sábado, 2 de mayo de 2020

SOBRE LA GENEALOGÍA DE ERIS, LA DISCORDIA


Los dioses no son buenos ni malos, son energías que se manifiestan y que, dependiendo del momento cíclico, son los aspectos negativos los que se revelan con más fuerza que los aspectos positivos, aunque estos últimos siempre están presentes si bien de manera más oculta, por así decir. Depende de la calidad que la naturaleza humana exprese en un momento dado, esas energías podrán manifestar uno u otro de esos dos aspectos.

En este momento del ciclo que estamos atravesando, son precisamente los aspectos negativos los que se manifiestan con mayor intensidad. A ello ha contribuido la conjunción de dos errores, o desviaciones sufridos por la naturaleza humana: el racionalismo y el sentimentalismo, aspectos aparentemente opuestos, pero que a decir de Guénon se complementan para facilitar que las fuerzas del caos prosperen. 

Lo primero que se ve afectado por esa “alianza malsana” es nuestra percepción de la verdad de las cosas, pues como también manifiesta Guénon, ¿qué importa la verdad en un mundo cuyas aspiraciones son únicamente positivistas, materialistas y sentimentales?

No debemos perdernos en los detalles, mirar los árboles (la parte) que tenemos delante sin ver el bosque (el Todo), porque en esa mirada corta es donde perdemos la perspectiva siendo en ese espacio mental donde se solaza el “príncipe de la mentira”, que siempre se las ingeniará para adoptar los disfraces, o las máscaras, más adecuados para lograr seducir a la mayoría de personas. No olvidemos que este gran tergiversador de los principios, es un imitador de Dios, pero de manera “invertida”, o mejor “contrahecha”, “adulterada”, un hacedor de principios falsos o “consignas” con los que pretende, y muchas veces consigue, destronar a la Concordia, “la unión de los corazones”, una manifestación del Amor, y poner en su pedestal a Eris, la Discordia.

De ella, y de su abyecta genealogía, todo lo sabemos, pues nos lo dejó dicho bien claro Hesíodo en su Teogonía:
Eris Discordia. Acuarela de André Declaustre, 1785 
"Eris (Discordia) parió al doloroso Ponos (Pena), a Lete (Olvido) y a Limos (Hambre) y al lloroso Algos (Dolor), también a las Hisminas (Disputas), las Macas (Batallas), las Fonos (Matanzas), las Androctasias (Masacres), los Neikea (Odios), las Pseudologos (Mentiras), las Anfilogías (Ambigüedades), a Disnomia (el Desorden) y a Ate (la Ruina y la Insensatez).”
Mª Ángeles Díaz





La Ilustración del frontispicio es de "Los Triunfos", de Petrarca

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