La Naturaleza no deja de sorprenderme. Antes de acabar el año, la mimosa, un tipo de acacia, que hay frente a mi casa comenzó a amarillear. La llevo contemplando desde que nació hace unos años; está en la puerta de una vieja masía del siglo XVIII deshabitada. Hay muchas masías de ese siglo y anteriores por la zona donde vivo, como por ejemplo una que está en una colina cobijada bajo la sombra de un robusto roble también centenario. Me percato que esta mimosa ha roto a florecer justo en el solsticio de invierno, es decir que su fruto ha brotado bajo los primeros rayos del Sol, que en su rito anual por fin ha vencido a las tinieblas. De hecho existe una relación entre la acacia y Cristo (el Sol invicto) pues según cuenta la Tradición su corona de espinas era de este árbol, también solar, de tal manera que las espinas de la planta son en realidad los propios rayos del astro. Es por todo esto que la acacia, en el simbolismo iniciático de la Masonería, representa la regeneración espiritual, un nuevo cuerpo de luz del que somos investidos una vez hemos abandonado definitivamente al “hombre viejo”.
A tenor de estos signos de concordia y armonía, entre Cielo y Tierra, intuyo que este año que recién inauguramos va a traerme grandes venturas. Dios lo quiera así.
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Hola Núria, me ha gustado mucho tu texto sobre la acacia mimosa,como bien dices un árbol espinoso considerado un símbolo solar, seguramente por la razón de que sus hojas se
ResponderBorrarabren con la luz del sol del amanecer, y se cierran en el ocaso. Por otro lado está clara la imitación que su flor hace del disco solar.
Un beso, guapa, me gusta venir a mirar por esta ventana.
Geral
Núria, a mi también me ha parecido muy bonita reflexión, especialemnte porque las mimosas están ahora comenzando a florecer por estos lares, y nos podemos fijar en que sus flores parecen pequeñas bolas de oro, por cierto que según he leido están dedicadas a Hermes-Mercurio.
ResponderBorrarUn saludo cordial.
H.
Geral: Eres muy amable y tu comentario me ha parecido muy interesante. Siempre es una sorpresa observar la naturaleza vegetal. Los antiguos sabían muy bien descifrar el lenguaje de las plantas y reconocían en sus formas y ciclos un metalenguaje. En el fondo es cuestión de recuperar una ciencia, pues abundando en el símil, “no hay nada nuevo bajo el sol”.
ResponderBorrarUn beso también para ti.
Núria
Helios:
ResponderBorrarMuchas gracias por tu aportación. Ha sido un detalle que alguien llamado Helios, es decir Sol, se acerque a comentar temas que tienen que ver con el astro. Desconocía que estuviera relacionada con Hermes esta planta que, como bien dices, tiene flores en forma de bolas de oro. Es un descubrimiento muy sugerente que da pie a interesantes deducciones.
Un saludo muy cordial también para ti.
Núria
Hola Núria,
ResponderBorrarAñadir que el Arca de la Alianza estaba hecha también de madera de acacia, revestida de oro, metal consagrado igualmente al sol. En la China antigua la acacia es el árbol del norte y del invierno. En principio se plantó sobre el altar consagrado al sol, como en Occidente, la acacia está dedicada al solsticio de invierno donde se origina el principio yang.
En la India hay un objeto sacrificial (sruk), especie de cucharón, que es de madera de acacia.
“La acacia, mimosa del desierto, resiste a la desecación; su verdor persistente manifiesta una vida que no quiere apagarse, de donde su carácter de emblema de esperanza en la inmortalidad. En la leyenda de Hiram, esta planta hace descubrir la tumba del Maestro, detentador de la Tradición perdida. Corresponde al ramo de Oro de las tradiciones antiguas. Conocer la acacia es poseer las nociones iniciáticas conducentes al descubrimiento del secreto de la Maestría. Para asimilar este secreto el adepto debe hacer revivir en él la muerta sabiduría”. Wirt
Como ves una pequeña aportación al hilo de tu post. Yo también vengo asiduamente a mirar por esta ventana.
Un saludo
M.V.
http://masoneriayarte.blogspot.com/
M.V. Muchas gracias por esta aportación y por tomarte el trabajo de transcribir la cita de Wirt. Me alegra que te guste pasar por aquí, es siempre alentador -en el más sencillo sentido, el de calor humano- contar con los comentarios de los amigos y más aún cuando acaban realizando un interesante post de lo que era un simple pensamiento, como en este caso.
ResponderBorrarUn saludo cordial.
N.
Deseo que no te equivoques y este año sea de gran ventura para tí y los tuyos. La acacia es un árbol que quería mucho una tía mía fallecida aún joven, que tenía una en su jardín. Así que tengo mucho afecto por estos árboles que florecen en febrero y llenan de luz las ramas. Besos, querida amiga.
ResponderBorrarHola Nuria:
ResponderBorrarYa se que me he demorado en contestarte, pero es que ando un poco liada de trabajo.Te prepararemos un buen post sobre el asunto, pero debes darnos unos días;-)
Un saludo
Marta F.N
Querida Isabel:
ResponderBorrarEn realidad siempre que se habla de la mimosa se acaba aludiendo a la luz. El lenguaje esotérico de las plantas es muy aclarador y concreto a veces.
Un abrazo y gracias por dejar tu comentario.
N.
Marta, muchas gracias por tomar tan en serio mi sugerencia. Seguro que de esa información sobre el “Tesoro del Carambolo”, todos sacamos buen provecho. Pasaré con gusto a leer lo que ponéis sobre él.
ResponderBorrarUn abrazo también para ti.
N.