jueves, 9 de abril de 2015

Egipto a través de sus animales sagrados



Dios Babuino, una imagen de Thot.  Pieza exhibida en Madrid procedente del Louvre. En su cabeza un creciente lunar y la esfera solar, sobre su pecho el Ojo de Horus. Capa de plumas de halcón. (Horus)

Sílice, plata y oro para representar a Thot en su aspecto de Babuino. Esta pequeña pieza, de aproximadamente 15 centímetros de alto (procedente del Louvre), nos abre las puertas de una exposición que desde hace unos días se muestra aquí en Madrid.

Son 430 piezas cedidas por distintos museos y reunidas bajo el título "Animales y Faraones", todas ellas relacionadas con el simbolismo que para el antiguo Egipto tuvo el reino animal y su imbricación en el lenguaje jeroglífico de Thot, revelado a sus sacerdotes. Jeroglíficos que, como nos recuerda Horapolo del Nilo, conforman aquella lengua que enuncia las cosas a distintos niveles, por lo que allí donde los iniciados leen acerca de los secretos del más allá, otros obtienen enseñanzas que utilizan para ordenar su vida diaria.


Dice una inscripción a Thot en una tumba de Tebas:

"Salud, señor de las palabras divinas, tú que presides los misterios de los cielos y de la tierra, gran dios de los tiempos primordiales; tú, el originario, que aportaste las fórmulas mágicas y la escritura que hace progresar las cosas al otorgarles un buen asentamiento; tú que señalas a cada dios su lugar, que das estatuto a cada profesión, mantén cada cosa en su límite, cada campo, cada país".

El Babuino era, como el Ibis, uno de los animales que los egipcios tenían asociado a Thot, y del que se lee en el Libro del Amanecer al Nuevo Día, más conocido como Libro de los Muertos: "Mensajero es uno de sus nombres, Babuino es el otro".

El Dios Babuino está relacionado con el tiempo cíclico. Federico González Frías, nos dice en su Diccionario:

"Los egipcios los llamaban hijos de Thot, el escriba divino. También eran los amos del tiempo y del calendario. Son igualmente guías o psicopompos en el viaje post-mortem, tal como los perros".

Efectivamente, los sacerdotes de Thot, observaron que este animal tiene con el sol una relación muy especial, pues sentado al amanecer observa con alegría la salida del astro celebrando con chillidos el acontecimiento del orto diario. Una actitud que evidencia su participación en un ritual cósmico poniendo de manifiesto que es un escriba de Thot. 
En cuanto a su papel de psicopompos es el Babuino el dios que ayuda a Thot a pesar en la balanza las almas que piden paso a la entrada a la nueva vida.

Esa es la razón de que, según se lee en el Libro de los Muertos,  el corazón del difunto se colocaba en una escala y en ella se sentaba un Babuino como si estuviera en la proa de la nave de Ra, oteando el horizonte del nuevo amanecer. El animal tenía la función de informar, al atravesar las aguas, que el saldo que había dejado en aquella vida estaba en perfecto equilibrio. Imágenes en papiros o en cámaras funerarias muestran al Babuino en el fiel de la balanza.

Son cuatro los Babuinos que representan el espíritu del alba, los cuales tienen en el concierto cósmico el papel de conducir la barca de Ra hacia la otra orilla, y de cantar un himno al sol naciente. Asimismo también hay muestras del Dios Babuino representando a la Luna, porque ella, como Thot, es la que en la noche retiene al sol.  
Lo siguiente es una "Fórmula de invocación a los cuatro Babuinos", y se dice que Thot jamás dejó de escuchar a nadie que la invocó.

"Salve, vosotros, los cuatro Babuinos que os sentáis en la proa de la barca de Ra, que lleváis justicia y verdad al Señor del Universo, que separáis al débil del poderoso que alegráis a los dioses con aliento de vuestras bocas, que dais ofrendas divinas a los dioses y ofrendas funerarias a los bienaventurados".

Precisamente una de las piezas más llamativas de la exposición de Madrid es un grupo escultórico de cuatro Babuinos tallados en granito rosa de Asuán. Pesan seis toneladas y según se explica la pieza decoraba la cara sureste del obelisco oriental del Templo de Luxor, que es el que recogía al amanecer el primer rayo de sol, símbolo del que iluminó el primer día de la Creación.
Estatuaria perteneciente al Templo de Luxor. Donde cuatro Babuinos dioses del Alba, que recuerdan el Primer Rayo de Luz de la Creación. Pieza de la muestra en Madrid.


A continuación os invito a ver una exposición donde he recogido figuras que informan sobre el contenido de este post. O sea, que hay imágenes de la exposición de Madrid y otras de la biblioteca de Federico González Frías y de mi archivo fotográfico.


Imponente Babuino contemplando el sol




Un escriba recogiendo los mensajes dictados por el Dios Babuino, enviado de Hermes.



Las siguiente son escenas funerarias donde se representa el pesaje de las almas, y en las que el dios Babuino está en el fiel de la balanza. En casi todas aparece también Ammit, un monstruo con cabeza de cocodrilo dispuesto a comerse el corazón del que no obtenga la nivelación en el peso de su alma.










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A continuación unas imágenes que Champollión, acompañado de un equipo de dibujantes, recogió durante su expedición a Egipto. Inscripciones que llevaron al estudioso de las lenguas hasta el libro de Horapolo: Hieroglyphica (hallado en la isla de Andros por Cristóforo Buondelmonte), obra que, como sabemos, le dio la clave para descifrar la Piedra de Rosetta. 

Representación de la Luna, el Sol, el Ojo de Horus y la Barca hacia la Luz, tal y como la porta en su cabeza el dios Babuino.


En estos dos jeroglíficos (sobre estas líneas y bajo ellas) se nos muestra al Babuino cubierto con la capa de Horus, recibiendo ofrendas en su templo.




Para finalizar la imagen de Thot es su aspecto de Ibis, o sea, el jeroglífico con el que los antiguos egipcios escribían Corazón.



Como escribíamos en nuestro libro sobre el viaje a Andros, cuando los iniciados egipcios quieren escribir ‘corazón’, pintan un Ibis. Pues el animal está íntimamente unido a Hermes, señor de todo corazón y raciocinio, porque también el Ibis, en sí mismo, es semejante al corazón, sobre el cual se cuentan entre los egipcios numerosos relatos.

Plinio, quien también se refiere al lenguaje sagrado de los egipcios, señala que cuando éstos pintaban dicha ave significaban el corazón del hombre y lo dedicaron a Mercurio, a quien tenían por presidente y gobernador de las palabras y los conceptos del corazón.

Por su parte Plutarco, en su libro Isis y Osiris, explica que el Ibis representa a Thot, añadiendo que es la:

Primera letra de su alfabeto, pues de este dios viene toda inteligencia y memoria.  

Dedicado a Federico González Frías, con el que tantas veces hemos venido a Madrid al Museo Arqueológico y a ver este tipo de exposiciones.

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