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viernes, 17 de noviembre de 2023

HEROIDAS DE OVIDIO. Mª Ángeles Díaz


Estos son los primeros cinco episodios del estudio que sobre las Heroidas de Ovidio vengo haciendo. Son vídeos-podcast que pueden verse u oírse en la siguiente dirección del canal de video-Arte documental que realizo junto a Francisco Ariza. Gracias a todos los amigos y suscriptores del canal.  

Ver en: https://www.youtube.com/playlist?list=PL0hwrcsSfC7K0hLpr96leatQlC5DzftbP

lunes, 6 de noviembre de 2023

FEDRA , Heroidas de Ovidio (TEXTO Y VIDEO PODCAST)

 


Epístola de Fedra a Hipólito (Heroida IV de Ovidio)

La misiva que antes de suicidarse escribe Fedra a Hipólito, su hijastro, revela el drama al que puede conducir la fuerza pasional e irrefrenable que posee Amor, al punto de ser un dios capaz de anteponerse a toda norma o formalidad. La leyenda de este amor que arrebata a Fedra y por el que Hipólito siente un enorme rechazo, deja ver el hecho que supuso para la humanidad establecer culturalmente los matrimonios como modelo exclusivo de unión dejándose de lado otras uniones hasta entonces permitidas, incluso cuando en ellas se daba la consanguineidad como es el caso de hermanos y hermanas. En realidad la unidad familiar que estableció el matrimonio acabó con esos otros modelos fracasados en la práctica por el desorden que suponía, especialmente para la crianza de los hijos que muchas veces quedaban, entre unos y otros, desamparados. Se cuenta que fue Cícrope, rey de Atenas, quien fundó esa unidad familiar, y lo hizo casando a una de sus hijas, la mediana Herse, con Hermes.

Podríamos decir que la pasión de amor que siente Fedra por Hipólito, hijo de su esposo Teseo, nos ejemplifica cómo, debido a un cambio de mentalidad, cierta clase de relaciones pasaron a ser vistas como inmorales, frente a una nueva civilización y un nuevo código ético.

Fedra se presenta como víctima de una fatídica atracción y de una pasión irreprimible que la llevó a ser la causante de una tragedia que concluye con su propio suicidio.

Fedra era una princesa cretense, hija de Minos y de Pasífae, y hermana de Ariadna, la que entregó a Teseo el hilo que le permitió salir del laberinto donde entró a matar al Minotauro, medio hermano de ambas jóvenes. Teseo se enamoró de las dos, casándose con Fedra, después de seducir y abandonar a Ariadna en la isla de Naxos, prosiguiendo su nave rumbo a Atenas. Hecho sobre el que volveremos cuando nos refiramos a la Heroida X.

Con Teseo Fedra tuvo dos hijos: Acamante y Demofonte, este último protagonista de la Heroida II junto con la bella Filis. Pasado el tiempo Fedra acaba enamorándose perdidamente de Hipólito, el hijo que su esposo había tenido con la reina de las amazonas antes de casarse con ella.

El ardor amoroso que Fedra siente por el joven hijastro comienza mientras Teseo se encuentra ausente y ella, viendo constantemente al muchacho que tanto parecido tiene con su padre, se enamora perdidamente de él. Dice Fedra que el joven, “con su pelo revuelto y aspecto desaliñado”, le recordaba al propio Teseo cuando llegó a Creta donde fue a matar al Minotauro. Un recuerdo que a Fedra le devuelve la juventud transportándola a un tiempo donde esa clase de relación era lícita. No obstante, el muchacho alejado culturalmente de esa época y habiéndose consagrado a Diana, la diosa cazadora, no concibe tal relación con su madrastra y la rechaza, algo que Fedra no puede soportar, por lo que herida y despechada levanta contra Hipólito una falsa acusación. Lo calumnia ante su padre de haber tratado de violarla.

De las drásticas represalias que Teseo tomó contra su hijo se hacen eco, además de Ovidio, Eurípides y Séneca, así como Jean Racine en el siglo XVIII, Sor Juana Inés de la Cruz y otros autores.  Todos ellos reconstruyen el relato de esta tragedia, aportando, unos y otros, variaciones que complementan el mito en cuanto al simbolismo contenido en esta leyenda. No es Fedra, con su irreprimible pasión de amor, la dama que con el tiempo adoraron los Fieles de Amor, organización a cuya cabeza estuvo Dante. Para ellos la dama de la que deseaban enamorase y que les espoleara hasta hacerles sentir esa misma pasión de amor que sintió Fedra por Hipólito, debía además no obnubilarles la la razón.

