Margarita de Navarra, una mujer valiente y aguerrida que defendió,
con peligro de su propia vida, a los que como ella fueron defensores de las
enseñanzas de la Cábala Cristiana, de la sencillez y luminosidad de los
Evangelios y de la Filosofía Hermética en general. En realidad Margarita tuvo
que enfrentarse a las huestes literales presentes en distintos frentes. De un
lado fue censurada, y prohibido uno de sus libros, por los ultracatólicos y
teólogos de la Sorbona, donde radicaron los más fieros tribunales
inquisitoriales de Europa, y de otro por los protestantes, que en Francia se
llamaron hugonotes. Y eso le sucedió
igualmente a uno y otro lado de los Pirineos, o sea en Francia y España, donde
la persecución de estas ideas y la quema de “brujas” estuvieron tan
reverdecidas.
Sus obras escritas la muestran poseedora de un pensamiento reflexivo y
de un mundo espiritual conectado con un itinerario interior, análogo al viaje
iniciático referido por Dante en su Divina
Comedia, y en general se la ve identificada con la perspectiva de la
simbólica universal que desarrollaron los Fieles de Amor y los neoplatónicos, y
con la mística cristiana, y todo ello interrelacionado con su acción de
gobernante, lo cual viene a cuadrar con su adhesión a esa organización
iniciática. Al respecto nos aclara Francisco Ariza:
Tengamos
en cuenta que Dante y los Fieles de Amor además de artistas, filósofos, poetas
y contemplativos, eran también hombres de acción que estaban comprometidos ante
todo con la idea de Justicia, plenamente convencidos que su aplicación debía
conducir a la paz y a la libertad para todo el género humano. La paz en la
justicia, es decir la Justicia como un don del cielo para el buen gobierno de
los asuntos de los hombres. Esta alta concepción de la política era el
santo y seña de los Fieles de Amor en sus relaciones con el mundo exterior, y
Dante mismo escribió un tratado muy importante de filosofía política al que
puso por título Sobre la Monarquía,
aunque en el fondo también podía haberse llamado "Sobre la
República", pues en realidad trataba de la Justicia como el elemento
central que debe guiar todas las acciones de los hombres, empezando por los
destinados a gobernarlos, idea esta que no estaba muy lejos de lo que pensaban
algunos prestigiosos antepasados de Dante, y también de todos nosotros; nos
referimos a Pitágoras, Platón, Cicerón…[1]
Los temas que como escritora desarrolla son en torno a la fe y el
destino del alma humana más allá de la vida física. En este sentido debemos
citar Miroir de l´ame pecheresse, o
sea “Espejo del alma pecadora”, obra que la Sorbona inmediatamente censuró, y
donde la autora se muestra conocedora de los movimientos espirituales del
pasado, en este caso la vemos vinculándose directamente a otra Margarita, de
apellido Porete, mística francesa de la corriente de las beguinas, que como ella nació
en Francia, aunque dos siglos antes, muriendo en la hoguera en 1310 acusada de
hereje por haber escrito un libro sobre Amor cuyo título era parecido al de
nuestra Margarita: El Espejo de las Almas
simples.
Otros títulos de las obras publicadas de nuestra protagonista que no
podemos dejar de nombrar son: Las
prisiones, Le triomphe de l’agneau, Contes et nouvelles, El Inquisidor,
Comedias Bíblicas (que se representaron en su Corte), Heptameron, Marguerites de la Marguerite de princesses (una
recopilación de textos), y Lettres de
Marguerite d'Angouléme.
Varias de sus cartas están fechadas en España: Barcelona, Zaragoza,
Toledo, Guadalajara, Sigüenza, Medinaceli, Alcalá y otras ciudades. Añadir que
estos títulos conforman únicamente una parte de su producción literaria, ya que
aún siguen apareciendo manuscritos suyos inéditos. Efectivamente, la Biblioteca
Nacional de Francia acaba de dar con 12.000 versos que componen dos obras
dramáticas, diez epístolas, dos poemas y un importante número de canciones que
se han reunido bajo el título Les
derniéres poésies de Marguerite de Navarre.
El Heptameron
es su libro más divulgado, aunque a veces lo hemos visto editado con otro
título, algo así como “Los relatos de la reina”, etc. Este libro está inspirado
en el Decamerón de Boccacio, y como
éste es a veces irónico, otras mordaz, picante y siempre ameno e inteligente,
pues nuestra reina de Navarra, habitante por mérito propio de la Ciudadela Invisible
recreada por todos los amigos de la Filosofía Hermética y Platónica, no deja de
enunciar y revelar en sus relatos ideas trascendentes que en ese marco
literario pasan inadvertidas a los profanos, y especialmente a los estirados teólogos
de la Sorbona que a lo sumo lo toman como una simple obra de divertimento.
La composición del Heptameron
está formada por 72 narraciones escritas en el transcurso de 7 días. Números
ambos relacionados con la Astrología y la Cábala Cristiana (7 son los planetas
y las sefiroth de “construcción
cósmica” en el Árbol de la Vida, y 72 el número de los nombres de Dios),
tradiciones que ella conocía muy bien[2].
72 capítulos son también los que componen el libro sobre el Symposium platónico, o sea el De Amore, de Marsilio Ficino. Y el hecho
de que la autora enuncie en su introducción que pretende llegar hasta los 100
cuentos, entendemos que forma parte de una “maniobra de distracción”, como en
realidad lo es todo el libro. Tengamos en cuenta que cuando lo escribe ya había
sido señalada por la Sorbona e incluida en una lista de escritores herejes de
la que sólo fue borrada por la intervención de su hermano, el rey Francisco I.
El Heptameron es una ingeniosa
manera de llevar a cabo una denuncia. Según
lo especifica la propia autora, cuenta historias reales, unas ocurridas en
Italia, otras en Francia, otras en España, por lo que constituyen una auténtica
evidencia de la falsedad de cierta curia que con sus actuaciones contradicen de
plano lo que proclaman desde sus púlpitos. Mª Ángeles Díaz.
Texto completo de la Biblioteca Hermética.com
[2] Margarita había aprendido hebreo
con Paul Paradis, un converso de Venecia que se trasladó a París donde
escribirá, entre otros, un diálogo titulado Del
modo de leer hebreo (1534), dedicado justamente a su alumna Margarita. En
dicho diálogo el autor identifica la Cábala con las enseñanzas de Platón.