miércoles, 12 de agosto de 2009

Cristóforo Buondelmonte. Cartógrafo del Egeo.


Segunda Etapa

iajo en la cubierta del “Blue Star Superferry”, en la parte de proa, a estribor. Mientras abandonamos el puerto del Pireo, rumbo a Andros, descubro que verdaderamente las del Egeo son aguas de color turquesa. Uno siente que desea probarlas, saborearlas en los labios. No me extraña nada que Venus naciera de la espuma de las olas. Estas aguas son la belleza de la Naturaleza acuosa brillando bajo los rayos del astro rey.
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Todos los destinos contienen muchos viajes, en el trayecto, como en un juego de naipes sagrado, todas las posibilidades están contenidas y siempre se encuentran analogías y enseñanzas para jugar la gran partida, el viaje de nuestra vida. Nicolás de Cusa en “De la Docta Ignorancia”, dice que la posibilidad es la materia del Universo y añade que “los antiguos se ocuparon abundantemente de la posibilidad, y su opinión unánime era que nada sale de la nada; por eso, afirmaron que existía una posibilidad absoluta de ser todas las cosas y que esa posibilidad era eterna y creían que todo estaba encerrado de modo absoluto en esa posibilidad” (…) añade que como la posibilidad carece de forma, los platónicos la llamaron “carencia”; y esa carencia es lo que lleva a orientar el deseo de conocer y la oportunidad de modelar nuestra alma como si se tratara de plastilina en las manos de un artista.
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Federico González en su tratado “Las Utopias Renacentistas” es igualmente claro cuando puntualiza: “El hombre lleva en sí el ansia de ampliar sus horizontes, lo que equivale en el exterior al viaje a la novedad de otras tierras. Arriesgar su vida en ello, se juega entero. Pero no sabe que está simbolizando lo que es la mayor apetencia del alma: el conocerse a sí mismo, es decir, la aventura del viaje interior inmensamente más rica que cualquier Eldorado”
....En realidad la partida que me ha tocado jugar en este viaje y hacia la que está orientado mi interés está relacionada con Cristóforo Buondelmonte y con el manuscrito de los “Hyeroglyphica de Horapolo del Nilo” escrito en el siglo V y rescatado por Buondelmonte en 1.416 en Andros, la isla verde del archipiélago de las Cícladas en el Egeo hacia la que me dirijo. Me muevo hacia ella siguiendo la senda de mi destino y una pista de Federico González que señala esta isla como un centro importante de difusión de la Tradición Hermética, esperando recrear en mi memoria algo de lo aprendido, intuido y soñado.
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Stela y su nieto Nelson, a los que conocí en el hotel de Atenas, me han contado en el trayecto desde allí al Pireo que Andros se encuentra al sur de la famosa y extensa isla de Eubea, en dicho conjunto de islas llamadas Cícladas, siendo Andros la segunda en dimensiones, después de Naxos. También me dicen que es una isla excepcional y muy diferente a todas las demás, pues tiene grandes saltos de agua, ríos y fuentes medicinales y sus acantilados son tremendamente escarpados. Se conoce como la “isla verde” porque su tupida vegetación la distingue de las demás haciéndola aparecer como una esmeralda en el intenso mar turquesa.
Añaden que bajo la superficie de Andros existen paredones de corales de 6000 pies de profundidad y que al bucear se descubre un laberinto de cavernas que se conectan entre ellas y con la superficie produciendo lo que llaman “Hoyos azules en Tierra”, expresando la emoción que produce sumergirse en uno de ellos y explorarlo hasta alguna caverna, donde al final desembocan.
Sin embargo, añade la mujer muy seria, hay que ser un experto buzo para introducirse en uno de los cientos de hoyos azules que tiene Andros, muchos de ellos inexplorados.


El chico amplía la información sobre Andros añadiendo que en sus aguas se produce un paso de tiburones y que es posible sumergirse hasta verlos pasar. Por lo visto es algo que permiten hacer a partir de los 12 años, algo que, está claro, al muchacho le divierte un montón tanto como la idea de adentrarse a explorar los restos de naufragios de los que tanto le había hablado su abuela.

Los nombres del conjunto de las islas Cícladas aparecen en un folleto que tomé en el Pireo en el siguiente orden: Amorgos, Anafi, Andros, Antiparos, Donousa, Folegandros, Los, Kea, Kythnos, Koufonisia, Milos, Mykonos, Naxos, Paros, Santorini, Serifos, Sifnos, Sikinos, Syros, Tinos.
Cristóforo Buondelmonte fue un humanista del Renacimiento que llegó de Florencia a Grecia para aprender el idioma griego. Gran viajero y prodigioso navegante, cartógrafo, arqueólogo, poeta y un cronista de la antigüedad, pasó alrededor de cinco años de su vida explorando estas islas, recopilando información y datos de 72 de ellas, tomando nota de sus nombres, sus principales puertos, las más altas montañas, las mejores tierras, los manantiales, su historia y sus mitos y leyendas. Es así que en el relato que Buondelmonte hace de su viaje se habla de los ritos de Apolo en Delfos, de Mercurio, Diana, Vulcano, Minerva, Baco, Pan, Cibeles…


Ciertamente nadie conoció mejor que él estas islas y muestra de todo ello es un excepcional trabajo en el que compara las ruinas que va encontrando en estas islas con las descripciones hechas por Ovidio, Virgilio, Plinio, Plutarco, Tito Livio, Macrobio, Cicerón, Ptolomeo e Isidoro de Sevilla, entre otros.

También hace anotación de distintos libros raros, de los que hoy día nada se sabe, como es el que titula “Creta Sagrada” donde al parecer se describen ciertos ritos. Precisamente Creta será la isla a la que Buondelmonte dedica una atención especial que plasma en un libro: “Insulae Cretae,” de 1417. Unos años más tarde, en 1.420, se edita “Insularum Archipelagi”, donde Buondelmonte cuenta su propio y fascinante viaje por estas islas griegas y por los personajes mitológicos que las pueblan desde siempre.