Sin embargo, Fedra no es capaz de mantener el engaño, ni tampoco de vivir con el desprecio de Hipólito que no ha querido ni verla. Así pues, tras revelar públicamente la verdad de su crimen, ella misma se da muerte.

 Antes de suicidarse escribe en una tablilla una carta a Hipólito. En ella trata de explicarle que el rechazo que él siente hacia su amor, por ser ella su madrastra, es solo un prejuicio cultural en otro tiempo aceptado. También le cuenta que Amor es una fuerza mayor que ni admite reglas de conveniencia, ni está en su mano el poderlo disimular. Tal vez, se pregunta Fedra, si la clase de amor que ella siente, un amor prohibido, no será acaso el sino de su estirpe, algo así como un tributo impuesto por la propia Venus a su linaje humano, puesto que su propia madre, Pasifae, tampoco pudo dominar su arrebato amoroso hacia aquel bello toro, del que engendró a su hermano, un monstruo medio toro y medio hombre. De hecho ese mito se inicia con la propia Europa, una princesa fenicia seducida por un dios griego, Zeus, que para unirse a ella también se transforma en un toro.

Fedra añade que nada se le puede prohibir a Amor, pues domina por encima de los demás dioses. También le recuerda al joven que también su propio padre, el admirado Teseo, se sintió enamorado a la vez de dos hermanas, de ella y de Ariadna.

Fedra cree que de haber aceptado Hipólito la relación, siendo madrastra e hijastro, y viviendo bajo el mismo techo, podrían haber mantenido su idilio oculto y libre para expresarse en público, ya que los demás hubieran tomado ese amor como el que se da entre una madre y su hijo. Hipólito, que no ha querido ni escucharla debido a la gran hostilidad que le provoca la situación, tiene ahora entre sus manos la carta póstuma de Fedra donde esta le declara abiertamente sus sentimientos y el modo en que se ha sentido dominada por esa poderosa deidad llamada Amor, cuyas órdenes no es posible desoír hasta el punto de dictarle incluso el redactado de la carta que hemos sintetizado. Seguir texto en el vídeo-podcast

https://www.youtube.com/watch?v=l6n8-If37ZI

@LaMemoriadeCaliope


miércoles, 24 de noviembre de 2021

HEROIDA I. Carta de Penélope a Ulises. Estudio de Mª Ángeles Díaz sobre las Heroidas de Ovidio (Texto, Vídeo y Podcast)

Segundo Episodio de la Serie (Texto, Vídeo y Podcast)

La imagen que del mito de Penélope nos hemos forjado procede de la poesía épica de Homero quien nos la describe como una fiel y leal esposa que durante los cuatro lustros que duró la ausencia de Ulises (Odiseo) por causa de la guerra de Troya se mantuvo firme a la espera del regreso del esposo, siendo capaz de mantener su matrimonio y su hacienda con gran astucia empleándose en el ardid de “tejer y destejer” una prenda para continuar eludiendo a sus pretendientes y a los que creyéndola ya viuda tenían sobre ella derecho de rescate, es decir derecho a reclamar las posesiones de un difunto por vía matrimonial, y a permanecer en la hacienda que reclamaban hasta recibir una respuesta de la viuda. Penélope, sin embargo, que nunca aceptó que Ulises estuviera muerto a pesar de los años de ausencia, consiguió mantener a sus pretendientes en permanente espera prometiendo que elegiría como marido a uno de ellos cuando terminara su labor en el telar, una labor que realizaba de día y deshacía de noche. Y es que Penélope nunca perdió la esperanza de que Ulises, su esposo, hijo de Laerte, rey de la isla de Ítaca y padre de su hijo Telémaco, estuviera vivo y que algún día regresaría de aquel viaje que emprendió con destino a Troya para participar en la tan famosa contienda con la que los griegos vengaron la afrenta hecha por Paris a Menelao, rey de Esparta micénica, robándole a su esposa Helena.

Homero nos muestra con este mito de Penélope, la que deshace de noche lo que construye de día, vestigios de la era matriarcal de nuestra civilización y de los ritos ctonicos de la Diosa Madre, Deméter, la que da la vida y la quita. Hace y deshace para mantener el equilibrio. En este sentido el símbolo de Penélope guarda relación con el mito de Ocnos, el soguero que trenza una soga afanosamente sin reparar en que su asna está, en el otro extremo, comiéndose su labor.

