Los pueblos cuyos calendarios hemos heredado crearon no sólo
su tiempo, sino también el nuestro, y lo hicieron con parámetros muy
elaborados, teniendo en cuenta todas esas concordancias y jerarquías cósmicas.
Y así designaron sus grandes días, y nuestros días festivos. Federico González,
que ha estudiado en profundidad el tema de los calendarios, los define como
“Arte y Ciencia de la Memoria Cósmica y Ciencia de los Ciclos y los Ritmos”*. Y
por ello los señala como auxiliares poderosos de la iniciación para aquel que
ha penetrado en la mecánica celeste.
Por ejemplo, muchos sabemos que el conocimiento ancestral
del calendario maya guiaba la existencia de esos pueblos desde el momento de su
nacimiento, de modo que todas las etapas de la vida estaban bajo la su
influencia. Estos constructores de pirámides astronómicas llevaban varias
cuentas calendáricas, de 365 días las más importantes. Leer completo: "El Simbolismo del Carnaval".
Los libros de horas fueron, en su momento, las ricas agendas de muchos nobles, aunque eran verdaderos libros de memoria, memorias del tiempo, las estaciones, del ser de las horas, de los días, los meses.
Las láminas iluminadas que acompaño pertenecen al “libro de horas” que encargó Juan I, duque de Berry (1360-1416), al taller de los hermanos miniaturistas Limbourg, que consiguieron crear el más bello de los manuscritos iluminados, tal y como está considerado por los expertos.
Homo signorum o El hombre anatómico, u Hombre zodiacal.
Conocer a los antepasados a través de sus libros, muchas veces criptogramáticos, sus biografías misteriosas y a veces hasta oscuras. La idea es ir abriendo puertas en el sendero iniciático. Son maneras de vivir la energía viva del pasado. Una utopía que nos pertenece y que está ligada a nuestro presente por medio de la cadena áurea de testificación.
Fue Federico González Frías quien durante la representación televisiva de la opera de Donizetti, Lucrecia Borgia, me sugirió que investigara en dicho personaje histórico siendo yo la primera en quedar sorprendida por tal sugerencia y más tarde admirada por todo cuanto nos aportó el haber seguido a esta fémina y lo que descubrimos del entorno por el que nos condujo su periplo vital. Para ello hemos contado con el libro de Fernando Gregorovius, escritor del siglo XIX, titulado: "Lucrecia Borgia según documentos y correspondencia de su propio tiempo"
Lucrecia Borgia es, para la mayoría, un personaje fabricado por la rumorología que ya comenzó a fraguarse en su época, a caballo entre el Quattrocento y el Cinquecento. Sin embargo, aunque algunos literatos y cineastas han preferido abundar en ello al punto de preferir el personaje inventado, lo cierto es que podemos afirmar que la realidad supera a la ficción, de ahí que de todos los papeles asignados a la figura de Lucrecia Borgia el suyo verdadero resulte el de mayor interés, pues la vincula con el pensamiento de Los Fieles de Amor, es decir, con Dante, Petrarca, Boccacio y Pietro Bembo, entre otros.
Pietro Bembo descubrirá que esta madonnacon fama de mujer fatal, es en realidad una linda joven, de figura delicada y pelo rubio como el oro y una forma atractiva en el vestir, siguiendo la moda española. En definitiva una bella mujer que adornaba su persona con cintas en el pelo y modales refinados. Y en especial lo que en ella resalta es su fina inteligencia, algo que para Bembo no es sino la causa de aquel sutil reflejo en su semblante. Lucrecia se desveló ante todos como una mujer excepcional, cuya preparación se ponía de manifiesto al abordar cualquier tema y en el diálogo en general. Quienes la escuchaban decían que hablaba de los temas “con mucha seriedad y sabiendo de lo que hablaba”. Bembo descubre que Lucrecia está avezada en la lectura de Dante, Petrarca, Bruni, Cicerón, entre otros. Y que con ella es posible emplear el lenguaje secreto de los símbolosdel amor y la virtud, tal y como lo entiende la Filosofía Platónica.