En su momento la obra de Buondelmonte supone una revolución editorial que se concreta en un novedoso estilo de literatura conocido como islario o libro-isla, al incluirse en el tratado el mapa de la isla y una descripción hecha de primera mano sobre diversos aspectos de ese territorio. Por primera vez para la cartografía no sólo se tiene en cuenta el litoral sino que aquí se plasma el relieve de sus montañas, se reconstruye los edificios importantes, etc., lo cual da a su lslario un carácter también histórico, arqueológico y arquitectónico a la vez que sirve a Buondelmonte para enunciar ciertas ideas relacionadas con el sentido simbólico y mítico que desde siempre se ha dado a la insula en la literatura tradicional, al tomarla como ese espacio al que es posible acceder y que está allende los mares y mucho más próxima, en el corazón de cada Isla Humana.Continuará.Núria.  .

DESDE MI VENTANA hacia los mares de un mundo simultáneo
El resto de capítulos se ha retirado para su edición como libro.
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"Viaje a las Islas Griegas"
Primera etapa: Andros la Isla Verde
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*Las imágenes del manuscrito de Cristóforo Buondelmonte pertenecen a la British Library.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Andros, la Isla Verde




Primera Etapa
n viaje de trabajo inesperado me ha traído hasta Atenas. Sin embargo el contacto que tenía que establecer aquí no se ha presentado. Una escueta nota en la recepción del hotel me pone al corriente de la razón de fuerza mayor que le había obligado a cancelar la cita. En ese momento pienso que todavía no he conectado mi teléfono desde que tuve que cerrarlo en el avión, seguramente tendré un mensaje desde hace horas.
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Verdaderamente es una experiencia inmensurable examinarnos en esos momentos en los cuales nos quedamos “en blanco”, totalmente desprogramados, como un cuaderno sin estrenar, vacío, pero por eso mismo conteniendo todas las posibilidades.
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Mando subir mis cosas a la habitación y me quedo en el salón del hotel donde me busco un rincón estratégico desde el que poder observar atentamente mi situación en aquel decorado. Decido quedarme hasta el día previsto, no quiero andar peleando con Iberia por un cambio de reserva.
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Estoy extrañamente relajada, esperando una señal, algo que ponga en marcha, que me indique qué dirección tomar, en qué voy a emplear las 48 horas que tengo por delante en Atenas.
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Un anciano de aspecto enjuto y fuerte, con un rosario de cuentas negras en la mano, viene a sentarse cerca de mí. Seguramente será de Creta, pienso, pues recuerdo una conversación reciente mantenida con Daniel, un querido amigo y gran viajero al que algunos llamamos “el incansable Humboldt”, que acababa de estar por allí, quien me contó que en esa isla, especialmente los hombres, solían llevar todo el tiempo un rosario en la mano y que así se les veía esperando el ferry hacia cualquier isla, o en una barra de bar.
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No es como cuando lo llevan los taxistas de Buenos Aires o Madrid, o en cualquier otra ciudad iberoamericana, pendiendo sobre el salpicadero del auto, sino que lo mantienen todo el tiempo en la mano, en permanente contacto.
.Tal vez reconozcan todas las bolas y sea para ellos como un juego nemotécnico; seguramente saben asociar cada bola con el misterio que simboliza y que recuerdan y recrean en su memoria la fórmula ritual asociada a cada cuenta.
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En realidad el rosario es un símbolo más común de lo que pensamos. Yo misma tengo uno budista que me regaló en cierta ocasión un Rimpoché en Francia. Son muchas las tradiciones culturales que utilizan este objeto de forma ritual y como juego que ayuda a mantener vivo el recuerdo y fresca la memoria, sin la cual nada somos.
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En todas las tradiciones el rosario es tomado como una cadena o lazo que ensarta a todos los seres. Por eso en las distintas tradiciones es un símbolo de” la cadena de los mundos”. Y así lo expresa el Bhagavad Gita, el libro sagrado de la tradición Hindú:
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“En mi todas las cosas están ensartadas como una hilera de perlas en un hilo”
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Es decir, que en realidad lo que hace significativo y universal el símbolo del rosario es el hilo que ensarta las cuentas, pues sin él no hay rosario.
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“Por esta incomprensión se han provocado enormidad de malentendidos, riesgosos acontecimientos…” Son palabras que pronuncia uno de los personajes de “En el Utero del Cosmos”, la obra del Teatro de la Memoria, donde Federico González, su creador, insiste, como lo ha hecho de múltiples maneras y siempre con todo rigor, como exige la rectificación del error, sobre la importancia de diferenciar entre esoterismo y exoterismo, es decir entre metafísica y religión, entre la esencia y la forma.
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El caso es que acabamos viendo únicamente las cuentas, la forma exterior y nos olvidamos de lo que realmente nos está queriendo recordar este símbolo, aquello para lo que fue creado como objeto ritual y con ello perdemos su sentido vertical y trascendente.
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René Guénon nos da a conocer que rosario en lndia significa “guirnalda de aksha” y que aksha, como sucede con toda lengua sagrada, significa distintas cosas al mismo tiempo y a distintos niveles. Las palabras para designar el rosario son: alcanzar, penetrar, atravesar…, aksha es además la palabra con la que nombran una semilla con forma de ojo perforado que utilizan para confeccionar este collar.
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Ciertamente, “desde el punto de vista externo se ven más bien las cuentas que el hilo; y esto mismo es muy significativo, puesto que las cuentas representan la manifestación, mientras que el sûtrâtmâ, representado por el hilo, es en sí mismo no-manifestado”.
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Advierto que el rosario es un símbolo idéntico al de la rueda, ya que en ella lo fundamental es también lo invisible, su eje o el vacio de la rueda.
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“Treinta rayos convergen hacia el centro de una rueda, pero es el vacío del centro el que le da toda su utilidad”, se lee en el Tao-Te-King.
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Un chico de unos 12 años y una señora de mediana edad bajan la escalera hablando animadamente en español de Argentina. Mi sonrisa cómplice les ha hecho notar que he entendido la broma que ambos se venían gastando y por eso aunque se dirigen a los dos, al viejo griego del rosario y a mí, la señora lo hace en español.
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¿Me podrían indicar si es aquí donde se espera el transporte para ir a El Pireo?
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Sí, contesta, el hombre en inglés.
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¿Dónde van ustedes?, pregunto yo.
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La mujer responde: Mi nieto Nelson y yo vamos a Andros, la isla verde.
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¡Andros…! ¡Andros!, me repite la ninfa Eco en mi interior, y Mnemosine, en memoria fotográfica, me lleva a una cita a pie de página del libro “Las Utopías Renacentistas”, del ya citado Federico, que desde siempre me intrigó. Los que somos seguidores, lectores, admiradores o fans de este autor y sabemos de su intuición intelectual, de la coherencia de su obra rigurosa, seria, bien documentada a la par que evocadora por la brillantez de su exposición, tomamos sus indicaciones como un hilo en el aire del que pende siempre una aventura vertical, y más tratándose en este caso de un libro que como el de “Las Utopias Renacentistas” nos sumerge en el alma de la historia y la geografía.


