jueves, 22 de agosto de 2019

TRISTÁN E ISOLDA. LEYENDA CELTA


Ella reina, esposa del rey Marco de Cornualles, él sobrino del monarca y uno de los Caballeros de la Mesa Redonda, y ambos completamente enamorados y manteniendo una historia de amor secreta que les obligaba a utilizar todo tipo de ardides para mantener ocultos sus encuentros amorosos, comunicándose mediante mensajes que únicamente ellos sabían descifrar.
Por amar a la reina de ese modo el rey expulsó a Tristán del país enviándolo a vivir al sur de Gales, donde por cierto había nacido.
Un año llevaba en el exilio envuelto en pensamientos de muerte y de destrucción, hasta que huye de Gales y regresa a Cornualles, internándose en el bosque y refugiándose entre los campesinos y gente sencilla de la que obtiene información acerca de los movimientos de la casa real.
Es así como logra enterarse de que, en breve, por Pentecostés, los reyes y toda su corte de damas y caballeros se van a trasladar al castillo de Tintagel.
Tristán se da cuenta de que es su oportunidad para ver a su amada así que el día en que la comitiva emprende el viaje Tristán acecha en el camino por donde van a pasar, corta una vara de avellano que limpia de ramas y en la que graba con su cuchillo un mensaje para la reina. Luego la cruza en el camino.
Al pasar por el lugar la reina se percata de la señal y manda a los caballeros que la escoltan que se detengan pues quería bajar del caballo y descansar. Es entonces cuando alejándose de ellos con su doncella mantiene un encuentro con Tristán.
De esta historia los trovadores bretones hicieron varios Lais, palabra de origen celta que significa canto narrativo compuesto expresamente para conservar la memoria de un suceso. El propio Tristán los compuso y cantó con su arpa.
Este que aquí estoy relatando lo escribió María, trobairitz de Francia, y lo tituló ‘La Madreselva’, y en él resume el mensaje de Tristan a Isolda de esta manera: 
“Que mucho tiempo había estado allí esperando y acechando la oportunidad de volver a verla, pues no podía vivir sin ella. Con ellos dos ocurría igual que con la madreselva que se une al avellano: cuando se enlaza y abraza alrededor del tronco de éste, bien pueden vivir juntos; pero si se los quiere separar, el avellano muere enseguida, e igualmente la madreselva. ‘Bella amiga, así ocurre con nosotros. Ni vos sin mí, ni yo sin vos’. Mª Ángeles Díaz 
                   MUJERES EN LAS ARTES ESCÉNICAS 


Traducción del Lai de María: Luis Alberto Cuenca. 
Pintura Isolda y Tristán. Edmund Leighton.


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