visitado la feria del libro de Zaragoza. Ahí estuve viendo la caseta de la editorial “Libros del Innombrable”, como me recomendaste, y echando un vistazo a las novedades, entre ellas la Antología de Federico González y el libro sobre la Masonería de Francisco Ariza, aunque te diré que la gente estaba más vuelta hacia la “Expo”, que ayer mismo sábado se abría al público. Te mando unas fotos de todo ello para que te hagas una idea aunque son ya del atardecer en Zaragoza o “Caesaraugusta” , esto es la colonia romana de César Augusto, el ilustre fundador de ciudades en Galia e Hispania, aunque fue en la cuenca del Ebro, precisamente, donde su intervención fue más intensa.
Pensaba yo, mientras caminaba entre la multitud alborotada por la fiesta, la importancia que esta tierra, en tiempos de las colonias romanas, dio a la fiesta y a la celebración como una forma de medir el tiempo, de hacerlo sagrado y significante. Leo en un librito que me he comprado, las propias palabras de César Augusto, ese personaje que donó a nuestra cultura una huella en el calendario dándole al mes de Agosto su propio nombre (Augusto).

“Cuando retorné a Roma de Hispania y Galia, resueltos ya venturosamente mis asuntos, durante el consulado de Tiberio Nerón y Publio Quintelio (año 13 a.C.), el Senado acordó que en el Campo de Marte se consagrara en honor de mi retorno el altar de la Paz Augusta, y mandó que, en cada aniversario, hicieran en él un sacrificio los magistrados, los sacerdotes y las Vírgenes Vestales”.

Qué tiempos aquellos en los que se daba esa gran importancia a los aconteceres cósmicos. Increíble que el propio Augusto hiciera publicar de forma oficial su horóscopo. Leo también que Suetonio, biógrafo de los doce primeros Césares de Roma, reseñó la fecha con toda exactitud:

“Augusto nació en el consulado de Cicerón y Cayo Antonio (63 a.C.), el día noveno antes de las calendas de octubre (23 septiembre), poco antes de la salida del Sol”.

En fin que de Augusto no sólo nos queda el mes de Agosto, sino que la fecha de su nacimiento fue en muchas ciudades romanas tomada como símbolo del inicio de una nueva era.
Y en cuanto al teatro no sé si sabrán estos viandantes que también sus antepasados acudían en masa a ciertos espectáculos teatrales, pues las dimensiones del conjunto (106 m de diámetro desde el anillo exterior) hace pensar en unos 6000 espectadores.
Ruinas y maqueta del teatro romano de Zaragoza.







“Los cesaragustanos tuvieron oportunidad de acudir, desde los últimos años de Tiberio, a representaciones de la tragedia y comedia latinas, de mimos, pantomimas o atelanas cercanas a la comedia de costumbres, al drama mitológico o la farsa”.

Que el teatro ocupaba un lugar destacado para los antiguos zaragozanos, lo dice el propio teatro en ruinas y aún en fase de excavación, ¡cuatro manzanas!
Su construcción es a base de anillos y muros radiales entre ellos para componer la infraestructura de la cavea, o sea el graderío que era de mármol. Estamos ante un teatro de máxima relevancia en Hispania comparable al de Emérita Augusta (Mérida) y Tárraco (Tarragona), capitales estas dos últimas de la Lusitania y la Tarraconensis, respectivamente.
Un acceso axial e independiente desde el exterior hace pensar a los investigadores que en él recinto no sólo se realizaban espectáculos teatrales sino también de gladiadores.

Estampa grabada en la retina de todo aquél que ha visitado alguna vez la ciudad de Zaragoza, en ella el caudaloso río Ebro hace de espejo para reflejar el puente de arcadas romanas y el edificio del Pilar dónde se cobija la "Pilarica", la amada virgen no sólo de los zaragozanos y aragoneses, sino de toda la Hispanidad.
Por último, y no por ello menos importante, quiero decirte que el post de la meditación lo he tenido metido en la cabeza a todas horas, realmente como un mantra… pensando que Serenidad, Valor, Sabiduría son grados de una misma escala.

