jueves, 1 de agosto de 2019

MITOS Y LEYENDAS DE LAS FLORES "JACINTO"


Cuenta la leyenda que Jacinto era un hermoso príncipe troyano que despertó la pasión amorosa de Tamiris, el primer hombre que se nos muestra cortejando a otro hombre, sin embargo el joven desatendiendo ese amor terrenal se decantó por el de un dios, Apolo, habitante del Olimpo al que seguían las Musas.

Apolo se prendó de la belleza de Jacinto, y de su alma deseosa por conocer, y quiso enseñarle todas sus artes. También Céfiro, que es el dios que se manifiesta en el viento de poniente, se había enamorado de aquel príncipe espartano. Un día en el que Apolo le mostraba a Jacinto cómo lanzar el disco, y viéndolos Céfiro a ambos bajo el sol embadurnados de aceite, tal y como hacían los atletas, cegado por los celos desvió el lanzamiento del disco que fue a dar contra la cabeza de Jacinto hiriéndolo de muerte. 

Apolo intervino con todas sus artes y plantas curativas, más nada pudo hacer por salvarle la vida. Pero sí logró que de la sangre derramada del amigo brotase una bellísima flor perfumada que llevaría el nombre del amado Jacinto. Sangre que equivale a la doctrina o "rocío celeste" que siempre viene a vivificar el tiempo por lo que está ligado a ideas de regeneración y resurrección.  

Ovidio nos cuenta que de las lágrimas que Apolo vertió sobre los pétalos de la flor surgieron las letras griegas AI («¡Ay!»), como símbolo de lamento.

Apolo y Jacinto. Autor desconocido

Las leyendas sobre Jacinto son varias y en ellas se lo asocia a Afrodita, Atenea y Artemisa, sin embargo su culto más relevante siempre estuvo emparentado con Apolo, el dios solar, y con todos los juegos y artes que este le enseñó, que incluyen la adivinación y la música.  
Una fórmula simbólica, la del enamoramiento de un dios por un hombre, que no es otra cosa que la expresión mitológica de esa energía que nos transciende y que nos posee y nos infunde fuego en el alma y ganas de conocer.

Jacinto se convirtió en un héroe civilizador directamente educado por Apolo,  y por ello en su honor se celebraban en verano festivales denominados Jacintias. Efectivamente hay constancia de que eran fiestas muy importantes en Esparta. Jenofonte, por ejemplo, relata que los espartanos interrumpían sus viajes y campañas militares para poder asistir a ellas. Otros autores, como Pausanias, hablan incluso de días de tregua militar. 

Las Jacintias duraban tres días. El primero era un día de duelo en el que se lloraba la muerte del héroe, los dos días restantes estaban dedicados a festejar su renacimiento con juegos y cantos e himnos de niños acompañados de la cítara. 

Wolfgang Amadeus Mozart tenía 11 años cuando compuso una pieza sobre este mito de Apolo y Jacinto, titulado Apollo et Hyacinthus seu Hyacinthi metamorphosis, KV 38 (Apolo y Jacinto o La metamorfosis de Jacinto).

Por otro lado, según el antiguo lenguaje de las flores que llegó a Europa desde Oriente, y que fue especialmente empleado en la época del Romanticismo, la flor de jacinto significa Afecto, y si es azul: Constancia, y si la flor es blanca: Hermosura discreta, y si púrpura: Pesares, y si es silvestre: Juegos peligrosos.

Aquí os dejo con la pieza de Mozart niño. 

Mitos y Leyendas de las Flores
Capítulo I. Jacinto
Mª Ángeles Díaz





2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este Mito de Jacinto es similar al de Adonis del cual René Guénon señala:

En el mito de Adonis (cuyo nombre, por otra parte, significa “el Señor”), cuando el héroe es herido de muerte por el colmillo de un jabalí, que desempeña aquí el mismo papel que la lanza, su sangre, derramándose en tierra, da nacimiento a una flor; y sin duda es encontrarían con facilidad otros ejemplos similares. Esto se encuentra igualmente en el simbolismo cristiano; así, L. Charbonneau-Lausay ha señalado “un hierro para hostias, del siglo XII, donde se ve la sangre de las llagas del Crucificado caer en pequeñas gotas que se transforman en rosas, y el vitral del siglo XIII, de la catedral de Angers, donde la sangre divina, manando en arroyuelos, se expande también en forma de rosas”.
Un saludo
Ritamari

Mª Ángeles Díaz dijo...

Muy oportuno Rita. Gracias