Isla de Andros. Cristóforo Buondelmonte, Liber Insularum Archipelagi (1420)
British Library. Arriba Milos. Islas griegas. Mar Egeo.


En ese libro nuestro autor señala a Andros como un lugar misterioso y muy relevante dentro de la historia mágico-hermética de las ideas, y a Cristóforo Buondelmonte como un personaje clave en el descubrimiento de un manuscrito trascendental, los Hyeroglyphica de Horapolo del Nilo, el único tratado completo y sistemático que explica el sentido que los egipcios daban a sus jeroglíficos-ideogramas. Un libro originalmente escrito en copto por un egipcio, Horapolo, y traducido luego al griego por un tal Felipe. Se trata de una obra pagana única en su género, que no sólo sirvió de inspiración a la Emblemata en general, sino que el manuscrito que Buondelmonte rescata en Andros es el que le abrió al mundo la puerta del lenguaje de los antiguos egipcios. La clave sobre la que trabajó el francés Champollión para traducir la famosa “Piedra de Rosseta”.
“¿Quién es Cristóforo Buondelmonte que la compra en la isla de Andros en 1416 y la lleva a Florencia? ¿por qué en esa isla? Muchas cosas llamativas se entretejen en el Renacimiento, de tipo mágico-hermético, en relación con Marsilio Ficino y sus compañeros de la ciudad celeste, como proyección hacia el futuro de la antigüedad clásica y de su antecedente cultural, la civilización egipcia Núria.

DESDE MI VENTANA, hacia los mares de un mundo simultáneo
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Segunda etapa: Cristóforo Buondelmonte. Cartógrafo del Egeo
 

miércoles, 22 de julio de 2009

Alan Watts “Conversaciones conmigo mismo”

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Hace unos días he tenido noticia de la edición, subtitulada en español, de este video de Alan Watts dividido en tres partes. Se trata de un documento histórico donde este filósofo dialoga consigo mismo acerca de las relaciones armónicas que existen entre la Naturaleza y el Hombre, el Macrocosmos y el Microcosmos, el Cielo y la Tierra, y lo hace desde el punto de vista de la filosofía oriental, taoísta y Zen-budista concretamente, dos tradiciones que Alan Watts conocía perfectamente y que unido al conocimiento que sobre la Tradición Occidental tenía, hace que estos diálogos sean sumamente ricos y didácticos pues al fin y al cabo los dirige a uno mismo, es decir al conocimiento de nuestra propia identidad integrando en su discurso al hombre en una perspectiva más amplia y universal. Y este, a mi entender, es el mensaje que nos transmite en estos videos.

Sin embargo, cualquiera que no conozca suficientemente bien su obra podría pensar que está ante un discurso tipo ecologista o new age, por sus constantes referencias a la Naturaleza y su defensa de ella, pero si uno consigue parar su agitación mental y pone atención, "escucha", empezará a darse cuenta de que está hablando de la Naturaleza como un "Todo" y no únicamente de la Tierra o el mundo natural y vegetal, sino que habla del Cielo y de la Tierra y del hijo predilecto de ambos, el Hombre, idea que Alan Watts ve que se reitera en el Taoísmo.

Así que esa primera visión superficial va dejando paso a la compresión de un discurso más profundo. A la idea de que el mundo se hace comprensible a través del hombre o dicho con otras palabras, que el hombre es la forma que el universo tiene de comprenderse a sí mismo.

Alan Watts es un sabio que ha contribuido enormemente a acercar Oriente a Occidente, y viceversa, desde el punto de vista espiritual e intelectual, no el simplemente económico que es el que ante todo busca acercar el mundo moderno, siguiendo las pautas de la mentalidad materialista que impera en este tiempo.

´"Aunque tenemos la seguridad de que nada es imposible para la revelación del Espíritu o Inteligencia Universal, reconocemos que es gracias a los puentes intelectuales que han establecido autores tradicionales como Ananda Coomaraswamy, René Guénon, Federico González, Mircea Eliade, Alan Watts o D.T.Suzuki, entre otros, que podemos tratar de explicar nuestra propia comprensión de estas doctrinas, con el único propósito de hacer notar que todas las formas que vehiculan el Conocimiento de la Realidad de Ser son soportes igualmente válidos para todo aquel que busca conocer esa Verdad TranscendenteSeguir .
 
 


viernes, 10 de julio de 2009

Palladio, el Arquitecto de Arquitectos

Estructura de la Basilica de Vicenza
El nombre de Andrea di Pietro della Gondola (Padua, 1508 - Vicenza, 1580), más conocido como Palladio, evoca la belleza y la gracia de las formas arquitectónicas, pues este artista, que pasó de cantero en Padua hasta ser considerado “arquitecto de arquitectos”, cautivó al mundo con su forma de concebir la Arquitectura, de acuerdo al ideario platónico que inspira su pensamiento.

Palladio forma parte del conjunto de artistas que como él, o junto a él, forjaron el Renacimiento. Me refiero a todos aquellos seguidores de la filosofía clásica, también llamada ciencia de Hermes, impulsada, en ese periodo, por Marsilio Ficino y que se caracterizó por un renacer de la creatividad en las artes, las ciencias, la literatura, los descubrimientos y todo aquello que suponía una expansión de las fronteras intelectuales.

Como muchos creadores de su época Palladio siente el respaldo de personas que se implican en sus proyectos y le ayudan a llevarlos a la práctica.

“Estoy seguro de que me consideraran muy afortunado…por haber encontrado caballeros de mente tan noble y generosa y tan excelente criterio que han atendido mis razonamientos y abandonado ese anticuado modo de construir sin ninguna gracia ni belleza en absoluto”.

