miércoles, 25 de marzo de 2015

La Anunciación, de Leonardo da Vinci

Leonardo era un joven que aún estaba de aprendiz en el taller de Verrochio cuando pintó esta escena de la Anunciación. En ella aparece el arcángel Gabriel dirigiéndose a María, que se encuentra sumergida en sus lecturas, cuyo punto no pierde sino que mantiene señalado con la mano derecha, mientras que con la otra saluda al Enviado de Dios. Los cipreses al fondo marcan la perspectiva del cuadro, tema que junto a los textos de la Arcana Filosofía comenzaba a causar furor en la mentalidad de los artistas del entorno humanista.
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Hoy, día de la Anunciación, a nueve meses justos del nacimiento de Jesús, queremos recordar esa "Buena Nueva", tan importante en el calendario cristiano, con el cuadro de Leonardo y el Evangelio de Lucas.

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Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen llamada María desposada con un varón de nombre José, de la casa de David. Entrando el ángel a donde ella estaba, dijo:
 "¡Salve, María! El Señor es contigo; bendita eres entre todas las mujeres".

Pero ella, cuando lo vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: 

"María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo al que llamarás Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su Reino no tendrá fin". 

Entonces María preguntó al ángel: 

"¿Cómo podrá ser esto?, pues no conozco varón".

 Respondiendo el ángel: 

"El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que va a nacer será llamado Hijo de Dios. Y he aquí también que tu prima Isabel, la que llamaban estéril, ha concebido un hijo en su vejez y este es el sexto mes para ella, pues nada hay imposible para Dios".
Entonces María dijo: 


"Aquí está la sierva del Señor; hágase en mi según tu palabra". 

Y el ángel se fue de su presencia.

Evangelio de Lucas, 1.26-38

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