Núria, lo siento, finalmente se me hizo demasiado largo el comentario así que te lo mando por mail junto con unas fotos, dispón de ello como te parezca.
Un fuerte abrazo. Ismael




















La Torre del Agua, moderno edificio de 76 metros de altura cuya arquitectura reproduce una gota de agua.


lunes, 19 de mayo de 2008

Viaje a los Orígenes: la Cultura Ibérica. La ciudad de Ullastret y su entorno histórico-geográfico. Y la Cova d’en Daina

El pasado sábado, 17 de mayo de 2008 a las ocho y media de la mañana, un nutrido grupo de personas, convocadas por el Centro de Estudios de Simbología de Barcelona, nos reuníamos en la puerta de la cafetería Sandor, situada en pleno centro de la ciudad condal, para realizar una nueva ruta simbólica.
Nuestro guía, Francisco Ariza, y la ruta que nos había planeado:
“Viaje a los Orígenes: la Cultura Ibérica. La ciudad de Ullastret y su entorno histórico-geográfico. Y la Cova d’en Daina”.

Dos instantáneas desde dentro del autocar.


Una vez en el autocar, Francisco desde la primera fila del autocar, junto al conductor, tomó el micrófono para saludarnos e introducirnos en lo que se convirtió en un verdadero viaje mágico, lleno de impresiones hacia la raíz del pensamiento humano y hacia la reconstrucción de la verdadera historia. Sin duda era Clio, la musa de la historia, quien estuvo detrás de sus palabras, ya que éstas consiguieron verdaderamente mezclarnos con los antepasados que nos revelaron su mensaje, aquel que habían dejado grabado para nosotros en la piedra, pues como nos dijo:

“No sólo somos hijos de nuestro tiempo histórico, aquel que nos ha visto nacer, el cual podría llegar a ser una limitación castradora si nos identificamos totalmente con él olvidando que es un segmento de un ciclo mucho más amplio, dentro del cual se han desarrollado multitud de culturas, civilizaciones y tradiciones cuyo legado cultural transmitido a través de su arte, su ciencia, su cosmogonía y su metafísica también nos pertenece, y forma parte de lo que podríamos llamar nuestra “genética” espiritual, la única que puede liberarnos de cualquier tipo de condicionamiento: racial, cultural, social, familiar, etc."
Y para introducirnos en la cultura ibérica añadión que ésta pertenece:
“a las civilizaciones que surgieron en el Mediterráneo a lo largo de milenios. Todos ellas tuvieron relaciones entre sí, de ahí el apelativo de Mare Nostrum con que en un momento dado los romanos llamaron al Mediterráneo. Para los griegos el Mare Nostrum, Nuestro Mar, era el lugar donde se manifestaba la ecumene, es decir un espacio compartido por todos los pueblos que lo habitaban, y que incluía no sólo el intercambio comercial sino también el intercambio espiritual e intelectual a través de sus símbolos, ritos y mitos. De hecho, muchas veces el comercio propiciaba también ese otro tipo de intercambio, y era éste precisamente el que realmente cimentaba y articulaba la relación entre todos esos pueblos. No olvidemos que Hermes es por igual el dios del comercio y el de las transmisiones intelectuales. El comercio no era para las civilizaciones tradicionales una actividad puramente material y profana, en primer lugar porque entre esas civilizaciones no existía nada de profano, palabra que en sí misma indica una separación, o mejor dicho un “estar fuera” de una concepción del mundo o cosmogonía sustentada en la idea de un Principio a partir del cual la propia existencia del mundo y del ser humano cobra sentido y significado.”
(…)
"Para todas esas culturas sus deidades y númenes, es decir las ideas-fuerza en acción, lejos de considerarse ajenas a la vida humana, a su acontecer y “circunstancias”, estaban por el contrario plenamente integrados en ella. Como lo estaban en la propia naturaleza. Es por eso que para todas aquellas sociedades, y por muy arcaicas y protohistóricas que nos parezcan, la vida revistiese siempre un carácter mágico-teúrgico y sagrado, donde no sólo esas deidades e ideas-fuerza intervenían en los asuntos de los hombres, sino que también conformaban su pensamiento dándoles las pautas necesarias para la creación de sus estructuras culturales, y por consiguiente su concepción del mundo, su cosmogonía, a imagen de la Cosmogonía Perenne. Esas pautas o medios no han sido otros que los símbolos y los códigos simbólicos. Precisamente, en esta Ruta, como en todas las actividades del CES, nos ceñiremos al mensaje que la cultura ibérica nos ha transmitido mediante su lenguaje simbólico expresado también en sus ritos y mitos fundacionales, que conservan toda la frescura de lo arcaico, de lo perenne, y que por poco que los conozcamos podrán abrir nuestra mente y comenzar a concebir en nuestra interioridad otras posibilidades y otras realidades más universales”.