De su filiación intelectual con las ideas herméticas da cuenta su propio nombre artístico, Palladio, derivado de Palas Atenea, la diosa griega protectora de las artes, con cuyos dones, a la vista está, este artista contaba.
Portada de una edición española del Libro Primero de la Arquitectura, de Andrea Palladio, que trata de cinco ordenes para fabricar, y otras advertencias. Traducido de Toscano en Castellano, por Francisco de Praves, Arquitecto y Maestro Mayor. Valladolid 1625.
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Palladio contempló las ruinas romanas, pero no cayó en el error de tomarlas como los restos de una civilización inferior por preceder en el tiempo, sino que supo ver en los restos de esa arquitectura, fuerte, robusta y de armónica y exuberante belleza, la grandeza del imperio que la creó.
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“Y porque siempre fui de la opinión de que los antiguos romanos, como en tantas otras cosas, también en el construir aventajaron con mucho a todos los que vinieron después, tomé como maestro y guía a Vitrubio, y me apliqué a la investigación de los restos de los edificios antiguos”
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Roma Quanta fuit ipsa uina docet
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“La grandeza que tuvo Roma la declaran sus mismas ruinas”
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Para Palladio, como para otros artistas que comparten con él el ideario hermético de los humanistas, su interés nunca se redujo a imitar las formas estéticas de ese pasado, sino a adaptar los conocimientos a espacios nuevos y acordes a las nuevas ciudades.
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Por ello diseñó sus edificios como organismos vivos, independientes, donde todos los espacios forman parte de una unidad. Edificios interrelacionados con el exterior en los que los puntos de entrada para la luz son principales. También concedió especial importancia a los espacios privados dando vida a las zonas de tránsito entre las distintas estancias.
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“La città non sia altro che una casa grande e per lo contrario la casa, una città piccola.”
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Este maestro renacentista escribió I Quattro Libri dell'Architettura donde transmitió esta visión del arte arquitectónico en el cual lo importante es no romper nunca el paisaje, sino integrar el edificio en él. Asimismo que toda construcción ya fuera un puente, un granero, un mercado, un palacio o una iglesia, debía seguir el mismo criterio arquitectónico y por lo tanto ser funcional y bella al mismo tiempo.
Villa Rotonda, construida sobre una colina como casa de retiro y estudio de su dueño. Se encuentra en la ciudad de Vicenza, Italia. Se trata del prototipo arquitectónico más estudiado e imitado durante los siguientes cinco siglos.
.“Antes de empezar con la construcción se debe estudiar cada componente de la planta y del alzado del edificio que se va erigir. En cada edificio han de tenerse en cuenta, como nos enseña Vitrubio, tres cosas sin las cuales ningún edificio merece alabanza. Estos tres puntos son: la funcionalidad o comodidad, la durabilidad y la belleza.
…La belleza resulta de las formas bellas y de la correspondencia de unos componentes con otros, y de estos con el total, de modo que el edificio aparezca como un cuerpo unitario y acabado. Si cada componente se relaciona con los demás, si todos los componentes son estrictamente indispensables entonces se ha alcanzado el propósito"


Una exposición con más de 180 obras entre pinturas, dibujos y maquetas realizadas a gran escala, se exhiben en distintas ciudades. Se trata de una muestra que explora la determinante influencia que este arquitecto ha ejercido en aquellos a los que llegó su idea de que la belleza en la construcción no está reñida con la funcionalidad, el ingenio y la innovación a través de nuevos materiales. Gracias a esas ideas hoy encontramos construcciones sorprendentes en todas partes.
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Yo he visto esta exposición en Montjuic, en la fundación la Caixa de Barcelona, donde permanecerá hasta 6 de septiembre de 2009, luego viajará a Madrid como antes ha estado en otras ciudades europeas, todo ello con ocasión de conmemorarse el quinto centenario del nacimiento del arquitecto renacentista.


Sobre estas líneas Vicenza, vista aérea de la Basílica. Extraida del Catálogo de la exposición.
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Núria. DESDE MI VENTANA, hacia los mares de un mundo simultáneo.

lunes, 15 de junio de 2009

Lucena, la Perla de Sefarad

Estas son algunas huellas del pasado judío de Lucena, la "Ciudad de los poetas del Talmud", expuestas en una sala del museo arqueológico de la ciudad Cordobesa.

La carretera que lleva a Lucena desde Córdoba cruza por una inmensa campiña marcada por el relieve de suaves colinas que se pierden a la vista. Estamos en pleno Corazón de Andalucía.
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En esta mañana soleada del mes de mayo la luz brillante hace tornasoles en los vigorosos cultivos de maíz, cebada, trigo… que se extienden, alineados en filas de soldados, en todas las direcciones.
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La fuerza de la Primavera se deja notar también en el borde de la calzada. De pronto es la sangre del mítico Gerión vencido por Hércules, la que tiñe la tierra de amapolas, luego el poder germinal de la flor amarilla, el jaramágo, cambia el retal de un paisaje o de una tenue ladera.
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¡Qué hermosa es esta tierra domesticada por la agricultura desde la época de los tartesos, los fenicios y los griegos, quienes supieron ver en esta “espesura selvática” de “corpulentos árboles poblada”, como describieron Tito Livio o Estrabón a estas tierras de la Bética, que tanto el olivo como la vid crecían espontáneamente.
Había estado por aquí en época de verano, cuando esta tierra generosa ha donado ya sus frutos o pinta los cultivos de dorado y maduro, lo que hace que los campos aparezcan agotados, confundiéndose el turista de ciudad que ante este aparente aspecto yermo no reconoce que la campiña ya entregó, a su justo tiempo, las dádivas de la cosecha.
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Presto mucha atención a este entorno de vistas amplias recordando las palabras y comentarios de ilustres personajes del pasado, o de discretos viajeros que han estado por aquí. En todos ellos destaca idéntica admiración a esta inmensidad que sólo encuentra límite en la línea del horizonte, que en esta época enmarca a un cielo inundado de luz clara.
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Pero especialmente me emociona pensar que este es el camino que emprendían los poetas del Talmud cuando iban a Eliossana, nombre hebreo de Lucena, ya que entre los siglos IX y XII la ciudad a la que me dirijo estuvo habitada exclusivamente por judíos manteniendo en ella la escuela talmúdica más importante de España, a la que acudió el propio Maimónides y de la que salieron algunos de aquéllos judíos que se establecieron en distintos lugares de España y el sur de Francia, formando otros parte de la famosa Escuela de Traductores de Toledo, que tan fundamental ha sido para la cultura judía, cristiana y musulmana.


