"De entre los numerosos legados de la Edad Media, recibidos a su vez de griegos y romanos, se hallan las denominadas "artes liberales", siete disciplinas que aglutinaron todo el saber de la época, y a las que se dividía de la siguiente manera: Gramática, Dialéctica (a veces sustituida por la Lógica), Retórica, Aritmética, Geometría, Música y Astronomía. Las siete artes liberales representaron la columna vertebral en torno a la cual giraba el conjunto de la vida cultural de la sociedad medioeval. Y cuando decimos cultural no nos estamos refiriendo sólo a la actividad intelectual y especulativa, tal y como se impartía en las universidades y centros escolásticos que existían en las más importantes ciudades de la Europa cristiana, sino también a la propia actividad manual y operativa ejercida en los colegios, talleres y corporaciones artesanales.
En la Edad Media aún no se había producido el divorcio entre la teoría y la práctica, el espíritu y la mano, la ciencia y el arte. Y esta imbricación entre el arte y la ciencia está claramente señalada en el famoso adagio: "La ciencia sin el arte no es nada".
Por ejemplo, en la construcción de una catedral o monasterio se conjugaban sintéticamente la actividad intelectual y la manual: la idea concebida en el espíritu se plasmaba en la piedra gracias al esfuerzo y habilidad de la mano, siendo esto mismo válido para cualquier otro oficio y artesanía. El origen de las artes y ciencias liberales se remonta a las escuelas griegas y romanas, especialmente a las de Atenas y Roma, sin olvidar el importante aporte de la cultura islámica. Se llamaban "liberales" porque como decía el gran rey español Alfonso X el Sabio "quieren totalmente libre de todo otro cuidado y estorbo al que deseaba aprender", es decir, que se necesitaba una plena y total dedicación a su estudio e investigación". F.G.F. y Colaboradores Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha.
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