Vista de la cueva desde el sudeste, desde donde se puede apreciar la entrada.

Antes de llegar a la ciudad ibérica de Ullastret, situada en la provincia de Gerona, nos detuvimos para visitar un increíble monumento megalítico, el dolmen llamadeo la Cova d'en Daina, situado en el corazón de la sierra de las Gavarres, en lo que fue evidentemente un santuario natural de los hombres que hicieron posible aquella cultura, que se encuentra en los orígenes de nuestra civilización y cuyo mensaje, atravesando los tiempos, nos llegó como un beneficio intelectual que en esa mañana quedó fijado en cada uno de nosotros al ser comprendido.

La cova d’en Daina está rodeado de un círculo astronómico de piedras (un cromlech), en el centro del cual se encuentra el dolmen propiamente dicho, donde aquellos hombres, que consideraban la piedra como verdaderos receptáculos de los dioses con capacidad para traspasar el tiempo, enterraban a sus antepasados y al mismo tiempo se proyectaban en el porvenir.


En las fotos diversos momentos de la explicación de Francisco en torno al Dolmen.
La cueva, una estructura perfecta construida con enormes piedras, está orientada al sudeste, lugar donde tiene la entrada, de modo que durante el solsticio de invierno, momento en que el sol comienza su ascenso, el primer rayo de su luz penetra hasta lo más profundo del interior del dolmen, interior que es propio útero de la madre tierra, a la que fertiliza con su luz. De este modo aquellos antepasados portadores de una alta concepción de la vida, ritualizaban la unión entre el cielo y la tierra, es decir la hierogamia del dios y la diosa, de cuya cópula el mundo y todos los seres nacen perennemente.




















































Las dos fotos envueltas en la niebla pertenecen a unos días anteriores, cuando Francisco, quien aparece en la última imagen con paraguas, estaba preparando la ruta.


Núria, blogger de Desde mi Ventana

Nota: Dejo para otro momento el relato del resto del viaje.

jueves, 7 de febrero de 2008

PASEO POR LA CORDOBA ETERNA

Escribo desde la recoleta plaza Judá Leví (nombre del filósofo y poeta español, nacido en Tudela -Navarra- hacia el año 1.070) de Córdoba, la conocida ciudad de las tres culturas (judía, cristiana y árabe), si bien yo añadiría también la romana, que está en sus orígenes.


Me encuentro pues en el barrio de la Judería, un intrincado laberinto de calles zigzagueantes, blancas y empedradas de pura filigrana, donde un simple paseo nos va mostrando los patios andaluces repletos de plantas, frescor y señorío, idénticos a los que hace poco pude visitar en Antigua (Guatemala). En esta época aún no han florecido los jazmines, pero los helechos están pletóricos y vigorosos como los de esa ciudad centroamericana donde se les llama cola de quetzal.


De pronto, observando las magníficas cancelas de hierro forjado de esos patios, me encuentro en el número 20 de la calle Judíos y ante mí la belleza de la Sinagoga, una de las tres más importantes de España, las otras dos en Toledo.

Es evidente que el pasado judío de esta ciudad no sólo está inserto en sus calles y plazas, sino que llega hasta Lucena, “la Perla de Sefarad”, una localidad cercana a la capital donde existió un importantísimo núcleo hebreo.

La Sinagoga de Córdoba es una auténtica joya mudéjar, lo que significa que está realizada por alarifes y artesanos musulmanes que vivían en tierra cristiana. Data del año 5075 del calendario judío, que se corresponde con el año 1315; se trata de un templo pequeño y bellamente ornado de ricas yeserías, al que se accede después de cruzar un precioso y calmo patio.

Al penetrar en su recinto me siento atraída por la perfecta conservación de su lápida fundacional, cuyo texto, escrito en letras hebreas, dice:

"Santuario en miniatura y morada de la Ley que terminó Isaac Moheh hijo del señor Efraim Waddawa el año 5075. Asimismo vuélvete, oh Dios, y apresúrate a reconstruir Jerusalén".
Sin embargo, tal vez lo que más me ha llamado la atención es observar que cada uno de los muros de esta sinagoga está sacralizado con versículos extraídos del Antiguo Testamento, sobre todo de los Salmos. Aquí anoto las referencias:

Muro de Oriente, donde está el Sancta Sanctorum: Salmo 138,2; 27-4
Muro del Mediodía o Sur: Salmos 13,5-6; 122; 102,13-14 y 57,2-3. Proverbios: 8,34 e Isaías 26,2
Muro Occidental: Cantar de los Cantares 4,4
Muro Norte: Salmo 95,6; 132,7; 99,5; 100,1b; 86,9; 95,1; 29,2; 96,9 y 66,4; 22, 28.