No sin razón Eliossana, fue conocida entonces como “la ciudad de los poetas” extendiéndose su fama por todos los centros judíos de Europa y el Mediterráneo, que dieron a Lucena el título de“Perla de Sefarad”.

El pueblo judío ha sido un pueblo muy castigado a lo largo de la historia y también aquí, después de siglos de florecimiento, tuvo que vivir su ruina


Del propio Abraham ibn Ezra es este cantar amargo que describe el final de Lucena por los montaraces almorávides.
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"¡Ay! Cayó sobre Sefarad el mal de los cielos,
un lamento se cierne sobre Occidente,
por ello tiemblan mis manos.
Mis ojos, mis ojos manan lágrimas.
El llanto de mis ojos cae como manantial por la ciudad de Eliossana;
libre de tachas, pura, allí moró la cautiva comunidad,
sin cesar hasta cumplir la fecha de mil setenta años;
pero llegó su día, vagó su gente y ella quedó como viuda,
huérfana de Ley,
sin Escritura,
sellada la Misná,
el Talmud estéril se tornó…."
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Crónica de Viaje publicada también en DIARIO LITERARIO DE VIAJES con fotos complementarias.



lunes, 1 de junio de 2009

El Caribe precolombino. Fray Ramón Pané y el Universo Taíno

Dúho, asiento ceremonial tallado en madera

La población taína habitaba la región del Caribe precolombino, en las islas que conocemos como las Antillas Mayores y que son: la antigua La Española, Jamaica, Puerto Rico y Cuba, cuando la llegada de Colón. El hombre que pese a sus errores (incluido el de creer que llegaba a las Indias), fue el artífice que eligió el destino para cambiar la faz de la tierra.
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Lo que sabemos de estos antiguos pobladores está ligado a la fecha de 1493, cuando el Almirante se entrevistaba con los reyes Católicos en el monasterio de San Jerónimo de la Murtra, un antiguo convento gótico situado en el término de Badalona (Barcelona), para hablarles de aquél gran acontecimiento que representó el “Nuevo Mundo”.
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El Almirante, hombre culto e imbuido de lecturas y estudios de los que se alimentaron las grandes figuras del Renacimiento, de cuyo núcleo formó parte, manifiesta a los monarcas la necesidad de acompañarse en su segundo viaje, de personas instruidas, capaces de aprender el idioma y las costumbres de los indígenas e indagar en el modo que aquellas gentes tenían de entender el universo.
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Seguramente fue en el propio monasterio de la Murtra donde Colón conoce a Fray Ramón Pané, un religioso de la Orden de los Jerónimos, quien decide enrolarse con el navegante y hacerse cargo de esa misión.
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Es así como Pané escribe la primera crónica del descubrimiento, hoy considerada el “primer documento etnográfico de América”, cuyo redactado entrega al almirante Colón hacia 1498.
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Colón trae a España el manuscrito que enseguida interesó, entre otros, a fray Bartolomé de Las Casas, el defensor de los indios y considerado por Federico González, “la gran figura del Renacimiento Español” junto a personajes como Juan Luis Vives, el hebraísta Benito Arias Montano y Francisco de Vitoria.
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La crónica de Pané, titulada “Relación Acerca de las Antigüedades de los indios”, se inicia con estas palabras:
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“Yo, fray Ramón, pobre ermitaño de la Orden de San Jerónimo, por mandado del ilustre señor Almirante y virrey y gobernador de las Islas y de la Tierra Firme de las Indias, escribo lo que he podido saber y entender de las creencias e idolatrías de los indios, y de cómo veneran a sus dioses. De lo cual ahora trataré en la presente relación….”
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Pané anota en su relación como que estas gentes trabajaban de forma extraordinaria la madera, la cerámica, la piedra, el carey, el algodón..., que cultivaban tabaco, maíz, yuca, y maní, principalmente y describe un pueblo tranquilo que además de vivir de la agricultura eran excelentes pescadores y practicaban el ancestral juego de la pelota.
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También se lee lo que aquellas gentes creían que pasaba con las almas de los difuntos, describiéndose ciertas ceremonias de los sacerdotes y la forma como éstos realizaban sus curaciones. También recoge la relación de sus nombres, la función que desempeñaban en su organización social y los atributos que ostentaban.
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Fray Ramón pasó años con los taínos, aprendió varias lenguas y nos trajo palabras tainas a nuestro vocabulario español como es huracán que se corresponde con el nombre de una de sus deidades furiosas, canoa, cacique, barbacoa, maíz, cayuco, hamaca, y otras muchas.
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Explica que ellos no tenían escritos y que por eso no sabían bien cómo relatar las cosas, por eso apunta:
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“Todo lo que escribo, ellos lo dicen así, y de esta manera escribo yo”
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Y señala:
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"Creen que hay en el cielo un dios inmortal, y que nadie puede verlo, y que tiene madre, mas no tiene principio, y a éste llaman locahuuague Maorocon"
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Y aquel gran señor, que dicen está en el cielo, según está escrito en el principio de este libro, mandó a cierto cacique que ayunase... Y dicen que este cacique afirmó haber hablado con Giocauuaghama
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Pané no sólo recoge los mitos con que estos pueblos explicaban el origen del mundo, del sol y de la luna, la creación del mar y de los peces, y la aparición del hombre en la tierra, sino ciertos detalles relevantes del modo en que los aborígenes recibieron, adaptándolos a su propio imaginario, los mitos cristianos.
Distintos cemíes taínos
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Habla de los cemíes (o cemis, también se escribe zemí)), considerados por los taínos representaciones de sus dioses tutelares. Cuenta que cada cacique o jefe tribal tenía un cemí particular, aparte de que existían cemíes que eran aceptados como poderosos protectores por los diversos grupos clánicos.
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También anota Fray Ramón, que cuanto más dignidad tenía una persona, chamanes, caciques, etc., más importancia daban a los cemíes y todo lo que estos representaban, pues sabían que de ellos dependía toda su cosmogonía y su organización cultural.
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Los cemies son iconos con distintos aspectos y fabricados con diversos materiales: piedra, barro, madera, hueso, concha.
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Entre los cemíes mas habituales estaban las "piedras de tres puntas" o trigonolítos, representaciones de Yucahuguamá, (locahuuague) tanto Pané como De las Casas escriben el nombre de distintas formas) “el Gran señor que hace nacer la Yuca” y que enseñó a los taínos a domesticar este rico alimento que sin embargo contiene cianuro que debe ser eliminado durante una correcta elaboración.
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Estas líticas expresiones artísticas y simbólicas, eran utilizadas por los antiguos pobladores, como talismanes, en rituales propiciatorios de la fecundidad.