Gli Asolanni, “Los Asolanos” o “Las Gentes de Asol”, es el libro que Pietro Bembo dedica a Lucrecia Borgia de Este, y donde mejor podemos acercarnos al pensamiento que los unió. Bembo frecuentó la amistad de Lucrecia durante todo el tiempo que éste pasó estudiando en la famosa Universidad de Ferrara, que en esa época era un centro cultural de primer orden.(...)
Los Asolanos es el libro que rescata el pensamiento de Petrarca. Se trata de una composición literaria que bien podría ser considerado un juego de inteligencia hecho para razonar. Y aunque estos juegos mnemotécnicos estaban divulgados entre los nobles, no todos participaban en el mismo nivel de ellos ni con la misma claridad, pues lo que para unos podía ser un juego dialéctico, relacionado con la habilidad en el discurso, para otros era un juego de ideas con el que se construían y embellecían las estancias del palacio interior. Precisamente Bembo le escribe a Lucrecia respecto a esto, que ojala las ideas en él expresadas la hagan aún más bella.
Bembo entrega a Lucrecia Borgia su libro “Los Asolanos” con una carta, donde le habla con total confianza explicándole cual es su estado de ánimo, los sinsabores que le ha dado la vida y el modo cómo los va superando. Es decir que para nada es la típica carta protocolaria escrita a un benefactor, como era tan habitual hacer en esta época, sino que en ella, como un amigo, retoma una conversación que ambos dejaron pendiente en Ferrara un año atrás. Seguramente en la casa de los Strozzi. Copio aquí un extracto largo, no sólo porque es un estupendo documento, sino porque en realidad constituye una excelente introducción al libro de Bembo. Sin duda la obra capital del movimiento petrarquista,
Sin duda un escenario muy bien escogido por Pietro Bembo al tratarse de una isla convertida en el último bastión contra la invasión turca, que después de 1489 en que la República de Venecia se hace con su gobierno, su reina, viuda, mantiene de forma independiente su Corte de régimen monárquico dentro de dicha República. Es decir que a pesar de las presiones mantuvo su propia política basada en los principios defendidos por Dante en la Monarquía y por supuesto por Platón en El Filósofo, que son los mismos por los que apostaron las Cortes italianas como modelo a seguir.
Tras la actuación de esta pareja de doncellas la reina, que naturalmente dirige los actos, llama a una tercera cantora. Esta se distingue sobremanera de las anteriores, pues su belleza es causa de admiración entre la concurrencia. Bembo se las arregla muy bien para hacernos evidente a todas luces, el salto de nivel que quiere establecer entre la nueva joven y las dos anteriores. Esta toma entonces una vihuela y comienza a entonar otra canción de amor. De su actuación nos dice Bembo que lo hace,
con tanta gracia y maneras de melodía tan nuevas que, en comparación de la dulce flama que sus notas en los corazones de los oyentes dejaron, las de las dos mozas cantoras parecieron carbones muertos y fríos.
Bembo, que no da puntada sin hilo, oculta en literalidad de su relato todo el simbolismo propio de los "Fieles de Amor", y por ello continua recordando el sentido de aquella reunión (...) Bembo utiliza a la perfección la dialéctica de la batalla, y un lenguaje donde se reconocen las raíces del teatro de Shakespeare. Dos puntos de vista diferentes enfrentados mediante la dialéctica de la reyerta. Esto es idéntico a los planteamientos expresados por las dos jóvenes cantoras que llegaron al banquete nupcial enlazadas de las manos, hasta que interviene la tercera de las doncellas allí reunidas, Lisa, quien dirigiéndose a Lavinelo, el tercer muchacho que ha permanecido en silencio durante la disputa de sus dos compañeros, le interpela para que entre la batalla dialéctica y defienda el Amor verdadero, no dual
Esta Conferencia fue impartida en el Centro de Estudios de Simbología de Barcelona.
https://www.youtube.com/watch?v=QKp8bf5fEg4
Las Lupercas eran sacerdotisas que aparecen directamente
relacionadas con las vestales, las vírgenes que en Roma cuidaban del fuego, y
con el mito romano según el cual Rómulo y Remo fueron amamantados por una Loba.