Para Plutarco este símbolo indica la incapacidad que tienen algunos para entrelazar el presente con el pasado. Ortega y Gaset, quien llama a Penélope la “Tejedora conyugal”, siguiendo los estudios de J. J. Bachofen, sintetiza brillantemente este mito en su ensayo titulado justamente “Oknos. El soguero[1]” donde escribe:

“Lo que Oknos laborioso trenza, el asna lo va anulando. Representa este animal el poder destructor necesario al ritmo de la Gran Madre. Una creación lograda y perfecta detendría el proceso: es menester que colabore la potencia enemiga, la energía destructora. El trozo de soga que hay entre las manos del soguero y el belfo de la bestia es breve jornada de la existencia que se abre entre el poder de hacer y el de deshacer, ambos eviternos. (…) La esposa de Ulises desteje cada noche lo tejido durante el día para que la tarea sea perdurable. Penélope es una última modulación del mito ctónico: también ella estaba quieta e hilando”

Ocnos el Soguero

El mito de Penélope nos muestra la pervivencia de la cultura matriarcal, cultura hembra, lunar, telúrica con dioses subterráneos, que va al encuentro de un ciclo nuevo, solar y luminoso representado por dioses como Apolo o Zeus. Lo que salva esta tejedora conyugal con su fidelidad, simboliza el abrazo amoroso entre dos culturas opuestas, una femenina, cuyo ciclo se extinguía, y otra masculina que nacía fulgurante con todos los dioses solares.  

La narración con la que Homero viste este mito da cuenta que una vez conseguida la victoria y arrasada Troya no todos los supervivientes regresaron a sus patrias, sino que algunos perecieron en el camino al hundirse sus naves o ser atrapados en corrientes tenebrosas. Otros, caso de Ulises, extraviaron el rumbo de vuelta a Ítaca permaneciendo durante diez años perdido en desconocidas islas y procelosas aguas.

Son varias las mujeres del relato de la Ilíada y la Odisea que detestaban a Helena y Paris, es el caso de Penélope, pues por causa de la infidelidad de ambos ellas sufren la ausencia de sus compañeros teniendo que dejar por años su vida en suspenso.

Penélope, prima de Helena de Troya, era hija de una ninfa náyade y del rey Ícaro, de Esparta micénica, una “mujer irreprochable”, nos dice Homero, que durante esa larga ausencia perseveró con firmeza y lealtad matrimonial esperando que Ulises al fin volviera o que alguien le diera cuentas de él. Por eso iba todos los días al encuentro de los barcos que llegaban a sus costas para preguntar a los tripulantes si alguien podía darle alguna noticia de Ulises. Así supo de sus valerosas hazañas y también pudo comprobar que nadie lo había visto muerto lo cual aumentaba su esperanza. De ahí que cada vez que una nave zarpaba, ella entregaba a la tripulación una carta para Ulises, solicitando que si en algún momento alguien lo encontraba ésta le fuera entregada. Una de esas misivas es la que nos ofrece Ovidio y que a continuación nosotros extractamos. En ella Penélope cuenta, desde su propia perspectiva, lo que para ella supuso la guerra de Troya lamentándose de que Paris no hubiese muerto antes de provocar tantas desgracias. Y es evidente que

Concluyendo el mito y la leyenda tradicional no necesitan de invenciones argumentales sino que, tal y como demuestra Ovidio con su obra original, lo que al rapsoda corresponde hacer es vivificar y actualizar su mensaje para que su enseñanza arquetípica siga llegando al corazón de sus contemporáneos. Eso pretendía Ovidio al poner esta carta a Ulises en el cálamo de su esposa Penélope que en sus principales párrafos dice así:.



[1] Artículo publicado originalmente en la Revista de Occidente, 1923


Próximamente PDF del cuaderno en la Bibliotecahermética.com 


"Esta carta, Ulises, la envía Penélope a tu tardanza. No me contestes; sino mejor, ven en persona. (…)

Yace en ruinas Troya, aborrecida, con razón de las mujeres dánaas[1] (…) ¡Ay! Ojalá entonces, cuando navegaba a Lacedemonia, se hubieran tragado las enfurecidas aguas al adúltero[2]. No hubiese dormido yo sin tu calor en un lecho vacío (…)

¿Cuándo no he temido yo peligros más graves que los reales? Cosa henchida de angustiado recelo es el amor. Contra ti me imaginaba que se disponían a enfrentarse temibles troyanos. Con sólo nombrar a Héctor[3] me ponía lívida (…)