Una visita a la Casa Sefarad. Casa de la Memoria (http://www.casadesefarad.com/) ha completado esta mañana radiante en Córdoba. Allí conozco a Judit, quien me guía en una exposición permanente que tienen allí dividida en cinco apartados donde pueden verse desde objetos relacionados con la vida cotidiana, la artesanía del bordado en hilo de oro, objetos de culto hasta una interesante sección dedicada a la música Sefardí.

También hablamos de libros y de la Cábala y finalmente hemos intercambiado información que considero muy valiosa. Entre ella que este Centro Cultural, ubicado en el corazón mismo de la Judería, cuenta con una biblioteca que muy pronto se va a poder consultar. También me dice que están preparando para la primavera una serie de conferencias, “pues el objetivo de esta entidad privada es despertar el interés por un legado oculto y recuperar la memoria de una tradición que forma parte de nuestra identidad: la tradición sefardí judeo-española”.


Por la noche, dejando la Judería, paseo por el puente romano sobre el río Guadalquivir, que une la "Puerta del Puente" (construida por Felipe II) con la "Torre de la Calahorra", sede de un centro dedicado a las tres culturas. A mitad del puente me detengo ante la estatua de San Rafael, patrón de esta ciudad. Rafael, que quiere decir "Medicina de Dios".

Antes de cerrar esta nota de viaje debo decir unas palabras respecto al salmorejo. El plato estrella de toda la gastronomía andaluza que aquí en Córdoba adquiere categoría de exquisitez y que algunos dicen de esta sopa fría que es una “bebida hechicera”.

En realidad se trata de un plato hispanoamericano ya que la aparición del tomate americano cambió para siempre la receta de los cordobeses, y a la mazamorra de ajo se le sumó magistralmente el tomate para mutarse en el salmorejo por estas tierras o el gazpacho en otras zonas andaluzas.


Ambas modalidades cuentan, además, con otro ingrediente principal, el aceite de oliva, llamado oro líquido en toda la cuenca mediterránea.

miércoles, 9 de enero de 2008

Tárraco Romana. Una Historia Viva

Hago aquí una transcipción de las palabras de presentación del viaje a Tarragona que Francisco Ariza, como guía del mismo, realizó durante el trayecto en el autocar desde Barcelona, y que tuve la oportunidad de grabar.

Añadir que esta ruta se engloba en las actividades didácticas del "Centro de Estudios de Simbología" de Barcelona (CES) del que es miembro desde su fundación por Federico González. Francisco Ariza es, asimismo, autor de interesantes estudios sobre el simbolismo de la Historia y la Geografía y reconocido por sus libros sobre la Masonería y el Simbolismo Constructivo en general y especialmente por su vinculación con la revista Symbolos.

Por último, decir que el viaje se realizó en Octubre pasado (2007) y que de él ya dejé en el blog algunas fotos. En principio pensé hacer una reseña de la ruta y de las cosas interesantes que se dijeron, pero oyendo este material he creído que cualquier lector sensible al tema de la simbólica iba a agradecer esta transcripción íntegra que sintetiza muy claramente lo que fue el viaje, aunque el contenido de éste, naturalmente, fue mucho más amplio y tal vez haya ocasión de comentarlo. Remito sin embargo al apartado "Rutas Simbólicas" del CES, donde se puede leer el "Programa", con algunas fotos y anotaciones sugestivas del propio autor de la ruta. Sin duda, para todos los que participamos de ese viaje, Tarragona (la Tárraco romana) apareció como la puerta a otros espacios de nuestra propia percepción sobre las cosas, lo que se advierte por una nueva manera de ver y entender no sólo los acontecimientos históricos, sino la propia realidad transformada en historia viva. Núria

