domingo, 29 de mayo de 2016

Apoteosis de Homero (texto y video)

Apoteosis de Homero. Siglo II a.C. Londres. British Museum.


Hoy nuestra "Pinacoteca Simbólica" se centra en un antiguo relieve conocido como Apoteosis de Homero y que desde el mundo del arte se presenta como una pieza extraordinaria. Nosotros, igual que otras veces, no entraremos a valorar ni el interés artístico ni tampoco su antigüedad, sino que nos centraremos en destacar el valor de manifiesto intelectual y simbólico que posee la pieza en la que Homero aparece como el gran poeta y mentor de héroes y dioses que en realidad es.

Esculpida por Arquelao de Priene hijo de Apolonio la pieza fue la ofrenda de un poeta hecha en un templo de Apolo y las Musas, pues éste habiendo ganado un festival de poesía ofrecía con esta obra su victoria a los dioses que le habían inspirado y a los que en verdad consideraba artífices de su triunfo. 

El relato comienza en el templo, situado en la parte inferior, donde se encuentra el poeta realizando un rito, después, en el ascenso, la Musas, diosas intermediaria y "alma del reino olímpico".  Una de ellas es la que entrega a Zeus los talentos, es decir, el rollo de papiro conteniendo los escritos de Homero.

Describiremos la escultura con palabras de Walter F. Otto quien a su vez hace referencia a K. Schefold, Retratos de antiguos poetas, oradores y pensadores, que nos la daba a conocer en los siguientes términos:

El relieve está dividido en 3 o 4 partes. En la de abajo, el lugar principal lo ocupa Homero, parecido a Zeus; detrás de él están el dios del tiempo ilimitado y las diosas del concilio que lo coronan; delante de ellos, Mito e Historia se ofrecen en sacrificio junto a un altar circular y los genios del arte poético se aproximan con gestos de homenaje. Sobre ese grupo, empero, en la segunda y tercera secciones, se eleva el monte de las Musas; junto a su pie la gruta sagrada en la que se encuentra Apolo con su cítara, una Musa le entrega un rollo de escritos del poeta, cuya escultura puede verse al lado de la gruta con el trípode que ha recibido como trofeo. En el descenso del monte varias Musas se dividen en distintas posiciones y ocupaciones; pero en el ascenso ocurre un cambio. En total tranquilidad se encuentran las Musas en los montes inferiores. Cuanto más se asciende, más inquietas se encuentran las diosas, hasta que la última de las mismas, debajo de la cima, irrumpe en movimientos de danza porque arriba descansa el padre de los dioses; su cabeza majestuosa inclinada hacia atrás, hacia la madre de las Musas, Mnemosine, que está un poco más abajo, la cual, en su posición de reina, susurra con él. La escultura muestra de modo impresionante cómo el espíritu de Zeus mueve a las Musas, a las que se llama sus hijas [1].

Apoteosis de Homero. Jean Auguste Dominique Ingres. Museo del Louvre.
Ingres retomó este tema para crear esta escena en la que Homero divinizado aparece en el templo de Zeus, cuya figura vemos en el frontón flanqueada por dos figuras femeninas, siendo coronado por la Victoria alada. Mientras un coro de personajes, representantes de las artes y las ciencias tanto del pasado como modernos (siguiendo en este caso a Rafael y sus frescos de la Academia Platónica de Atenas) homenajean y ofrecen sus frutos al más antiguo e inspirador de los poetas. Dos jóvenes representando las dos obras cumbres de Homero: la Iliada y la Odisea, se hallan sentadas en las gradas, a los pies del gran rapsoda ciego, la primera identificada por la espada y la segunda por el remo.

En la iconografía de Ingrés aparecen un total de 46 personajes entre los que destacamos a Dante, Shakespeare, Mozart, Apeles, que con manto azul celeste toma a Rafael de la mano, a Safo, que saca la cabeza entre estos dos últimos, Miguel Ángel, Orfeo o Herodoto. Asimismo destacan Sócrates, Platón, Fidias el gran arquitecto y escultor del Partenón quien aunque ofrece al divinizado Homero las herramientas de su oficio al mismo tiempo se señala la mente, lugar de donde procede el fruto de sus creaciones y que es por tanto su verdadera ofrenda a  Homero. También aparece Leonardo, Alejandro Magno, Píndaro, el gran cantor de peanes ofreciendo su lira, Longino o Moliere. 

[1] La cita de Walter F. Otto es de su libro: Las Musas. Ediciones Siruela.

Ver video, amenizado con la pieza musical: "Verano en Venecia", interpretado por la Orquesta Montovani.