Romance popular español de origen medieval que narra la leyenda de tres hermanas
cristianas cautivas de unos reyes musulmanes a las que habían dado la tarea de amasar la harina. La menor de ellas, encargada de traer el agua de la fuente, un día encuentra en ella a un anciano que resulta ser su padre que las andaba buscando. Y aunque la reina mora se resiste a devolver a las jóvenes a su progenitor y a su tradición, el rey, por el contrario, se apiada de ellas y las libera.
Estas historias de raptos y cautiverios son producto de una época que, en el caso de España, duró ocho
siglos, con períodos de convivencia y de lucha entre cristianos y musulmanes, donde estos raptos de jóvenes bellas, se daban igualmente al contrario.
De hecho el rapto (con resultados contrapuestos) ha sido una costumbre repetida por los distintos pueblos a lo largo de la historia. Recordemos, por ejemplo, el "rapto de las sabinas" por los romanos, el de Helena por los troyanos o el de Ariadna por todo un dios como Dionisos.
Hasta hace unos años la gente, y en especial las niñas, aún cantaban este romance en los campos de olivos, en los lavaderos públicos o en los juegos de la comba.
A la verde, verde,
a la verde oliva
donde cautivaron
a mis tres cautivas.
El pícaro moro que las cautivó
a la reina mora se las entregó
¿Qué nombre daremos
a estas tres cautivas?
La mayor Constanza,
la menor Lucía
y la más pequeña
llaman Rosalía.
¿Qué oficio daremos
a estas tres cautivas?
La mayor amasaba,
la menor cernía
y la más pequeña
agua les traía.
Un día fue a la fuente,
a la fuente fría
y encontró a un anciano
que en ella bebía.
- ¿Qué hacéis ahí, buen viejo,
en la fuente fría?
- Estoy aguardando
a mis tres cautivas.
- Padre, sois mi padre
y yo soy su hija.
Voy a darles parte
a mis hermanitas.
- Pues sabrás Constanza,
pues sabrás Lucía,
cómo he visto a padre
en la fuente fría.
Constanza lloraba,
Lucía gemía
y la más pequeña
así les decía:
- No llores Constanza,
no llores Lucía
que viniendo el moro
nos libertaría.
La pícara mora,
que las escuchó,
abrió una mazmorra
y allí las metió.
Cuando vino el moro
de allí las sacó
y a su pobre padre
se las entregó.
Fuente: Carmen Carrillo López. Transmisión oral. Otras versiones de la canción: http://www.lacasadelarbol.es/3Cautivas.htm La imagen de arriba es de Frank O. Salisbury (British, 1874–1962) titulada: The Sen sisters, ca. 1928 Fuente: Artnet.
Nota: Con posterioriidad a la publicación del post he añadido al texto de la letra un párrafo que faltaba y que no incluye el vídeo.
Acabamos de subir a la Biblioteca Hermética este nuevo cuaderno. Para mi ha sido un honor y un privilegio seguir las huellas de las ideas herméticas a través de la historia, por medio de rastrear la huella dejada por esta dama. Teniendo en cuenta que para nosotros estas biografías
"Tienen también otra función: la de ir preparando el camino
para el conocimiento y la comprensión de otra historia, secreta para los que no
son capaces de profundizar y establecer relaciones entre símbolos y se sienten
satisfechos con las cómodas e inverosímiles historias oficiales. La verdadera
historia es otra cosa. Y los occidentales podemos leer en la nuestra como en
una simbólica de ritmos y ciclos, una danza de cadencias y entrelazamientos, no
casuales por cierto, y donde todos y cada uno de los hechos adquieren un
significado en la armonía del conjunto, que se contempla bajo una lectura
diferente, bañada por una nueva luz".