Los pueblos cuyos calendarios hemos heredado crearon no sólo
su tiempo, sino también el nuestro, y lo hicieron con parámetros muy
elaborados, teniendo en cuenta todas esas concordancias y jerarquías cósmicas.
Y así designaron sus grandes días, y nuestros días festivos. Federico González,
que ha estudiado en profundidad el tema de los calendarios, los define como
“Arte y Ciencia de la Memoria Cósmica y Ciencia de los Ciclos y los Ritmos”*. Y
por ello los señala como auxiliares poderosos de la iniciación para aquel que
ha penetrado en la mecánica celeste.
Por ejemplo, muchos sabemos que el conocimiento ancestral
del calendario maya guiaba la existencia de esos pueblos desde el momento de su
nacimiento, de modo que todas las etapas de la vida estaban bajo la su
influencia. Estos constructores de pirámides astronómicas llevaban varias
cuentas calendáricas, de 365 días las más importantes. Leer completo: "
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