Cemí representando a Yucahuguamá. Trigonolíto
Dice Pané:

"Los cemíes de piedra son de diversas hechuras.
Hay algunos que dicen... que tienen tres puntas y creen que hacen nacer la yuca".


Una muestra que reúne cincuenta y seis piezas del arte ritual taíno, procedentes de distintas colecciones, del British Museum de Londres, del Museo de América de Madrid y del Museo Barbier-Mueller de Arte Precolombino de Barcelona, se presentó hace unos meses en este último lugar. En la actualidad se exhibe en la Casa de América de Madrid. De todo ello se ha editado un magnífico catálogo (ISBN: 978-84-96982-17-8) con espléndidas fotos de todas las piezas expuestas, titulado igual que la exposición: “El Caribe precolombino. Fray Ramón Pané y el universo taíno”, el cual constituye una obra preciosa para cualquier buena biblioteca

Aro lítico. Cultura Taína

Ver: http://cacibajagua.blogspot.com.es/2008/01/mitonimia-aborigen-taina.html

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Desde mi ventana, Feliz Navidad

Gloria a Dios en el Cielo y en la Tierra Paz a los hombres de Buena Voluntad.




 Oleos originales de Andrés Curruchich. Comalapa, Chimaltenango. Colección del Museo Ixchel de Guatemala. http://www.museoixchel.org/


Núria

sábado, 29 de noviembre de 2008

Dionisio y Hermes en el Orsay de París


Dionisio y Hermes, Museo Orsay, París


Cuando uno cree que sabe y no sabe, lo único que ocurre es que se refleja en nosotros la ignorancia.

Máxima hermética

Núria
Desde mi ventana

sábado, 22 de noviembre de 2008

"Morenika a mi me yaman" Sonido Sefardí-Ladino.

Morenika a mi me yaman, es el título de una de las muchas canciones populares en ladino que en el siglo XV llevaron a distintos lugares del mundo los judíos sefardís, y que se han ido transmitiendo de generación en generación. Estas canciones contienen pues, un español arcaico en el que se descubre el origen de muchas palabras que hoy en día se conservan en lenguas como el catalán, castellano e incluso la contracción "sos" y otros modismos argentinos, andaluces, maños, etc.

Así se escribe en sefardí-ladino actual:

Los Djudyos Sefaradis trusheron kon ellos una lingua i cultura specifika. La lingua ke trusheron era el Espanyol del siglo 15. Este Espanyol sigio su propio kamino estando influensado por otras linguas al deredor de su komunita, i a la fin se developo en “Judeo-Espanyol”, el Espanyol de los Djudyos Sefaradis. La cultura muzikal dominante en Espanya en el siglo 15 era la “Romansa”. Las romansas eran kantikas ke kontavan istorias de bravura i de gerras de los nobles de la epoka. Kon tiempo, este tipo de kantika fue adoptada por el “puevlo” i tomaron temas de kada diya. Las kantikas tomaron temas de amor, de djelosiya, de dedikodu, i de todo modo de relaciones i sentimientos interpersonales. La lingua en todas estas kantikas folk siempre fue el Judeo-Espanyol. Aparte de sienes de kantikas orijinales ma anónimas, uvo munchas kantikas emprestadas de melodiyas populares i eskritas kon palabras Judeo-Espanyolas.
Carátula de un C.D. con recopilaciones de sonidos sefardis-ladinos.
Por todo ello es perfectamente lícito pensar que el Ladino, además de mantener activo el acervo cultural de los sefardíes (de Sefarad, España) es una herencia cultural no sólo española y judía, sino de ámbito mucho mayor, universal.

Por otro lado la palabra ladino, aunque para muchos ha tomado un cariz negativo, en realidad quiere decir “traducido”. Veamos, ladino procede del verbo "enladinar", que significa "traducir", y es una palabra que tiene su origen en los trabajos que realizaban los judíos, moros y cristianos que pertenecían a la escuela de traductores de Toledo, creada por Alfonso X el Sabio, donde, como se sabe, se tradujeron los clásicos del hebreo, del griego y del árabe.

No obstante todo ello debía verterse a la lengua común de entonces, para que fuera entendible al pueblo, y de eso se dijo que "enladinizaban" los textos. Para algunos esto era una vulgarización, pues suponía traducirlos a una lengua popular y no a una culta como el latín.

Volviendo a los sonidos ladinos, habría que decir que gran parte de estas canciones sefardís que desde hace años se siguen recopilando y divulgando, cuentan historias de amor, romances, como se dijo, pero entre ellas también las hay con un sentido esotérico donde se ocultan ciertos secretos de su tradición, la Cábala, y están basados en el Antiguo Testamento, siendo la música y las canciones la manera en que se han conservado vivas en la memoria y al mismo tiempo transmitidas en el ambito familiar, especialmente de madres a hijas.

La letra que presento aquí, Morenika a mi me yaman, bien pudiera estar aludiendo a aquellas palabras que el rey Salomón pone en boca de la Reina de Saba, y que siempre me parecieron tan enigmáticas: “Soy morena y soy hermosa…”, aunque las que se leen en el libro de la Sabiduría escrito por este rey Sabio. Dejando a un lado la literalidad de la frase bíblica, puesto que todos los libros sagrados están escritos en cuatro niveles de lectura, la pregunta es: ¿Qué querrán decir de verdad estas palabras dichas por una mujer que, como cuentan las crónicas bíblicas “acudió desde los confines del mundo a alabar la sabiduría de Salomón”, es decir atraída por sus ideas y su forma tan elevada de entender el Amor y la Justicia.