Presentación de Francisco Ariza"Nuestra intención es que a través de la Ruta Simbólica a Tárraco desarrollemos algunas ideas sobre Roma y lo que ésta representó y representa en el conjunto de la civilización occidental. Vamos a viajar al interior de una civilización extraordinaria cuya huella ha perdurado en el tiempo y que, junto con la Griega, ha sido la fundadora de los valores más sólidos y auténticos de nuestra cultura, aquellos que la forjaron y gracias a los cuales nuestra sociedad actual no ha caído completamente en la más completa ignorancia. ¿En dónde tiene sus raíces el pensamiento filosófico de Occidente?, ¿de dónde se nutre éste sino de Pitágoras, Platón y las escuelas y academias que ellos alumbraron y que proliferaron a lo largo de los siglos honrando y ensalzando a la diosa Sabiduría? ¿De dónde emanan los principios de la ciencia experimental sino de la Ciencia y la Cosmogonía Hermética?

Bien es verdad que esos valores se entretejieron con la gran herencia judeocristiana, que se desarrolla ampliamente durante la Edad Media y el Renacimiento (que la recibe junto al legado de la Antigüedad Clásica). A dicha herencia inevitablemente aludiremos cuando paseemos por la calles de Tarragona, o bien cuando visitemos una de las dependencias de la catedral, concretamente el Museo Diocesano, donde hay algunos elementos de la Tarragona romana (por ejemplo, el sarcófago de Apolo y las Musas, sin contar que parte de esas dependencias están incrustadas dentro del antiguo templo romano de Júpiter) mezclados con los de la judía y la cristiana.

De hecho, vamos a tratar también de la presencia de la tradición cristiana en los primeros siglos de su existencia, y más concretamente cuando por razones de tipo cíclico esta tradición tuvo que asumir la herencia del Imperio romano, con el claro objetivo de que Occidente continuara conservando una organización lo suficientemente fuerte en lo social, en lo político y lo cultural, para no caer en el olvido de sí misma, y por lo tanto en la barbarie. Tengamos en cuenta en este sentido que en sus dos últimos siglos el Imperio Romano se cristianiza por completo, y en Tarragona esa cristianización sin duda alguna se vivió con intensidad.

Roma, como todas las antiguas civilizaciones, estuvo plenamente vertebrada por la Tradición, concepto que para nosotros tiene un sentido completamente diferente al que se le da hoy en día, que pasa por ser sinónimo de “costumbre”. Muy al contrario, la Tradición se refiere a un conjunto de ideas que derivan directamente de los principios metafísicos, y que interrelacionadas entre sí han sido los verdaderos artífices de la cultura, a la que han estructurado de acuerdo a esos mismos principios. Tradición viene de "tradere", de la que también proviene transmitir, y esa transmisión no consiste en otra cosa que en un legado o herencia de carácter esencialmente espiritual. Lo que se transmite son precisamente esas ideas que por su naturaleza metafísica permanecen siempre inmutables y no sujetas al cambio de lo “que siempre deviene y nunca es”, en palabras de Platón. Constituyen siempre esa imprescindible referencia central para todo lo que existe, ya que son ellas las que han fijado el modelo arquetípico y cosmogónico que ha dado existencia a cada civilización, es decir su ser y su identidad, articulando todas las manifestaciones y aspectos de la vida humana: ya fuese en lo social, en lo político, en lo artístico, lo científico, religioso, filosófico, etc.

La existencia del hombre de aquellas culturas se sustentaba en valores inalterables y espiritualmente pletóricos que evidenciaban la existencia de una dimensión superior de la realidad, y que se expresaba finalmente en los actos de la cotidianidad, hecho por el cual se dice que en aquellas culturas cualquier actividad realizada por el ser humano constituía un verdadero rito. No existía, como tampoco existe ahora aunque se piense lo contrario, una separación radical entre los distintos niveles o planos de la realidad (el del cuerpo, el alma y el espíritu o intelecto superior), sino que ellos están armónicamente entrelazados y se comunican recíprocamente, pues el cosmos, como el ser humano, es un organismo vivo, donde la parte expresa al Todo.

Y la manera como estas ideas se han transmitido y expresado ha sido siempre a través de los símbolos y los códigos que éstos generan al relacionarse entre sí, y dentro de los cuales se encuentran naturalmente los ritos y los mitos sagrados de todos los pueblos. Por eso mismo cualquier civilización tradicional a través de sus códigos simbólicos difunde por ella misma ese modelo arquetípico y la posibilidad por tanto de que nosotros podamos reconocerlo si comprendemos antes el significado profundo que tienen dichos códigos. Esta es, dicho sea de pasada, la labor que lleva a cabo el Centro de Estudios de Simbología de Barcelona, fundado como todos sabéis en 1979 por Federico González, autor cuya obra está integrada dentro de esa corriente de grandes estudiosos e investigadores de todos los países que desde distintos ámbitos de la Simbólica y la Historia de la Cultura están rescatando para nuestro tiempo el auténtico valor de estas ideas y enseñanzas, que por su contenido están siempre de una actualidad permanente al hablarnos de lo que en cada ser humano existe de auténticamente inmortal e imperecedero.

