"...En realidad, la Corte renacentista funcionaba para todos como una
institución educativa ya que en ella se accedía desde niño a la cultura. Eran
muchos los que pretendían emplearse en ella, entrar como pajes, luego escuderos
y terminar por ser caballeros. Las normas no eran sino la cortesía, que se tenía
como sinónimo de amabilidad; y de mesura en todo, regla de conducta que cada
quien podía aplicar sobre sí mismo y sus pensamientos y actos. Esa es la
verdadera gracia perseguida, esa la libertad, y no las formas meramente aparentes y
externas.
Ese afán que tenían los gobernantes por inculcar una
verdadera educación que diera prestigio a su Corte, lleva a éstos a invitar a
los más destacados a establecerse en su ciudad, ofreciéndoles protección y
salario a cambio de que impartieran sus conocimientos. Para los ideales de la
Corte la educación que debía recibir el príncipe, mucho más esmerada, era tema
fundamental, puesto que éste debía encarnar la unidad del Estado y la unidad
universal, con capacidad para ser adalid de la paz y la justicia. Un asunto
expuesto con toda claridad por Dante en su idea de la Monarquía.
Por esta gran importancia que tenía para la política y el
orden de la Corte que el príncipe tuviese la mejor de las instrucciones, Isabel d'Este y Francesco Gonzaga, gobernantes de la Corte de Mantua, invitaron a Vittorino Ramboldini, más conocido como Vittorino da
Feltre, a establecerse en ese pequeño estado y crear allí una escuela a la que llamó «Casa
de la Alegría». Isabel, como dama de palacio, era quien tenía asignada la
función de procurar esa buena educación al futuro gobernante y por lo tanto de
ponerlo en manos de un buen maestro.
La fórmula educativa de Vittorino da Feltre consistía
principalmente en fomentar el interés de los alumnos por aprender, de modo que
éstos nunca pudieran tomar el estudio como una obligación o castigo. Con este
propósito la escuela infantil y juvenil de Mantua promovió un programa de
estudios donde la actividad física, al aire libre, era parte de la formación.
Este modelo educativo incluía ejercicios gimnásticos y deportes como la
arquería, las carreras, la cacería, la pesca, la natación, la esgrima, la
lucha... También una buena formación musical que contemplaba el tañer de
algún instrumento así como el aprendizaje de ciertos pasos de baile. Es decir,
un programa de estudios basado en los principios utópicos de hacer perfectos
cortesanos, instruidos en la conversación y elegantes en el baile con las damas,
hábiles con las armas e inteligentes y audaces para evitar usarlas.
Mediante estos principios y disciplinas se trasladaba el
ideal de cortesanía a la formación educativa de todos los niños dado que a
nadie se excluía, ni por la sangre, ni por la alcurnia, ni por ninguna otra
condición social; sólo el esfuerzo personal, el talento y la constancia del
alumno contaban a la hora de que cualquiera pudiese encontrar su lugar en la
Corte. Precisamente fue Vittorino da Feltre, el pedagogo a quien se atribuye
que por primera vez se efectuasen ejercicios especiales para niños con
incapacidades físicas, o que habían sufrido alguna lesión. Mediante dichos
ejercicios se conseguía que muchos se recuperaran completamente, o bien que
obtuviesen grandes resultados.
Es curioso, pero actualmente su sistema de enseñanza, donde los estudios y el deporte se comparten por igual en la formación de los jóvenes, sigue siendo la fórmula que ofrece mayor estímulo a los estudiantes. Es por esa razón por la que muchos expertos en educación consideran que este programa puesto en marcha en Mantua es la culminación pedagógica de la enseñanza. Al parecer, todas las buenas escuelas de Europa han intentado imitarlo". Ma Ángeles Díaz. Viaje Mágico Hermético a Andros.Una Aventura Intelectual. Edición de Symbolos. (Fragmento).
Imagen: Pierre Auguste Cot. Tomada de internet.
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