Oyendo la reina de Saba la fama que Salomón había alcanzado por el nombre de Jehová, vino a probarle con preguntas difíciles,

 ésta es una de las menciones que se hace en la Biblia sobre la Reina de Saba.

Makeda, Balkis, y tal vez otros, son los nombres con que la literatura tradicional de distintos pueblos ha recogido la memoria de esta ilustre dama, cuya belleza e inteligencia atrajeron la admiración del más sabio de los reyes, y cuya estela no sólo ha impregnado los textos sagrados, sino la literatura y el cine.

Hay distintas leyendas que hablan de esta reina, una de ellas es popular de Etiopía; en ella se relata que el príncipe Tarmin volvió de un viaje comercial a Israel hablando de la sabiduría del gran Rey Salomón y que ante ello la Reina Makeda quedó tan impresionada que decidió ir hasta Judea, a su encuentro. Para tal visita la reina preparó una caravana cargada de regalos, entre ellos incienso, oro, y joyas, todo lo mejor para agasajar a tan ilustre personaje. Cuentan también que al conocerse ambos se enamoraron de inmediato, admirando ella los conocimientos y sabiduría del rey, y éste la inteligencia y hermosura de la reina. De su amor nació un hijo quien - siguiendo la leyenda etíope- inició la más larga y fecunda dinastía real de ese pueblo.

Placa en la puerta del Baptisterio de Florencia, donde se escenifica el encuentro entre el rey Salomón y la Reina de Saba.


Grabado de Gustav Doré. En él aparece la reina de Saba siendo recibida con todos los honores por el rey Salomón.

Letra de la canción en idioma Sefardí-Ladino (que en el video adjunto está interpretada por Paçaro Sefardi)

MORENIKA A MI ME YAMAN,
Yo blanka nasi
I del sol del enverano
Yo me ize anzi.

Morenika, grasyozika sos,
Tu morena i yo grasyozo
I ojos pretos tu.

Morenika a mi me yaman
Los marineros.
Si otra vez ami me yaman.
Me vo kon eyos.

Morenika a mi me yama
El ijo del Rey
Si otra vez a mi me yama
Yo me vo con el.



Núria
Desde mi Ventana


miércoles, 12 de noviembre de 2008

Kodo, una crónica desde Buenos Aires

Estimada Núria,
La noche del 4 de noviembre en Buenos Aires hemos tenido la sorpresa de ver y experimentar un espectáculo extraordinario llamado Kodo, de ritmo, sonido y movimiento -interno y externo-, a través de golpes ritmados y gestuales de tambores de varios tamaños y formas (desde pequeños tamborines a inmensos y bellos tambores), y algunas veces, acompañados de flautas, el gong, unos pequeños platillos dorados, produciendo una poderosa danza acompañada de cantos y gestos. Estos sonidos ritmados a modo de mundos dentro de mundos son formas de invocación, principalmente al dios del trueno, la tormenta, el viento, la lluvia... en fin, a toda la naturaleza; lenguajes sutiles, a través de los cuales se es transportado por el sonido atronador de los tambores a la vivencia de estos estados, a su potencia, sus movimientos rítmicos y cíclicos, repetitivos, produciendo una especie de encantamiento y rapto al ritmo mismo del corazón.
Kodo, un grupo de artistas japoneses, en una gira mundial denominada "un sólo mundo", se dedica a preservar y a reinterpretar las artes tradicionales japonesas.

En el programa se explica que: "Al explorar las ilimitadas posibilidades del tambor tradicional japonés, el 'taiko', Kodo forja nuevos rumbos para un arte vibrante. En japonés, la palabra "Kodo" tiene dos significados: el primero es el origen de todo ritmo -el latido del corazón- que representa el corazón de la madre sentido por el bebé en el útero y aunque parezca imposible a menudo los bebés se duermen arrullados por este atronador sonido; y segundo (según como se lea) la palabra puede significar "niños del tambor" -una reflexión del deseo de Kodo de tocar sus tambores con sencillez, con el corazón de un niño".

Y dicho esto nada más mencionarte algunos títulos tan sugerentes como los siguientes que describen de alguna manera lo que allí acontece: "Puerta a lo desconocido" o "Tobira, se refiere a una puerta... que antes de abrirla no tengo idea de qué me espera del otro lado... cada golpe está repleto del espíritu de los intérpretes, que se imaginan embarcados en una aventura en un mundo desconocido". Otro: "Como un bosque en el océano" donde el artista se enfrenta con un tambor de un tamaño muchísimo mayor que si mismo y se ve sumergido, por el extraordinario sonido de ese gran instrumento a las profundidades del océano. Y dos más: "Mariposa", una bellísima danza ritual interpretada con 2 abanicos cuyos lados, uno dorado y otro plateado, eran movidos por la bailarina que danzaba a manera de una mariposa y "Monochrome" del que se dice en el programa que "al entrelazar patrones rítmicos constantes con otros altamente irregulares, se potencia en espiral hasta alcanzar un clímax. El oyente podrá interpretar los sonidos como los cambios en las estaciones, incluso la progresión de la vida misma". Y para terminar: "O-daiko, este gran tambor tallado de un solo tronco de árbol, mide más de un metro de diámetro y produce sonidos intensos poseedores de una profunda tranquilidad. Habrá que dejarse llevar por las vibraciones del poderoso y antiguo tambor y el puro impulso del percusionista transformándose en uno con su instrumento..."
Virginia



Nota: Como en otras ocasiones publico con gusto esta crónica enviada desde Buenos Aires por Virginia, una amiga de “Desde mi ventana”, a la que agradezco especialmente esta interesante aportación al blog. Núria

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domingo, 9 de noviembre de 2008

Viaje a Ampurias, Puerta de Entrada de la Cultura Clásica en Hispania

Ruinas de Ampurias (Empúries), en la costa catalana

Siguiendo las rutas simbólicas por la Geografía y la Historia de Cataluña, y después de haber visitado Tárraco y Centcelles , la Cova d’en Daina y la ciudad ibérica de Ullastret, Francisco Ariza nos conduce en esta ocasión a Ampurias (Empúries), un bellísimo paraje en la costa mediterránea que se convirtió en el primer asentamiento griego dentro de la Península Ibérica, y podríamos incluso decir que también allí en Ampurias se estableció, simultáneamente con Tárraco, el primer enclave romano. Es decir que Ampurias, fue la puerta de entrada de la Cultura Clásica en Hispania.