Para nosotros la Historia está viva y, como se ha dicho, regresar a los orígenes significa renovarse, beber de la fuente de la eterna juventud, afirmar la estabilidad espiritual frente a la temporalidad. Es interesante advertir a este respecto que conforme vamos penetrando en el conocimiento del legado cultural de las civilizaciones tradicionales tenemos la clara y nítida impresión de estar realizando un viaje a los orígenes, y asumimos la alta concepción que las antiguas civilizaciones tenían de su propia existencia y la del cosmos en la que ésta se insertaba, existencia que era plenamente sagrada en tanto que manifestación del Ser Supremo, “que envías nada menos a la vida como tu embajadora”, como nos dice Federico González "En el Utero del Cosmos".

Como todos los pueblos tradicionales, Roma tiene unos orígenes suprahistóricos e históricos, es decir unos orígenes fundacionales que entroncan con una genealogía mítica y atemporal, y otros que están fijados perfectamente en el tiempo y que derivan de aquellos. En efecto, es del mito y la leyenda sagrada, o sea de lo suprahistórico, de donde esa historia recoge precisamente sus elementos esenciales y más profundos, aquellos que dan sentido a una civilización y en consecuencia la posibilidad de que ésta, y los seres humanos que las integran, puedan reconocer ese genealogía en cualquier momento de su ciclo histórico.

Roma pertenece a los pueblos indoeuropeos, que se caracterizaron por un papel histórico activo, pues fueron ellos los que conformaron las grandes civilizaciones que surgieron durante la segunda mitad del Kali-Yuga (o sea en torno al siglo XV a.C.). Son las civilizaciones creadoras de imperios, los cuales muchas veces fueron el resultado de la integración de distintas culturas en un proyecto común que buscaba realizar un orden en la tierra que fuera un reflejo del orden cosmogónico emanado de los principios metafísicos, es decir de la ciudad celeste.

Con este pensamiento como norte y guía afrontaremos nuestra ruta a Tárraco, que fue no sólo la primera ciudad que Roma funda en la Península Ibérica, sino la primera que se construyó fuera de Italia, lo cual habla ya del papel que el destino le tenía reservado a Tárraco, ciudad que es hija del Mediterráneo, y que con razón ha sido llamada la “puerta de Roma”, aquella por donde los enormes beneficios de su civilización penetraron en Hispania, la que en un momento dado recibió el nombre de “Península de los romanos”, hasta tal punto fue profunda la huella que Roma dejó impresa en ella, articulándola no sólo territorialmente mediante las cientos de vías y calzadas que la cruzaron de Norte a Sur y de Este a Oeste, sino también y sobre todo culturalmente, encarnado su espíritu en el alma de sus mejores hombres, ya fuesen gente del pueblo, filósofos, poetas o estadistas.

Rescatemos nuestra memoria vertical del olvido y asumamos que esa herencia está viva. Veamos en esos vestigios arqueológicos algo más que los restos de una época del pasado; oigamos también esa musica sutil que se desprende de las obras de arte que la civilización romana creó como expresión de su visión del mundo. Entonces, tal vez, comenzaremos a entender que esa música no es otra cosa que la articulación sonora y armónica de la propia Inteligencia manifestándose a sí misma en nosotros, y cuyo origen los antiguos filósofos y poetas atribuyeron a las Musas, hijas precisamente de la Memoria. " (más aquí)

jueves, 20 de diciembre de 2007

MIXCO VIEJO









A poco más de una hora de la ciudad capital de Guatemala, se encuentran las extraordinarias y poco conocidas (si las comparamos con las grandes ciudades prehispánicas como Tikal, Uxmal, etc) ruinas mayas de Mixco Viejo, a las que se llega en auto tomando la ruta de San Juan hacia San Raimundo, hasta llegar a San Pedro Sacatepéquez (kilómetro 25) y posteriormente a San Juan Sacatepéquez (kilómetro 31) y de allí, a unos 15 Kilómetros, Mixco Viejo.