Cualquiera que gira en estas riberas[4] su viajera popa, no se marcha sin haberle preguntado yo muchas cosas de ti; y para que te la entregue, si alguna vez te viere, le confío una carta escrita por mi mano. (…) ¿Qué tierras habitas, en dónde prolongas tu ausencia? (…)

Mi padre Icaro me obliga a abandonar la viudez de mi lecho y censura sin cesar tu infinita tardanza. ¡Que censure mientras pueda! Tuya soy: que tuya me llamen todos es menester, Penélope, esposa siempre de Ulises seré. (…)

Y yo no tengo fuerzas para arrojar a los enemigos de mi casa[5]. ¡Ven pronto tú, puerto y altar para los tuyos! Tú tienes, y que lo sigas teniendo pido, un hijo[6], que en sus tiernos años debía ser educado en las artes de su padre. (…)

Y es cierto que yo, que al marcharte tú era una muchacha, por pronto que vuelvas, pareceré una anciana".

[1] Dánaos es uno de los nombres utilizados en la Odisea y en la Ilíada para identificar a los griegos. Otro término es aqueos.

[2] Se refiere a Paris, como se sabe casado con Enone, una ninfa de los ríos.

[3] Héctor era hermano de Paris y conocido como el “domador de caballos”. Se trata de uno de los principales personajes del poema homérico de la Ilíada. Fue el comandante que dirigió la defensa de la ciudad troyana frente a los aqueos, en esa guerra en la que no estuvo de acuerdo, pues entendía que esa disputa concernía únicamente a Paris que era quien debía enfrentarse a Menelao. Héctor finalmente murió a manos de Aquiles.

[4] Ítaca, pequeña isla griega del mar Jónico perteneciente al grupo de las islas Jónicas.

[5] Los pretendientes tenían derecho a permanecer en la casa de Ulises, al que consideraban difunto, comiendo y bebiendo a la espera de que Penélope se decidiera por uno de ellos.

[6] Telémaco, que era un niño pequeño cuando su padre partió para regresar veinte años después.

https://dmiventana.blogspot.com/ Publicación  Mª Ángeles Díaz

YOU TUBE: 

Vídeo Primer Episodio Introducción a la Serie

Vídeo Segundo Episodio. Carta de Penélope a Ulise

https://youtu.be/wLAO9T5AOY4

IVOOX: PODCAST: 

Primer Episodio: Heroidas, Mujeres del Ciclo Heroico. Presentación

Segundo Episodio: HEROIDA I. Carta de Penélope a Ulises



lunes, 1 de noviembre de 2021

HEROIDAS, Mujeres del Ciclo Heroico (Primer episodio)


Este es  el primer episodio de una serie de videos y texto sobre " Las Heroidas" de Ovidio, que iré publicando hasta completar la cadena que conforman todas las cartas de estos personajes, tanto en vídeos y podcast así como en texto PDF dentro de "Cuadernos de la Tradición Unánime. La Memoria de Calíope", todo lo cual quedará depositado en la página de la Biblioteca Hermética.com: 

https://www.bibliotecahermetica.com/

Espero que disfrutéis con este trabajo tanto como lo he hecho yo al estudiarlo y recrearlo. Os espero en los próximos episodios que dedicaremos a cada una de las Heroidas.

Mª Ángeles Díaz

viernes, 2 de noviembre de 2018

Mitos y Símbolos Culturales del Ciclo Heroico. Francisco Ariza (Vídeo)

La enseñanza de los mitos heroicos, y su épica ejemplar, forman parte de un conocimiento que, a distintos niveles, se ha mantenido vivo en la memoria de la cultura de Occidente, hasta nuestros días. Conferencia en la Biblioteca Pública Arús de Barcelona. 30 de Octubre de 2018.



Video-Arte-Documental

miércoles, 19 de septiembre de 2018

DEL ORIGEN MÍTICO DEL VELLOCINO DE ORO

Fresco de Pompeya. Representación de Hele y Frixo sobre el carnero dorado

El Estrecho de Dardanelos está ubicado entre Europa y Asia comunicando el mar Egeo con el mar de Mármara. Este estrecho antiguamente llevaba el nombre de 'Helesponto' o 'Mar de Hele'. El origen de este nombre y su relación con el mito del Vellocino de Oro, lo explica la siguiente leyenda: 

Narra la Tradición que Atamante, hijo del dios Viento y rey de una ciudad griega situada al oeste de Beocia, estaba casado con Néfele, la diosa de las nubes con la que compartía dos hijos gemelos, chico y chica, de nombres Frixo y Hele.