Una ciudad cuyos restos comenzaron a emerger hace justamente un siglo gracias a los datos aportados por ciertos historiadores, arqueólogos y arquitectos como Puig y Cadafalch, que se ocuparon de ubicar el enclave.

Al reportaje fotográfico del viaje a Ampurias he añadido algunas frases, entrecomilladas, pronunciadas por Francisco Ariza durante la visita guiada que tuvo lugar ayer, y que como las anteriores rutas simbólicas ha sido patrocinada por el Centro de Estudios de Simbología de Barcelona.
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"Hay ciudades que han jugado un papel crucial en la historia de los pueblos y las civilizaciones, que no olvidemos constituyen organismos vivos. Ampurias es una de esas ciudades, y su elección por parte de aquellos comerciantes griegos venidos de la lejana Focea respondió en gran medida a la posibilidad de realizar ese imaginario mítico que les nutría desde antiguo, es decir de establecerse en una tierra que de algún modo ya les era familiar pues formaba parte del paisaje de su propia geografía espiritual".
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Al nordeste aparece Sant Martí de Empúries, la pequeña isla (más tarde unida a la costa por un istmo) a la que arribaron los primeros pobladores griegos. En este mapa se distinguen claramente la ciudad griega (junto al mar) y la ciudad romana, mucho más grande.


“El primer lugar escogido para establecerse fue una pequeña isla, cercana a la costa en la desembocadura del rio Fluviá, cuyos sedimentos dejados a lo largo de más de dos mil años fueron haciendo desaparecer poco a poco la isla, uniéndola finalmente a tierra firme. A esa ciudad la llamaron Palaiópolis (que quiere decir “Ciudad antigua”) y desde la Edad Media recibe el nombre de Sant Martí de Empúries, la cual ha tenido su papel histórico en la gestación misma de Cataluña. Palaiópolis fue el germen originario de lo que sería Ampurias, que se comenzó a edificar al lado mismo de la ciudad antigua. Gracias a ese establecimiento la cultura clásica fue introduciéndose poco a poco en Hispania, pues Ampurias no era un punto comercial más en el Mediterráneo, sino que también fue un centro cultural de primer orden”.

Estela funeraria de un guerrero íbero, su lanza aparece recogida en espiral. Museo de Ampurias



“Efectivamente los iberos toman contacto con la cultura griega a través de Ampurias, y de ella reciben determinados conocimientos relacionados con las distintas artesanías, los nombres y atributos de sus dioses (que los íberos reconocen en los suyos propios), o las técnicas arquitectónicas, sin las cuales no se entenderían las ciudades íberas amuralladas que, como la de Ullastret, eran verdaderas acrópolis según el modelo de las griegas”.

Cabeza de Hermes-Dionisio, hallada en una excavación hace apenas 2 ó 3 años

Vasija cultual griega con símbolos terrestres y cósmicos

Ara romana. Ampurias


"Con toda certeza los griegos que se acercaron a la península ibérica a partir del siglo VIII a.C. conocían ya las leyendas míticas que se habían ido tejiendo desde antiguo por la civilización cretense y micénica acerca de las tierras del Occidente mediterráneo, y más concretamente de Iberia y Tartesos, que ellos conocían. Allí se encontraba el dios Océano, el Jardín de las Hespérides, las Islas Afortunadas, las columnas de Cronos (que después pasaron a ser las de Heracles-Hércules), nacidas de la separación de la tierra y el cielo, el País de los Antepasados, el cual estaba entroncado con la remota civilización atlante. Los viajes de Heracles-Hércules, de Ulises y de Jasón por las tierras del extremo Occidente forman parte de esas leyendas que siempre encierran una realidad concreta relacionada con el acto fundador y civilizador".
Asclepios, o Asklepios (Esculapio en latín). Estatua de gran tamaño encontrada en las excavaciones. Museo de Ampurias



Instantáneas tomadas en el recinto del poblado de Ampurias, durante la ruta simbólica guiada por Francisco Ariza. En ella aparecen algunos de los asistentes en distintos momentos del viaje.



“Aquella colonia griega destinada al comercio (Emporiom precisamente quiere decir “mercado” en griego), se convertiría enseguida en un foco de difusión de esa cultura, es decir en la transmisión de su cosmovisión, expresada a través de su mitos, ritos y símbolos. Por otro lado, ya sabemos que el comercio es una actividad que está bajo el amparo de Hermes-Mercurio y por tanto puede ser también un vehículo de relaciones e intercambios culturales"
"Pero Ampurias también fue la puerta de entrada del helenismo, lo que se vio potenciado cuando se convirtió en una ciudad romana a partir del siglo II a.C. Desde ese momento Ampurias establece una intensa relación comercial y cultural con Alejandría, capital del helenismo, y donde se gestó la gran síntesis cultural que dio nacimiento a la filosofía alejandrina y a la Tradición Hermética. En Ampurias esto se vería reflejado en la construcción del templo dedicado a la deidad greco-egipcia Serapis, que junto con el templo de Asclepios y el de Artemisa, constituyeron a lo largo de los siglos los centros sagrados de esta ciudad bañada por las aguas del Mare Nostrum. Así pues, con la visita a Ampurias continuaremos participando de la memoria de la herencia clásica y pagana, que está en la raíz de la cultura occidental, formando parte indisociable de nuestra propia identidad".


A continuación algunos de los mosaicos de las casas situadas en la parte romana del poblado de Ampurias. Como se podrá apreciar los pavimentos se conservan en un estado inmejorable. También se puede observar la distribución que tenían las casas.




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Foto del grupo tomada junto al mar Mediterráneo, justamente en la punta costera de la antigua isla de San Martín. Primer asentamiento griego en la Península Ibérica.
Ver fragmento de la disertación en este corte de video