En San Juan Sacatepéquez nos encontramos con un mercado enorme de flores y frutas, y donde, en estos días, se venden además muchos adornos para decorar el árbol navideño, así como otras artesanías llenas de gracia y buen gusto, como un venadito de palo y musgo que compramos. Nos llama la atención los montones coloridos, casi luminosos, de serrín teñido para decorar pesebres. Todo este espectáculo se produce en la Plaza Cataluña y calles adyacentes, frente a la Iglesia de San Juan Bautista, en cuya fachada se lee, dentro de un gran triángulo, la frase evangelica: “Entre los nacidos de mujer, nadie es más grande que Juan”

Desde San Juan Sacatepéquez en el camino a Mixco podemos ver los ríos Pixcayá y Motagua.

Finalmente, sobre distintas colinas aplanadas, aparece la antigua ciudad de Mixco, residencia del valeroso pueblo Pocomam, rodeada de profundos barrancos y solamente accesible a través de dos entradas. Una de ellas es un pasaje tan estrecho que no facilita el paso de dos personas una al lado de otra, lo que la convierte en una perfecta fortificación natural.

Se trata pues de un lugar estratégico desde el punto de vista militar y defensivo, pero también desde el punto de vista de una geografía simbólica, ya que esas colinas están enclavadas en el centro mismo de un valle rodeado de montañas, y la impresión es la de encontrarnos dentro de una inmensa copa natural. Esta topografía le daba (y sin duda le sigue dando) a todo el conjunto ceremonial un carácter eminentemente sagrado.

Esta construcción fabulosa del señorío Maya poseyó más de 120 estructuras importantes, incluyendo dos canchas de juego de pelota, que se encuentran en perfecto estado, como sus dos marcadores, unas esculturas que representan una cara humana saliendo de la boca de una serpiente.

Hay también varios Templos y Palacios, en 4 grupos principales, cuyas estructuras han sido restauradas, aunque poco, pues estaban casi intactas a la llegada de los españoles. Casi todas las pirámides tienen siete niveles y las gradas por donde se asciende a su cima son en número de veinte, lo que naturalmente evoca la estructura cósmica. Recuerdo que el veinte es un número importante dentro del calendario maya, y también azteca, y el número siete sin duda alude a la jerarquía planetaria, pues ya se sabe que algunas de las pirámides mayas eran también observatorios astronómicos.
Al llegar a este paraje, cuyo paisaje y arquitectura construida en piedra casi reluciente lo hacen diferente a los otros sitios del Altiplano, nos encontramos con un nutrido grupo de indígenas que están haciendo un “picnic”, con una olla descomunal en el fuego y sus exquisitas tortillas de maíz en otras fogatas; y lo que salta a la vista, entre el plateado de la piedra y el verde de la vegetación, es el colorido formidable de los huipiles de las mujeres y las niñas, que aún siguen usando su ropa tradicional, y hablando Kaqchikel y Español.

Aunque subidos a las pirámides lo que de verdad destaca es el intenso azul del cielo que a veces toma matices de turquesa, surcado por grandes aves, y es verdaderamente restaurador el aire bonancible que se respira.

Y siguiendo con mi ruta me detengo para dejarles esta nota de viaje y unas fotos, deseándoles a todos los que se acercan a este espacio una Feliz Navidad y un Próspero Año 2008.
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Cuatro meses después...
He comprobado que este post sobre Mixco Viejo, está siendo muy visitado por personas de Guatemala, agencias de viajes y estudiosos en general del mundo precolombino. Por eso quiero ofrecer una web: América Indígena, donde poder ampliar conocimientos sobre estas sociedades, la cual está dirigida por Federico González, gran estudioso y conocedor de la cultura precolombina. Asimismo remitimos a su libro: "El Simbolismo Precolombino: Cosmovisión de las Culturas Arcaicas" (Ed. Kier: ISBN 950 17 1712 7), porque lo considero el mejor aporte que se ha hecho en cuanto a la comprensión de dichas culturas, al situarse su autor tanto en la mentalidad como en los principios sagrados de esas sociedades.
Con mi agradecimiento a todos los que consultan esta ruta a Mixco Viejo.
Un beso

Niñas vestidas con su traje tradicional. Falda y Huipil
Ver otras fotos del viaje a Mixco Viejo en mi  Diario Literario de Viajes