Eran aún niños cuando Atamante se enamoró de Ino, hija del rey de Cadmo, fundador de Tebas, repudiando a Néfele.

La nueva esposa no quería a sus hijastros e ideó un plan para acabar con ellos. Primero mandó tostar granos de trigo que luego hizo sembrar. Naturalmente, cuando llegó la época nada brotó por lo que una gran hambruna se cernió sobre la ciudad. 

El rey mandó consultar al Oráculo de Delfos, que como se sabe está en el templo de Apolo. Pero al volver los emisarios Ino los interceptó, transmitiéndole a su esposo que estos le habían comunicado que el dios le pedía realizar una gran ofrenda.

Ino persuadió a su esposo de que aquella demanda requería un gran sacrificio y ese sacrificio debía ser la muerte de uno de sus gemelos, el muchacho, o sea Frixo.

Atamante a pesar de su dolor decide llevarlo a cabo, pero enterada Néfele pide ayuda a Hermes y éste, poco antes de que se produzca el sacrificio, manda a los hermanos un carnero alado con vellón de oro, en el que los niños pudieran huir volando sobre el mar.

Sin embargo ocurrió que durante la huida Hele cayó del lomo del animal, ahogándose en el mar, que desde entonces lleva su nombre, 'Helesponto' o 'Mar de Hele', como decimos actual estrecho de Dardanelos.

Su hermano Frixo, no obstante, consiguió llegar a la Cólquida, ciudad comparada a Jerusalén, donde sacrificó el carnero en el templo de Marte, lugar donde se conservó su dorada piel que, según la leyenda, daba prosperidad a quien la poseía. 

Por ello, y tras haber caído tiempo después en manos de Eetes, un rey que no la merecía, los Argonautas, con Jasón como capitán, pretendieron conquistarla, cosa que consiguieron con la ayuda de la maga Medea, hija de aquel rey, con la que Jasón se casó (lejos estaba aún la tragedia que una vez roto este matrimonio, ambos vivirían). En aquella expedición de la nave Argos, también estuvieron personajes tan destacados como Orfeo, Cástor y Pólux, Ajax, Pele y otros muchos.

Nota:
En 1430 el Vellocino de Oro fue escogido como símbolo de condecoración de la Orden de Caballería del Toisón de Orocuyo sentido verdadero está imbricado con el simbolismo alquímico y con aquel Tesoro espiritual que pretenden recuperar todos aquellos que han advertido su pérdida. En realidad la simbólica del Toisón reúne elementos de la tradición clásica, el hermetismo y el judeo-cristianismo.


Más sobre sobre el tema:

EL TOISON DE ORO
http://dmiventana.blogspot.com/2012/02/la-orden-del-toison-de-oro.html
CARTA DE MEDEA A JASON. HEROIDAS DE OVIDIO.
EPISODIOS MÍTICOS DEL CICLO HEROICO.
http://angeladiazk.blogspot.com/2017/09/sobre-el-mito-femenino-de-medea.html

http://diccionariodesimbolos.com/medea.htm#diccionario

http://diccionariodesimbolos.com/vellocino_de_oro.htm#diccionario



Frixo sobre el carnero alado, regalo de Hermes. 
Reproducción de una cerámica Etrusca. Museo de Berlín.

martes, 28 de agosto de 2018

Paseos por la Historia. Mujeres del Ciclo Heróico. Odisea y Eneida. "La Memoria de Calíope"



Queridos amigos: 
El próximo miércoles, día de Mercurio, estamos convocados en el palacio de Viana, en la entrada a los jardines. Allí hablaremos de algunos episodios de la Eneida y la Odisea que tienen que ver con el origen de nuestra Cultura, es decir con el origen de nuestro pensamiento, pues como Federico González nos ha dicho siempre, "revivir la Cultura es actualizarla. Hemos de ir a la Cultura".



Nuestra bibliografía recomendada: Introducción a la Ciencia Sagrada Programa Agartha. Symbolos 25-26 (2003) y también en internet.
Aquí pueden verse también algunos capítulos de mi estudio sobre las Heroidas de Ovidio: 

http://angeladiazk.blogspot.com/2017/12/heroidas-de-ovidio-episodios-miticos.html
Ampliaremos la bibliografía con vuestras aportaciones.
Como siempre nos acompañaran las diosas de la Memoria y en especial Calíope, nuestra patrocinadora.