miércoles, 7 de agosto de 2013

LOS ASOLANOS Y EL LENGUAJE SECRETO DE LOS FIELES DE AMOR (Capítulo III)

Gli Asolanni, “Los Asolanos” o “Las Gentes de Asol”, es el libro que Pietro Bembo dedica a Lucrecia Borgia de Este, y donde mejor podemos acercarnos al pensamiento que los unió. Bembo frecuentó la amistad de Lucrecia durante todo el tiempo que éste pasó estudiando en la famosa Universidad de Ferrara, que en esa época era un centro cultural de primer orden.

Bembo deja Ferrara y retorna a Venecia donde acababa de fallecer su hermano, una muerte que sumió al poeta en una gran tristeza. Tanto que por un año interrumpió su correspondencia con Lucrecia. Un silencio que rompería cuando finalmente el libro llega a las manos de ésta. Bembo se lo manda a través de un amigo común, el famoso editor Aldo Manuzio, compañero de estudios de Pico de la Mirándola y como él miembro del círculo de la Academia florentina. Serán Aldo y Angelo Poliziano los más allegados personajes del neoplatonismo de Ficino con los que tratará Bembo a lo largo de su vida. Efectivamente de las prensas de Aldo Manuzio salió la primera edición de Gli Asolani,  de igual modo que había salido la primera de Petrarca, precisamente una edición que estuvo a cargo de Bembo.

Este, que había revivido a Petrarca en su corazón, lo hace renacer también para su tiempo en Los Asolanos donde nos entrega el dibujo completo de ese resurgimiento petrarquiano que tanto peso tendría sobre las cortes italianas, especialmente las de Ferrara, con Lucrecia y Mantua con su cuñada Isabel d'Este.  Dos princesas muy importantes en la difusión de esta poesía a través de la música, ya que la segunda apoyó el rescate de las frotolas (sólo la voz sin instrumentos, es decir a capella), que dieron paso a los  madrigales a través de su propia capilla de artistas y músicos entre los que estaba un nutrido grupo de judíos. Y ambas en sus propias fiestas, ya que eran ellas y sus damas, quienes las cantaban.  Precisamente un cancionero manuscrito por distintas manos, y con letras de canciones en italiano y español, era uno de los libros que Lucrecia se trajo a Ferrara desde Roma.

Los Asolanos es el libro que rescata el pensamiento de Petrarca. Se trata de una composición literaria que bien podría ser considerado un juego de inteligencia hecho para razonar. Y aunque estos juegos mnemotécnicos estaban divulgados entre los nobles, no todos participaban en el mismo nivel de ellos ni con la misma claridad, pues lo que para unos podía ser un juego dialéctico, relacionado con la habilidad en el discurso, para otros era un juego de ideas con el que se construían y embellecían las estancias del palacio interior. Precisamente Bembo le escribe a Lucrecia respecto a esto, que ojala las ideas en él expresadas la hagan aún más bella.

Los Asolanos es un libro que utiliza el diálogo, una forma de la literatura tradicional arraigada en Platón, con el fin de exponer los diferentes aspectos y razonamientos de la Filosofía.

En él los personajes, aunque reales, son asimismo arquetípicos y por consiguiente suponen planteamientos que pueden poner en valor temas como la justicia, la bondad, la belleza, etc.  Es un modo que ha utilizado siempre la corriente hermética, que arranca con Platón, para trasmitir conocimientos y exponer con toda claridad formas de pensamiento y de gobierno. Y así como el padre de Pietro Bembo, el embajador de la República de Venecia Bernardo Bembo, había levantado una estatua a Dante, su hijo Pietro se la levanta a Petrarca, que si bien es un escalón más abajo que el primero, como él mismo reconoció, es sin embargo un peldaño que facilita el ascenso. En realidad no podemos saber hasta qué grado de comprensión llegaban aquellos que conocían este lenguaje disimulado bajo la retórica romántica. Pero sí podemos afirmar que mientras unos poetas admiten el sentido literal de estas composiciones sobre el amor a una dama, otros ven, tras esa misma fórmula, distintos planos mucho más sutiles de esa misma realidad. Estos planos, o grados de comprensión, pueden ser tres o cuatro, según se vea, y son:

Punto de vista profano.
Punto de vista alegórico.
Punto de vista simbólico.

 O bien:

Punto de vista literal.
Punto de vista alegórico.
Punto de vista esencial o sintético.
Punto de vista arquetípico.


2 comentarios:

  1. Fascinante, Núria!
    Esto se pone cada vez más interesante!
    M.

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  2. Muchas gracias Mahatma. Me alegra que te esté interesando.
    Un abrazo
    N.

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